Jensen mordió y lamió el hueso de su cadera y Jared se empujó con más firmeza contra su cuerpo. - ¿Ves cómo me suplicas por ello? - gruñó el hombre girando ambos dedos en el interior de Jared y consiguiendo que éste pegara un bote al sentir el intenso placer disparándose en su interior justo al borde del dolor. Y era bueno. Jodidamente bueno. Jared siseó y se empujó una vez más contra aquella mano.
Jensen se incorporó, se abrió los pantalones de un tirón y los empujó hasta que los tuvo un poco por debajo de las caderas. Entonces se escupió en la mano y la llevó hasta su gruesa y dura polla para comenzar a acariciarla, tirando de ella, apretando la cabeza y volviendo a deslizarla desde allí, esparciendo la saliva junto al líquido preseminal a lo largo de toda la extensión. Ya la tenía completamente lubricada, brillante y enrojecida, pero recorrió un par de veces más sus dedos sobre ella antes de finalmente detenerse y guiarla hacia abajo, comenzando a presionarse contra Jared. Le agarró por los hombros y entró en él sin titubear un solo segundo, llenándole en una sola estocada y consiguiendo arrancarle todo el aire de los pulmones con aquel gesto.
- Voy a follarte - prometió Jensen con la voz completamente oscurecida mientras se inclinaba hacia él-. Voy a hacerlo hasta que no puedas caminar. Voy a marcarte por todas partes - sus dientes se clavaron salvajemente sobre la garganta de Jared, apretando y tirando de la fina piel, y Jared gimió empujándose contra aquella boca y contra su polla, sintiendo cómo el mundo comenzaba a girar a su alrededor mientras el profesor se apresuraba a llenarle una vez más-. Eso es lo que quieres, ¿verdad? - preguntó. Esta vez su voz sonó gruesa y con algo de diversión... completamente maliciosa. Casi como si estuviera regodeándose.
- Hazlo - susurró Jared paseando su mejilla sobre el pelo de Jensen.
- Eso... - el hombre golpeó sus caderas contra las suyas con fuerza - es lo que te hace el amor. Te vuelve estúpido. Te hace desear hasta que ya no queda nada salvo ese deseo. Hasta que no hay nada más que eso en tu interior. Hasta que lo aceptas y terminas creyendo que es algo bueno porque es mejor que nada. Que es mejor que no tener a nadie. Y así, hasta que te sientes completamente vacío... - Jensen jadeó tirando del pelo de Jared y elevando su cabeza - y consumido, y acabado - embistió nuevamente contra él, fuerte y duro.
Jared movió la cabeza contra la mano de Jensen y jadeó. - Tenías razón - ondeó sus caderas y atrapó el labio inferior del profesor entre sus dientes mientras se retorcía-. Ya no tienes nada más para enseñarme.
- El amor te convierte en esclavo, Jared - estaba respirando con dificultad pero no disminuyó el ritmo de su cuerpo.
Jared elevó sus caderas una vez más empujándose contra la polla de Jensen y gimió al sentirle aún más profundamente. - Muéstrame cómo te sentiste - susurró lamiendo la curva de su oreja y restregando su mejilla contra la otra. Deslizó la lengua y dibujó lentamente y hacia abajo un camino de espirales hasta que pudo respirar las palabras sobre la boca de Jensen-. No crees en el amor. No crees en los celos - gimió cuando el hombre golpeó una vez más aquel punto en su interior, pero continuó hablando-. Tampoco me quieres - cerró los brazos con más fuerza alrededor de los de Jensen y movió sus manos bajando a lo largo de la ancha espalda-. Así que muéstrame cómo te sentiste mientras Steve estaba recorriendo mi cuerpo con sus manos.
- Cállate - gruñó Jensen, embistiendo con dureza y deslizando sus dientes sobre la mandíbula de Jared para a continuación recorrer el mismo camino con la humedad de su lengua.
- Me habría ido a casa con él - continuó Jared jadeando mientras sus dedos se crispaban sobre la espalda baja del otro. Pudo sentir los músculos moviéndose a la vez que entraba y salía de él; pudo sentirlos ondulando bajo sus manos-, y me lo habría follado, Jensen - gimió, cerrando los ojos-. Me lo habría follado justo como me estás follando a mí ahora.
Los dientes del profesor se hundieron con fuerza en su garganta y se cerraron a la vez que dejaba escapar un gruñido, y Jared echó la cabeza hacia atrás mientras a la vez le sentía embestirle aún más duro. Su cuerpo entero estaba sacudiéndose debido a los envites, y los otros dedos se apretaron con más rudeza sobre sus hombros, haciendo que la boca y las manos de Jensen fueran lo único que le mantenían firme mientras continuaba follándole sin piedad. La lengua del profesor se deslizó sobre la fina piel de su pulso y los dientes se deslizaron siguiendo el mismo recorrido mientras sus embestidas alcanzaban un poco más de rapidez. Entonces su boca le chupó de repente lo suficientemente fuerte como para quemar... lo suficientemente fuerte como para doler.
- Gime de una manera tan deliciosa. - las palabras de Jared salieron en un áspero y ardiente susurro-. Tan jodidamente deliciosa... - jadeó empujándose contra el cuerpo que estaba sobre él, tensándose y vibrando cuando el hombre volvió a enterrarse una vez más hasta el final y la cabeza de su polla acarició de nuevo aquel dulce punto en su interior-. Gime tan bien que solía follarle durante horas solamente para escucharle - los dedos de Jared se movieron un poco más hacia abajo y se cerraron sobre el culo de Jensen obligándole a ir más rápido, a hacérselo más duro. El sudor se deslizaba dentro de su chaqueta y el corazón le martilleaba como si fuera una batería-. Hoy le hubiera follado durante toda la noche. Lo hubiera hecho hasta dejarle ciego, estúpido e inútil... - Jared tomó aire con dificultad y movió sus caderas, estremeciéndose ante la manera en la que la polla de Jensen seguía sumergiéndose en él. Gimió y movió las caderas una vez más mientras sus dientes se cerraban sobre la garganta del profesor y sus uñas dejaban marcas de media luna en sus nalgas.
