Fumando espero

Jul 31, 2008 01:21

 En las mazmorras Severus Snape despertó sobresaltado sintiendo que la marca en el antebrazo le quemaba como fuego. Haciendo un gesto de dolor y murmurando mentalmente una maldición se levantó y se apresuró a reunirse con el Señor Tenebroso. ¿Por qué esos dos siempre estaban igual? Hacía años que casi no podía dormir una noche completa, cuando no era uno era otro. ¿Es que ni Albus ni Voldemort sabían celebrar reuniones a horas razonables? “¡Maldito par de viejos manipuladores insomnes!”
-Severus
-Señor- Snape inclinó la cabeza y no dejó que ni su rostro ni su mente dieran un indicio de la sorpresa que sentía ante el aspecto dolorido del mago oscuro más poderoso de los últimos tiempos, ¿qué o quién lo había dejado en ese estado?
-Quiero saber qué ha estado haciendo Potter esta noche- Snape se quedó interiormente estupefacto- y quiero saberlo pronto- ese “pronto” sonó justo como “ya mismo” en los oidos del ex-profesor de pociones.

Harry despertó momentáneamente desorientado, uff menos mal, estaba en su cama en la torre Gryffindor, al parecer había sido capaz de llegar hasta allí desde…¿uh? ¿la torre de Astronomía? Sus últimos recuerdos lo situaban en la sala común estudiando el mapa del merodeador, a partir de ahí nada. Blanco. Vacío total. Dumbledore paseando, alguien en la torre. “¿Quién? Ni idea.” Bueno, no podía ser tan malo, ¿no? Aunque, quizá, estoo al fin y al cabo, puees todo el mundo conocía el refrán, y cuando todo el mundo lo conoce eso quiere decir algo, ¿no? ¿Qué refrán? Sí, hombre, claro, ese de “las chicas buenas van al cielo, y las malas a la torre de Astronomía”. Algo de “eso” pasará en la torre, está claro que cuando el río suena mueve el molino, el de Merlín, o algo así.
-¡Harry! ¡Levanta!- la voz del pelirrojo lo sacó de sus meditaciones- Tengo hambreee
-Ya voy, ya voy- gruñó. Echó a un lado las cobijas y salió de la cama advirtiendo en ese momento lo mismo que Ron y el resto de chicos de 6º de Gryffindor. “¡Estoy desnudo!”
-¡Estás desnudo!
“¿Qué mierda hago desnudo?”
-¿Qué mierda haces desnudo?
-Ron, esto empieza a ser preocupante- se subió la sábana hasta la cintura rojo como un tomate. Neville no le quitaba ojo con una mirada que parecía… ¿profesional? Hum, ahí había algo raro.
-Estoy de acuerdo, ¿por qué estás desnudo?
-No, yo me refería a… da igual, bueno, mejor me…
-Harry-le cortó Neville- ¿quién te ha hecho eso? Jaja Harry malo- le riñó de broma. Seamus y Dean se reían con Neville, pero Ron y Harry se habían quedado mudos los dos mirando el cuerpo del moreno. Harry veía unos arañazos en su pecho y el pezón con el arete un poco enrojecido. Ron, además, veía un lindo chupetón en el cuello. Con un wingardium el pelirrojo levitó el espejo de la mesilla hasta su amigo, que al ver la marca se puso tan rojo que se notó el calor que desprendía, en verdad por un momento subió realmente la temperatura en la habitación. Pero ninguno pareció notarlo, la vida sexual del niño dorado y ¿virgen? era un tema mucho más apasionante.
-Harry, hermano, cuéntamelo todo.
-Sí, Harry, queremos saberlo todo- no sólo Ron se había sentado en su cama, también Neville, Seamus y Dean, dejando al héroe del mundo mágico arrinconado en una esquina de su propia cama intentando tapar su desnudez.
-Nno me acuerdo, chicos- estaba nerviosísimo, ¿cómo iba a responder preguntas si no recordaba nada? ¿Aún era virgen? ¿Por qué rayos no recordaba nada de nada de nada? ¿Magia oscura? No, no sentía nada de eso, además, el castillo era inexpugnable. ¿Entonces? Quizá tendría que mirar los cuellos de todas las chicas a ver si alguna también tenía marcas, pero si las encontraba, ¿cómo sabría que las había hecho él? A fin de cuentas, Hogwarts estaba lleno hasta los topes de adolescentes y hormonas.
