[exo- yixing/ kyungsoo] Because we are infinite-Parte 2-1

Aug 07, 2015 11:13

Título: Because, We are infinite...
Pareja: Kyugsoo y Yixing
Resumen: Kyungsoo es un artista de talento, sus maestros alaban su trabajo y sus compañeros le envidian. Pero hay algo en los dibujos de Kyungsoo que falla, siente que son tan planos como el papel en los que está dibujados. Una noche, como si de una aparición se tratase, un bailarín entra en su vida y sin pedir permiso le descubre un mundo nuevo el cual no querrá abandonar jamás.
Rating: NC+17, Romántico, Angst, AU
Número de palabras: 39.669
Avisos: Contiene escenas de sexo e insinuaciones sexuales, así como de actividades delictivas o peligrosas. No se deben de imitar los actos aquí narrados ya que son personajes de ficción.
Notas de autora: Quiero darle las gracias a mis betas por haberme ayudado tanto con esta historia; de no ser por ellas creo que jamás habría podido escribirla. Y quiero darle las gracias a la persona que ha pedido esta idea y disculparme si no he conseguido escribir lo que ella quería. Tamara, no sé si tienes LJ así que...bueno ya sabes que lo escribí para ti.


PARTE DOS: ALIVE

El lunes a primera hora de la mañana, cuando todavía no despuntaban los rayos del sol sobre el cielo, el grupo de estudiantes de la Universidad de Artes de Seúl que se había apuntado para la excursión al Lago del Oeste en Hangzhou, ya estaban preparados para salir al aeropuerto.

Llegaron por la entrada de metro que conectaba la ciudad con el aeropuerto de Gimpo. A pesar de que, aquel aeropuerto había sido el principal de Corea del Sur, tras la construcción del de Incheon, se había relevado a un segundo plano centrándose tan solo en vuelos domésticos; aunque mantenía vueltos internacionales a países como China y Japón, relativamente cercanos. Constaba con tan solo dos terminales, la suya era la terminal 1F, que era la de los vuelos internacionales y ya que se iban a China tenían que tomar aquella. El vuelo desde el aeropuerto de Gimpo en Seúl al de Xiaoshan en Hangzhou duraba aproximadamente dos horas y media y Kyungsoo se las pasó demasiado nervioso como para hablar sobre algo. Al contrario que él, Yixing, estuvo bastante parlanchín, hasta que el vuelo se fue estabilizando; en ese momento se fue callando poco a poco hasta que se quedó dormido y dejó que su cabeza se apoyase pesadamente sobre el hombro de Kyungsoo.

Cuando llegaron al aeropuerto de destino, bajaron y recogieron su equipaje en la cinta. Al contrario que Gimpo, el aeropuerto de Xiaoshan era el mayor aeropuerto internacional de China, incluso con más tráfico de pasajeros que el de Zhenjiang. Cuando entraron a la zona abierta se dieron cuenta de ello, gran cantidades de personas fluctuaban por entre sus pasillos procedentes de todas las partes del mundo, sin duda no bromeaban cuando decían que en China uno podría sentirse pequeño y perdido en cualquier lugar.

Kyungsoo se sintió poca cosa en un mundo tan inmenso. Tan solo había visto el aeropuerto pero la diferencia entre China y Corea era bastante significante. Desvió la mirada en dirección a Yixing, quien sonreía con plenitud, estaban en su país natal y aquello se le notaba, aunque a primera vista no parecía ser tan patriótico; Kyungsoo pensó que quizás todo el mundo en el fondo se siente algo triste cuando está lejos de su tierra. Yixing era chino, pero no sabía de qué parte de China era, a pesar de que él le había hablado en varias ocasiones sobre sus padres y de su casa, Yixing, por su parte, solía mostrarse muy cerrado ante temas como aquel.

Ya que Hangzhou se encuentra el delta del río Yangtsé haciendo frontera con la Bahía de Hangzhou, uno de sus centros turísticos era el famoso Lago del Oeste, un lugar lleno de belleza natural, cuna de artistas y novelas; así como escenas llenas de profundidad y romanticismo. Por ese motivo había sido el lugar seleccionado por la universidad. Kyungsoo observó algunas imágenes en su móvil mientras esperaban por el transporte; los templos, pagodas y manantiales de la zona comenzaron a desfilar ante su vista llenándole de curiosidad. Sin duda la excursión sería algo interesante y precioso.

El autobús les recogió apenas una hora después de haber llegado y les llevó en dirección al hotel; a pesar de ser mucha gente en la universidad, como el viaje no era obligatorio no se habían apuntado muchas personas y la mayoría de los que lo habían hecho eran de China, quizás como una forma de volver a sentirse más cerca de casa. Kyungsoo lo había hecho porque Yixing le había insistido y también por las palabras que había comentado Chanyeol. Mientras caminaban entre construcciones clásicas conservadas por las autoridades y edificios impresionantes, la aglomeración de personas de China les embargó y ralentizó el tránsito de su desplazamiento; pero a Kyungsoo aquello no le importaba, sus ojos estaban centrados en una única cosa, no hacía nada más que continuar dándole vueltas a aquella duda en su cabeza.

Llegaron al hotel y se dividieron cada uno en sus respectivas habitaciones individuales. Entró y colocó todo en su sitio de manera ordenada. Sacó la ropa de la maleta y la extendió para que no se quedase arrugada, colgó las camisetas y colocó los utensilios de aseo en el baño. Se estiró e hizo crujir su espalda, tomó aire con profundidad y observó su cuarto. El cuaderno de dibujo estaba sobre la cama; se lo había llevado, no sólo porque ese era un viaje de la universidad para motivar su inspiración, sino también porque se había acostumbrado a tenerlo cerca, le hacía sentirse seguro.

