Nocturno op.7 en p0rn mayor

Sep 02, 2009 04:33

Disclaimer: no es mío, yo únicamente los puteo un poco.

Advertencias: NC-17, orgías, adulto/menor.

Gracias por los rews.

7. Fiebre del sábado noche.

Snape dejó al gry frente al retrato de la Señora Gorda. No habían cruzado palabra en todo el camino. Harry consiguió llegar a su cama a duras penas, agradeciendo que aún fuera temprano y el dormitorio estuviera vacío. Se quitó la corbata, la ató al poste de la cama y corrió las cortinas. Dos segundos después estaba dormido.

El pelirrojo bajó las escaleras y se sentó junto a Hermione. Otra vez estaba escribiendo uno de esos pergaminos de varios metros de longitud al capullo de Krum.

-Está en la habitación.

-¿Qué te ha dicho? ¿Por qué no ha venido a cenar?

-No me ha dicho nada, no lo he visto.

-Entonces, ¿cómo sabes que está ahí?- señaló con el pulgar la escalera que subía a los dormitorios.

-Porque ha corrido las cortinas y ha atado la corbata al poste de la cama.

-¿Y...?

-No quiere que le moleste. Es una clave.

-Me he dado cuenta- bufó. Al menos esta vez no había sellado el dormitorio con veinte mil hechizos. Se abstrajo momentáneamente y luego preguntó- Ron, ¿tú crees que está metido en un lío?

-Sí.

-¡¿Sí?! ¿Y me lo dices tan tranquilo?

-Herm, relájate, te va a dar un síncope. Ya sé que Harry va otra vez camino del desastre, pero sé sincera, ¿en serio ves magia oscura por alguna parte? Tenemos que dejarle espacio, ya nos lo contará cuando pueda. No quiero estropearlo, Herm, desde lo de Sirius no le había visto tan feliz. Y a pesar de lo que puedas pensar de nuestros pobres cerebros masculinos, no es por el sexo. O más bien, no es sólo por el sexo.

-Estoy preocupada- musitó.

-Yo también- concordó el pelirrojo, echando una mirada a las escaleras. “¿Estás bien, hermano?”

-Es curioso, Potter, muy curioso.

Harry torció el gesto. No le gustaba nada ese tonillo de “yo sé algo y tú no”, ni siquiera en sueños. Un sueño muy raro, a decir verdad. Se encontraba a las puertas del castillo. Enfrente, como un reflejo oscuro, Voldemort con el castillo a sus espaldas. Pero no era el mismo Hogwarts que él tenía detrás, parecía a punto de derrumbarse y lo rodeaba una niebla espesa. El Señor Oscuro le sostenía la mirada, los dos con la varita levantada y a punto.

-Es curioso- repitió.

-Si quieres decir algo, dilo, pero no me vaciles.

-Esos modales, Potter- aunque el Señor Tenebroso sonó más distraído que amenazador- tu magia está floja, aunque es más poderosa que antes. Cuéntame, pequeño Gryffindor entrometido, ¿qué has estado haciendo ahora?

-Nada que te importe, Voldemort.

-Oh sí, claro que me importa. Llevas semanas esquivando mis intentos de entrar en tu mente, y quiero saber cómo lo has hecho.

-¿Qué te hace pensar que te lo voy a decir? No te lo tomes a mal, pero no es que te haya echado de menos.

-La sinceridad Gryffindor nunca dejará de sorprenderme.

-Al grano, Voldemort, estoy hecho polvo y quiero dormir.

-Ya sé que estás “hecho polvo”, has abusado de tu magia, por eso podemos tener esta agradable charla. Verás, estoy muy muy interesado en saber qué has estado haciendo. Me molesta. Profundamente- el tono del Señor Tenebroso había ido haciéndose más exigente y áspero- Dímelo, Potter.

-No.

-¿No? ¿Estás seguro?

Harry vio que la puerta del Hogwarts que había detrás de él empezaba a abrirse y con un descuidado movimiento de su mano se cerró otra vez a cal y canto. Voldemort gruñó. Harry se sentía flotar, y no sabía si era cosa de ese extraño sueño o por el cansancio. Quería acabar esa absurda conversación cuanto antes.