- Le hubiera follado hasta la saciedad - le susurró Jared como si fuera un secreto acercándose todo lo que pudo a su oreja-. Y no... - clavó las uñas con un poco más de fuerza sobre la piel desnuda de Jensen y le sintió sacudirse en su interior- habría... - empujó su cuerpo contra el otro, se restregó, embistió y tiró con fuerza, dándole tan duro como Jensen le estaba dando a él - pensado... - le soltó finalmente y deslizó sus manos hacia arriba hasta que las tuvo enredadas en el pelo, separando con reticencia esa boca que no dejaba de moverse inquieta sobre su garganta - en ti... - mordió el carnoso labio inferior y arqueó la espalda jadeando ante una nueva embestida- ni una sola vez - concluyó bajito y lamiendo el lugar donde acababa de dejar las marcas de sus dientes.
Las manos del profesor se cerraron sobre las suyas duramente y separó los dedos que Jared tenía enredados en sus mechones. El pelo rubio quedó libre, y Jensen llevó sus manos sin mucha más ceremonia por encima de su cabeza con una brusquedad que hizo que sus nudillos le ardieran de dolor debido al impacto. - Cierra. La. Puta. Boca.
- O... tal vez le hubiera dejado... ungh... que me follara - jadeó Jared retorciendo y golpeando con sus caderas-. Apuesto a que habría... gemido incluso mejor de esa manera.
Los dedos de Jensen se apretaron sobre los suyos. - No, por supuesto que no lo harías - susurró quieta y mortalmente, consiguiendo que las palabras enviaran escalofríos recorriendo el cuerpo de Jared-. No te atreverías, jodido mentiroso - la voz de Jensen despedía ira y el sonido estaba vibrando a través de sus huesos. Las caderas del profesor le golpearon con más fuerza que nunca como si fuera un castigo, y Jared no pudo evitar echar la cabeza hacia atrás mordiendo su labio con fuerza y haciendo rechinar sus dientes. Jensen no disminuía el ritmo y estaba golpeando en su interior rudo, duro y sin ningún tipo de cuidado, haciendo que la columna de Jared chocara contra el suelo una y otra vez y llevándole cada vez más y más alto-. Esto... - jadeó, apretando cruelmente una de sus manos sobre las de Jared y manteniéndole en aquella posición - es lo único... - hizo un nuevo giro y dio un nuevo envite, y Jared lloriqueó cuando Jensen acertó una vez más con el ángulo - que quieres - la palma de su otra mano, caliente y seca, rodeó su polla de pronto y comenzó a deslizarse hacia arriba y hacia abajo tirando de él con brutalidad-. Es todo en lo que piensas.
- Sí - el suave sonido salió de sus hinchados y maltratados labios.
- Por supuesto que sí, joder - siseó Jensen con el cuerpo temblando. Dejó ir al fin sus manos y deslizó el brazo por debajo de sus hombros, tirando de él hasta que sus pechos estuvieron juntos mientras su otra mano seguía masturbando a Jared descuidadamente sobre el sudor que se deslizaba entre sus estómagos-. Nadie más sería capaz de hacerte sentir así - gruñó antes de que sus dientes se cerraran sobre la barbilla de Jared. Poco después, deslizó su lengua sobre la boca de Jared mientras susurraba contra aquel calor-. Ni siquiera pretendas... que no estuviste... pensando en mí... todo el tiempo que tuvo sus manos sobre ti.
- No pretendas... que no deseabas... ser él.
- Quise matarle por tocarte - las caderas se movieron más rápido y más duro, todo resquicio de ritmo perdido por completo mientras se juntaban más sintiéndose ambos desesperadamente cerca del final-. Quise castigarte por permitírselo - los ojos del profesor eran salvajes, fieros-. Quise follarte de esta manera, herirte y hacerte pagar - se inclinó, atrapando su labio inferior entre sus dientes y mordiéndolo hasta que Jared pudo sentir el sabor metálico inundando su boca-. Eres mío, cada pedazo de ti - giró la lengua dentro de su boca, lamiendo la sangre y enterrando su polla cada vez más duro, una y otra vez-. Y tú... - el bajo y áspero tono ocasionó un nuevo estremecimiento en el cuerpo del más joven- lo sabes.
- Eres... tan... esclavo... como yo, Jensen - gruñó Jared moliéndose contra él y sintiendo la presión creciendo rápida e imparable en su estómago, como si fuera una erupción volcánica-. Siempre... he sido tuyo - gimió justo antes de que sus caderas vibraran dejando de responderle y su espalda se arqueara mientras se corría. Lo hizo caliente y duro sobre el puño de Jensen, y pudo sentir cómo el hombre seguía embistiendo en su interior, deslizándose profundamente y golpeando ese punto una y otra vez. Sintió un último y luminoso fogonazo y su cuerpo se quedó contrayéndose, temblando y retorciéndose sobre el suelo.
- Dios - siseó Jensen. Su mano se cerró compulsivamente alrededor de su polla y su cuerpo comenzó a estremecerse como si fuera a deshacerse en cualquier momento-. Tan jodidamente bueno - su cuerpo se puso aún más rígido y su polla pulsó caliente y resbaladiza en su interior mientras sus dientes se hundían en su cuello. Siguió bombeando y embistiendo mientras continuaba llenándole, y cerró una de sus manos en la maraña que era el pelo de Jared para sostenerse como pudo y seguir moviéndose.
- Tan jodidamente bueno - repitió-. Tan jodidamente mío - tiró de la cabeza de Jared obligándole a torcer el cuello para besarle tan duro que estuvo seguro de que iba a magullarle. Labios toscos y dientes chocando entre sí, lenguas girando y enredándose, y entonces Jensen le embistió una vez más con profundidad a la vez que hacía lo propio en la boca de Jared, y éste se quedó sin respiración, no pudiendo hacer otra cosa que revolverse bajo él-. ¿No es cierto? - preguntó, robando el poco aliento que le había dejado por su anterior acción mediante un nuevo beso.
- Sabes que lo soy - dijo Jared trémulamente con su cuerpo aún temblando por culpa de las réplicas-. Tuyo - deslizó su lengua en la boca del profesor-. Nunca...- susurró mientras su lengua se movía ahora sobre los hinchados labios de Jensen- he querido nada como te quiero a ti. Como deseo pertenecerte.
Entonces, Jensen susurró "Oh, Dios" contra su boca, y el sonido le golpeó como si fuera un puñetazo. Jared supo lo que iba a ocurrir un segundo antes de que lo hiciera; el profesor se separó de él.
Se desenredó de su cuerpo con incomodidad, saliendo de su interior con brusquedad y dejándole jadeando.