Cuando dio la hora pactada por los monitores bajó totalmente cambiado, el resto de compañeros ya estaban por ahí ojeando la decoración del hotel y fuera estaba Yixing. Kyungsoo caminó hasta la puerta de entrada apoyándose en el cristal. Yixing estaba de cuclillas apoyando sus manos sobre sus rodillas hablando animadamente con un niño. El chino de Yixing sonaba diferente al del guía, era más rápido y cantarín, su voz se hacía más tierna y traviesa en su idioma natal y los hoyuelos que se formaban en sus mejillas involuntariamente le otorgaban un aire encantador.
Kyungsoo sonrió para sí mismo sin dejar de mirarle. Todo en Yixing era tan atrayente, sentía que si cualquier persona lo viese querría saber más al momento y una vez lo conociese tendrían que continuar profundizando en él, porque jamás terminaría la sensación de querer saber más y más de él.

Yixing alargó la mano y acarició el pelo del perro que estaba al lado del niño, el animal ladró un par de veces y le lamió la mano, tanto el niño como el chico chino rieron despreocupados y luego el más alto de los dos se despidió y se levantó girándose hacia Kyungsoo.

-Supongo que pase el tiempo que pase -le dijo volviendo a usar el coreano- no dejarás esa costumbre de observarme sin que te vea -rió Yixing entrando en el hotel sin esperarle.
-Ya sabes lo que dicen -bromeó Kyungsoo siguiéndole- las malas costumbres nunca mueren.
-En verdad sería una pena -continuó el otro con la broma mientras daba un salto y tomaba asiento en una de las escaleras de la entrada- echaría de menos sentirme tan importante.

Kyungsoo rió siguiendo el juego a Yixing y luego tomó asiento a su lado.

- ¿Qué es lo que han programado para ahora? -le preguntó rebuscando entre las cosas de su mochila intentando encontrar el itinerario de la salida.
-No lo sé, supongo que primero desayunaremos y después daremos una vuelta por la zona. Pero -prosiguió el chino sin apenas dejarle tiempo para intervenir a Kyungsoo-si me lo permites me gustaría enseñarte esta zona a mi manera.

La sonrisa de Yixing brilló tal cual lo haría la de un crío a punto de tramar una travesura y Kyungsoo supo que decir que si a aquella proposición sería meterse en un lío seguro, a pesar de ello, no podía negarse a nada que le pidiese el otro.

-Sabes que no puedo decirte que no -le respondió haciendo un puchero.
-Si no me lo dices, es porque en realidad no quieres decirlo -le susurró al oído- no pongas excusas a tus ganas de volar pequeño pingüino.

Cuando el grupo de estudiantes estaba listo para salir, Kyungsoo y Yixing se colocaron entre ellos, pero antes de subir al autobús salieron mezclándose con la gente. Yixing le agarró de la mano, y como todas las anteriores veces corrió llevándoselo tan rápido que Kyungsoo cerró los ojos para no marearse. A veces se preguntaba de dónde sacaba la fuerza y la rapidez una persona que en ocasiones parecía haberse creado en cámara lenta. Pero con el tiempo había aprendido que con Yixing sobraban las preguntas, para conocerle y buscarle una explicación, había que convivir a su lado y dejar las preguntas al margen. Como el propio Yixing solía decirle, a veces no hay que buscar un porqué, tan solo vivirlo.

Yixing le llevó por entre las callejuelas antiguas que la UNESCO había nombrado patrimonio de la humanidad con el resto de los monumentos que conformaban el Lago del Oeste. La primera parada fue en el Templo de Yuewang, visitando las tres partes que lo conforman. Yixing le explicó algunas cosas sobre el lugar, le dijo que principalmente era un monumento a conmemorar la lealtad y el patriotismo. Kyungsoo observaba con detalle los movimientos de Yixing al hablar, en algunas ocasiones parecía perderse en sus recuerdos, él no era un guía exacto y culto, muchas de las cosas que le contaban parecían extraídas de sus recuerdos de sus días de instituto. Era muy posible que quizás los nombres o las fechas no fuesen del todo exactos pero la pasión que demostraba al contarlo era suficiente para el chico coreano. Yixing parpadeaba mucho, sus ojos de pestañas pequeñas centelleaban rabiosos bajo sus párpados, se pasaba la lengua por los labios humedeciéndolos de manera inquieta, y en muchas ocasiones se paraba observando un lugar sin realmente mirarlo, y en otros momentos le agarraba del brazo y le llevaba corriendo a otra parte. Visitaron algunos manantiales y tumbas, cogiendo en transporte público cuando fue necesario.

Para Yixing las cosas parecían corrientemente emocionantes mientras que para Kyungsoo todo se mostraba nuevo, como una aventura en un mundo demasiado lejano al suyo. Lo nuevo y lo antiguo parecían chocar frente a sus narices, se asombró con curiosidad de como las tradiciones milenarias y costumbres ancestrales se acomodaban con perfecta armonía a la vida ajetreada de los chinos y sintió que en cada esquina todo lo que respiraba era vida, arte y Yixing.

Cuando llegaron a la Pagoda de Leifeng ya casi era de noche y el sol comenzaba a acostarse bañando el paisaje con una luz anaranjada que parecía llenar de magia el lugar. Yixing caminó alejándose de Kyungsoo apoyando una mano sobre los ladrillos de la Torre.

-Cuentan varias leyendas sobre esta zona -comenzó a decirle- que los ladrillos de esta torre tenían poderes curativos entre otras cosas.

Kyungsoo se acercó y puso la mano sobre la de Yixing.

-La imaginación de la gente no tiene límites -añadió el coreano sin mirarle a la cara.
-También cuentan la leyenda de la serpiente blanca, ¿la conoces? -le preguntó Yixing apartando su mano de la de Kyungsoo y dirigiendo la mirada hacia el cielo- Hay muchas historias de amor sobre este lugar, historias llenas de magia y cosas así. Pero en el fondo, son simplemente historias -continuó diciendo el chino con un tono algo triste en su voz- no existe ninguna magia que pueda curar.

Kyungsoo se acercó pero se paró de camino, había sentido el impulso de abrazarle pero se frenó antes de hacerlo. La espalda de Yixing se veía ancha y perfecta ante sus ojos, la escasa luz del sol que menguaba por momentos creaba sombras sobre las marcas de su cuerpo, mentalmente Kyungsoo le dibujó en lo más profundo de su ser, con él mismo a su lado, abrazándole y siendo capaz de hacerle salir de ese estúpido cascaron de persona dura y despreocupada.