-¡¿Cómo que no te acuerdas?!
-¿Dónde está mi ropa?- con una pregunta aparentemente tan simple paró la explosión de preguntas de sus compañeros. Las miradas (y sonrisitas) vagaron hasta que Ron señaló con la cabeza un confuso montón arrugado en el suelo junto a la cama. Parecía un revoltijo que hubieran dejado caer…
-¿Viniste hasta la torre desnudo?- preguntó Ron espantado.
-¿En serio no sabes con quién fue?- ese era el cotilla de Seamus.
-A ver; Harry, ¿no te acuerdas muy bien de cómo fue o no te acuerdas de con quién lo hiciste?- el tonillo clínico de Neville estaba empezando a sacarle de quicio. El chico estaba extrañamente alegre y él no podía imaginar por qué ni qué relación tenía con su vida sexual.
-No recuerdo ni siquiera haber salido de la torre, Neville, ¿te parece poco?
-Oh.
“¿Oh? ¿Este palurdo me dice “oh”? ¿Y por qué estaba tan contento y ahora parece confuso? ¿Y…? ¡No! ¡No puede ser! Con Neville no, por Merlín no. Prefiero no saberlo. Aunque…”
-¿No me habrás hecho tú esto, verdad Neville?
-¡Por los huevos de un hipogrifo! ¡No! Harry, tío, cómo se te ocurre- “en cierto modo…” pensó Neville.
-Es que me estabas mirando raro- Harry se ruborizó otra vez pero no bajó la mirada- y al principio parecías tan contento.
-Esto… yo, verás… Harry, pues, que la hierba que te di sólo la he probado con nosotros y ya sabes que siempre puede haber reacciones inesperadas y como parecía que todo estaba bien…
-¿Parecía? ¿PARECÍA? Neville Longbottom, ya te estás explicando- ahora el moreno sí que daba miedo, todavía estaba ruborizado pero esta vez de furia.
-Bue-eno… lo de la amnesia no es muy normal…-mirada sádica y vengativa de Harry- ppero seguro que unos días to-todo se soluciona, seguro qque sí- en la cabeza de Neville resonó una voz igualita a la de Snape “muy bien, Longbottom, ahí hemos estado rápidos, si Harry se pispa de que riegas tus experimentos con poción de obliviate te mata, y mejor que tampoco descubra que tú, que yo, bueno nosotros, que la voz de mi conciencia es igualita a la de Snape porque creerá que estás loco”. “La de mi conciencia suena a Hermione” podría haberle dicho Harry, pero como sus conciencias no eran telépatas se quedaron sin saber a qué sonaba la conciencia del otro, tampoco es que les interesara mucho, tenían problemas más acuciantes. Como descubrir si la amnesia era permanente y, si era así, investigar en que se había equivocado porque las otras veces…hummm Harry no sabía lo de las otras veces. “Lo que no sabes no te hace daño” pensó Neville “y a Harry no le va a hacer ningún bien saberlo así que mejor ni lo pienso, pero ¿qué ha pasado esta vez? Ha sido un éxito y un fracaso a la vez”- ¿cuántos te fumaste?
-¿Mmm? Ni idea
-¿De qué estáis hablando? ¿Qué has estado haciendo, Neville?
-Tranqui, Dean, es sólo que le di a probar a Harry el nuevo material.
-Aaah está bueno, ¿eh, tronco?
-Estooo no me acuerdo
-Qué raro,tío, a mí no me pasó nada de eso.
-¿Tú también la has probado?
-Todos nosotros- confirmó Dean.
-¿Lo ves, Harry? Seguro que en unos días todo se aclara- “Lo que no sabéis ninguno es que tengo dos líneas de investigación paralelas: la que le doy a Harry y la vuestra. Son dos campos de acción distintos, y los requisitos para una maría efectiva y superior también son distintos. Je je soy el rey de la Herbología”- de todas maneras dime cuántos te fumaste, para seguir con mi investigación.
-Pues no sé, tío, ¿cuántas veces tengo que decir que no me acuerdo de nada?
-Vale, vale