- No, no, no - susurró Jensen mientras sus manos comenzaban a colocar rápidamente su ropa y a adecentarla lo mejor que podía-. No, no, no - repitió como si fuera un mantra, y Jared comenzó a preguntarse si el hombre se habría deshecho del todo.
Se puso también de pie y consiguió ponerse los pantalones a pesar de que las piernas aún le temblaban y se sentía absolutamente incómodo. - Jensen...
- No puedo hacer esto, Jared. No puedo.
- Acabas de hacerlo - respondió mientras se subía la cremallera.
- Las personas no pueden pertenecerse, Jared - Jensen parecía completamente conmocionado, como si no tuviera ni idea de cómo había podido ocurrir aquello o cómo había terminado allí-. La gente no se posee entre sí.
Jared ya había tenido suficiente de todo aquello. Jamás había tenido que pasarle a nadie por alto un comportamiento parecido - jamás lo habría hecho -. Ni a Mick, ni a Terry, ni a Kevin, Randy o Steve, y no iba a seguir soportándolo más por mucho que viniera de Jensen.
- Pertenecerse mutuamente es lo que significa el amor - sus dientes rechinaron-. Y puedes llamarlo esclavitud. Puedes llamarlo estupidez. Todo eso no cambia lo que es... no cambia que lo es. No cambia una mierda.
- Te deja sin elecciones - dijo Jensen como si de eso se tratara todo.
- El amor es una elección. Es la elección de pertenecerle a alguien. Es la elección de ser un esclavo, si es como prefieres llamarlo, pero aún así es una jodida elección. Y si no me equivoco... - escupió Jared mientras metía las blancas colas de su camisa dentro de sus pantalones - fuiste tú quien me enseñó que el control consistía en poder tomar decisiones... en poder elegir.
Jensen llevó una mano hasta su cara para restregársela y la subió hasta su pelo, tirando ligeramente de él. Sus ojos estaban increíblemente abiertos y más verdes que nunca, y él parecía absolutamente perplejo. Era como si de repente fuera un niño pequeño. - Esto... esto ha estado fuera de mi control desde hace mucho tiempo.
Jared sintió cómo de repente el mundo se movía bajo sus pies, porque... ¿qué? Jensen estaba hecho de control, era todo lo que era... así que aquello era una tomadura de pelo. Estaba a punto de abrir la boca y decirle eso mismo cuando vio cómo la mano que Jensen aún tenía sobre su pelo se cerraba en un puño hasta que sus nudillos se pusieron blancos justo antes de girarse y darle la espalda. Jensen estaba hecho de control y si ahora no... si ahora no lo tenía, eso significaba...
Significaba...
Y justo así, Jared lo comprendió.
El mundo se desdibujó a su alrededor hasta que comenzó a verlo doble, y Jared pudo sentir la humedad descendiendo por sus mejillas. Quería estar enfadado y odiar a Jensen por hacerle aquello... pero no pudo. Ni siquiera podría quedarse con esa satisfacción porque Dios... lo entendía.
- Jensen... - la palabra sonó sin aliento y casi forzada, como si fuera algo roto que en realidad no debería estarlo- el profesor suspiró y no... no. Jared no quería que aquello fuera así. No quería que Jensen sufriera. Tampoco es que él tuviera muchas ganas de salir herido, pero en su caso ya no había otra opción posible y ya era lo suficientemente malo tener que sentirse así. Así que no dejaría que Jensen sufriera también.
Tomó aire con fuerza y se obligó a sí mismo a respirar con constancia e intentar calmarse. Miró fijamente hacia el suelo mientras dejaba que el frenético latir de su corazón se ralentizara; se forzó a mantener el control porque era él quien tenía aquella opción y Jensen quien no lo hacía.
Se acercó al profesor dejando que sus dedos hicieran un recorrido sobre los firmes músculos de su espalda, imaginándoselos bronceados y con aquella piel llena de pecas, suave y perfecta. Sintió cómo el hombre se estremecía y cómo sus hombros se tensaban.
- No - susurró Jared. Se situó tras él y pasó sus brazos alrededor de sus hombros, abrazándole. Quería permitirse sentir una última vez tener a Jensen entre sus brazos. Besó el punto donde su cuello y su hombro se unían y Jensen se tensó incluso más hasta casi parecer una estatua, pero Jared pudo sentir cómo su corazón golpeaba en su pecho sordamente y a demasiada velocidad.
- Lo entiendo - susurró Jared contra su oreja. Presionó sus labios sobre la curva y cerró los ojos, respirando profundo y llenándose los pulmones con su olor-. No tienes otra opción.
Jensen contuvo fuertemente la respiración. - Nunca la tuve contigo - susurró.
Y ahí estaba: la verdad que Jared había estado buscando todo ese tiempo. Se había imaginado ese momento una o dos veces cuando se había dejado llevar y siempre había pensado que sería un momento feliz, lleno de diversión y de orgullo. Sin embargo su corazón dolía, y lo único que había arremolinándose en su pecho era una sensación completamente agridulce.
El control puede ser desear hacer algo y no hacerlo... pero también puede ser decidir hacer algo que quieres.
Pero, ¿cómo puedes saberlo? Porque... algunas veces comienza como una necesidad ciega o como una urgencia, pero entonces piensas sobre ello y decides hacerlo de todos modos. ¿Cómo sabes en esos casos que no estás sencillamente engañándote a ti mismo?
Porque sabes que no tienes por qué. Porque también tienes la opción de no hacerlo.
Sabía que aquello no estaba bien. Que no debería ser lo único que tenían. Que debían tener más opciones que aquella porque era malditamente injusto. Pero se trataba de Jensen; en eso consistía todo con él y era precisamente el profesor quien no tenía otra opción. Y cuando le quitabas todo eso... lo único que le quedaba era desear y no tener.
Jensen estaba roto. Era un esclavo de sus propias reglas y no había nada que él pudiera hacer para cambiar aquello por mucho que lo deseara: la elección debía ser de Jensen. Quiso enloquecer, y gritar, y arrancarse la piel a tiras, pero ni todos los gritos del mundo hubiera cambiado absolutamente nada... así que hizo lo único que, de hecho, podía hacer.
- Te quiero - dijo mientras apretaba ligeramente sus dedos sobre los hombros del profesor.
Y entonces se alejó de él y dejó que sus brazos cayeran a sus costados.
- Adiós, Jensen.
