PARTE 1 Practica conmigo - Parte 2
En la cena todos sus compañeros al verlos sonrientes, animados y bromeando como antes, se relajaron porque parecía que la crisis, por la que pasaban los gemelos mas bromistas de toda la historia de Hogwarts, ya se había acabado. Se divirtieron con los comentarios a los que ya se habían acostumbrado y echaban de menos todos estos días pasados.
Después de la cena Fred y George hablaron un poco antes de irse a dormir, quedaron en ir practicando poco a poco, sin prisa pero sin pausa, relajadamente. No querían hacerlo de golpe porque sabían que lo más probable es que la cagaran. Así que con calma.
George estaba sentado en el poyete de una de las ventanas del séptimo piso, desde allí podía ver todo el castillo y sus terrenos. En la mano tenía unos prismáticos mágicos que eran mucho más efectivos que los muggles. Iba buscando entre todos los alumnos que había por los terrenos posibles conejillos de indias para unos hechizos que había perfeccionado para tener unos efectos muy graciosos y cómicos. Estaba empezando a mirar nuevas cosas porque con Fred habían comentado alguna vez lo de dedicarse a esto de las bromas después del colegio.
All the small things -Blink182 Estaba apuntando en un pergamino que el último hechizo utilizado si había tenido el efecto deseado aunque se había ido rápidamente, cuando unas manos le taparon los ojos. Se quitó las manos de los ojos y se dio la vuelta para ver quien era.
Allí de pie y sonriendo estaba Fred, bueno no, bueno sí, era él pero con la apariencia del otro chico. Fred le rodeó el cuello con los brazos y le besó, este le pasó las manos por la cintura y lo acercó más a él de forma que quedara entre sus piernas.
- ¿Y esto? ¿Podrá verte alguien?- preguntó George cuando se separaron, pero sin soltarlo.
- Te he estado buscando y cuando te he visto… no sé, me ha apetecido. Y tranquilo ya había mirado si había alguien más por la zona.- contestó Fred sonriendo y volviendo a besarlo.
- Oye, una cosa…
- Hhmm…
- Deberíamos pensar en un nombre que ponerte para cuando estés así.- dijo George pensando.- sería muy raro que nos encontráramos a alguien y no saber decir quien eres o que me oigan llamarte Fred.
- Sí, la verdad seria muy raro… a ver… ¿que tal Danny?- dijo Fred riéndose por el recuerdo de la noche de la discoteca.
- ¿Y por que te ríes ahora?- preguntó extrañado George.
- Porque según un muggle de la noche en que salimos, el modelo de la revista de Ginny de donde copie la apariencia se llama Danny.- explicó Fred mirando el pergamino donde había estado apuntando las cosas George.
- Ahhh… bueno vale no esta mal. Vale, pues a partir de ahora te llamaré Danny.- dijo George dándole un beso.
La contestación de Fred fue acercarse más a su hermano y abrir la boca cuando la lengua de este acarició sus labios. Una de sus manos siguió acariciando la nuca de George pero la otra la deslizó por el lateral del cuerpo de su gemelo hasta llegar al final de esta donde la metió y empezó a acariciarle el abdomen. George gimió al sentir la mano fría de su hermano.
Él mientras intensificaba el beso, empezó a mover sus manos por las caderas de Fred y lo acercaba más a él. La lengua de los dos buscaba recorrer la boca ajena sin contemplación, querían memorizarla, aprendérsela y grabarse ese sabor en el fondo de su mente. Las caricias que le estaba dando su hermano empezaban a excitarlo. Su amiguito se estaba contentando demasiado y la verdad no es que quisiera parar pero no quería seguir haciendo esto en un pasillo donde pasara cualquiera.
- Danny… para…
- Hhmm… ¿porque?- contestó Fred centrado en acariciar la espalda y el abdomen de su hermano mientras le daba pequeños besos en el cuello.
- Porque nos puede ver alguien y la verdad no tengo ganas de que nos castiguen o algo.- dijo George mirando hacia el pasillo.
- Bueno, está bien…- dijo Fred separándose de George y poniéndole carita de cordero para ver si cambiaba de opinión.