-No puedes entrar, Voldemort, ¿por qué no te largas y me dejas en paz? Vete a torturar a alguno de tus mortífagos. Echale un par de crucios a la perra de Bella de mi parte.

-Ese tono, Potter.

Potter, previsiblemente, perdió la paciencia.

-Eres un jodido mediocre, capullo.

-¡¿Qué?!- rugió Voldemort indignado hasta la médula- ¡Tú, apestoso hijo de una sangre sucia, ahijado de un arrastrado traidor a la sangre, niñato mestizo! ¡¿Me llamas a mí mediocre?! ¡¿A mí?! ¡El mago más poderoso de todos los tiempos! ¡Yo, que he llegado más lejos que nadie en...

-Bla bla bla- le interrumpió Harry cansado- siempre soltando el mismo rollo. Sabrás mucho de la muerte, imbécil, pero no tienes ni idea de vivir.

-¿...?

Harry suspiró al ver la cara de incomprensión de Voldemort. Uff realmente estaba agotado, no le quedaban fuerzas para nada. Con un gesto lánguido conjuró una butaca para él y otra para Voldemort. Resignado, intentó sacar fuerzas para la charla porque para expulsarle de su mente no le quedaban. Por lo menos estaría sentado.

-Mira, Riddle,

-POTTER- amenazó el Señor Tenebroso.

-Riddle, dime, ¿qué planes de futuro tienes? ¿Qué? ¿No contestas?- Voldemort hacía girar su varita entre los dedos sin apartar la vista del adolescente- para seguir con la discusión, imagina que me matas tú a mí, ¿vale? Ya lo has conseguido, has conseguido lo que querías, a mí muerto y al mundo mágico a tus pies. ¿Y luego qué? ¿Pasas los años matando y torturando alegremente hasta que te llegue la edad del retiro?

-Sabes, Potter, eres más divertido en tus sueños- rió Voldemort, una risa que no tenía ninguna alegría.

-Oh, me has pillado en un buen momento. Mira, Riddle, la cuestión es que incluso aunque mataras vacas, se acabarían. ¿Qué vas a hacer, granjas de magos?

-Estás zumbado, mocoso.

-Mira quién lo dice, tú eres el que intenta matarme desde hace años.

-Descuida, Potter, procuraré ser más creativo.

Lord Voldemort se levantó, hizo desaparecer su butaca y, dándole la espalda, caminó hacia el castillo ruinoso. La silueta y el paisaje se fueron difuminando y de repente Harry se encontró mirando los doseles de su propia cama en la torre Gryffindor. Se puso las gafas y consultó la hora en el reloj. La una.

“Vaya sueño raro. La última mirada daba miedo. ¿Era real? Paso de dormirme otra vez, por si acaso. Mejor me bajo a la sala común y me chusco algo. De celebración. A la mierda con Voldy. ¡Sirius está vivo! ¡Soy el puto amo! ¡Lo he traído de vuelta! Bueno, primero lo maté, pero ya lo he arreglado. No creo que se enfade mucho, ¿no? De todas maneras, esto merece una fiesta. ¿Una amnesia? Mmmm...” recordó lo bien que se sentía al día siguiente “sí, con amnesia. Total, ya he traído a Sirius, mi magia ahora puede bailar claqué si quiere. ¡Es sábado, por Merlín! ¿O ya cuenta como domingo? A la mierda, la noche es joven y la carne es débil. Esta noche... ¡marchaaa! ¿Dónde rayos he puesto la maría loca? Ah, aquí. La capa, el mapa, la varita, los útiles... ya lo tengo todo. ¡Vamos allá!”