Le dejó ahí de pie siendo apenas incapaz de ver algo mientras giraba la llave y abría la puerta. Cuando estuvo en el pasillo, la cerró suavemente a su espalda. Sabía que no vería el interior de aquella clase nunca más.
º~º~º~º~º
A Chad le costó una intervención de proporciones épicas impedir que Jared fuera a casa de Jensen el domingo, pero para el lunes, su amigo ya estaba más recompuesto. Jared regresó a casa él solo tras la sexta hora de clase y lo primero que hizo fue apartar el cobertor de su cama y meterse dentro. Se imaginó su sitio vacío en el aula y se preguntó si Jensen miraría en aquella dirección o pensaría en él. Cuando la puerta se abrió mucho tiempo después y Chad entró en su cuarto, su almohada ya estaba completamente húmeda.
Al escuchar el ruido, se secó la cara y se incorporó. - Hey.
- Hey - dijo Chad mientras se sentaba en la cama-. Yo... le dije lo que me pediste: que no ibas a volver y que yo sería el encargado de hacerte llegar las tareas.
Jared asintió y mordió con fuerza su labio inferior. No quería preguntar pero no pudo evitarlo.
- ¿Y qué dijo?
- ¿La Princesa de hielo? - bufó Chad desviando la vista y pasándola por la habitación-. Dijo "bien."
- ¿Eso... eso es todo?
Chad asintió y cuando volvió a mirarle lo hizo ceñudo y apretando los labios con firmeza. Jared ni siquiera recordaba cuándo había visto a su amigo así de serio con anterioridad. - Eso es todo - dijo.
- Bien - Jared tomó aire de manera temblorosa y asintió. Lo soltó, y asintió una vez más-. Bien.
º~º~º~º~º
De algún modo se las arregló para resistir la semana entera.
Su primera clase se impartía en el mismo pasillo donde estaba el aula de Jensen, así que llegaba tarde a propósito todos los días; se quedaba junto a su taquilla y esperaba hasta que el timbre sonaba antes de comenzar a moverse. Además, teniendo en cuenta la dirección que debía tomar solamente podía ver a los alumnos que se encontraban en clase de física. Habría tenido que girar la cabeza al pasar para poder verle sentado en su mesa pero no lo hizo ni una sola vez: sabía que si lo hacía no habría sido capaz de seguir caminando. Por otra parte, Jared veía en la cara de su profesora todo lo que le gustaría decirle por llegar tarde cada día, pero después de todo era la última semana del curso y no era como si alguien estuviera haciendo nada de todas formas... excepto en la clase de Jensen, claro. Pero ir a la escuela le suponía un esfuerzo enorme que duraba varias horas; Jensen estaba demasiado cerca y era demasiada tentación, así que sólo podía contar las horas que siempre le faltaban para la séptima hora antes de poder huir al fin y ser libre.
El viernes era el último día de clase y Jared se pasó toda la mañana firmando anuarios e intercambiando números de teléfono, dando abrazos y despidiéndose. Era difícil concentrarse y darse cuenta de que le estaba diciendo adiós a todas aquellas personas, y le estaba costando hacerles el caso que se merecían. Después de todo, él ya se había despedido de la persona que más le importaba.
El timbre sonó al finalizar la sexta hora y se tomó su tiempo para sacar todas sus cosas de la taquilla del vestuario y guardarlas en su mochila. Miró a su alrededor y no pudo creerse que jamás volvería a estar allí.
Entonces, fue el turno del timbre que anunciaba el comienzo de la séptima hora, y cuando Jared alcanzó por fin el vestíbulo, éste ya estaba desierto. Disminuyó su paso y volvió a mirar hacia un lado y hacia otro, dudando unos segundos antes de finalmente girarse y seguir el pasillo en vez de atravesar las puertas dobles.
Sólo esa vez.
Jared recorrió el camino más largo desde la entrada hasta el aula, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Cuando llegó, miró hacia dentro y pudo ver a sus compañeros sentados los unos junto a los otros rodeando un montón de mesas que habían sido juntadas. Estaban riéndose y hablando, pasándose los anuarios y escribiendo en ellos. Entonces dio unos pasos más hasta que estuvo al otro lado de la puerta semiabierta y todo lo sigilosamente que pudo, espió de nuevo a través de la pequeña rendija con el hombro completamente pegado a la pared. Jensen estaba sentado en su mesa, con los dedos bajo su mentón y mirando a lo lejos. Parecía completamente perdido en sus pensamientos, absorto y tal vez... ¿un poco triste?
A Jared le golpeó una vez más lo absurdamente guapo que era el hombre, y dolió tanto y se sintió tan bien el verle de nuevo que no supo si echarse a reír o a llorar. Dolía, y hacía que su corazón se hinchara y golpeara sordamente en su pecho y que su estómago se volteara una y otra vez, pero no pudo obligarse a moverse de allí.
Debió permanecer en esa postura durante un minuto o dos, solamente observándole. Jensen no se movió en todo el tiempo salvo para pasar ligeramente su pulgar sobre su mandíbula una sola vez, y era absolutamente abrumadora la manera en la que Jared deseaba entrar, atravesar la clase y poner su mano en el rostro del profesor para elevar su barbilla y besarle. Durante un segundo, incluso se permitió imaginarse que la cara de Jensen se iluminaba al verle y que sonreía solamente por su simple presencia. Y era casi físicamente doloroso lo mucho que lo deseaba; movió su mano y la apoyó con más firmeza sobre los bloques de hormigón tratando de recuperar el aliento.
Y entonces, los ojos de Jensen se movieron repentinamente tras sus gafas como si hubiera notado algo y comenzó a girar su cabeza hacia donde se encontraba escondido...
Jared se alejó de la puerta como si ésta hubiera comenzado a arder de pronto, sintiendo cómo su corazón galopaba en su pecho. Se dio la vuelta y se apresuró deshaciendo el camino que había recorrido hasta allí, atravesando las puertas dobles y sin detenerse a pesar de haber salido ya de aquel lugar. Miró hacia atrás una sola vez cuando ya había alcanzado el parking, y desde aquella distancia casi pudo jurar haber visto la silueta estática de alguien justo frente a las puertas de la entrada.
"Más quisieras", se dijo, y siguió andando.