- Tal vez si vamos a la habitación podamos seguir un poquito más…- dijo George muy bajito y acariciando la camiseta de Fred al ver la cara que le ponía este.
- Vale.
Fred sacó rápidamente la varita se cambio a su apariencia y cogió la mano de George para llevarlo corriendo hacia la sala común. George se giró un momento para coger las cosas y los apuntes que se habían quedado en el poyete de la ventana y siguió a su hermano.
Dirty Little secret - The All American Rejects Corriendo y riendo se dirigieron a la sala común de Gryffindor. Por el camino casi atropellaron a unos pocos alumnos que al verlos correr consiguieron apartarse a tiempo. Cuando llegaron a la sala común se encontraron de frente a Hermione.
Esta al verlos tan contentos y animados lo único que se le ocurrió es que habían pensado una broma nueva, quiso echarles un sermón pero ellos rápidamente la despistaron y se fueron a la habitación, pensando en seguir lo que habían dejado a medias.
Abrieron la puerta y entraron Fred que entró el último cerró la puerta de golpe y se dispuso a sacar la varita para volver a “convertirse” en Danny. George por las ganas que tenía se quitó la camiseta.
- Chicos, ¿que os pasa? ¿Por qué tan animados? ¿Ha pasado algo? Alguna broma porque si aun no la habéis hecho me gustaría participar.
Se quedaron helados, George con la camiseta en las manos y Fred con la varita. No se les había ocurrido que Lee podría estar en la habitación. Tardaron un par de minutos en reaccionar e inventarse una excusa para su comportamiento.
- Lee, no sabíamos que estabas aquí.- dijo Fred disimulando.
- Sí bueno, estaba descansando un rato. Pero da igual, a ver contarme que es lo que tenéis en mente, porque con esa felicidad que traéis, es que se os ha ocurrido algo genial.
Sin que Lee se diera cuenta, se miraron entre ellos y con esa telepatía de gemelos que habían perfeccionado con los años, quedaron en dejarlo para después. Se quedaron hablando con Lee y planeando alguna broma a los Slytherin. Más tarde bajaron a cenar y luego acabaron jugando en la sala común a snap explosivo entre unos cuantos alumnos.
Unos días más tarde estaban haciendo los primeros entrenamientos de la temporada de Quidditch. Oliver estaba presionándolos mucho ya que quería ganar la copa este curso ya que era el último curso que estaba el aquí y como capitán que era quería ganar la copa de Quidditch.
Al acabar el entrenamiento todo el equipo se fue a los vestuarios, entre risas y bromas se ducharon y se vistieron. Empezaron a salir del vestuario y al final solo quedaron los gemelos. George al ver que estaban ellos dos solos cogió la varita y hechizó a Fred para convertirlo en Danny.
- ¡Ey! Al menos avisa cuando vayas a hacer eso.- dijo Fred que en ese momento estaba saliendo de la ducha, se había entretenido a propósito para conseguir quedarse solos allí.
- Ya si bueno, pero es que si aviso no tiene gracia.- contestó George dejando la varita en la taquilla.- Anda ven aquí.
Fred se acercó a George que estaba sentado en uno de los bancos del vestuario. Este cuando lo tuvo al alcance lo cogió por las caderas y lo sentó encima de él. Fred colocó los brazos alrededor del cuello de su hermano e inclinó la cabeza para besarlo.
El besó empezó como todos despacio, sin prisa pero saboreando todo lo posible. No hacia falta investigar porque ya se sabían la boca del otro de memoria, pero eso no evitaba que disfrutaran de los besos como si fuera el primero.
George fue el primero en separar los labios para dirigirlos hacia el cuello de Fred. Intentaba no hacer mucha presión para no dejar marcas pero a veces se hacia imposible, su piel era tan suave y sabia tan bien que se le iba la cabeza y le era imposible pensar.
Fred por su parte acariciaba la espalda de su hermano, la conocía perfectamente porque era la suya, sabía donde estaban todas las pecas y algún que otro lunar, pero eso no evitaba que le gustara acariciarla, le encantaba y más cuando notaba como George suspiraba de placer en su cuello. Notó como empezó a bajar dejando un camino de besos desde su cuello hacia su pezón izquierdo. Al notar los labios de su gemelo en su pezón soltó un gemido que intentó ahogarlo mordiéndose los labios.