-Yixing -murmuró acariciando su espalda- debemos irnos.

Yixing se giró, de nuevo con una enorme sonrisa en su rostro y asintió. Kyungsoo sabía que estaba mintiendo, pero no dijo nada.

  

Tras la cena Kyungsoo se despidió de los compañeros de su mesa y caminó por el pasillo en dirección a su habitación, por el camino vio como Yixing se daba prisa en entrar a su cuarto, tanto que ni se dio cuenta de que él le estaba mirando. Kyungsoo pensó que aquello no significaba algo bueno, y que debía de seguirle. Sabía que Yixing odiaba aquella costumbre que tenía de perseguirle por los lados, pero necesitaba saber por qué se comportaba así.
Al poco rato de entrar le vio salir cambiado, llevaba unos pantalones más flojos y cómodos y una fina camiseta sin mangas que mostraba parte de su torso, cuello y parte de los costados. También llevaba sus zapatillas estilo converse, las que solía usar para bailar bajo el árbol durante las noches en Corea. Kyungsoo sonrió, a pesar de la distancia Yixing continuaba siendo fiel a su ritual de danza.

Le siguió mientras bajaba con sigilo por los escalones hacia la entrada principal; se mantuvo al margen para que no se diese cuenta y así no delatarse. Yixing se paró justo en la entrada y observó a los lados asegurándose de que nadie le seguía, sonrió con picardía, se despidió hablándole algo al recepcionista, algo que obviamente dijo en chino y Kyungsoo no entendió y luego salió corriendo por la puerta. Kyungsoo se dio prisa a seguirle, sino estaba seguro de que le perdería y entonces no habría valido para nada haber comenzado aquella persecución. Corrió atravesando la puerta y le siguió por el camino asilvestrado, esperó entre la multitud en la parada del autobús y tomó la misma línea que Yixing, unos asientos más alejado confundiéndose con la gente pero sin perderle de vista. Vio que se bajaba en la parada que daba hacia el puente y aquel especie de paseo flotante de madera. Se bajaron, junto con otras personas más y continuó con su persecución.

Yixing siguió por entre las callejuelas caminando hacia aquel lugar. Kyungsoo recordaba perfectamente la imagen de aquel sitio ya que lo había visto esa misma mañana, pero por la noche, y todo iluminado con precisión parecía haberse transportado años atrás, muchos años atrás a un mundo en donde la magia y los cuentos de las antiguas leyendas parecían ser más reales de lo que en realidad eran. Se paró manteniendo las distancias entre Yixing y él, y el chico chino comenzó de nuevo con su ritual de buenas noches. Se estiró, desentumeciendo los músculos de su cuerpo y luego puso la música teniendo cuidado de colocar su teléfono móvil, un Iphone 5 blanco, en un buen lugar.
Esta vez era una música diferente, algo que sonaba místico y al mismo tiempo ancestral. Con tintes electrónicos y étnicos, una mezcla llena de energía y magia, como todo en aquel lugar. Sintió como, al igual que las veces anteriores, el cuerpo de Yixing se fundía con la música y sus extremidades parecían semejar más largas de lo que realmente eran, daba incluso la impresión de que su imagen, inmersa en la oscuridad de la noche se fundía como un alma en pena en medio de la penumbra. Las luces, esparcidas por la zona con artístico y meticuloso cuidado pincelaban su perfil de una manera propia de cuento de hadas. Yixing parecía un hada bailando ante el Lago del Oeste, Kyungsoo cerró los ojos y los cuentos que Yixing le había contado a la mañana retomaron a él entre la música y los pasos de baile, sonrió, no podría haber presenciado una escena mejor.

La música se detuvo, pero la imagen de Yixing permaneció inalterable ante él, todavía de espaldas con la mirada puesta en el camino de madera que sobresalía alejándose hasta gran parte del agua hacia dentro, respiraba agitado y sus hombros subían y bajaban rítmicamente.

-No sería lo mismo sino estuvieses mirando -comenzó a decir el chino sin todavía voltearse.

Kyungsoo avanzó unos pasos hasta él pero no dijo nada, tampoco le tocó, quería permanecer un segundo más así, observándole, sintiéndose todavía embargado por la belleza de la escena, como si todo aquello formase parte de algún cuento.

Yixing tomó la decisión por él y se giró sonriéndole, le tomó de la mano y lo llevó hasta el final del pasillo de madera sentándose al llegar. Kyungsoo observó todavía de pié como el bailarín se descalzaba, se remangaba los pantalones y bajaba los pies al contacto con el agua.

-Venga Kyungsoo -le animó Yixing- no hay tiburones, no creo que pierdas una pierna -rió.

Kyungsoo frunció el ceño algo molesto pero casi al segundo ya estaba haciendo lo mismo que Yixing y sentándose a su lado remojándose los pies.

Ninguno de los dos habló durante un buen rato, la brisa cálida del verano en China les acarició suavemente el rostro, el aire se notaba cargado, lo más seguro es que muy pronto se pusieses a llover. El sonido de los grillos les arrullaba a sus espaldas y el mundo, como las otras veces parecía continuar girando sin pedirles permiso. Kyungsoo movió la mano colocándola sobre la de Yixing, si el mundo giraba sin su permiso, a Kyungsoo le importaba bien poco, en ese momento tan solo podía pensar en una cosa.

-Cuando era pequeño -comenzó a decir a Kyungsoo fijando la vista en el horizonte observando cómo las luces del lugar se difuminaban sobre la imagen del agua- solía venir a un lugar así con mis abuelos. Cerca de su casa hay un puerto en donde amarraban las barcas los pescadores. Muchas noches de verano mi hermano y yo solíamos esperar a que nuestros padres regresasen viendo las estrellas flotando sobre el agua.

Kyungsoo hizo una pausa cogiendo aire y lamiéndose los labios. Yixing permaneció sin moverse con la mirada fija en algún punto entre este mundo y otro que Kyungsoo jamás parecía alcanzar.

