Jul 19, 2008 16:20
-Vamos, Potter, chusca otro- el sly arrastraba las palabras más que de costumbre. Con la camisa medio desabrochada, la corbata colgando y el cabello revuelto, nunca había parecido menos Malfoy. El niño-que-vivió no difería tanto de su estado habitual salvo por la sonrisa alucinada.
-No soy tu esclavo, Malfoy, hazte uno si te apetece.
-Potter, te digo esto en confianza- el rubio le apuntó con un dedo inestable- y jamás lo repetiré, pero tengo que reconocer que lías los caños como nadie.
-Los halagos no te llevarán muy lejos, Malfoy, el que lo quiere lo día, perdón, lila, perdón, lía, jijiji eso, que tú eres un liante jijji
-Ja j aja Potter, estás fatal, y déjame que te diga- otra vez le apuntaba con el índice vacilante- que eres un puto desconfiado, por una vez estaba hablando en serio- el dedo del rubio revoloteaba frente a él- simplemente reconocía tu superioridad en algo. Jijiji no me puedo creer que yo haya dicho eso.
-Sigo sin fiarme, Malfoy, dime algo de confianza y entonces vale.
-Por Merlín, ¿todo esto por un porro? Se te va la pinza, Potty.
-Ji ji ji - el gry sonrió y el rubio pensó que algo se le venía encima- es que no estamos hablando de un simple porro, niño mimado- sacó del bolsillo la cajita y la sostuvo frente al otro con gesto dramático… y desenfocado- esto es de lo más privado de Neville Longbottom, no sale al mercado.
Uuuuh el rubio se quedó por un momento aturdido, intentando decidir si estaba en condiciones de responder a un desafío de Potter. Hum, ¿desafío? ¿quién había dicho nada de desafíos? Él sólo quería emborracharse hasta perder el conocimiento. Después de todo, su padre seguía tan obtuso como siempre, el manipulador de limón jodiendo como siempre, su padrino más pesado que de costumbre y el puto resucitado (¡maldita la gracia!) como la jodida novedad estelar en su vida: ¡ponga un maníaco en su casa, es el último grito! Sí, claro, el grito de los cruciatus. “Uuf”, pensó, “si todavía puedo recordar todo eso es que aún no he conseguido mi propósito, y un Malfoy siempre consigue lo que se propone. Pero sí estoy lo bastante limado para aceptar el reto de San Potter. ¿Porro por secreto? Ja ja espero que no le tiemblen las manos al liarlos cuando oiga las revelaciones ja ja”.
-De acuerdo, cara-rajada, acepto las condiciones, pero tú también tienes que demostrarme tu buena voluntad.
-¿uh?- el moreno se había perdido en alguna parte.
-Digo, Potter- y de nuevo el dedo oscilante frente a él- que primero harás uno de buena fe y luego secreto por secreto.
-¿Oh? ¿Entonces yo que gano, rubito? Te hago los trabajos manuales a fin de cuentas- “Ooops”, pensó Harry, “eso ha sonado muy…”
“Caliente”, pensó Draco, “este chico me pone muy caliente. Lo cual espero haber olvidado junto con todo lo demás mañana por la mañana”.
Los dos hicieron como si nada. Con movimiento lentos Harry cogió la caja más grande y empezó a liar un porro. Le advirtió con la mirada:
-El siguiente ya lo haremos con la especial Longbottom, este es el de prueba.
-Ja ja pues de ésa ya llevamos un par, yo diría que ¡prueba superada! - Harry no pudo más que carcajearse con Draco.
Fumaron en silencio, como llevaban haciendo desde hacía ¿cuánto? ¿una hora?, dando sorbos a la botella que llevaba un rato casi vacía pero nunca se acababa (¿cómo? ¡es magia!). Era extraña esa alcohólica familiaridad, sentados tranquilamente uno junto a otro compartiendo botella y porro. ¿Tranquilamente? No. Aparentemente, era el Gryffindor el que estaba en peores condiciones, lo que no sabía el rubio es que este Gry en concreto se había salvado por los pelos de ir a Slytherin, y que ahora ese lado retorcido había salido a la superficie. El Niño de Oro tenía un plan. Malfoy era el plan. El moreno se relamió los labios por anticipado. Y si de paso le sacaba la información, pues mucho mejor. Hora de empezar la siguiente fase.