Se despatarró en el sofá. Con un movimiento de varita avivó el fuego. Al poco estaba fumando un caño mientras estudiaba el mapa del merodeador. Buscó en las mazmorras y allí estaba, “Sirius Black”, una motita inmóvil y solitaria. “¿Dónde está Snape? Bah, esta noche me da igual. Puag, apesto a chotuno, mejor me lavo un poco antes de salir a pescar un polvo amnésico. ¡Eh, qué gran idea! ¡El baño de los prefectos! Je je estoy que me salgo.” Lanzó la colilla a la chimenea y se desperezó como un gato antes de ponerse de pie. Se sentía como nuevo. Con el mapa en la mano, agarró la capa y salió rápidamente aprovechando que la Señora Gorda estaba en el retrato.

Echando frecuentes miradas al mapa para no toparse con Filch ni la Sra.Norris (Snape seguía desaparecido) llegó hasta la esquina del pasillo del quinto piso con la estatua de Boris el Desconcertado. Venía sonriendo. Acababa de descubrir unos pies solitarios etiquetados como “Draco Malfoy” que parecían tener el mismo destino que él. Desactivó el mapa y lo guardó en el bolsillo. Se acercó sigiloso por detrás de Malfoy y le susurró al oído:

-¿Truco o trato?

-¡Aaagh!

Harry se quitó la capa sin dejar de sonreír. Malfoy levantó su varita con un impulso homicida en la mirada, pero Harry vio que en la otra mano llevaba una botella y volvió a sonreir.

-¿Trato, Malfoy, tu prive por mi hierba?

-Hecho.

El león frunció el ceño suspicaz.

-¿Tan fácil, Malfoy?

-¿Quieres hablar en el pasillo y que nos pille el squib de mierda? Tú mismo. Yo paso. Pompas de jabón- la puerta se abrió y los dos chicos entraron en el fastuoso baño de los prefectos.

-Respóndeme, Malfoy, ¿tan fácil?

-No eres más tonto porque no puedes, Potter, y tienes menos sutileza que un escreguto.

-¿...?

-La cortesía más elemental dicta discutir los asuntos delicados sentados y, a ser posible, con un trago de algo fuerte- recitó el rubio en su mejor versión de “soy un sangre pura y tú eres basura.” Sin embargo, teniendo en cuenta los hechos de horas antes, Harry no pudo enfadarse. Gracias a la magia del sly había conseguido traer a este lado del velo a su padrino.

-Bueno, la parte alcohólica la tenemos resuelta. Y la otra...- Harry echó un vistazo alrededor y sus ojos se fijaron en el banco donde se hallaban las toallas. Las colocó en el suelo y llevó el banco de madera hasta apoyarlo en la pared y con un vigoroso movimiento de varita lo transformó en un sofá. Se quedó pensativo.

-Tengo problemas con los estampados, ¿no crees?

-Tienes cero gusto, Potter- constató el sly, que dio un pase con su varita haciendo desaparecer la cretona floreada y sustituyéndola por algo negro que Harry apreció como muy caro y elegante aunque no supiese qué era- si no, mírate, estás batiendo un récord, ¿has dormido con la ropa puesta o qué?

-Pues la verdad es que sí- el gry no pareció ni un poquito avergonzado, pese a que era bien consciente de que el uniforme del otro estaba impecable- Estaba tan hecho polvo que, simplemente, me dormí.

-Sabes, Potter, ése es un buen tema de conversación, el porqué estabas tan acabado.

-Aún no estamos sentados, rubio, las preguntas luego.

Con un gesto desdeñoso Malfoy apuntó hacia el sofá y conjuró de la nada un par de mullidos almohadones verde oscuro. Indudablemente, Malfoy tenía estilo. Harry transformó la pila de toallas en una sencilla mesita de madera y allá que se apoltronaron los dos archi-enemigos de Hogwarts, repantigados en el sofá y con las piernas estiradas sobre la mesa.

Harry se incorporó y empezó a vaciar sus bolsillos sobre la mesa, depositando en ella el tabaco, el papel y la maría. Lió un canone para cada uno y cayó otra vez sobre el sofá, hombro con hombro con el rubio. Encendió uno y se lo pasó, luego encendió el suyo y así se quedaron. Fumando y bebiendo en silencio. Más cómodos de lo que ninguno habría imaginado hacía unas semanas.

-Empiezo a creer que eres tú, Malfoy.

-¿...?