Las manos de Fred volaron hacia la cabeza de George para instarle que no dejara de hacer lo que estaba haciendo. Este por su parte estaba disfrutando como un niño pequeño con un caramelo nuevo. Una vez consiguió que el pezón izquierdo de su hermano se pusiera duro se fue hacía el derecho pero sin dejar de acariciar el izquierdo con una mano. La otra mano deshizo el nudo de la toalla y esta calló al suelo sin contemplación, empezó a acariciar con timidez la polla de Fred.
Este al notar como le acariciaba empezó a mover las caderas instintivamente imitando los movimientos que le prodigaba su gemelo. Necesitaba otra vez besar esa boca así que cogió a la cara de George con las dos manos y la levantó para poder besarle con ansia y necesidad, su lengua entró sin ni siquiera pedir permiso y los gemidos de ambos se callaban en la boca del otro. Fred al mover las caderas de esa forma notó como su hermano también estaba excitado ya que notaba su erección debajo de su culo cada vez que movía las caderas.
George que necesitaba más intensidad en las caricias puso sus manos en las nalgas de Fred par guiarlo en los movimientos. Estaban completamente sumidos en una nube de placer, George con los movimientos de su hermano y este con el roce de su polla con el abdomen del otro y el notar su erección en el culo. Gemían y se besaban como podían sin control, mordiendo labios, puede que sin querer alguno mordiera más fuerte de lo debido pero sentían tanto placer que ni se daban cuenta.
Fred que no podía más se separó un poco de George para desabrocharle el pantalón y sacarle su erección. Una vez estuvo fuera después de pelearse con el botón y la cremallera, comenzó a acariciarla fuerte sin miramientos procurando darle el máximo placer a su hermano. Este a su vez también empezó a acariciar la erección de Fred. Las manos de los dos llevaban un ritmo vertiginoso, estaban llegando al final. Los dos miraban hacia abajo viendo sus manos moverse.
Cuando no pudieron más cerraron los ojos y se dejaron llevar. Tenían la respiración acelerada pero les daba igual porque acababan de tener el mejor orgasmo de sus vidas hasta el momento. Unos minutos más tarde George consiguió el suficiente aliento como para decir unas palabras.
- Creo que deberíamos volver a ducharnos.- dijo mirando el vientre de los dos donde se encontraba las consecuencias de lo que habían hecho.
- Sí, seria una buena idea.- contestó Fred riéndose, aunque no se movió. Lo único que hizo fue mover sus brazos hacia los hombros de su hermano.
George notando la pereza de Fred lo abrazó por la cintura lo acercó más a él y lo besó. Era un beso tranquilo, sin prisas, saboreando el momento.
- ¡Joder!
Ese gritó hizo que los gemelos se separaran de golpe y que por la rapidez Fred se cayera al suelo. Por suerte fue rápido y cogió la toalla que estaba en el suelo y se la puso por encima de sus partes. George lo único que hizo fue intentar cerrarse los pantalones mientras miraba hacia la puerta donde se encontraba Oliver sujetando aun la puerta y sin moverse de la impresión.
- ¡Lo siento!- dijo cuando consiguió pensar de nuevo.- Lo siento George o Fred, no se, lo siento. No sabía que había alguien aquí. De verdad que lo siento.- dijo todo avergonzado mirando hacia el suelo.
- Ehhh… Tranquilo no pasa nada.- dijo George que ya se había cerrado los pantalones.- Estas cosa pasan, deberíamos haber cerrado la puerta y eso.
- Bueno… Yo mejor que me voy.- dijo Oliver haciendo gestos con la mano hacia fuera.- Ya volveré cuando os hayáis ido.
Oliver salió del vestuario y los gemelos soltaron un suspiro. Fred se levantó y se colocó bien la toalla. Se miraron el uno al otro y empezaron a reírse.
- Menos mal que estas como Danny, sino se hubiera liado en un segundo.-dijo George partiéndose la cara de risa.
- Ya ves.- contestó Fred también riéndose sin parar.
Cuando consiguieron para de reír se ducharon, se vistieron y se fueron hacia el Gran Comedor para cenar.