-Vamos, Malfoy, es tu turno. Si quieres un poquito de esto,- señaló la caja más pequeña- empieza a cantar.
La frase hubiera quedado más amenazadora si no la hubiera balbuceado entre risitas. También habría ayudado que su brazo descontrolado no hubiera golpeado al rubio, cuyo equilibrio no era tampoco muy digno de ser llamado así. En el estado en que ambos se encontraban, inevitablemente, volvieron a caer en un estallido de risas psicotrópicoalcoholizadas.
-Ja ja ja tú lo has querido Potty. Ahí va: mi padre está como una puta cabra- declaró Malfoy muy serio.
-Eso no es ningún secreto, rubito.
-Idiota. Me refiero a que es un mortífago- replicó molesto- y no me llames rubito.
-Ja ja ja ja ja -el moreno se revolcaba por las carcajadas- pero tío, que eso ya no es noticia jajaja ¡si hasta lo he visto con el “traje de gala”!- el otro lo miró enfurruñado un momento (Harry no pudo dejar de notar el mohín tan sexy… “oh Merlín oh Merlín qué coño estoy pensando oh Merlín oh Merlín oh Merlín”) hasta que apartó la vista para coger la botella aún casi vacía y darle un trago- pero oye- añadió- ¿lo has dicho o yo no te he oído bien?
-Tu incompetencia comunicativa está alcanzando niveles hip insospechados, cara-rajada, hablas peor que un troll.
-Digo, capullo, que si has dicho que tu padre está como una cabra por seguir a Voldemort- no hubo estremecimiento ninguno en el rubio al escuchar el nombre, pero era imposible determinar si era por valentía o por el cóctel magiquímico.
-Puta cabra.
-Perdona. Puta cabra.- hubo un momento de silencio- ¿Lo has dicho?
-Sí.
-¿Sí?
-Sí.
-Ah.
-¡Coño, Potter, reacciona! ¡Que te has quedado empanado!
-…-
-¡Potter!
-¿Por qué?
-¿Por qué qué?
-Pues eso.
-Aaaaaargggggggggggggh- el rubio estaba a punto de explotar, notaba algo caliente subiendo por su cuerpo y, lamentablemente, no era lujuria (“¿lamentablemente? ¡¿qué mierda estoy pensando?! contrólate, Draco, contrólate”). Era ira y si el niño-que-vivió-fumado seguía mirándolo con esa estúpida sonrisa unineuronal iba a lanzarle un bonito y doloroso maleficio. ¡Por Merlín y todas sus concubinas que sí!
-¿Te pasa algo,tío? Haces mala cara.
“Cuenta hasta diez, Draco, o hasta veinte o los que sean, calmacalmacalma”. Apretando los dientes y poniendo su MM (Mirada Malfoy) capturó los ojos del moreno en un intento de amedrentarlo. Para su desgracia, el salido de Potter interpretó todo lo contrario y su polla dio un salto al imaginar a ese rubio arrogante a cuatro patas y esa mirada dominante escupiendo las palabras “ya, Potter, hazme gozar ya”. “NOOOOOOO ¡mierda, NO! ¡Esto no está pasando! ¡Yo no lo estoy pensando! ¡No, no y no! Respira respira respira. Eso es, recuerda el plan, el plan, ¡mierda, ¿cuál era el plan?! Ah, sí. El plan es averiguar por fin qué se trae la serpiente entre manos, sí, eso es, ése es el plan, y el premio es tirármelo aaah síiiiiiii NOOOOOO. Respira. El plan. Información. Sacarle información a Malfoy. Malfoy. Mierda. El plan.” Así que Harry, intentando desesperadamente concentrarse ( y olvidar, al menos de momento, su descomunal erección) hizo un esfuerzo por retomar la conversación obviando la expresión asesina del rubio.