-Mientras contemplaba las estrellas -prosiguió el dibujante- solía pensar que quizás algún día yo también podría recorrer el mundo con mi arte, tal cual lo hacían mis padres. Mi abuela me enseñó a dibujar, muchas veces ambos salíamos al campo con unos cuadernos, unos lápices y jugábamos a dibujar las nubes. Siempre me ha costado mucho dejar libre la imaginación, tengo demasiado miedo a defraudar a la gente, a equivocarme. Muchas veces me han dicho eso de que los lápices llevan goma al otro lado porque todo el mundo se equivoca, pero suelo contestar que yo siempre los usaba sin goma; soy de esa clase de personas que mira el lado negativo, supongo que soy un caso.
- ¿Por qué lo hacías? -le preguntó tajantemente Yixing sin apartar la vista-. ¿Por qué querías dibujar como tus padres?

Kyungsoo meditó la respuesta por un momento.

- Supongo que era porque es lo que siempre he visto.

Yixing negó con la cabeza.

- ¿Sabes por qué bailo Kyungsoo? -le preguntó sin alterar para nada la voz.

Kyungsoo negó con la cabeza.

- ¿Por qué te gusta? -respondió todavía con duda.

Yixing sonrió bajando la vista hacia sus pies que se movían parcialmente sobre el agua haciendo hondas.

- En parte sí, toda la gente que hace cosas así suele hacerlo porque le gusta. Pero más allá de eso, bailo porque lo necesito, porque es mi manera de expresarme. Siento que si me cortasen las piernas aprendería a bailar con mis brazos, y si me cortasen los brazos aprendería a bailar con mi lengua, y si acaso perdiese mi lengua, aprendería a bailar con los párpados. Porque bailar para mi Kyungsoo es un reflejo de mi alma, es contar esa historia que algunos llaman vida. ¿Es eso dibujar para ti Kyungsoo?

Kyungsoo no esperaba aquello por parte del bailarín y se meditó con calma la respuesta. Yixing continuaba con la vista en sus propios pies que chapoteaban levemente en el agua tibia del lago. El dibujante dirigió su vista a sus propios pies y la imagen de ambos se presentó ante sus ojos temblando por las hondas provocadas por el movimiento de Yixing. Sonrió y cerró los ojos tomando aire.

- Sí, Yixing, dibujar es lo mismo para mí. Lo necesito como necesito tantas otras cosas, como necesito vivir.
- Entonces -le interrumpió Yixing girando la cabeza mirándole- deja de verle el lado negativo a las cosas, deja de pensar que todo irá mal, deja de buscarle un porqué a todo, simplemente porque a veces las cosas suceden porque tienen que suceder. Vive mientras puedas y sé feliz, puede que mañana sea tu último día.

Kyungsoo se giró y le miró, tan cerca de él, bañado por la luz de las farolas y la luna, con el aire de verano revolviéndole el pelo y con los ojos llenos de furia y entonces supo la respuesta. Amaba a Zhang Yixing. Se inclinó lentamente para besarle pero antes de que pudiese detenerse Yixing le había tomado por los hombros acercándose a él, su corazón latía con fuerza, Yixing le correspondía, sentía que no podía estar más feliz hasta que, de pronto el agua parecía rodearle.

Kyungsoo estaba flotando sobre el lago chapoteando con los brazos intentando no hundirse mientras Yixing le miraba travieso desde el borde del embarcadero.

- ¡Maldito tramposo! -le gritó desde el agua- ¿Por qué siempre haces estas cosas?
Yixing rió colocándose de rodillas mirándole divertido y pasando el dorso de su mano sobre la superficie del agua.
- Es divertido -respondió con simpleza- Ya te lo dije antes Kyungsoo, hay que ser menos aburrido y más atrevido.
- Pero ahora estoy empapado- se quejó desde el agua.
- Te secarás, tan sólo es agua, parece que no te gusta mucho, eso explica tu olor -continuó burlándose de él.
- Eso es muy sencillo decirlo, tú estás se...

Pero Kyungsoo no terminó de decir la frase cuando Yixing ya se había lanzado al agua a su lado, se hundió durante un rato y después salió justo delante de él. Se apartó el pelo de delante de la cara y le contempló con una sonrisa.

- Ahora ya estamos mojados los dos ¿Contento? -añadió con una sonrisa.
- Estás loco -rió Kyungsoo.
-Ya te lo dije Kyungsoo -continuó hablando Yixing nadando hasta colocarse justo enfrente de él- No hay nada que me quede con ganas de hacer, puede que mañana sea nuestro último día, así que si quieres hacer algo, no lo dudes. Más vale arrepentirse de un mal sueño que de un sueño frustrado.

Yixing tenía razón, pensó Kyungsoo. Solo se vivía una vez y era muy probable que esa oportunidad no se repitiese nunca. Las luces rodeándoles, el cálido viento de verano, el Lago del Oeste decorado de manera mágica, la sensación de peligro rodeándole mientras se bañaban en un lugar en el cual no deberían de estar. La imagen de Yixing mojada y perfecta ante sus ojos, aquellos labios que siempre se mordía, esos ojos llenos de energía, las gotas de agua cayéndose por su frente, enredándose entre sus cejas, jugando al escondite entre sus pestañas. Aquel momento era suyo, única y exclusivamente suyo, de los dos, y Kyungsoo dejó de pensar. Quería vivir, necesitaba vivir y entonces cerró los ojos y le besó.