Después de lo que pasó en los vestuarios iban con más calma. Evitaban los sitios públicos y en todo caso si por necesidad entraban en alguna aula vacía o algún otro sitio se aseguraban de cerrarlo con algún hechizo primero e incluso ponían uno de silencio.
Ese día era sábado, tenían una salida a Hogsmeade donde Fred pensaba ir a Zonko para comprar unas cuantas bombas fétidas que se le habían acabado. Se levantaron, se arreglaron y bajaron a desayunar más pronto que un sábado normal, así podrían ir antes al pueblo y disfrutar de la salida.
La primera parada que hicieron al llegar al pueblo fue la tienda de Zonko donde repusieron material, cada uno el que necesitaba. Luego fueron a Honeydukes para comprar montañas de dulces. Por último fueron a Las Tres Escobas para tomar una cerveza de mantequilla, estuvieron allí donde se encontraron con algunos compañeros. Lee se les unió poco después porque el había tenido que ir a la oficina de correo para enviar una carta a sus padres.
Acabaron en la Casa de los Gritos, estuvieron allí un rato ya que no solía aparecer mucha gente por aquí a menos que fueran los de tercero por ser la primera salida a Hogsmeade. Así que aprovechaban para hacerles la típica broma de los ruidos en la casa para que se asustaran, chillaran y corrieran con el rabo entre las piernas hacia el centro del pueblo.
Estuvieron unas horas en las que asustaron a un puñado de niños y rieron como hacia tiempo que no lo hacían. Después de eso dieron otra vuelta por el pueblo, Lee se fue a Honeydukes ya que él aun no había comprado sus golosinas y ellos siguieron andando sin rumbo.
- Fred.- dijo George llamando la atención de su hermano.- ¿Y si nos vamos ya para el Castillo?
- ¿Ahora? ¿Por qué ahora? Si aun nos quedan unas horas de libertad.- dijo Fred extrañado mirando a su hermano.
- Ya se que quedan aun unas horas, pero piensa, todos en nuestro curso han venido a la excursión y para cuando acabe todos irán directos al Gran Comedor para cenar, así que tal vez podríamos irnos ahora y…- explicó George mirando sugerentemente a Fred.
Este lo entendió cuando se percató de la mirada que le estaba lanzando su hermano, sonrió y se dirigió hacia el camino que iba al Castillo. George al ver como su hermano andaba hacia el Castillo sonrió y lo siguió, había captado el mensaje y si todo iba bien les esperaba un buen rato, mejor que quedarse dando vueltas por el pueblo sin hacer nada.
Tardaron una hora en volver al Castillo y eso que iban a paso ligero, cuando Fred llegó a la puerta del Castillo le vino a la mente que podrían haber cogido uno de los pasadizos secretos para llegar antes. Subieron las escaleras hasta la sala común de Gryffindor, le dijeron la contraseña a la Señora Gorda y entraron. Dentro solo había unos pocos de alumnos de primero y segundo.
For your Entertainment - Adam Lambert Sin pensárselo mucho subieron hacia la habitación, entraron y cerraron. Después de comprobar que no había nadie en la habitación pusieron un hechizo de cierre y otro de silencio a la habitación. Fred se cambió de apariencia, se estaba cansando de tener que cambiar su apariencia cada vez que hacían algo y se prometió que hablaría con George de que si había una próxima vez fuera con él sin cambiar de apariencia.
George ajeno a los pensamientos de Fred se giró hacia su hermano y vio que ya se había transformado en Danny. Caminó hacia él y le cogió de las caderas al besarlo. El besó empezó demandante, hacia una semana que no había podido ni siquiera robarse un beso rápido y ya tenía ganas. Fred gimió en la boca de su hermano por la intensidad con la que lo besaba, el que lo tuviera cogido por las caderas hizo que al acercarlo más a él notara la erección que empezaba a tener George.
Fred le quitó la camiseta a George y acarició todo pedazo de piel que sus manos encontraban por el camino. Este movió sus manos hacia el culo de su hermano y lo apretó hacia él moviendo sus caderas haciendo que las erecciones que empezaban a tener los dos se rozaran por encima del pantalón.
- Ahhh… George, por favor… -dijo Fred entrecortadamente.
- ¿Si? -preguntó George.