-Mi polvo amnésico. Cada vez que fumo de ésta- señaló el porro con la cabeza- tengo sexo salvaje. O eso creo. Has oído los rumores.

-Qué me vas a contar, Potty, cada vez que bebo de ésto- cogió la “Dos rombos” especial y pegó un buen trago- me despierto con el culo roto.

-Y feliz- acotó el gry.

- Como una perdiz. Sip.

-Juas juaaas

-Juaaas juaas

Poco a poco recuperaron el aliento después de la explosión de risa. Risas de “jijiji vaya pedo que llevo.” ¿Quién habría dicho que existía una manera “alternativa” de limar asperezas entre las casas?

-Esto es un poco raro, ¿no crees, Malfoy?

-Bah, mañana no nos acordaremos.

-Eso es cierto. Aprovecha, rubio, desahógate, es tu oportunidad. Puedes contarme lo que sea.

-El rollo ese de liberar el peso de tu alma es demasiado Gryffindor para mí.

-¡Merlín! ¡A veces eres tan estreñido!

-Cuidado, cara-rajada, a ver a quién llamas estreñido.

-Oh, disculpa, había olvidado que los Malfoy cagan flores.

-Capullo.

Se instaló un tenso silencio que rompió Harry con voz suave.

-Este material- hizo un gesto vago con la mano señalando la maría y la botella- es demasiado bueno para estropearlo. Hagamos una tregua por lo que queda de noche. En serio, estoy súper feliz y quiero seguir así. No es algo que tenga con mucha frecuencia.

Draco se tragó la réplica automática (“no seas llorón, Potter”), en verdad por una noche podían pactar un cese en las hostilidades. Esa maría era jodidamente buena, seguro que era de Longbottom. Además, el ofrecimiento del gry le había mosqueado porque sí que tenía ganas de hablar, hablar con alguien, porque había cosas que le estaban quemando dentro del pecho. Las ganas de gritar al mundo “¡sólo tengo 16! ¡A la mierda la guerra!”

-Dímelo, Potter, díme por qué estás tan feliz- dijo Malfoy con un suspiro.

Harry no pudo evitar que una sonrisa brillante se le estampara en la cara, porque

-Sirius ha vuelto.

Malfoy quedó deslumbrado ante la ola de buena onda que salía del cuerpo del otro, era como... como magia bailando. Un cosquilleo le erizó la piel, algo en él quería responder a la invitación. Pero la felicidad de Harry estaba cayéndole a plomo en el estómago. Intentó consolarse pensando que con un par de tragos más ya nada le importaría, y que con un par de vasos ni siquiera sabría su nombre. En otra ocasión quizá habría funcionado la táctica. De hecho, la amnesia le había demostrado que sí había funcionado. Sin embargo, algo había cambiado, algo estaba cambiando.

-Puta maría- gruñó- como me dé un mal cuelgue te mato, Potty.

-Relájate, rubio, te estás emparanoiando, nadie va a venir a jodernos justo ahora.

-No deberías haber dicho eso, eres un gafe increíble, ¿lo sabías?

-Joder, quieres relajarte de una vez. Imagina que estás soñando... fusss.... soñando.... te estás pillando una cogorza en el baño de los prefectos... fusss... con las mejores drogas que este castillo ha visto en mucho tiempo... y luego te cogerás al niño-que-vivió, no está mal, ¿no?- con esas palabras Harry consiguió arrancarle una sonrisa al sly.

-¿Ese es el plan, entonces?- el rubio sonó muuuy seductor- ¿Draco Malfoy se tira a Harry Potter?

-Sip.

-Es un buen plan, león- Malfoy parecía abatido otra vez- dame unos minutos y enseguida nos ponemos.

-Tú estás imbécil o qué, hurón.

-¡Deja de joderme, cara-rajada!

-¡Por los cuernos de Merlín! ¡Una noche! ¡Sólo una noche de paz y tranquilidad! ¿Es mucho pedir?- Harry gimió teatralmente levantando los brazos como un héroe trágico clamando al destino, pero el otro esta vez no le devolvió la sonrisa.