-Espera, sí, me acuerdo del primero. Me desperté -nadie hizo ningún comentario de por qué Harry podía haberse despertado de madrugada, no era necesario- y bajé a la sala común. Pensé que era un buen momento para probarlo y me hice uno. Hasta ahí recuerdo- Harry le lanzó una miradita a Ron para que supiera que había algo más pero que sólo se lo contaría a él. No era mucho, sólo la idea de que había alguien en la torre de Astronomía. Pero era lo único que tenía- Por si sirve de algo, Neville, mira a ver cuánto queda y así sabremos cuánto fumé.
-¿Dónde lo tienes?
-Uf, por ahí- contestó Harry señalando el montón de ropa. Así que sus hormonas por fin habían tomado el mando, ¿en serio podía extrañarle? Como bien había pensado, el castillo era una inmensa poción hormonal haciendo plop plop. Después de todo, sus padres se habían enamorado en Hogwarts, y Sirius era el sex-symbol de la escuela en sus tiempos de merodeador. Sirius, la oveja blanca de la familia Black, el conquistador de Gryffindor. Recordó algo de la noche anterior, un mensaje en el mapa del merodeador, “eres un torpe, Canuto”. Nunca había visto a su padrino fumando. Seguro que Hogwarts en los 70 era una pasada. “Ojalá…” Siempre hay un ojalá. Su corazón bombeó errático. Dolor. “Sirius, Sirius, te echo de menos.”
-¡Te la has fumado casi toda!- susurró Neville impresionado, su cerebro haciendo cálculos y sopesando opciones.
-Anda, largo todos, dejad que me vista tranquilo-murmuró.
Seamus, Dean y Neville salieron todavía especulando con la nochecita del héroe. Ron se sentó en su cama mirando con atención a Harry, que seguía sin moverse todavía pensando en Sirius. Era su culpa. Podía excusarse con un montón de razones distintas, el fiasco de las clases de oclumencia, Snape, Umbridge, el maldito manipulador de limón y su afición a los secretitos… Excusas. La culpa era suya. Culpa de su impulsividad y su “complejo de héroe”. Debería pensar antes de actuar, tener un plan. Si lo hubiera hecho Sirius estaría vivo. Sirius. Vivo. Sintiéndose miserable se levantó y se dio la vuelta para coger la ropa y sintió un agradable cosquilleo en la espalda. Luego se le paró el corazón. ¿El motivo?
-¡¡Harry James Potter!!- el berrido de Hermione. ¿Quién necesitaba avadas con amigos así?
-¡Sal de aquí, Hermione!
-¡¡Estás desnudo!!
“¡Otra vez no!”
-¡¡HARRY!!
-¡¿QUÉ?!
-¡Que ahora estás vestido!
-…-
“¡¿Cómo lo he hecho?!”
-¡¿Cómo lo has hecho?!
“¡Por Merlín, no, otra vez no!”
-¡Harry! ¡Contesta!
-…-
-¿Cómo has hecho para vestirte así? ¿y además sin varita?
-¿Cómo has hecho para que Hocicos se mueva?
-¡¿…?!
-¿Cómo…
-¡¡Calláos!!- las cortinas de todas las camas ondeaban como movidas por una fuerte brisa. Hermione lo notó y ella no es de las que se distrae con la vida amorosa del “elegido”, pero la mirada de Harry le hizo desistir… por el momento- No tengo ni idea de cómo lo he hecho, Herm. Y tú, Ron, ¿a qué te refieres con que Hocicos se ha movido?
-Pues eso, hermano, ¡que se ha movido! ¡Tu tatoo se ha movido! Dijiste que te lo habías hecho en un sitio muggle, ¿por qué se mueve?
-¿Se mueve?- instintivamente giró el cuello, como si pudiera verse su propio omóplato, además de que iba vestido. Así no hacía falta ser contorsionista, ni siquiera Ron y Hermione podían ver a través de la túnica. Suspiró y se quitó la ropa otra vez, quedando desnudo hasta la cintura. Los dos se pusieron detrás de él, que se sintió como un completo idiota, allí parado de pie dejándose examinar como un monstruo. “Seguro que a Remus le han mirado así más de una vez” se dejó llevar por la melancolía “ y a Sirius también…”
-¡Se ha movido!
-¡¡Me vais a matar de un infarto!!