- No… haaagaas… eso… por favor. -imploró Fred, si su hermano no paraba pronto se iba a correr con solo esos roces de caderas.
- ¿Por qué? Si se que te gusta… Te gusta tanto como a mí… -dijo George sin parar.
- Para. -dijo Fred separándose de George.- Con calma ¿si?
- Está bien.- respondió George resignado.
Fred se acercó despacio a George y le dio un beso suave sin profundizar, luego se separó y se dirigió hacia su cama.
- ¿Vienes o te quedas?- preguntó todo coqueto.
- Voy.- Respondió George caminando hacia la cama.
Al llegar se tumbó al lado de su hermano, este aprovechó y se puso encima de él y empezó a besarle el cuello.
- Tomémonoslo con calma, sin apresurar las cosas.- dijo repartiendo besos por todo el cuello.
- Está bien, sin apresurar las cosas.- respondió George.- pero no pares…
Fred soltó una pequeña risa en el oído de su gemelo para después morder suavemente el lóbulo de su oreja. George metió las manos por debajo de la camiseta de Fred para acariciarle la espalda, como la camiseta le empezaba a molestar se la quitó. Fred soltó a George para que le quitara mejor la camiseta y luego este aprovechó también para girar y quedar encima de su hermano, por suerte la cama era bastante grande para permitirles moverse con un poco de libertad, no mucha pero si la suficiente.
Manos viajaban por cualquier parte alcanzaran, besos rozaban cualquier zona de piel que tuvieran a su alcance. Ninguno de los dos pensaba racionalmente, solo dejaban que guiarse ciegamente por lo que les dictaba su cuerpo. George acariciando el abdomen de su hermano llegó al pantalón y sin miramientos lo desabrochó. No sin esfuerzo intentó que su hermano se lo quitara, al tener los zapatos puestos le estaba costando bastante así que la final se levantó, se quitó los zapatos y los pantalones. Antes de volver a acostarse en la cama le quitó los zapatos a George y se dirigió a quitarle también los pantalones.
Se besaron de nuevo y George pidió permiso con la lengua para introducirse en la boca de su hermano, este no se lo negó, en ese momento no le habría negado absolutamente nada. George llevó las manos a las caderas de Fred y empezó a meter los dedos por dentro de su bóxer, tentativamente se los fue bajando.
Una vez que se los sacó, lo colocó en el centro de la cama y le besó. Fue dejando un rastro de besos por la mandíbula hasta la oreja, luego bajó por el cuello hasta la clavícula. Ahí se entretuvo un rato dejándole una pequeña marca que al día siguiente pasaría desapercibida. Luego siguió bajando hacia el pezón derecho, lo estimuló hasta que se puso duro y se fue al otro para darle el mismo trato. Una vez dejó los dos pezones erectos, continuó bajando por el abdomen hasta el ombligo donde se entretuvo metiendo y sacando la lengua.
En ese momento Fred solo conseguía mantener las manos en la cabeza de su hermano con los dedos enredados en su pelo. Suspiraba y gemía palabras sin sentido, no conseguía tener un pensamiento cuerdo a causa de todas las maravillosas caricias que le estaba prodigando su gemelo.
Cuando pensó que se había entretenido lo suficiente con el ombligo continuó bajando hasta que llegó al miembro de su hermano. Lo cogió con una mano por la base y empezó a besarlo desde la base hasta la punta. Cuando llegó a la punta sacó la lengua y tímidamente le fue pasando la lengua dejando rastros de saliva. Después de unos segundos consiguió coger valor suficiente para introducirlo en su boca. Fred gimió largamente he instó a su hermano a seguir.
Subía y bajaba con un ritmo constante que ha momentos hacia más lento y ha momentos más rápido. Le gustaba, al principio no creyó que le gustará el hecho le hacerle una mamada pero si que le estaba gustando. El poder disfrutar de tenerlo en su boca, de notar como Fred se retorcía debajo de él por el placer que le estaba provocando. Sabía que no tardaría mucho en correrse y siguió apresurando el ritmo. Con la mano que tenía libre, que hasta ahora la había mantenido en la cadera, empezó a acariciar los testículos de su hermano.