Kyungsoo podía describir a la perfección todas las comidas que había probado, desde la más deliciosa hasta la más horrenda. Podía decir a la perfección todos los lugares en los cuales había probado esos platos, hablar de las sensaciones que había pasado, de los momentos felices y tristes de su vida con sumo detalle. Podía diferenciar los perfumes de las personas que le rodeaban, la manera de caminar y expresarse; no era una persona observadora pero solía fijarse en los detalles que le llamaban la atención y nunca había sido nada parco en palabras. Pero en aquel momento, en ese mismo instante todos los verbos, los adjetivos, las comparaciones y las metáforas desaparecieron de su mente y tan sólo quedó Yixing. Los labios de Yixing eran dulces y cálidos, eran sabrosos e indescriptibles, Yixing sabía a Yixing. Un sabor que no podía describir con palabras, una sensación que jamás podría explicar ni con su arte, Yixing sabía a vida y a muerte, sabía a miedo y a duda, sabía a respuesta escondida y a juego del escondite, sabía a todo y a nada, pero sobre todas las cosas Yixing sabía a amor.

  

La mañana siguiente se levantó complicada. Kyungsoo se miró en el espejo del baño de su habitación de hotel, era un baño mucho más amplio que el de su pequeño cuarto en la residencia, pero a pesar del espacio el dibujante prefería su estrecho y más personal cuarto de baño en Seúl. Las ojeras se marcaron en sus enormes ojos y las líneas de preocupación se dibujaron en su frente y entrecejo. Llevó ambas manos a su rostro y se estiró la piel sin dejar de mirarse, cogiese por donde se cogiese no tenía un aspecto sano o descansado, bajó con su mano derecha por su cara hasta llegar a sus labios, los acarició deteniéndose sobre ellos con dos dedos, cerró los ojos y se los lamió. El sabor de Yixing volvía de nuevo a sus recuerdos pero en vez de traerle alegría hizo que su expresión aumentase en disgusto.

Le había besado, no había podido retener más aquella sensación y lo había hecho, sin saber muy bien cuál sería la respuesta por parte del bailarín. Había escuchado todas aquellas palabras, todas esas frases de ánimo, todo aquello que tan dulcemente salía por la boca de Yixing, y sin haberse dado cuenta lo había convertido en su biblia, en sus doce mandamientos y Yixing en su único dios. No podría explicar con exactitud cuándo y cómo se había enamorado de él; el sentimiento había estado creciendo tan gradual y lentamente que cuando quiso darse cuenta ya era demasiado grande como para negarlo o evitarlo. Se sentía extraño en su mente, amar a un hombre, a un ser de su mismo sexo, jamás se lo había planteado pero más que aquello se sentía extraño en su corazón y en su estómago. Declararlo, aunque fuese simplemente para sí mismo, darse cuenta de ello y decirse, "amas a Zhang Yixing", "amas a ese bailarín molesto que tan poco entiende del respeto personal, que siempre deja las explicaciones a media, que se pierde en su propio mundo, que se olvida la mayor parte del tiempo de las cosas, que siempre jugaba contigo hasta sacarte de quicio", pensar en aquello lo hacía todavía más real y provocaba que el latido de su corazón aumentase notablemente y que un vacio inmenso se crease en su vientre.

Ya no había vuelta atrás, le había besado. Y, a pesar de que jamás había pensado que algo tan bello como un beso pudiese dar paso a algo tan terrible dentro de él, así habían sucedido las cosas, y ahora se sentía como un condenado a recorrer la milla verde. Nadie lo sabía, tan solo él y Yixing, pero al caminar por los pasillos de aquel hotel después de haberse preparado, sentía como si todas las miradas estuviesen fijas en su persona, le señalasen con el dedo y murmurasen en voz baja "mira ese es el chico que besó a Yixing", pero sabía que aquello no era más que miedo.

Kyungsoo nunca hacía lo correcto, siempre metía la pata, era torpe por naturaleza. Cuando quería decir algo, en vez de pronunciar las palabras que habían estado cociéndose en su mente, por su boca salían otras, totalmente contrarias que empeoraban un asunto que sería sencillo de resolver por cualquier otro. Por eso mismo, cuando Yixing se apartó del contacto con sus labios y le miró confuso, Kyungsoo equivocó las palabras, y aquella frase aún corría por su mente, como si hubiese gritado en alto "soy culpable tiren de la soga".

- Pensé que tú querías.

Aquello era lo que había dicho, no era lo que pensaba pero si lo que dijo. Y el entrecejo de Yixing se frunció malhumorado. No había dicho nada, ni si quiera le había respondido. Había nadado hasta la esquina del embarcadero y había salido del agua, esperó a que Kyungsoo le imitase, y una vez estuvo fuera caminó saliendo del lugar en dirección al autobús. Los dos estaban mojados y sentado al lado de Yixing en el vehículo, Kyungsoo sintió que no solo se le estaba helando el cuerpo, sino que también se le helaba el alma. Yixing nunca paraba de hablar, hablaba incluso cuando no había nada que decir, pero en todo el trayecto de vuelta al hotel no pronunció si quiera una sola palabra. Kyungsoo sintió la necesidad de disculparse pero Yixing ni si quiera le estaba mirando, había apoyado la cabeza contra el cristal y sus ojos se perdían en la inmensidad de la noche, el dibujante le observó sin hablar todo el camino.

Aquel día Yixing no le habló, apenas le dirigió una mirada directa, parecía escaparle y aquello a Kyungsoo le dolía. Si a caso le había molestado tanto el beso, podría decírselo, no necesitaba huir de él como si fuese un apestado. Intentó acercarse a él pero Yixing siempre encontraba alguna manera de escaparse de su presencia.

La excursión ya no parecía entonces tan buena idea, y Kyungsoo decidió que necesitaba volver antes de tiempo. Habló con los maestros y se excusó usando a sus padres, les dijo que su madre había sufrido un pequeño percance y necesitaba ir a verla, les aseguró que no era nada grave pero que aún así no se sentía cómodo estando tan lejos. Por su puesto los maestros le creyeron, Kyungsoo jamás había sido un alumno problemático, así que no había motivos por los cuales desconfiar de él. Hizo sus maletas y salió del hotel en dirección al autobús que le llevaría al aeropuerto.