º~º~º~º~º
El sábado, Chad tomó prestado el coche de su madre y les llevó a su graduación. Jared se encontró de pronto rodeado por sus compañeros, todos vestidos con idénticas túnicas granates y borlas doradas mientras el director Leeman daba un discurso bastante decente - o al menos eso le parecieron las partes a las que realmente consiguió prestar algo de atención-. La verdad es que luego no hubo mucho más que hacer a parte de escuchar la monótona voz que fue nombrando a los estudiantes uno a uno, algunos de los cuales dieron también un pequeño discurso, hasta que finalmente dijeron también su nombre.
Jared recogió su diploma, le dio la mano al director y se las arregló para sonreír. El pequeño podio estaba solamente a unos pasos de ellos, pero pareció mucha más distancia mientras la recorría dándole vueltas a todo lo que quería decir. Aclaró su garganta e inclinó su cabeza hasta que su boca estuvo sobre el micrófono.
Tenía el discurso completo preparado; había estado trabajando en él todo el año, porque no podías ser el payaso de la clase, el más popular y el mejor deportista sin dar un pequeño discurso en tu graduación. Todo el mundo lo estaba esperando: esperaban que les entretuviera y que pusiera su propio toque al finalizar el año.
Pensó en todo lo que había aprendido durante aquel curso... en la lección más importante que le habían enseñado en toda su vida.
Buscó entre la multitud y localizó su rostro fácilmente a pesar de estar rodeado por cientos. Sus ojos se encontraron - apenas unas decenas de metros les separaban- y Jared tomó aliento sabiendo que era la última vez que tendría aquella oportunidad. Esbozó una pequeña sonrisa sintiendo cómo su boca temblaba al hacerlo, y dejó que todo lo que sentía se reflejara en ella - la gratitud, el amor, la tristeza - mientras seguía mirándole fijamente.
- Gracias - susurró.
La multitud aplaudió pero Jensen no se movió, y sólo continuó mirando a Jared como si se hubiera quedado paralizado. Las líneas de su rostro reflejaban una profunda emoción que Jared no pudo leer, así que sencillamente asintió con lentitud y se bajó del podio todo lo sobriamente que pudo. Le miró una última vez antes de despedirse de todos con un movimiento de su mano, y entonces comenzó a alejarse.
La gente seguía aplaudiendo a la vez que caminaba, pero apenas fue consciente de todo aquel ruido mientras una voz se alzaba con claridad en su cabeza.
Así es como se suponía que tenía que ser.
Cerró los ojos mientras se bajaba al fin del escenario apenas siendo capaz de contener las lágrimas.
º~º~º~º~º
Las semanas pasaron tan lentamente que Jared fue incluso capaz de recordarlas. Cada día era igual de bueno que el anterior y el cielo de California brillaba más azul que nunca... y mientras tanto Chad no le dejaba en paz. Intentaba que fuera con él y con Sandy a la playa, al cine o a donde fuera, pero aún así Jared se pasó la mayor parte de la primera semana de vacaciones tumbado en la cama de su habitación viendo el canal de historia; era la única cosa que -generalmente - no le recordaba a Jensen.
La segunda semana se mudó a la sala de estar y siguió viendo la televisión pero desde el sofá. El sábado, finalmente salió de casa por primera vez desde que había entrado a ella tras la graduación. Fueron apenas cinco minutos: el tiempo que le llevó fijarse en la mesa de hierro coronada con un cristal que había en el patio trasero. Regresó adentro, y cerró la puerta - también de cristal- con un ligero golpe.
Y sí, era patético y ridículo. Se imaginó que tal vez algún día el mundo volvería a parecerle un lugar correcto otra vez. Que saldría de casa y todas las canciones que sonaran en la radio o todos los argumentos de cada libro o de cada película dejarían por fin de hacerle pensar en Jensen a cada instante. Estaba tirado en el sofá, rodeando con sus brazos una almohada y sin prestar realmente atención al viejo documental en blanco y negro que estaban echando... y sus pensamientos regresaron irremediablemente al profesor. Se preguntó dónde estaría y lo que estaría haciendo. Si alguna vez... pensaría en él.
Casi se había quedado dormido cuando el timbre sonó de pronto. Se sentó y suspiró mientras lanzaba la almohada hacia un extremo del sofá y alcanzaba el mando a distancia. Apagó la televisión y caminó hacia la puerta. Jodido Chad. Le quería a morir, pero más le valía dejar de visitarle cinco o seis veces al día.
Jared parpadeó con brusquedad. Porque sí, se había imaginado ese momento una y otra vez en su cabeza como si se tratara de una película y convencido de que jamás ocurriría de verdad. Parpadeó una vez más, pero Jensen seguía allí. Estaba tan increíble como siempre, perfecto y guapísimo en unos simples vaqueros y con una camiseta verde, y apretaba un fajo de folios en una de sus manos. La única cosa que parecía diferente eran sus ojos, que le miraban tan intensamente que pequeñas líneas se dibujaban en sus extremos.
- ¿Estás aquí? - preguntó Jared, siendo apenas consciente de que en realidad lo había hecho. Aún se sentía un poco como si estuviera en una película y parecía que su cerebro había decidido abandonar su cabeza en el instante en el que había abierto la puerta-. Estás aquí - dijo una vez más como si tratara de convencerse a sí mismo. Jensen seguía de pie en su porche, frente a su maldita puerta, y su corazón estaba latiendo tan rápido, tan fuera de control... notó cómo una sensación de alegría surgía desde el fondo de su estómago, y quiso reír, quiso besarle y quiso llorar-. Espera - añadió-. Estás aquí - sus ojos se entrecerraron y luchó por recuperar algo de control. Obligó a su corazón a tranquilizarse, a que dejara de revolverse y de gritar-. ¿Por qué estás aquí?
- Sigo tratando de asimilar que no me hayas cerrado la puerta en las narices - dijo Jensen mirándole como si estuviera realmente sorprendido.
Y Jared... Jared lo consideró y sus dedos se cerraron con un poco más de fuerza sobre el pomo. Pudo ver cómo los ojos del hombre cambiaban al ver el ligero movimiento de Jared, pasando de la sorpresa a la tensión.
- No lo hagas - dijo con la voz calmada-. Tengo una verdadera razón para estar aquí.
Y Jared sólo se quedó ahí y comenzó a temblar debido a todas las emociones que le estaban embargando. Eran demasiadas cosas que procesar y no tenía ni idea de qué cojones hacer.