-Entonces, ¿por qué?
Malfoy se juró que jamás volvería a beber con Potter. Respiró hondo. “Todo sea por un caño de la hierba prodigiosa”, pensó.
-¿Por qué qué, Potty? ¿Por qué no sabes hacer frases de más de tres palabras? ¿O por qué no sabes palabras de más de una sílaba?
-¿Por qué crees que tu padre está como una puta cabra por seguir a Don Tenebroso?
-Voldemort no tiene glamour.
Harry se quedó estupefacto ante la indiferencia del príncipe de las serpientes, pero después…
-¿Qué mierda de argumento es ese, hurón? Así que Voldy-pooh no tiene glamour, oh qué drama, vas a romperme el corazón, Drakito.
-Dumby tampoco.
-¿Qué?
-Digo que Dumby tampoco.
-¿Tampoco qué?
-Tampoco tiene.
-¡¿Qué?!
Ahora era Malfoy el que se desternillaba con la incomprensión de Potter, quien hacía esfuerzos por no partirle la cara.
-A que jode, eh Potty?
-mgrrrrrr
Tras una pausa (en la que Harry pensaba “el plan el plan el plan”) y un par de tragos de la todavía casi vacía botella que aligeraron el ambiente, el rubio volvió a la carga.
-¿Ya me toca un “Longbottom special” o no?
-Aún no me has dicho ningún secreto, Malfoy- le recordó.
-Vale, vale, tú ganas- “ooops”- yo no he dicho eso.
-No he oído nada. Sólo dispara ya de una vez.
-Tengo un tatuaje- el rubio se quedó esperando el odio del niño dorado al confirmar el rumor que lo tachaba de mortífago. Siguió esperando.
-Genial. Yo tengo dos.
-…-
-¿Me lo enseñas?
-…-
-Venga, Malfoy, reacciona
El arrogante y aristocrático príncipe de Slytherin salió de su estupor con un grito muy poco digno
-Aaaaaaaarrrrggggggggggggggggg
-No es para ponerse así, hurón- el moreno parecía enfurruñado.
-¡¿Qué parte de soy-un-jodido-mortífago no has entendido, cara-rajada?! ¿O es que te has caído de la escoba y te has quedado definitivamente idiota?
-También tengo un piercing.
-Definitivamente idiota.
-Oye, sin faltar
-Vamos a concentrarnos, Potter, porque si no estaremos aquí hasta año nuevo. Tu has dicho que quieres secretos y yo quiero porros, es así, no? -el moreno asintió- de ello podemos deducir que tú eres un cotilla y yo un fumeta, pero tampoco es preciso que nos molestemos ahora por tonterías, así que vamos al grano. Como eres un jodido morbosillo, supongo que lo que más te interesa es el rollo oscuro, no? Vale pues allá vamos. A ver, en mi familia todos somos mortífagos, el Señor Tenebroso es malo malísimo y está intentando matarte… otra vez. Yo tengo una misión, tengo que matar a Dumby…y eso es una novedad confidencial, Potter. Como está cabreado con mi padre por lo del año pasado -mirada entre rencorosa y agradecida al moreno- y mi padre está…lejos, pues que me toca a mí. ¡¿Crees que es suficiente para un porro, Potty?!- escupió perdiendo completamente la paciencia.
Mientras, Harry se relamía… mentalmente. Para sus planes era bueno que Malfoy se saliese de control, pero para eso él tenía que estar más concentrado que nunca y su parte sly le estaba ayudando mucho (“¿mucho? ¿ayudando? Jjaja mi parte sly ha salido del armario y ahora soy más serpiente que Salazar jeje ya tengo lo que quería, ahora tácticas de distracción”).
-Te has ganado algo más que un porro, huroncillo, voy a enseñarte uno de mis tatoos.