Cuando dejó atrás el camino lleno de vegetación que adornaba la entrada al hotel elevó la vista al cielo, las nubes negras comenzaban a arremolinarse peligrosamente sobre su cabeza con intenciones de descargar su cargamento antes de lo que había previsto cuando analizó el parte meteorológico en su teléfono móvil. Cogió su maleta y tomó una enorme bocanada de aire. No quería ver a Yixing, tampoco decirle que se iba, en aquellos pocos días, el chino le había estado evitando y él había captado la idea, el beso había sido una equivocación, ya no volverían a verse.
Poco a poco las gotas de lluvia comenzaron a dejarse caer y más rápido de lo que había esperado aumentaron su velocidad de caída aventurando una gran tormenta. No se asustó, sabía que en aquella época del año aquella clase de lluvia era normal. Siguió caminando, no le importaba la lluvia, ni siquiera mojarse y coger un resfriado, después de todo, como Yixing siempre solía decirle, era simplemente agua.

Kyungsoo abrió los ojos sorprendido, el agua continuaba mojando el suelo, cayendo sin parar, empapando las calles y a las personas que por ahí corrían intentando resguardarse de ella, pero sobre él no notaba ni una gota. Se giró sobre sus pasos y observó que había una persona sujetando un paraguas sobre él. Yixing, estaba a su lado, agarrando un paraguas demasiado pequeño para dos personas sobre él, la lluvia le estaba empapando, su pelo comenzaba a pegársele a la cara y su mirada, todavía seria y algo distante estaba fija en él.

- Te estás mojando -le dijo sin elevar mucho la voz.

Kyungsoo no respondió, se mordió el labio de abajo y continuó mirándole. Yixing volví a insistir.

- Llévate este paraguas, sino te mojarás.

Kyungsoo no lo cogió continuó dejando que le cubriese de la lluvia sin apartar la vista de él, quizás si parpadeaba o se movía, el hechizo se rompería y la imagen de Yixing hablándole de nuevo se desvanecería ante sus ojos como si nunca hubiese estado ahí.

- Tan sólo es agua -murmuró el dibujante con un hilo de voz.

Yixing sonrió todavía sin apartar el paraguas de encima de Kyungsoo.

- No te vayas -le pidió con una voz que sonó demasiado dulce como para ser suya.

Kyungsoo negó con la cabeza y agarró de la mano a Yixing provocando que el paraguas cayese algo lejos de ellos y que la lluvia comenzase a mojarles a ambos esta vez.

- Ven conmigo -le pidió Kyungsoo sin apartar la vista de los ojos del bailarín.

Yixing no apartó la mirada, fijó sus ojos casi con furia en los de Kyungsoo, pero el dibujante sabía que no le odiaba, sabía que esa fuerza en su mirada no quería decir "te odio", quería decir todo lo contrario.

- Ahora... -comenzó a decir Yixing volviendo a sonreír- eres tú quien se moja -matizó con picardía pasando la lengua por sus labios.
- No es la primera vez que ambos estamos así, ¿no Yixing? -le contestó Kyungsoo sorprendiéndose a sí mismo por la decisión férrea en sus palabras. Yixing estalló en una carcajada llevando la cabeza hacia atrás rompiendo el contacto visual.
- No, Kyungsoo -le contestó con tono alegre- sólo que esta vez -se inclinó hacía él rozando con su aliento la mejilla del coreano- seré yo quien te bese.

Kyungsoo apenas había asimilado aquellas palabras cuando, sin darle tiempo, los labios seductores de Yixing se había posado sobre los suyos ejerciendo algo de fuerza. No fue un beso apasionado, quizás más bien era algo torpe o tímido, pero aquella tarde bajo la lluvia de China, mientras el bus en dirección al aeropuerto se abría a sus espaldas, Kyungsoo sintió que aquel beso, era el mejor beso del mundo.

  

Aunque las cosas se habían arreglado Kyungsoo decidió seguir a delante con su idea de marcharse a Corea, pero Yixing no volvió con él. Todo volvía a estar bien entre ellos, aunque Kyungsoo no entendía bien si ahora ambos habían reconocido un sentimiento mutuo de amor o era simplemente otra tomadura de pelo por parte del bailarín. No quiso preguntarlo y prefirió continuar creyendo que algo nuevo había comenzado entre ellos. Yixing le dijo que quería hacer una pequeña escapada a la casa de su familia en Changsha. Al dibujante le pareció buena idea y quedaron en encontrarse en Corea una vez que regresase. Así que sin más Kyungsoo tomó el avión de vuelta y regresó a su país natal. Cuando llegó fue directamente a su casa a ver a la familia, como todavía estaba cubriendo días de la excursión se los podía tomar como días de vacaciones.

Entró por la puerta principal y dejó la maleta a un lado, caminó hasta la cocina y saludó a los empleados que estaban ahí, se acercó al frutero y cogió una manzana, la limpió frotándola contra la camisa y le dio un buen mordisco. Se dirigió hacia el estudio, ahí, casi invisible por la gran cantidad de luz que se colaba por el falso rosetón en el techo, estaba su madre. Kyungsoo se apoyó contra el marco de la puerta comiéndose la manzana, hacía algún tiempo que no la veía, su pelo de un color gris canoso, largo y recogido en una trenza le caía parcialmente sobre el hombro hasta la mitad de la espalda, llevaba puesta su bata blanca de pintura, manchada de algunos colores, tan sólo la había lavado unas tres o cuatro veces desde que la había comprado, ella insistía en que no quería que perdiese aquellas pinceladas mal dadas sobre su tela, le daba un aire, en palabras de la propia mujer, más personal.

Kyungsoo carraspeó al terminar la manzana haciendo notar su presencia tras ella y la mujer se giró otorgándole una sonrisa parcialmente cubierta de amables arrugas. No era una mujer muy anciana y su rostro todavía se mantenía joven, pero las canas habían aparecido tempranamente en su cabello y las arrugas de las expresiones faciales en las comisuras de sus labios y sus ojos le daban un aire, más que de anciana, de mujer respetable. Se levantó de su butaca dejando el pincel a un lado y caminó hacia su hijo. Kyungsoo la abrazó apoyando la cabeza en su hombro observando el cuadro que había comenzado, la imagen de una mujer sujetando un niño en brazos se presentó inacabada ante su curiosa mirada.