- No hace mucho tiempo me prometiste "lo que fuera" - dijo Jensen en apenas un murmullo. Movió apenas su cuerpo y pareció ligeramente incómodo-. Y me dijiste... "asegúrate de que sea algo que quieras de verdad. Algo sólo para ti." En aquel entonces no se me ocurrió nada que quisiera, pero ahora... no se me ocurre nada que desee más que el que escuches lo que tengo que decir. Después de eso no me deberás nada, pero espero de verdad que me des esta oportunidad.
Jared le miró fijamente durante unos interminables momentos y pudo ver la preocupación y la ansiosa esperanza en sus ojos; estaban veladas... pero estaban ahí. Dio un paso hacia atrás y abrió un poco más la puerta invitándole a entrar. Y era completamente bizarro el que Jensen estuviera ahí, surrealista, pero aún así se dirigió al sofá y se sentó mientras cogía la almohada que había dejado en la esquina, la ponía en su regazo y la apretaba con fuerza.
Jensen también se sentó, mucho más cerca de la esquina contraria, y revolvió los papeles que seguían en sus manos.
- ¿Qué es eso?
- Es... - el hombre comenzó a sonreír pero se quedó más en el amago que en otra cosa; fue casi como si se riera entre dientes-. Es algo que escribí.
- ¿Como un informe o algo así? - preguntó Jared sin poder creerse que el profesor hubiera llevado un informe consigo para tratar el tema que tenían entre manos.
- Más como una biografía. Llámalo un ensayo: "Lo que he hecho durante mi breve periodo de vacaciones."
- ¿Y lo has traído porque...?
- Porque es lo que he venido a contarte.
- ¿Me lo estás diciendo en serio? - preguntó Jared.
- Completamente en serio - contestó antes de aclararse la garganta y revolver una vez más los folios. Parecía casi estar excusándose mientras los ponía uno debajo de otro-. Era o esto o hacer un monólogo improvisado que durase un par de horas. Créeme, esto será menos doloroso.
- Yo no estoy tan seguro - rió Jared.
- Bueno, tengo otra versión que incluye gráficos y pizarras.
Jared sacudió la cabeza. - Dime que de verdad no hiciste gráficos.
- Me faltó poco.
Y eso fue tan absolutamente Jensen, que Jared no pudo reprimir una carcajada. - Eres tan quisquilloso que es hasta un poco caliente.
- ¿Un poco? - Jensen arqueó una ceja.
- No tientes tu suerte - dijo Jared sonriendo, y fue absolutamente extraño lo natural que se sintió. Tanto, que se sintió repentinamente incómodo-. Está bien. Léelo.
Jensen asintió y de pronto se puso rígido por completo; no una rigidez como la de un robot, sino una rigidez producto de la incomodidad.: como alguien que odiara dar discursos pero estuviera a punto de dar uno de todas formas.
- Esta historia no comienza con mi nacimiento - sus palabras salieron en aquel suave y profundo tono suyo, y Jared no pudo evitar mirarle de reojo-. Comienza cuando empecé a moldearme; no es ni de lejos lo que los psicólogos te dirían que es lo adecuado, y tampoco comenzó con mi madre... lo hizo cuando tenía dieciséis años - se aclaró su garganta como si le estuviera costando hablar, y entonces continuó-. Por aquel entonces yo no sabía que era gay y ella era mayor que yo. Tenía veinticinco años y era preciosa, y serena, poderosa y fuerte. Una amiga de la familia, alguien a quien había conocido durante toda mi vida y en quien confiaba. Cuando hizo el primer movimiento, no pude hacer nada. No supe que tenía elección - se quedó callado unos instantes antes de proseguir-. Yo nunca fui como ella. Siempre había sido demasiado emocional, me enfadaba con prontitud y convertía rápidamente cualquier cosa en un reto. La admiraba tanto por el control absoluto que tenía... Fue mi primera y también... fue algo más. Era como un extraterrestre, tan perfecta con toda esa disciplina y sin dejarse llevar jamás por ningún deseo. Ni siquiera por el amor. Me enseñó que tal cosa no existía: "sólo en las plumas de los poetas y en las más patéticas imaginaciones", decía. Me enseñó que siempre debía tener control sobre cada situación y que el amor te arrancaba dicho control. Que te volvía estúpido; que te hacía temerario, lo destruía todo a su paso y siempre te llevaba a donde no debías estar. Y que cuando terminaba - y siempre lo hacía - estarías en un punto incluso peor que en el que estabas cuando todo aquello había comenzado - Jensen tragó duro, se tomó unos segundos y continuó hablando-. Que todo en lo que consistía era dejarte expuesto ante los demás, a sus deseos y necesidades; como abrirte el pecho y ofrecerles que te apuñalaran en tu corazón aún latiente. Decía que los ideales románticos eran para los niños y los idiotas. "Preocúpate por ti y no les des nada: ellos te darán exactamente lo mismo y se merecerán aún menos."
Jared sacudió la cabeza, frunció el ceño y apretó con fuerza sus labios. - Jesús...
Pero Jensen continuó como si no le hubiera oído. - Y la creí, porque sabía que ella no permitía que el amor le robara su control. Y eso a pesar de que, algunas veces, pensaba que tal vez me quisiera un poco. Pero cuanto más pensaba en ello, más se empeñaba ella en demostrarme que estaba equivocado. Se volvió más fría, más dura, y entonces me di cuenta de que no, ni siquiera yo podría colarme bajo su piel y llegar hasta su corazón. Ésa... - Jensen tomó airé con fuerza-. Ésa fue la primera vez que quise alejarme de ella. Porque, ¿por qué debía hacerlo cuando ella no se preocupaba por mí? Pero lo que ella me daba... era demasiado de lo que yo pensaba que quería en aquel entonces. La quería. La ansiaba. Ella tenía todo lo que a mí me faltaba y era todo lo que quería ser, y cuando me tocaba - incluso cuando había tenido que rogarle que lo hiciera - me sentía como si le importara de verdad. Y pensaba que aunque no me quisiera, ¿por qué debía enseñarme cuando no era merecedor de que lo hiciera? Pensé que aunque no pudiera ganarme su amor, al menos podría ganarme sus lecciones... al menos podía volverme como ella - Jensen cogió aire una vez más-. Dos años. Durante dos años se lo di todo, dejé que lo hiciera a su modo aún cuando mi interior rugía y luchaba contra ello. Porque ella tenía razón y lo sabía; porque ella comprendía cosas que yo nunca alcanzaría a ver. Sabía que estaba por encima de mí, que era superior. Y entonces, un día, finalmente le dije cómo me sentía... lo que ella significaba para mí. Que sólo había soportado todo aquello para ganarme sus caricias y su aprobación; que necesitaba lo que me estaba enseñando pero que jamás estaría dispuesto a aprenderlo de nadie más. Y ella se rió.
