[Tabla Random 2] Como cualquier otro día {Fearless}
Original: Fearless
Título: Como cualquier otro día
Claim: James/Brad
Tabla: Random 2
Prompt: #9 - Adivinar
Para: mision_insana
Advertencia: Nu~
[Como cualquier otro día]
Brad siempre ha sabido que la vida era una hija de puta.
Lo supo cuando su hermano mayor tuvo que ir a la guerra y nunca regresó, lo supo cuando su mejor amiga quedó embarazada a los 16 años. Lo supo también cuando su madre lo corrió de casa al enterarse que había besado a un chico del colegio, sin siquiera escuchar sus ruegos ni explicaciones. Pero no hubiera podido imaginar la magnitud de la crueldad de la vida si no hubiera visto a James con las mejillas hundidas, ojeras amoratadas debajo de los ojos, sin rastro de su rebelde cabello rojo que se disparaba para todos lados y mucho más delgado de lo que ha estado nunca. Sin poder moverse de la cama, él, siempre tan activo.
Pero nada de eso sería tan cruel si James no le sonriera de esa forma que le parte en dos el corazón. No sería tan cruel si sus ojos estuvieran fríos y vacíos, si no siguiera manteniendo en sus ojos esa chispa de calidez que no se supone que deba tener.
No cuando se está muriendo.
-Hola, Bradie.
Brad se acerca a la cama y se sienta en una orilla, sin atreverse a tocar la mano de James. Sus padres están ahí y no quiere incomodarlos, aunque se muera de ganas de tocarlo, de comprobar que sigue teniendo la misma mano cálida que antes. James sonríe de medio lado y salva los milímetros que separan sus manos, mirándolo a los ojos con complicidad. Brad sonríe lo mejor que puede y acaricia el dorso de la mano ajena con su pulgar.
-¿Cómo va el tratamiento? -le pregunta con ansiedad, mirándolo a los ojos porque necesita aferrarse de algo.
-Mejor, creo -contesta Brad, después de un segundo de meditación-. Sigo con náuseas, pero al menos ya puedo pararme y caminar un rato.
-Eso es genial.
Y James sabe que Brad no es sincero en su sonrisa, porque nada de eso es genial, pero aprecia el gesto.
-¿Cómo va la Universidad? -Brad se encoge de hombros y contesta evasivamente, porque ambos saben que nunca se ha sentido lo suficientemente bueno.
-Pues… ahí sigue -contesta, porque sabe que a James le preocupa demasiado sus estudios, porque confía en él.
-¿Has descansado lo suficiente? -«No, no, no.»
-Todo lo que puedo -contesta Brad, apretando la mano de James en un impulso, aunque todavía inseguro, como diciéndole: «Yo hago todo lo que puedo, así que tú también debes hacer todo lo que puedas, por favor, no me dejes solo… por favor.»
Y James sonríe y cierra los ojos, adivinando todos los sentimientos ocultos y apretando su mano con un poco más de fuerza y firmeza. Es un: «Lo sé, yo también estoy haciendo todo lo que puedo. No te quiero dejar solo.» Y Brad mira su sonrisa y de pronto agradece que le parta en dos el corazón, porque eso significa que James sigue ahí, con él. Que no lo ha dejado solo.
Y ése podría ser cualquier otro día. James con sus sonrisas, él con sus inseguridades y las dos manos entrelazadas entre ellos. Como cualquier otro día. Excepto que James se está muriendo y Brad siente que no puede más.
Excepto que ese día, como todos los anteriores desde la hospitalización de James, Brad vuelve a confirmar que la vida es una verdadera hija de puta.
Título: Como cualquier otro día
Claim: James/Brad
Tabla: Random 2
Prompt: #9 - Adivinar
Para: mision_insana
Advertencia: Nu~
[Como cualquier otro día]
Brad siempre ha sabido que la vida era una hija de puta.
Lo supo cuando su hermano mayor tuvo que ir a la guerra y nunca regresó, lo supo cuando su mejor amiga quedó embarazada a los 16 años. Lo supo también cuando su madre lo corrió de casa al enterarse que había besado a un chico del colegio, sin siquiera escuchar sus ruegos ni explicaciones. Pero no hubiera podido imaginar la magnitud de la crueldad de la vida si no hubiera visto a James con las mejillas hundidas, ojeras amoratadas debajo de los ojos, sin rastro de su rebelde cabello rojo que se disparaba para todos lados y mucho más delgado de lo que ha estado nunca. Sin poder moverse de la cama, él, siempre tan activo.
Pero nada de eso sería tan cruel si James no le sonriera de esa forma que le parte en dos el corazón. No sería tan cruel si sus ojos estuvieran fríos y vacíos, si no siguiera manteniendo en sus ojos esa chispa de calidez que no se supone que deba tener.
No cuando se está muriendo.
-Hola, Bradie.
Brad se acerca a la cama y se sienta en una orilla, sin atreverse a tocar la mano de James. Sus padres están ahí y no quiere incomodarlos, aunque se muera de ganas de tocarlo, de comprobar que sigue teniendo la misma mano cálida que antes. James sonríe de medio lado y salva los milímetros que separan sus manos, mirándolo a los ojos con complicidad. Brad sonríe lo mejor que puede y acaricia el dorso de la mano ajena con su pulgar.
-¿Cómo va el tratamiento? -le pregunta con ansiedad, mirándolo a los ojos porque necesita aferrarse de algo.
-Mejor, creo -contesta Brad, después de un segundo de meditación-. Sigo con náuseas, pero al menos ya puedo pararme y caminar un rato.
-Eso es genial.
Y James sabe que Brad no es sincero en su sonrisa, porque nada de eso es genial, pero aprecia el gesto.
-¿Cómo va la Universidad? -Brad se encoge de hombros y contesta evasivamente, porque ambos saben que nunca se ha sentido lo suficientemente bueno.
-Pues… ahí sigue -contesta, porque sabe que a James le preocupa demasiado sus estudios, porque confía en él.
-¿Has descansado lo suficiente? -«No, no, no.»
-Todo lo que puedo -contesta Brad, apretando la mano de James en un impulso, aunque todavía inseguro, como diciéndole: «Yo hago todo lo que puedo, así que tú también debes hacer todo lo que puedas, por favor, no me dejes solo… por favor.»
Y James sonríe y cierra los ojos, adivinando todos los sentimientos ocultos y apretando su mano con un poco más de fuerza y firmeza. Es un: «Lo sé, yo también estoy haciendo todo lo que puedo. No te quiero dejar solo.» Y Brad mira su sonrisa y de pronto agradece que le parta en dos el corazón, porque eso significa que James sigue ahí, con él. Que no lo ha dejado solo.
Y ése podría ser cualquier otro día. James con sus sonrisas, él con sus inseguridades y las dos manos entrelazadas entre ellos. Como cualquier otro día. Excepto que James se está muriendo y Brad siente que no puede más.
Excepto que ese día, como todos los anteriores desde la hospitalización de James, Brad vuelve a confirmar que la vida es una verdadera hija de puta.