Mar 07, 2014 00:53
Empecé este blog con una bandada de golondrinas en la cabeza. Y ya se sabe que este animal tiene el hábito en su adn de ir y venir, de anunciar la primavera. Un poqito más de esto, un poqito más de lo otro. La luna hace unos días qe tiene forma de sonrisa. ¿Se estará descojonando de mí? ¿Escucha mis pensamientos? ¿Me analiza? ¿Tendré esqizofrenia? No. Sus pupilas son tan claras, fast glasklar, Schatz. Aqí empecé diciendo tonterías y después de mucho tiempo y muchas lunas (algunas sonrientes, otras no tanto) sigo diciéndolas. Qizá esta sea la mayor tontería en mucho tiempo. Lo es. No me voy a engañar. ¿Porqé siempre acabo en el mismo punto?¿porqé siempre vuelvo como las golondrinas?¿porqé no aprendo? Dicen qe de lo de la luna hace tiempo qe se observa y nadie sabe muy bien a qé es debido pero todos coinciden en algo: es una anomalía. Yo lo noté hace poco y casi enloqezco. ¡El fin del mundo! ¡Los ancianos y los niños primero! Y el siguiente hilo fue: ¿qé haríamos él y yo si fuera el fin del mundo? ¿Cómo puede ser? ¿otra vez? ¿Cómo? Y lo peor... ¿qé pasará? o peor aún... ¿qé no pasará? Malditas golondrinas. Malditas pupilas. Soy un desastre. Y no. Nunca aprenderé. Y sí, me caeré tantas veces sobre la misma piedra qe me desollaré las rodillas y las palmas de las manos. Me retorceré de dolor en el suelo, jurando. Y luego aparecerán las pupilas, qizá de otro color, y me tiraré de cabeza, hasta qe o la piedra o yo misma nos hagamos añicos. Apesto a verdín. Debería echarle el candado a la jaula y mirar cómo sonríe la luna desde detrás de los barrotes. Pero al siguiente instante, no. Lo qe debería es irme volando con ella y descojonarme yo también, mirándome desde arriba.
Me releo y me siento como el surco desgastado de un vinilo viejo, qe gira, cíclica y rítmicamente. Las golondrinas, la luna, los discos. Y sólo una fijación: ¿Cómo acaba esta canción?
Poco para primavera.