Unos minutos más tarde Fred no aguantó más y se dejó llevar por el éxtasis del clímax. George tragó todo el esperma que recibió en su boca y siguió lamiendo a Fred hasta que a este se le calmó la respiración. Subió a la altura de su cara lamiéndose los labios y le besó mientras le acariciaba la cara.
- Eso ha estado genial.- susurró Fred.
- Y que lo digas.- afirmó George.- Simplemente genial, pero que te quede claro que aun no hemos acabado.
- Lo tengo muy claro.
Fred besó el lóbulo de la oreja de su hermano y luego se trasladó a besar su cuello. George acariciaba la espalda de Fred mientras sentía los labios y la lengua del otro en su cuello. No tardó mucho en notar que Fred empezaba a animarse de nuevo y una de sus manos se empezó a dirigir lentamente hacia su trasero para empezar a tantear la zona.
Ninguno de los dos tenía cabeza para pensar en nada más que no fuera el otro y el placer que se daban. Fred le dio un par de acaricias a la erección de su hermano y luego se movió hacia su mesita de noche de donde sacó un bote de lubricante. George al ver lo que sacaba se lo quitó de las manos y se dispuso a ponerse un poco en los dedos cuando…
- ¡POR FAVOR, CUALQUEIR ALUMNO QUE PERMANEZCA EN LAS HABITACIONES QUE BAJE INMEDIATAMENTE Y SE DIRIJA AL GRAN COMEDOR!- se oyó la voz de McGonagall.- ¡CUALQUEIR ALUMNO QUE PERMANEZCA EN LAS HABITACIONES QUE BAJE INMEDIATAMENTE Y SE DIRIJA AL GRAN COMEDOR!
Pararon nada más escuchar la voz de la profesora, se separaron y se quedaron boca arriba respirando profundamente.
- No nos puede estar pasando esto.- dijo George sin creerse que había estado a nada de acabar.
- Merlín porque ahora.- dijo Fred empezando a levantarse.- cuando me entere porque narices y por quien tenemos que largarnos ahora al Gran Comedor el culpable va a sufrir la peor broma que se me ocurra.
- Y yo te voy a ayudar a planearla hermano.- dijo George cabreado. Se levantó y empezó a vestirse bruscamente, la erección que hasta hace unos momentos tenía se había ido desde el momento en que empezó a escuchar a McGonagall.
Una vez estuvieron vestidos y Fred volvió a ser él salieron de la habitación y se dirigieron al Gran Comedor donde se enteraron que Sirius Black había entrado al colegio y que los profesores estaban registrando todo el colegio para encontrarlo.
Después de esa noche tardaron un tiempo en conseguir estar a solas de nuevo. Fred había seguido pensando en hablar con George sobre no volver a cambiar de apariencia y se había armado de valor y lo iba a intentar. Era el momento perfecto, estaban en la torre de astronomía haciendo un trabajo y lo mejor, estaban solos, sin que nadie les pudiera interrumpir y sin que nadie estuviera lo suficientemente cerca como para escuchar.
- George, quería comentarte una cosa.- comentó Fred con timidez, raro en él pero temía la posible reacción de su hermano.
- Tú dirás.- contestó George dejando el pergamino a un lado y centrándose en su hermano.
- Quiero dejar de ser Danny.- dijo Fred todo serio.
- ¿Cómo que quieres dejar de ser Danny? ¿Es que ya no quieres seguir con esto? ¿Ya no quieres ayudarme?- preguntó extrañado.
- No es eso, es que…- empezó a decir pero no siguió porque no sabía muy bien como explicarse.
- Tranquilo, no hace falta que me des ninguna explicación, lo entiendo.- dijo George comprensivamente, sabía que esto no era para siempre y su hermano sencillamente no quería seguir adelante, a lo mejor es que lo había pensado mejor y no quería hacerlo con él.
- No.- Fred hizo que George dejará de hablar levantando la mano.- No es eso lo que te quiero decir. Lo que quiero decir, es que no quiero volver a cambiar de apariencia. Quiero que la próxima vez yo siga siendo yo. Quiero que lo hagas conmigo, no con un modelo de una revista. Quiero ser yo, que sea mi cuerpo y mi cara la que veas mientras lo hacemos.- se explicó.
