Fanfiction: Di que no, Puck/Rachel.

Jan 21, 2012 15:26

Título:  Di que no.
Fandom: Glee.
Paring/Personajes: Puckleberry, Finnchel por una lado. Pezberry, Hummelberry y Tina/Rachel frienship (pero OTP es OTP y supongo que puedes verlo de otra forma). Menciones de otras parejas.
Notas: Spoilers del último capítulo, el 3x10, Yes/No. Todo basado en este momento. Y también, tengan un par de canciones Puckleberry con las que lloro de banda sonora: This Boy-The Beatles, De haberlo sabido-Quique González.
Resumen: Después de la propuesta de Finn, Rachel recibe consejos de muchas personas: véase su terapista, sus padres, Santana, Tina y Puckerman. Aunque no todos los pide.

Di que no
Rachel Berry había tenido muchos, muchísimos momentos de pánico en su vida: antes de entrar a un escenario por primera vez cuando tenía dos años, cuando los niños del kínder se burlaron llamándola huérfana por tener dos papás, cuando entró en la escuela secundaria, cuando se le perdió su cinta favorita para el cabello, al recibir un montón de comentarios agresivos en su pagina web en vez de adulaciones por su talento, recostada en la sala de un doctor que le dijo que lo mejor seria operarse la nariz, envuelta en un abrazo de sus dos padres luego del funeral de Jean Sylvester. Muchos. Muchos momentos de pánico, diferentes entre ellos, algunos llenos de temor (como justo antes de una presentación) y otros llenos de tristeza (como cuando vio a la entrenadora Sylvester llorar por primera vez en su vida y se dio cuenta de absolutamente nadie está a salvo de lo aterradora que puede llegar a ser la vida).
Pero ese, ese, con Finn de rodillas y con un anillo en la mano, fue el más grande momento de pánico en su vida.
Su mente se convirtió en un torbellino y su corazón en una roca que cayó en alguna parte de su estomago, pesada y espesa en cuanto escuchó las palabras, esas mismas que tantas veces soñó con escuchar. Por supuesto que lo había soñado, imaginado, fantaseado mil veces, con el corazón saltando como fuegos artificiales dentro de su pecho en las noches en vela en las que construía escenas perfectas en las que Finn le pedía matrimonio frente a todo el publico en un teatro, en su noche de estreno, guapísimo en un traje y con un ramo de rosas rojas en los brazos. Y así como con su funeral, Rachel también había fantaseado con su boda, esa a la que tratarían de colarse todos los reporteros de Nueva York pero sólo algunos afortunados podrían pasar a cubrirla, esa en la que ella contestaría “Sí, acepto” y sus padres llorarían en primera fila, increíblemente orgullosos.
Pero en todas y cada una de esas escenas, ella era grande y prospera, con un salón repleto de premios, con muchas obras y fans por detrás. No seguía estancada en Ohio, no, no, las cosas no debían ser así.
Trató de mantener su rostro tranquilo, sin lograrlo del todo mientras demasiado pasaba dentro de su mente. ¿Qué hago? ¿Qué digo? Finn, no me mires así. Dios, ¿por qué ahora? Rachel, concéntrate, respira. ¿Qué digo? Esto no está bien, soy demasiado joven. ¿Es esto legal? ¿Por qué? ¿Por qué no puedo decir que sí y ya, si yo amo a Finn? Lo amo, mucho, lo amo, ¿no? ¡Claro que lo amo! Siempre lo he amado. Respira Rachel, te estas olvidando de respirar y también de sonreír, vamos sonríe. Di algo, tienes que decir algo. Di que sí. No, di que no, Rachel, di que no, ¿quieres quedarte aquí cuidando hijos a esta edad? Claro que no, pero tampoco quieres perder a Finn, amas a Finn. ¿Amo a Finn? Sí, claro que lo amo.
Di algo.
Di algo.
DI ALGO, RACHEL.
-Necesito tiempo.
La cara de Finn se desencajó de un golpe.
-¿Tiempo?
-Sí, tiempo, para pensar. Tiempo para pensar. Esto es tan lindo, Finn…- Rachel se levantó, alisándose el vestido nerviosamente- Necesito pensarlo.
Tuvo el impulso de despedirse con un beso, pero se detuvo y salió corriendo del lugar, con el aire estancado en la garganta.
2.