-¿Sólo uno? Ah, claro- sonrisilla sarcástica- para ver el otro tengo que contarte otro secreto.
-Error, rubito- le contradijo Harry con una mirada peligrosa- el otro te lo enseñaré cuando estés preparado y no tendrás que dar nada a cambio si no quieres… -“aunque espero que quieras mmm se me ocurren un montón de cosas que podrías hacerme... aún no, Harry, aún no, calma, no la cagues, calma”.
Draco no entendió, pero prefirió no seguir indagando, aquello parecía peligroso; además, tenía curiosidad por algo más.
-¿Y el piercing? ¿o era broma?
-No, no es broma, vale, te lo voy a enseñar antes del porro, no sea que luego no puedas apreciarlo- sonrió de medio lado y acabó de desabrocharse la camisa (¿cuándo se la había abierto? “por las barbas de Merlín, Harry” se dijo “tienes que dejar de beber”)- cierra la boca, Malfoy.
Y es que el rubio se había quedado peor que con un petrificus, lo único que se movía era su pecho en un intento por llevar aire a los pulmones y no morir ahogado, porque el resto de Malfoy incluyendo su cerebro (capitaneado por su cerebro) estaba celebrando una fiesta pagana de adoración al dios-del-sexo-que-vivió. Allí, en medio de aquella piel perfecta, brillando, un arete en el pezón.
La parte Gryffindor de Harry debía estar abochornada, pero como estaba totalmente borracha no se podía saber; mientras, su parte sly estaba vivita y coleando, sobre todo coleando…gracias a la mirada hipnotizada de Malfoy. Tenía ganas de tumbar al rubio, arrancarle la ropa y follarle hasta que sólo supiera decir su nombre, pero era Malfoy, el maldito hurón, y ni todas las drogas del mundo podrían acallar completamente las alarmas. No sabiendo qué hacer desvió la mirada y por un momento sacudió la cabeza como si quisiera espantar algo. Entonces se fijó en Draco otra vez y le dijo:
-Realmente te lo has ganado, Drakie-pooh, te voy a hacer un canone para ti solo, manufactura especial Potter- lo que no dijo es que él también necesitaba uno para él solo para intentar caer inconsciente y no saltar sobre el apetitoso cuerpo del mortífago. Sin molestarse en abotonarse la camisa, se inclinó y cogió las cosas y enseguida tanto él como Malfoy estaban apuntando con sus varitas hacia el extremo de sus respectivos petas y aspiraban la primera calada del último experimento de Neville Longbottom.
Hombro con hombro fumaban en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos. Los de Malfoy eran notablemente simples, no se podía negar su perseverancia. Seguía decidido a emborracharse y fumarse hasta no acordarse ni de su nombre. Sabía que el moreno iba buscando lo mismo que él, no hacía falta ser un genio para darse cuenta. Cuando uno intercambia marihuana por alcohol con su archi-enemigo es que va buscando la chimenea más rápida hacia el olvido. Dio una honda calada, con los ojos cerrados se dejó llevar por esa extraña comodidad con su némesis. “Tu peor enemigo te conoce más que tu mejor amigo”. ¿Será verdad eso? En verdad sí que conozco a Potter, sé lo tonto gry que puede ser y sé también que a veces es más retorcido y cabrón que una serpiente, como esta noche…hum, esta noche me patina la neurona y con un poco de suerte mañana no me acordaré de nada, así que puedo decir que esta noche está más serpiente que nunca. Sólo me falta que hable en pársel mmm qué gran idea….” Malfoy dejó correr su neurona hacia una fantasía en la que un Potter cabrón le tenía encadenado y siseaba cosas en pársel con expresión sádica. Empezaba a notar calor calor calor. ¡Claro que conocía a su enemigo! Las peleas no sólo eran con magia. Conocía el cuerpo de Potter. No tanto como quisiera, claro. Sin olvidar que en esos momento lo tenía frente a él en un incitante estado de semi desnudez, con la túnica en el suelo, la camisa abierta y un reflejo brillante en la tetilla…calor calor calor...