George se quedó callado viendo a su hermano y pensando en todo lo que le había dicho. Si era más fácil con el modelo porque pensaba que seria demasiado raro y narcisista el hacerlo con Fred siendo Fred ya que eran iguales. Pero también sabía que él tenía todo el derecho a pedirlo ya que había sido el que siempre se ha cambiado de apariencia y no ha puesto ninguna queja.
Fred esperaba impaciente la respuesta de su hermano. No sabía lo que podría estar pensando en estos momentos pero esperaba que lo entendiera. No pedía mucho o eso es lo que creía él.
- A ver, creo que si, podríamos intentarlo.- empezó a decir George rascándose la nuca con la mano.- No creo que pierda nada por intentarlo, así que sí podríamos intentarlo a ver que pasa. Lo intentaré pero no te prometo nada, no se si me sentiré del todo cómodo.
- No pasa nada, si no lo consigues me cambiaré pero al menos lo habrás intentado.- dijo Fred.- Es que hay momentos en que la verdad me molesta mucho el tener que andar hechizo de apariencia por aquí, hechizo de apariencia por allá.
- Y cuando crees que podríamos hacer el intento. Porque la verdad, es que desde el otro día en la habitación es que tengo ganas.- dijo George todo divertido.
- Que te parece esta noche. Miramos mejor el mapa y a ver si encontramos un lugar donde poder hacerlo sin interrupciones ni molestias.
- Me parece perfecto.
Y con eso siguieron haciendo el trabajo pensando en lo que se aproximaba esa noche.
Miraron el mapa hasta que encontraron una sala que parecía adecuada, fueron a verla y era una especie de habitación con una cama de matrimonio. Hacia mucho tiempo que no se utilizaba porque toda la sala tenía una capa de polvo considerable. Con un par de hechizos la dejaron como nueva, limpia y confortable.
Se fueron al Gran Comedor a cenar y luego pasaron por su habitación para darse una ducha y cambiarse un poco para ir a la habitación. No tardaron mucho en llegar, el camino desde la sala común de Gryffindor era bastante sencillo y rápido.
Al entrar cerraron la puerta y pusieron los hechizos correspondientes para asegurarse estar sin interrupciones. George se quedó un momento mirando a su hermano, esta vez no habría cambios de apariencia, estarían los dos tal y como son, iguales.
More - Usher Se acercaron lentamente y se abrazaron, George respiro profundamente el olor de Fred y se dio cuenta que era el mismo, que siempre había sido el mismo. Movió la cabeza para besarlo y Fred lo recibió con ganas, había diferencias pero eran mínimas. Se dio cuanta de que si podría hacerlo, que a lo mejor desde el principio podría haber sido así pero ahora ya no había vuelta atrás y lo mejor era centrarse en lo que estaban haciendo.
Se desnudaron poco a poco, sin prisas. Primero las camisas, luego los zapatos, los pantalones y por último los bóxers. Todo fue retirado con calma tranquilidad, dando besos y caricias en las partes destapadas, recibiendo suspiros y gemidos del otro cada vez que tocaban una zona especialmente sensible.
Una vez estuvieron desnudos se acostaron en la cama y siguieron acariciándose y besándose. Había momentos que no se apreciaba donde terminaba uno y empezaba el otro. Se acariciaron, se besaron, lenguas viajaban por todo el cuerpo dejando rastros de saliva, marcas rojas dejaron en distintas partes del cuerpo, algunas serían visibles al día siguiente las otras no.
Esta vez no quisieron entretenerse mucho para prevenir cualquier improvisto. George se levantó y fue a por el bote de lubricante que habían traído, volvió a acostarse en la cama junto a su hermano. Besó a Fred para que este no pensara en lo iba a venir ahora, se puso un poco de lubricante en su dedos. Una mano acariciaba todo el cuerpo de Fred, mientras que la otra se dirigía hacia su trasero, tentativamente fue inspeccionando la zona. Después de ver que su hermano no se ponía muy nervioso por estar tocándole esa zona, empezó a introducir su dedo índice. Fue poco a poco sin ejercer mucha presión.