En la mesa de Gryffindor el trío dorado despachaba la comida entre frase y frase a toda velocidad. Como muchas veces, había demasiadas cosas que contar y muy poco tiempo para ello. El despliegue de magia sin varita de Harry era un tema urgente. Que de repente un tatuaje muggle se moviera era un tema urgente. Las marcas de “guerra” combinadas con la amnesia también eran un tema urgente (y no tenía nada que ver con cotillear la vida amorosa del niño-que-vivió…¿virgen? No, no tenía nada que ver con eso, que va).
-Entonces ayer de madrugada viste a alguien en la torre de Astronomía y crees que fuiste allí- Hermione intentaba aplicar la razón a los absurdos datos que tenían- aunque no te acuerdas de nada, y desde que te has levantado has tenido tu magia descontrolada y por algún motivo quizá relacionado tu tatoo se ha vuelto un poco mágico, más o menos.
-¿Crees que lo de Sirius es magia accidental? ¿Estás segura?
-Nop. Lo de la ropa y las cortinas suena más a magia accidental, pero que un tatuaje muggle se mueva…no parece que sean la misma cosa.
-Hay algo más…
-¡Harry!
-Bueno… es una tontería, es sólo que un par de veces he sentido un cosquilleo en el tatoo… y estoo…creo que una de las veces ha sido cuando estábais mirando, o sea, cuando habéis dicho que se ha movido… y además, en fin, en ese momento yo… pues estaba estoo pensando en Sirius. Es una idiotez, ¿verdad?- acabó muy bajito- está muerto.
Al tiempo que agachaba la cabeza ante esta verdad irrefutable volvió a sentir un hormigueo más o menos donde un perro negro saltaba en su espalda. Otro hormigueo, esta vez en la nuca, no le sorprendió en absoluto. Llevaba seis años sintiéndolo. Sin necesidad de girarse supo que era Snape. ¿Cómo diablos se lo montaba el murciélago grasiento para saber cuándo Harry estaba metido en un lío? Seguro que el odio le afinaba la intuición. Pero hoy notaba una impaciencia extraña en el astuto profesor de defensa. Si ello fuera posible, casi le había parecido sentir un “toc toc” en su mente. Alzó la vista alarmado, Snape le miraba fijamente. Harry sabía que el contacto visual era muy importante para la Legeremancia, sin embargo no desvió la mirada. Estaba harto de ocultarse. Esperó la intrusión en sus pensamientos, pero no pasó nada. Perplejo vio nacer esa misma perplejidad en los ojos de Snape. “¿Qué rayos ha hecho Potter? ¿Desde cuándo es un oclumente tan poderoso? Hay algo más, ¿qué es? Tiene la magia a flor de piel. ¿Dónde se ha metido ahora el niñato malcriado? ¿Qué nuevo disparate? Aún más, ¿cómo, sea lo que sea que haya estado haciendo, ha podido afectar al Señor Tenebroso? Potter, Potter” chasqueó la lengua con irritación “eres un imán para el desastre. Salvarte el culo es un trabajo a tiempo completo.”