-Vamos, Malfoy- le tentó con voz suave- y te haré un caño para ti solito.

-¿Los Gryffindor nunca os rendís?- suspiró- No creas que no te conozco, intentas animarme porque te sientes culpable porque tú estás en las nubes de alegría, ¿sí o no, San Potter?

-Jeje- el aludido se sonrojó un poco- en parte sí, estoy contento y quiero que todo el mundo lo esté. Sí, sí, lo sé, es infantil- añadió al ver la mueca desdeñosa de Malfoy- pero también es gratitud, sin ti no lo habría conseguido.

-¿Crees que eso me ayuda? ¡Estás chiflado!

-Malfoy- le reprochó- pon un poco de tu parte, ¿vale?

-Mira, no te pienso bailar el agua, por mucho que seas el héroe del mundo mágico, nunca lo he hecho y no voy a empezar ahora. Así que, si quieres tregua tendrá que ser con la sinceridad por delante.

-¿Sinceridad?- Harry sintió que a pesar de todo tenía que ser cauteloso, no dejaba de ser un proyecto de mortífago o más. El sly percibió la desconfianza y con una media sonrisa propuso un nuevo término:

-¿Honestidad?

El gry reflexionó todo lo que su estado de embriaguez le permitía. Intentó aclarar los conceptos para que no hubiera malentendidos. Le debía una muy grande al otro mago. Lo menos que podía hacer era corresponder a la seriedad que mostraba su aristocrático rostro.

-¿Nuestras propias opiniones sin importar lo que tenemos que decir ante la gente?- puntualizó.

-El tipo bajo la máscara del héroe.

-El tipo bajo la máscara del mortífago.

Se miraron a los ojos, mortalmente pálidos, como si hubieran prestado algún tipo de juramento. Si no hubieran estado tan abstraídos en ellos mismos, habrían notado como la magia a su alrededor se espesaba, haciendo subir la temperatura. Con un suspiro y un pestañeo sus miradas se despegaron y volvieron a recostarse en el sofá, otra vez hombro con hombro, mirando la piscina y oyendo los esporádicos ronquidos de la sirena. Juntos pero no revueltos. Cómoda camaradería masculina. Ideal para confidencias, y más con drogas y alcohol de por medio.

Harry tomó dos cigarros y los encendió con la punta de su varita. Le pasó uno a Malfoy. El sly dio una honda calada y, con la misma emoción que si hablara del tiempo, empezó su parte del trato.

-Sin insultos intencionados pero con mi visión de la verdad, eso ha quedado claro, león- Harry movió la mano demostrando su asentimiento, Malfoy continuó como si no hubiera habido ninguna pausa- Tienes suerte de que tus padres la palmaran. No, no me mires así, no siempre, pero a veces lo pienso. No lo sabes, y digo no lo sabes-remarcó las palabras- porque es un hecho, lo que es tener padres. Mira dónde está el mío. En Azkaban. Lo malo es que en parte me alegro, es una preocupación que me he quitado de encima de momento. Pero a la vez me entristece. Y me siento humillado. Un Malfoy jamás debería ir a la cárcel, y menos por las ideas de otro- hizo un alto en su monólogo, apurando el cigarro. Dio un sorbo a la “Dos rombos” y se la pasó al gry- El mundo se me cae, Potter, y no tengo ni fuerzas ni ganas de aguantarlo. Por mí que gane el jodido “bando de la Luz”, lo prefiero, pero yo estoy marcado como mortífago, así que estoy frito. Y si ganan los míos, mierda, sería una catástrofe. Servir al Señor Tenebroso puede darte poder, pero es más probable que te recompense con un avada.  Tú sabes lo que es enfrentarse a él, mal que me pese, has sobrevivido más veces que la mayoría, pero no tienes ni idea de lo que es humillarse ante él. El cabrón lleva treinta años practicando, seguro que tiene un máster en tortura- Harry no pudo evitar reir ante el comentario. Malfoy le echó una mirada de soslayo antes de continuar desgranando para su enemigo la realidad que le estaba aplastando- He tenido que usar una poción para dormir sin sueños y algunos días incluso un hechizo de glamour- Harry puso cara de “¿ein?”- un hechizo de belleza que disimula los... hum, los excesos en general. Estoy acojonado, Potter, y no me hagas repetirlo porque ya he olvidado que lo he dicho. El Señor Tenebroso me marcó y me dio una misión, el muy desgraciado, tengo que matar a Dumbledore- Harry se incorporó de un salto pero Draco siguió hablando- ¿Qué te parece el plan del Señor Oscuro? Retorcido e infalible, ¿verdad?- el gry se removía inquieto en el sofá- Si lo consigo, se quita de encima al viejo chiflado, y si fallo pierde un mortífago inexperto y adolescente. Dime que no está bien pensado.