Le costó un poco pero al final metió el dedo entero, él seguía besando a Fred y acariciándole con la mano que tenía libre su erección. Al menos intentaría darle el máximo placer posible. Empezó a sacar y a meter el dedo lentamente y cuando ya lo hacía con más facilidad introdujo otro dedo. Esta vez Fred si que se removió un poco, empezaba a molestarle un poco esta nueva intromisión a si cuerpo. George se encargó de tranquilizarle mientras hacia lo posible por ir dilatando la entrada de su hermano.
Cuando tenía tres dedos metidos en el culo de su hermano consiguió tocarle la próstata. Fred gimió de placer cuando sucedió y George a partir de ahí intentaba acariciar lo máximo posible ese punto. Cuando estuvo lo suficientemente dilatado retiro los dedos, lo que provocó un gemido de protesta por parte de Fred.
Se colocó mejor encima de él y le cogió las piernas y se las subió por encima de sus hombros. Colocó la cabeza de su pene en la entrada de su gemelo y poco a poco fue introduciéndose. A Fred se le saltaron un par de lágrimas por el dolor cuando George entró completamente dentro suyo, este al verlas se las limpió y le acarició la cara mientras le susurraba palabras de consuelo.
Al notar que no estaba tan tenso comenzó a salir y entrar de él muy lentamente. Al ver que Fred aun tenía un poco de dolor con una mano empezó a acariciar la erección de este para ver si así conseguía distraerlo del dolor. Poco fue acelerando el ritmo y al intentar colocarse mejor para tener mayor estabilidad tocó la próstata de Fred. Este gimió y pidió por más. George cada vez iba acelerando más el ritmo, tanto de sus embestidas como de los movimientos de su mano.
Fred estaba sintiendo un placer abrumador entre las embestidas certeras de su hermano a su próstata y sus caricias a su erección. George cada vez aumentaba más el ritmo y él no podría aguantar mucho más porque ya notaba como el orgasmo empezaba a acercarse.
George por su parte sabía tampoco iba a durar mucho y continuó aumentando lo máximo posible el ritmo tanto de sus embestidas como de su mano. A los pocos minutos después Fred llegó, corriéndose en el vientre de su hermano y este al notar las contracciones que apretaban de una manera asfixiante su pene también se corrió.
Cuando acabó George se desplomó encima de Fred y después de conseguir respirar medianamente bien salió de él y se tumbó a su lado. Este seguía recuperando el aliento. Estuvieron unos minutos así, sin decir nada. Ningún comentario, solo recuperando la respiración y reviviendo el momento que acababa de pasar.
Después de unos minutos cuando ya respiraban normalmente, con calma y sosiego, Fred cogió la varita y les hecho un hechizo de limpieza. Luego cogió las sabanas y mantas y los tapó.
- Solo voy a decir una cosa.- dijo George tapándose bien con las sabanas.- Ha estado genial, no mejor, espectacular.
- Ahí te tengo que dar la razón hermanito.- dijo Fred riéndose de la expresión de sosiego en la cara de su hermano.- Ha sido genial, se que me arrepentiré mañana cuando no pueda sentarme bien, pero ha merecido la pena.
- Si ha merecido la pena. Ahhh y por cierto…- dijo George girándose para mirar a su hermano.- Yo creo que tal vez necesitemos algo más de práctica, no vaya a ser que con otro tío la caguemos o algo.
- ¿Más practica? ¿En serio?
- Claro, hay que practicar otras posturas y esas cosas. No quiero dejarme por practicar nada.- contestó George todo convencido.
- Está bien seguiremos practicando.- aceptó Fred.- Pero la próxima vez me toca a mi estar arriba.
- Tiene lógica…- empezó a decir George.- Has de saber montar también.
- No, no, me refiero a que la próxima vez me toca a mi dentro simpático, que no te vas a escapar.- respondió Fred viendo como George quería escaquearse del tema.
- Bueno eso ya lo veremos.- comentó George girándose poniéndose cómodo para dormir un rato y por tanto dándole la espalda a Fred.
- ¿Cómo que eso ya lo veremos?- preguntó este mientras se quedaba mirando la espalda de su hermano.
George no le contestó y Fred sonriendo se acomodó en la cama y prosiguió a dormirse. No pasó mucho tiempo que los dos ya estaban completamente dormidos uno al lado del otro.
FIN