- Jensen - susurró Jared sintiendo su corazón atrapado en algún punto de su garganta.
- No - dijo Jensen elevando su mano-. Escucha - la bajó de nuevo y sus dedos se movieron con suavidad sobre la hoja de papel-. Se rió - dijo una vez más-. Y entonces me dijo que yo era igual de débil que todas las personas a las que había conocido. Que si la única razón por la que estaba haciendo aquello era para ganarme su aprobación, no importaba cuánto lo necesitara: era igualmente patético. Fue mordaz y brusca, y la frialdad que desprendió en ese momento me hizo pensar que estaba hecha de hielo; dejó mi cuerpo y mi mente completamente descolocados. Y cuando aquella sensación se fue apagando, fue cuando me di cuenta de que yo no necesitaba aquello; de que tenía la opción de no regresar a su lado. Y en el momento en el que fui consciente de ello... fui libre. Jamás regresé y jamás quise hacerlo: había aprendido todo lo que necesitaba saber - Jensen le dio la vuelta a la hoja y su mano tembló ligeramente hasta que consiguió dejarla en su lugar. Cuando lo hizo, comenzó a leer una vez más-. En retrospectiva, creo que ella tal vez me hiciera más mal que bien.
- No... ¿tú crees? - murmuró Jared, odiando a aquella mujer a la que ni siquiera conocía.
- Pero incluso ahora no puedo simplemente pensar en ella como alguien que sólo me hizo daño, porque es cierto que me enseñó muchas cosas. Me enseñó a fabricar un escudo efectivo y a ser el dueño de mi propia vida. Me ayudó a tener comiendo de mi mano a personas que jamás me hubieran mirado por otra cosa que no fuera mi cara bonita. Me volví más fuerte, conseguí tener el control absoluto y todo ello pensando que era demasiado fácil: tan sólo tenía que alejar a los demás de mí y no darles nada, porque "ellos te darán exactamente lo mismo y se merecerán aún menos." Me fui de casa de mis padres, fui al colegio y no volví a verla nunca. Después de ella no hubo ninguna otra chica, y tal vez directamente no la hubiera habido si ella no hubiera existido. Sin embargo sí hubo otras personas, la mayoría de las cuales vinieron a mí sin que yo realmente lo deseara... pero fueron unas pocas. Los suficientes para recordarme a mí mismo cuando era más joven, con toda aquella necesidad que parecía pedir a gritos que debían aprender algo de control. Fueron esos a los que acogí bajo mi ala y metí en mi dormitorio. Tomé el papel que hasta entonces había sido de ella - después de todo me costaba mucho menos que adoptar otros roles, como descubrí entonces - pero jamás les traté como ella me trató a mí. Intenté hacerlo mejor, pero aún así siempre era complicado. Ellos no intentaban aprender; lo único que querían era placer y no tenían ningún tipo de autoestima o amor propio. Por eso seguían viniendo a mí para que yo se los proporcionara. Ninguna de esas relaciones duró más allá de unas pocas semanas -Jared apretó los dientes y miró hacia Jensen con la mandíbula completamente cuadrada, pero éste siguió leyendo-.
También salí con gente, pero eso siempre estuvo completamente a parte de aquellos a los que tomaba como aprendices. Se suponía que estos últimos estaban ahí solamente para que yo les enseñara; para interactuar con ellos de manera que ambas partes disfrutáramos y consiguiéramos algo de todo aquello. Y yo lo tenía claro, era lo que siempre había conocido. Pero si ellos querían más de mí, las personas con quienes salía querían mucho más.
- Imagínate... - dijo Jared burlonamente pero sin una pizca de diversión en su voz.
Jensen sonrió y tampoco hubo nada de humor en su gesto. - Lo único que necesitas saber es que jamás se me dieron bien las relaciones. Las reglas eran... demasiado individualistas, demasiado complicadas. Siempre lo vi de esta manera: yo te compro tantas bebidas y te invito a tantas comidas, tú me compras tantas entradas de cine, yo te doy tantas flores y follamos. Lo que la gente quiere realmente es esa última parte, pero por alguna estúpida razón la gente cree conveniente hacer todo ese ridículo ritual de apareamiento antes de llegar a ello. El número de citas, o de entradas, o de comidas es diferente según para cada persona, e incluso si el sexo compensa todo lo anterior, en seguida terminan apareciendo la necesidad, y el amor, y el sucumbir a los caprichos. Por eso siempre me centraba en aquellos a quienes trataba de enseñar, porque aunque ellos no quisieran aprender, yo sabía lo que deseaban... lo que esperaban - a Jared le asustó el darse cuenta de todo el sentido que tenían aquellas palabras. Jensen se quedó callado entonces, mordiendo su labio inferior y encogiendo un hombro-. Hay bastante más - dijo-, pero no es tan importante.
Jared se movió inquieto en el sofá. - Jensen - dijo, comenzando a sacudir la cabeza-. No necesitas darme ninguna explicación. Quiero decir, me alegra que me estés contando todo esto... y desearía que lo hubieras hecho mucho antes. Pero no tienes que hacerlo... ya no. No me debes nada.
- No he terminado todavía - dijo Jensen lamiendo su pulgar y pasando unas cuantas páginas. Entonces suspiró, posó la pila de folios a su lado y negó-. No necesito ninguna nota para esto - dijo, mientras elevaba la cabeza para mirarle directamente-. La siguiente parte comienza... "y entonces te conocí."
El corazón de Jared se agitó en su pecho. - ¿Qué... qué cambió eso?