-¡BASTA!

Silencio sepulcral. La sirena roncó más fuerte, pero no llegó a despertarse.

-Basta, Malfoy, por favor- la voz del moreno un susurro quebrado- Demasiada información. Esta noche no, no quiero empezar a preocuparme otra vez por una nueva calamidad de proporciones épicas. Los héroes también necesitan desconectar.

Draco, sin decir ni una palabra más, lió un porro y lo compartió con Potter, dejando que el silencio los apaciguara a ambos. Al cabo de un rato, que a ninguno se le hizo incómodo, el gry retomó la conversación.

-Rubio, por lo que pueda servir, sé lo que estás pasando.

-No sé por qué estás tan seguro, león, ¿o es tu arrogancia habitual?

-Déjame decírtelo de esta manera; si lo he entendido bien, si tú fallas alguien muere- Malfoy asintió- bien, alguien ya ha muerto por mi culpa. Más de un alguien en realidad. Por Merlín, claro que te entiendo- cerró los ojos, los puños apretados y la respiración agitada, poco a poco se calmó y cuando los abrió, el fulgor de sus esmeraldas quemaba- Pero esta noche... esta noche he jugado para mí y he ganado. Una noche, rubio, sólo una noche sin pensar en el fin del mundo. No pido más.

El tono era acariciante, envolvente, pero el Príncipe de las Serpientes escuchó también la súplica escondida y supo que esa confesión de vulnerabilidad sería toda la respuesta que obtendría del niño de oro a su dramática (y extensa) declaración. No le importó.

Con un gesto firme le pasó un brazo por el hombro. Atrajo a Harry contra su pecho y le abrazó. Incluso contra sus propias convicciones, se sentían bien. Confortados. Menos solos. Un calor... saliendo de alguna parte... envolviéndolos...

-Dime, león, ¿qué venías a hacer al baño de los prefectos después de la medianoche?

-Te vas a reir, pero de verdad necesito lavarme. Huelo como si hubiera jugado a quidditch tres días seguidos.

Draco husmeó descaradamente y arrugó la nariz con desagrado.

-Los excesos se pagan, Potty, hacer magia de verdad no es como tomar el té. Aunque, afortunadamente para ti, has ido a caer en manos del mejor amante de Hogwarts. Tú déjame a mí y mañana verás las nubes todo el día.

-Oooh, así que el gran Draco Malfoy está seguro de dejarme satisfecho- bromeó el moreno.

-Gritarás- aseguró la serpiente en un susurro, y su mirada iba muy en serio.

-¿Cómo piensas conseguirlo?- sin saber por qué él también bajó su voz hasta dejarla en un murmullo.

-Ya te lo he dicho, los Malfoy somos los mejores amantes.

Harry torció la boca en un mohín de disgusto. Una mano se posó en su cabeza y empezó a trazar remolinos entre su cabello... el movimiento mmm hipnótico...

-Yo no quiero a un Malfoy, quiero...

-¿Qué quieres, león?- el aliento caliente rozando su piel, haciéndole estremecer.

-Rubio...- Harry gimió cuando los dedos de Malfoy encontraron un punto particularmente sensible en su cabeza. Inclinó el cuello, ofreciéndose mejor.

-Oye, león- susurró el sly en su oído- ¿soy yo o tu magia está...