Harry olvidó que era un tímido virgen y Draco que un Malfoy siempre manda. La magia empezó a vibrar entre sus cuerpos, el cabello de Harry parecía más elástico, el de Draco más brillante, el aire a su alrededor chisporroteaba. Se lanzaron uno en brazos del otro en un frenesí incontrolable, ansiosos por devorarse mutuamente. Draco tironeaba del piercing, mordiendo a ratos el pezón, Harry gemía, pero cuando la mano del rubio acarició su erección simplemente perdió el sentido. El sentido común, claro, y todo pensamiento racional también. Sólo se dejó llevar. Sentía un fuego que le quemaba y que salía de él a través de todo su cuerpo. Un fuego que se fundía con otro que salía de Malfoy. Calor calor calor… Como poseído cogió al rubio por la nuca y le estampó un beso posesivo y ardiente, una batalla de lenguas que Harry ganó. Con un pensamiento inconsciente quedaron desnudos. Pero ninguno advirtió semejante despliegue de magia, no sentían más que sus cuerpos calientes restregándose y quemándose… piel con piel… el aire en la torre de astronomía se hizo más denso, más pesado. En el suelo, alrededor de un confuso montón de ropa, dos chicos se besaban envueltos en un difuso resplandor. Las manos de Harry se hundían en el cuerpo pálido de Malfoy, probando la textura de esa carne que le estaba volviendo loco. En sus mentes ya no quedaba espacio para ningún recordatorio sobre su rivalidad eterna. Sus sentidos alucinados habían tomado el control. Todo el control. Harry acarició la columna vertebral de Draco y empezó a morder el rosario de huesos mmm tan delicioso… bajó por esa espalda arqueada excitándose aún más oyendo los gemidos entrecortados que escapaban de la boca lasciva de Draco… y bajó un poco más y un poco más y con la lengua empezó a torturarle, abriendo un húmedo camino que no habría imaginado ni en sus sueños más disparatados, sintiéndose él mismo más y más excitado, más y más duro… y cuando sus dedos siguieron el camino de su lengua sintió el estremecimiento que sacudió al otro. Draco giró la cabeza para mirarle a la cara…las chispas saltaron…
-Potter, ¡ya!- era una orden.
-Vicioso impaciente- un siseo- ahora verás…
Jaló al rubio por las caderas y se introdujo en él, despacio, provocando deliciosos escalofríos en el otro que todavía estaba a punto de explotar porque le hubiera hablado en pársel. Draco afianzó las manos en el frío suelo de piedra de la torre de Astronomía, sin sentir las raspaduras en las rodillas. Harry miró ese cuerpo debajo del suyo, fuerte y blanco, tan blanco, una piel perfecta, una espalda perfecta, y su polla metida en ese culo perfecto. “¡El puto paraíso!”, pensó, y tenía toda la intención de compartirlo con el rubio. Se inclinó sobre ese cuerpo divino y empezó a mordisquear la nuca hasta que los espasmos en su sexo se hicieron insoportables de tan exquisitos. Alejó su boca de ese cuello tentador y poniendo ambas manos en las caderas empezó a moverse, hundiéndose en ese cuerpo que le acogía gustoso, ese cuerpo que también se retorcía y gemía… con una mano aferró la erección del sly y la movía al ritmo de sus embestidas, tanto fuego… tanto calor... calor calor calor…
-Poootteeeer síiiiiiiiiiiiiiiiiii
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaah sí sí síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
En una habitación en penumbra, a muchos kilómetros de allí, un hombre de ojos rojos se mordía los delgados labios para no gritar, gotas de sangre resbalaban por su barbilla. Sus puños se tensaron y en la mano derecha su varita crujió hasta que un largo grito de agonía escapó de su garganta y cayó momentáneamente desvanecido en la soledad de su guarida.
potter,
fic