- Todo - respondió Jensen-. Tú... eras fuerte, casi demasiado. La manera en la que te reías y sonreías tan confiado y seguro de ti mismo... Y entonces viniste a mí deseando aprender. Y al principio pensé... que seguramente serías como todos los demás. Que lo único que querías era que quebrara tu "fortaleza" y te hiciera sumiso... pero siempre te mantenías completamente alejado de eso. Nunca fingiste, nunca te escondiste y siempre me dijiste la verdad. Quisiste aprender y lo hiciste. Te rendiste a mí pero nunca dejaste de ser quien eras o dejaste de querer lo que querías - Jensen sacudió su cabeza y siguió hablando más suavemente-. Y por encima de todo... me dijiste que te gustaba. Te interesaste y quisiste saber sobre mí. Puedo contar con el dedo de una mano, Jared, las personas con las que he follado y a las que les he gustado de verdad, independientemente de mi apariencia o mi profesión - suspiró - No tenía ni idea de qué hacer contigo - Jensen tomó el papel que había localizado antes y comenzó a leer-. Pensé que tenía control absoluto sobre mí mismo; que era cuidadosamente organizado y perfectamente calmado. Y entonces apareció ese crío... ese crío del cual pensé que parecía lo suficientemente inteligente como para merecerse que le enseñara; que realmente quería aprender. Era mejor estudiante de lo que yo fui nunca y aprendió rápido. Era todo en lo que podía pensar. Me hizo desear algo por primera vez en casi diez años. Hizo que pareciera tan sencillo rendirse a ese deseo, claudicar... Sus pensamientos, sus palabras, su sonrisa, la forma en la que me tocaba, me besaba y me deseaba, minando mi control hasta que finalmente se rompió. Y yo me asusté... y fui un estúpido, porque él me quería y yo le herí y le alejé de mi lado. Traté de continuar con mi vida; de regresar a la rutina y a la investigación, pero todo era diferente. Él era todo en lo que podía pensar... todo en lo que lo había hecho los últimos meses. Seguí pensando en qué había sucedido. Cómo había aprendido todas las lecciones que le había enseñado, mejor de lo que yo mismo había hecho. Cómo me había demostrado que había aprendido los conceptos lo suficientemente bien como para incluso darme alguna lección que nunca llegué a aprender. Era mucho mejor de lo que yo jamás he sido, porque comprendió las lecciones y descubrió el camino a seguir, pero jamás lo recorrió con cuidado como yo he hecho durante toda mi vida. Él era todo lo que yo debería haber sido; todo lo que mi maestra pretendía ser... era más adulto de lo que ninguno de los dos fuimos jamás. Y entonces me di cuenta de que en mi interior seguía teniendo dieciséis años pero intentaba cubrir toda esa debilidad con control. Escondí todo aquello que no quería que la gente descubriera - todos aquellos sentimientos, pensamientos e impulsos que no era capaz de controlar- y los ignoré durante años. Siempre pensé que era mejor, más formado que el resto de la gente y que no necesitaba nada. Que las emociones eran para los débiles. Pero él me enseñó que yo era tan humano como los demás. Que escoger amar es tener el control, y que uno pierde ese control solamente cuando él mismo lo permite. Me enseñó esto porque vino a mí con amor y se marchó de la misma manera: sin odios ni rencores a pesar de que le había lastimado. Y finalmente pude reconocerme a mí mismo que el haberle dejado marchar había sido un completo error - el corazón de Jared seguía atrapado en su garganta, y su boca estaba repentinamente seca-. Me di cuenta de que tenía que verle una vez más y contarle todo esto.
- Jensen - susurró Jared. Dios, ni siquiera sabía qué decir. Solamente el ver a Jensen allí era suficiente para sentir que iba a desmoronarse de un momento a otro. Pero escucharle decir aquello dolía... dolía de tantas maneras y tan diferentes que todo lo que quería hacer era inclinarse, rodear a Jensen con sus brazos y abrazarle con fuerza. Todo tenía mucho más sentido ahora, y si Jared no le hubiera perdonado ya, lo habría hecho ahí mismo, en aquel instante. Pero... pero... todo eso sólo le explicaba lo que había pasado hasta entonces, porque no había habido ni una sola palabra que hiciera referencia a cómo se sentía Jensen en ese momento. Y Jared necesitaba saberlo. No podía sencillamente quedarse sentado a su lado, muriéndose por tocarle y sin saberlo.
Se levantó del sofá y se alejó un par de pasos poniendo algo más de distancia entre él y la tentación antes de cruzar los brazos sobre su pecho. Todo aquello, ¿y Jensen seguía siendo incapaz de decirle cómo se sentía? ¿Lo que quería? Leyéndolo en unos folios... eso era tan Jensen, pero... pero también había algo más implícito; estaba el hecho de que probablemente aquella era la única manera de que el profesor fuera capaz de contarle todo aquello y sin tener que mirarle a los ojos. Y él quería a Jensen -aún lo hacía y probablemente siempre seguiría haciéndolo- pero no podía permitir que el hombre entrara y saliera de su vida de aquella manera. No podía estar con Jensen hasta que éste comenzara a compartir más con él y admitiera cómo se sentía.
Jared tomó aire profundamente y cuando estuvo listo, se dio la vuelta. - Ella te enseñó que el amor no existía. Y comprendo que metiera todas esas retorcidas ideas en tu cabeza. No, espera - dijo levantando una mano cuando vio al profesor dispuesto a replicar-. Ella te jodió y como digo, lo comprendo. ¿Pero cuál es tu excusa ahora? ¿No has sido capaz de aprender nada por ti mismo? ¿No has sabido hacerlo mejor?
Jensen entrelazó los dedos de sus manos. - No me dejaste terminar - dijo con una pequeña sonrisa-. El final dice... que yo... - Jensen dijo las palabras casi tartamudeando-. Que me di cuenta de todo demasiado tarde. Que lo siento. Y... y que quiero aprender a hacerlo mejor. Quiero intentarlo de nuevo. Es sólo que... - alzó la vista y se encontró con los ojos de Jared sobre él- creo que necesito un poco de ayuda... tal vez algunas tutorías.
Jared recordó aquellas palabras: las mismas que le había dicho a Jensen cuatro meses y toda una vida antes. Sus ojos ardieron y no pudo evitar que se llenaran de lágrimas. Su pechó se hinchó mientras respiraba con dificultad, y fue su turno de repetir las palabras que el profesor le había dicho a él aquel día. - ¿Y tienes en mente a alguien para esas tutorías?
Jensen se puso de pie y caminó hacia él. Se quedó simplemente ahí durante un segundo, y entonces su mano se movió y recorrió suavemente su mejilla. Jared se inclinó hacia el toque y miró fijamente hacia aquellos ojo verdes que le devolvían la mirada profundos, abiertos, expresivos y honestos.
- Estaba pensando - dijo- que tal vez pudieras enseñarme.
FIN