El moreno arqueaba el cuerpo, moviéndose sensualmente bajo el toque de Draco, los ojos cerrados, dejándose llevar, una sensación de satisfacción subiéndole desde el fondo del estómago, un ruido bajo, sordo, como si estuviera...

-... ronroneando?!- exclamaron los dos a la vez.

-Vamos, gatito lindo, te enseñaré lo que un rubio auténtico puede hacer por ti- dijo Malfoy poniéndolos en pie a ambos después de reir un rato con los extraños efectos secundarios de la magia del héroe.

Mientras la piscina se llenaba y salían flotando burbujas de varios colores, Draco desvistió al moreno, que se dejó hacer con una pasividad más expectante que indiferente. El tatuaje de la espalda le llamó la atención, pero no quiso preguntar. “Basta de conversación” se dijo, antes de proceder a desnudarse apresuradamente y sentarse en el borde de la piscina junto a él. Buscó una manera de poder hacerle al gry todo lo que tenía en la cabeza. Por una vez Draco Malfoy no buscaba mantener su fama. Algo dentro de él le empujaba a brindarle a Potter ese alivio que le había pedido mordiéndose el orgullo.

-¿Qué estás pensando, rubio? Te has puesto muy serio.

-Estoo me gustaría hacer algunos cambios en la mmm- hizo un gesto vago con las dos manos señalando tanto el agua como la piscina- pero no sé cómo.

-Es fácil- le confió Harry en un susurro pausado- cierra los ojos, respira hondo, simplemente concéntrate en respirar- la voz del gry era cálida y lenta; él también había cerrado los ojos, impaciente por saber qué necesitaba cambiar el sly en un lugar que ya le parecía perfecto- sintoniza tu magia con tu respiración, poco a poco, notarás tu magia, te rodea, ahora concéntrate en lo que quieres hacer, visualízalo en un espacio concreto, físico, con calma, no hay prisa, busca todos los detalles, recréalo al milímetro, cuando creas que ya lo tienes...

-¡Potter, mira!- le interrumpió. Harry miró adonde le señalaba.

-Woow

-Psé, ha quedado bien- pese a sus palabras, Malfoy tenía una sonrisa de oreja a oreja.

La pared de la piscina junto a Malfoy había sufrido la adición de una repisa a poco más de medio metro del borde, como el principio de una amplia escalera hacia el fondo de la piscina. El sly acostó al desanimado héroe en esa especie de bañera poco profunda que había creado y se concentró en hacerle olvidar que al otro lado de la puerta estaba la realidad. Con un accio atrajo uno de los cojines del sofá y se lo acomodó al león en la espalda. Conjuró una suave esponja, la empapó de un jabón púpura que olía como el perfume del paraíso y procedió a enjabonar despacio y con suavidad todo el cuerpo del moreno del cuello a los pies... haciendo círculos en el pecho... rozando los pezones. Era un roce impersonal y aún así los dos sentían un calor que no venía del agua subir por sus venas. Lento, pausado, pero imparable.

Perdido en esa bruma que habían creado entre los dos, Draco no supo en qué momento comenzó a besar a Potter. Sí sabía que no quería parar nunca. ¡Besaba como los ángeles! Tierno e inocente pero queriendo pecar. Deseando pecar. Su lengua, insinuante y tentadora, rozaba la de Harry y se retiraba, jugando sin prisas a despertar la pasión, controlando la lujuria, disfrutando el placer retorcido de esperar. Con un gemido abandonó esa boca blanda. Parpadeó turbado por la intensidad de su deseo. Amontonó espuma y con sus propias manos trazó el mismo camino que había seguido antes la esponja. Palpando cada músculo, descubriendo cada peca. El agua y las manos de su archi-enemigo estaban haciendo que Harry empezara a flotar en un mundo paralelo sin magos tenebrosos y que olía a gloria, tanta paz.... un pulso lento, errático, empezaba a despertar desde sus entrañas... en medio de tanta paz...

-Mmmm....

-Decías algo...

-...tortura...exquisita...-ronroneó el moreno.

Lástima de comentario perdido sobre la pornosidad del cricket

potter, fic

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