- Pensé que estabas en una excursión -comenzó a decir su madre mientras tomaba asiento en el sofá de la sala y su gata se acercaba a ella acomodándose entre sus piernas.
- Estaba -contestó Kyungsoo sentándose en frete de ella -pero he decidido volver, han sucedido algunas cosas.
- Cosas buenas espero -añadió ella acariciando al animal.
-Si madre-contestó Kyungsoo con una sonrisa- cosas muy buenas.
- Por el grado de amplitud que muestras en tu sonrisa, veo que sí que son buenas las cosas que te han sucedido -matizó con descaro y alegría en su tono; Kyungsoo rió avergonzado rascándose el pelo de la nuca-. Pero también veo que no quieres contarle a tu madre que es lo que ha sucedido.
- Todavía no estoy muy seguro de si puedo contar esto, tengo que...-el dibujante dudó por un momento en busca de las palabras adecuadas, intentando no meter la pata como hacía siempre- estar al 100% de fiabilidad para hablarlo contigo.

Su madre fingió ofenderse y luego ambos se pusieron a reír. Kyungsoo le habló de los paisajes preciosos que había visto en su corto tiempo de visita en el Lago del Oeste y ella le comentó que debería volver con más tiempo en el futuro, pues era un lugar precioso que ella había visitado en innumerables ocasiones. Kyungsoo le dijo que pensaba hacerlo, pero que quizás lo hiciese una vez terminase la carrera.

Hablaron del proyecto de becas de la School of the Art Institute of Chicago, faltaba apenas unas semanas para que las lanzasen en concurso y Kyungsoo se había ganado una plaza para optar a ellas. La idea se veía maravillosa, estudiar en una de las universidades más prestigiosas del mundo en artes, terminar sus estudios allí no sólo le haría mejoras en su campo sino que era una gran baza para optar a las grandes galerías de arte con sus exposiciones. Ese había sido su sueño, pero ahora la idea de Yixing a su lado parecía complicar un poco las cosas, no quería renunciar al motivo de su vida, al arte, pero tampoco quería renunciar a Yixing, después de todo sin arte no habría encontrado a Yixing, y sin Yixing no podría continuar con el arte.

Se despidió de su madre y saliendo por la puerta envió un mensaje a su amigo Chanyeol.

« Al final me he vuelto antes. ¿Por dónde te has dejado caer esta vez? Si no estás muy ocupado me gustaría que saliésemos esta noche. »

Tomó el coche familiar y condujo hasta su casa, antes de abandonar la casa familiar le había dicho a su madre que le sería mucho más cómodo desplazarse si tenía un coche así que ella le dio el Audi TT plata hielo que había comprado para la familia, coche que solo usaban en escasas ocasiones y para emergencias. Aparcó en el aparcamiento para estudiantes que se encontraba justo de bajo del edificio de las residencia, construido subterráneamente para aprovechar el espacio y usó el ascensor para llegar a su cuarto. Cuando estaba entrando por la puerta su teléfono móvil sonó con la respuesta de Chanyeol.

« ¿Kyungsoo-noquierosalirporquemeaburre, quiere salir una noche conmigo? Algo muy bueno ha sucedido o estamos presenciando el apocalipsis XD Quedamos en el lugar de siempre y desde ahí te llevo a un sitio mejor. Dame una perdida si aceptas. »

Kyungsoo marcó el número de teléfono de su amigo, entró en su cuarto dejando las cosas y encaminándose a la ducha. A parte de la llamada perdida añadió un pequeño mensaje pidiéndole unos 15 o 20 minutos de tregua, tenía que tomarse una ducha y cambiarse de ropa. En el mismo momento en el que el agua tocó su cuerpo sintió que el tiempo que había estimado había sido muy poco y que quizás hubiese tenido que indicarle más, pero ya no había nada que hacer, solo quedaba esperar que Chanyeol no se molestase si le hacía esperar un poco.

Salió de la ducha relajado y limpio, sacó una ropa con algo más de gusto que la que solía ponerse y se la vistió. Unos pantalones jeans que le venían algo ajustados y marcaban sus piernas anchas en las pantorrillas, un cinturón de cuero marrón de marca que su madre le había regalado su último cumpleaños y una camisa de tejido fresco de verano que su padre le había comprado en unos de sus viajes a Italia, era de un color crudo, que le daba un aire desenfadado y marcaba un poco el tono neutro de su piel. Se peinó usando la gomina dejando ver parcialmente el pelo rapado a ambos lados de su cabeza y se refrescó la cara con un tónico reafirmante que su hermano había insistido que comprase durante unas vacaciones de verano en Japón. Estaba listo para salir.

Agarró las llaves del coche, su cartera y el móvil y fue en ese momento cuando se dio cuenta que este tenía una pequeña luz parpadeante que indicaba alguna notificación. Desbloqueó la pantalla y se encontró con que tenía un mensaje de texto.

« Antes de irme le pedí al monitor tu teléfono, espero que no te importe. La noche en Changsha es muy tranquila, el cielo está despejado, ¿también pueden verse las estrellas en Corea? Estoy pensando en ti. »

Kyungsoo sonrió y tecleó con rapidez.

« En Corea también se pueden ver las estrellas, pero el cielo se ve demasiado oscuro, creo que falta una ¿a lo mejor sabes si está por ahí? ¿Se llama Yixing? Yo también pienso en ti. »

Le dio a enviar y caminó por el pasillo en dirección al ascensor pendiente de su respuesta.

« Eres incluso más cursi por teléfono que en persona XD Por aquí huele demasiado bien, se nota que no estás. »

Kyungsoo frunció el entrecejo, incluso a distancia Yixing podía ser igual de molesto que teniéndole al lado, o mucho peor.