Saliendo del gran comedor se produjo el encuentro. Por un lado Harry, Ron y Hermione. Por el otro, Malfoy, Parkinson, Zabini y dos pasos más atrás Crabbe y Goyle. Silencio. La tensión en el ambiente.
Malfoy arrugó la nariz y los miró como si fueran menos que mierda de doxy.
-El trío resplandor- y en su voz sonó como el máximo insulto. Antes de que Ron pudiera siquiera enfurecerse, Harry contestó con la misma calma y aplomo que su rival:
-El trío calavera- Malfoy parpadeó, no le había gustado el nombrecito, pues mira que suerte, hoy él se sentía juguetón- si no te gusta siempre podéis ser “la chupi-pandi tenebrosa”.
Ron, Hermione y el resto de curiosos se rieron de los Slytherin mientras despejaban los pasillos para ir cada uno a sus clases.

Esa misma tarde Harry y Snape, cada uno por su cuenta, decidió que el asunto no era tan grave. Los dos se consideraron afortunados por haber tenido una visita inesperada. La misma visita. Remus J. Lupin, licántropo, auror en paro y miembro activo de la Orden del Fénix. El último merodeador. En realidad, el último merodeador auténtico, porque la rata no contaba.

Harry volvía a la sala común después del entrenamiento de quidditch cuando se encontró a Lupin por los pasillos. Se lanzó a sus brazos.
-¡Remus! ¡Qué alegría!-estaba colgado de su cuello pero pudo sentir la sonrisa del licántropo. El olor de Remus le hacía sentirse seguro, en casa. Igual que Sirius. El hormigueo en el omóplato le recordó que en el colegio estaban pasando cosas muy raras. Como siempre, vaya. Cosas que su ex-profesor estaba percibiendo con sus sentidos lobunos, potenciados por la cercanía de la luna llena.
-¿Qué has estado haciendo con tu magia, Harry?
La reacción fue instantánea. El adolescente se desenganchó del adulto, se sonrojó y bajó la vista al suelo. Remus no pudo evitar sonreir, ¡qué distinto era Harry de James a pesar de lo mucho que se parecían físicamente!
-Sabes que puedes contarme lo que sea- el adulto seguía sonriendo. Acababa de ver una marca morada en el cuello del niño-que-ya-no-era-tan-niño-que-vivió.
-Estoo es que no sé muy bien qué ha pasado- murmuró- parece ser que anoche hice…uuh, cosas… no sé qué porque no me acuerdo de nada. Me he despertado en mi cama en la torre eeh desnudo y entonces se me ha escapado un poco de magia- esto último lo dijo de carrerilla.
-¿Estás seguro que no recu…?
-¡NO! ¡Estoy harto de que todo el mundo me pregunte lo mismo! ¡Como si fuera el único que ha pasado una noche loca en este colegio!
-Jjmjjimm
-¡No te rías!

Remus caminaba a paso vivo hacia las mazmorras. Aún se reía recordando el enojo y la turbación de Harry. Con una sonrisa en los labios llegó al despacho de Severus Snape, quien se alegró de hallarlo de tan buen humor, eso favorecía sus planes (no había logrado nada con la oclumencia, ni tampoco con la rumorología de la escuela, nadie se atribuía la marca de Potter y, lo que era aún más raro, tampoco había ninguna pista a pesar de las tórridas especulaciones). Con gran maestría (a fin de cuentas era el rey de los espías) logró averiguar lo que sabía Lupin: nada. Magia descontrolada por posible polvo. Bah, eso ya lo sabía. El licántropo, después de recoger unos cuantos frascos de poción matalobos (su propósito original para ir al castillo) se fue al despacho del director, quien, por una vez y sin que sirva de precedente, tampoco tenía más datos. Todos los adultos inquietos por el tema se hacían la misma pregunta: ¿realmente era el sexo así a los dieciséis? ¡¿y lo habían olvidado?!

En las mazmorras el odiado profesor le daba más y más vueltas en su cabeza, intentando organizar los puntos. “Primero, Potter ha tenido algún tipo de contacto sexual. Segundo, alteraciones en su magia. Tercero, al Señor Tenebroso le duele si Potter tiene sexo. Vale, sí, los puntos están claros, ¿y…? no saco nada en limpio de ello, ¿de qué le sirve? ¿piensa matar al Señor Oscuro a polvos? Típico Gryffindor. Aunque lo de la amnesia sí que es interesante, no puede ser un obliviate, el control de tiempo es demasiado bueno para que lo haya hecho un alumno y los profesores no tienen esas ideas. Salvo yo. Pero yo no fui, así que asunto resuelto. No fue un hechizo. ¿Entonces qué fue? ¿Una poción? Volvemos a lo mismo, yo no la he hecho y Slughorn es demasiado cobarde. ¿Draco? Improbable. Aunque este año está siendo muy duro para él, se ha cerrado en banda y rechaza mi ayuda” murmuró una maldición “ha pasado demasiado tiempo en compañía de su tita Bella. Tendré que estar más atento todavía. Mierda, qué año me espera”.

Esa noche Harry no tuvo pesadillas. A pesar de haber tenido un día de perros con su magia desbocada y las bromas de su noche de pasión se durmió con un agradable calorcillo envolviéndole, un cosquilleo que nacía en su espalda y se extendió por todo su cuerpo. “Sirius”.

Hasta la próxima, gente, y dentro de nada ¡Olimpiadas!

potter, fic

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