« Intentaba sonar romántico ¿Me echas de menos? »

« Si sólo ha pasado un día... ¿Tú me echas de menos? »

« Sí »

« Yo también »

« Necesito dibujarte, ¿Cuándo volverás? »

« Puede que pronto, espérame »

« Sabes que lo haré. »

« Buenas noches pingüino volador. »

« Buenas noches bailarín fantasma. »

Kyungsoo esperó un tiempo frente al coche por si Yixing volvía a responderle pero no lo hizo. Tomó aire y abrió lo puerta dejando las cosas sobre el asiento del copiloto, se colocó el cinturón de seguridad y sonrió. Tenía que hablar de aquello con Chanyeol, tenía que contarlo todo y así ponerlo en orden en su mente.

Cuando llegó Chanyeol estaba mirando inquieto su reloj de pulsera. Kyungsoo aparcó el coche haciéndole señas con las luces largas para llamar su atención, débilmente pudo distinguir como en la cara de su amigo se dibujaba una mueca de molestia. Era obvio que había tardado más de lo previsto. Para disculparse le invitaría a un café o a una copa, lo que Chanyeol decidiese que costaba su perdón.

Al final se fueron a uno de los clubs más elitista del barrio de Gangnam, Eden. Chanyeol solía ir en alguna que otra ocasión, dejándose caer entre la alta sociedad de la zona, disfrutando del codeo con aquellas personas "perfectas", con sonrisas plásticas, sueños metálicos y corazones en forma de cuentas bancarias repletas de dinero. Chanyeol no era un tipo codicioso pero si una persona que no quería dejar de vivir bien, además siempre solía decir que si esta era la única vida que iba a tener, por lo menos habría que vivirla a lo grande, y aquello no significaba otra cosa que pasar una que otra noche rodeados de la crême de la crême del país. Kyungsoo no era muy partidario de aquello, pero se lo podía permitir, así que aquella noche quiso darle el gusto a su amigo, y se ofreció a pagarle las copas y la entrada.

Se acercaron a la barra y las luces de colores rosados del techo tiñeron de un matiz divertido su rostro, Chanyeol sonrió ampliamente mostrando todos sus dientes. A Kyungsoo le gustaba la sonrisa de Chanyeol le parecía divertida y agradable, como la de un niño travieso que se había quedado atascado en el cuerpo de un adulto. Después de una copa Kyungsoo comenzó a sentirse más relajado, no es que le subiese mucho el alcohol más que nada es que ya hacía tiempo que no salía a beber y la falta de costumbre y el poco peso que tenía le estaban afectando, además tampoco había comido nada antes de aquello.

- Besé a Yixing -le espetó de pronto en medio de una conversación sobre el culo de la chica del vestido blanco sentada en la barra.

Chanyeol se controló para no escupir lo que había sorbido de su copa, se giró con los ojos como platos y paladeó dudando que decir.

- ¡¿Qué le besaste?! -le preguntó, aunque aquello en realidad sonó más como una exclamación que una pregunta.

Kyungsoo dio gracias a Dios que el volumen de la pista de baile estuviese tan alto y amortiguase lo que se decía en la sala de butacas. Chanyeol tosió un poco intentando relajarse el atragantamiento provocado por el alcohol quemando su garganta raspada por la sorpresa. Kyungsoo asintió ante su duda y bajó la mirada con cierta indiferencia fría centrándose en su bebida. No se sentía mal por haber besado a Yixing, no tenía porque sentirse si quiera sorprendido, después de todo Chanyeol era el que había insinuado que sentía algo por él.

- Sí lo hice -le respondió con seguridad- y él me besó a mí.

Chanyeol se dio una pausa relajándose y le contestó.

- Entonces... -meditó observando hacia los lados como si hubiese alguien que pudiese escandalizarse sobre el tema que trataban- te refieres a que a ese chico le gustas y bueno tú a él también y eso quieres decir que... ¡Qué eres gay!

Kyungsoo resopló algo molesto ante la actitud tan retrógrada que mostraba su amigo, aunque no podía echárselo en cara, la mayoría de la gente en Corea del Sur solía presumir de moderna y actual, pero todavía continuaban anclados en las viejas costumbres y pensamientos machistas y retrógrados de no hacía tantos años. El mundo podía mostrarse cada vez más evolucionado y moderno a su alrededor, podría tener el Internet más rápido del planeta, los edificios con las aplicaciones más cómodas y de última generación, los electrodomésticos y aparatos más preparados que a pesar de ello en los corazones de los coreanos continuaría la idea de que el amor era una palabra vedada a una sola relación, a la del hombre y la mujer, únicamente con ellos mismos, él de supremo y ella de suprimida. A Kyungsoo se le hizo un nudo en el estómago, también había formado parte de aquel grupo de personas hasta que Yixing había aparecido en su vida.

Kyungsoo asintió.

- Si te hace sentir mejor sí, soy gay. Pero en realidad no sé cómo definir esto, no se trata de que me gusten o no los chicos, es algo completamente diferente, se trata de Yixing, es simplemente él, me gusta. No... -Kyungsoo se mordió el labio nervioso, por primera vez en su vida sentía que las palabras se apelotonaban en su boca deseosas de salir- no he sentido esto con ninguna persona antes, supongo que no lo puedes entender porque no le conoces, pero él ha puesto patas arriba mi mundo, le ha dado color a esta monocrómica existencia, Yixing me ha convertido en alguien que jamás pensé que podría ser y besar, Chanyeol, besarle ha sido lo mejor que he hecho nunca, y no me arrepiento.

Su amigo le observó perplejo durante un rato, cerró los ojos y llevó su mano acariciando el material blanco de las mesas de esa zona hasta agarrar la mano de Kyungsoo, abrió los ojos de nuevo y le miró directamente dejando que su sonrisa tierna bañase de nuevo su cara.

- Me alegro entonces Kyungsoo, no sé quién es ese chico, no sé lo qué te ha hecho exactamente, pero en todo el tiempo que te conozco jamás te había visto tan rebosante de vida y eso es algo que una mala persona jamás haría. Espero que seáis muy felices juntos.

En ese momento, cuando Chanyeol dejó de usar el él y el tú para referirse a Kyungsoo y a Yixing, cuando usó el vosotros, Kyungsoo sintió aquella sensación revoloteando de nuevo en su estómago, había dado un paso importante, algo que no quería que diese nunca marcha atrás.

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