De camino a casa, planeó cuidadosamente su papel de chica tranquila para que sus padres no notaran su histeria, pero de nada le sirvió, falló como actriz y durante la cena soltó la bomba.
-Finn me pidió matrimonio
Sus padres siguieron comiendo tranquilamente, como si nada.
-¿Par que obra?
-¿Qué?
-¿Te pidió matrimonio ensayando o para qué…?
-No, no entienden. Finn me pidió matrimonio, de verdad.
A su derecha, uno de ellos escupió el agua sobre la mesa.
-¿ÉL QUÉ?
-Se arrodillo y me pidió que nos casáramos.
-¿Y QUÉ HICISTE? RACHEL, POR TODAS LAS OBRAS DE BRODWAY DIME QUE DIJISTE QUE NO.
-Cariño, cálmate, no asustes más a la niña- intervino el otro hombre.
-¿Cómo me pides que me calme? ¿No escuchaste? Ese gigante de Hudson trató de amarrar a nuestra niña.
-Papá, no hables así de él.
Finn no era bien visto en casa de los Berry, su reputación ganada con cada lágrima que la pequeña de la casa había derramado por él. Los padres son los padres y su trabajo es proteger a sus hijos de todo dolor, aunque sea imposible, Finn le había causado demasiado a Rachel y aunque cuando los visitó pareció un buen chico, las lágrimas de la chica no iban a desaparecer.
-Rachel Berry, no me digas que hacer, juro que si estas embarazada me  va a dar un ataque al corazón.
-¡Por supuesto que no estoy embarazada!
-Hay que llamar a George ahora mismo.
Por suerte, George, el terapista de Rachel estaba en casa. Se había mudado al cuarto de invitados desde que Shelby apareció descolocando un poco más la vida de Rachel y seguía por ahí, siendo prácticamente de la familia.
George hizo que Rachel realizara sus ejercicios de respiración y pidió que le explicara todo, calmó a sus padres y luego todos tuvieron una conversación muy seria que terminó en uno de esos consejos inservibles y maduros que dan los adultos.
“Es tu decisión, Rachel, ya no eres una niñita. Pero piénsalo bien, piensa en si esto de verdad es lo que quieres”.
Rachel gimió frustrada, el momento en que esperaba que sus padres le dieran una respuesta contundente como irle preparando el vestido de bodas o llevársela secuestrada al otro lado del país sin permitirle ver a Finn ellos decidieron “dejarla tomar sus propias decisiones”, como si lo necesitara.
Se daba cuenta que en realidad, no estaba lista para este tipo de dramas de películas. Amaba el drama, pero en obras donde había finales trágicos y felices pero épicos, no un drama que la golpeara de golpe como recordándole que ya era hora de comportarse como una adulta.
Y ahí, en medio del firme abrazo de sus padres, Rachel deseó que su relación no fuera para nada interesante. Deseó tener alguien a quien besar y a quien abrazarse, alguien que la hiciera reír y que la amara, no alguien que le pidiera matrimonio.
Pero amaba a Finn, ¿no?
3.
El consejo de Kurt fue tajante, justo lo que esperaba de sus padres.
-Tienes que decir que no, Rachel.
Estaban sentados en la cama de ella, Kurt había venido tan rápido como fue llamado. Rachel lo miró con ojos enormes, a punto de ponerse a llorar, su amigo se colocó de rodillas frente a ella, cogiéndole la cara entre las manos con cuidado, sonriendo conciliadoramente.
-Escúchame bien, Rachel Berry- habló, como quien le habla a un niño pequeño- Has querido esto desde que eras un feto y no puedes retrasarlo más, no puedes, por nada del mundo.
-Pero yo amo a Finn…
-Yo lo amo también, él es mi hermano, así como amo a mi papá, pero no voy a sacrificar mis sueños y el amor por mi mismo por más que los quiera, ¿entiendes lo que trato de decirte?
Rachel asintió en silencio, una sola lagrima silenciosa corriéndole por la mejilla.
-Rachel, tienes que brillar, no puedes retrasar eso por nada. ¿Recuerdas lo que me dijiste en cuando estuvimos en Brodway?
Los ojos de Kurt se iluminaron un poquito sólo con el recuerdo y Rachel simplemente lo quiso tantísimo en ese momento que deseó abrazarlo hasta que se quedara sin aire, pero se limitó a asentir, con la visión de aquel escenario quemándole como fuego en la memoria.
-Pues parece que no- es Kurt, no se puede contener de hacer chistes un poco crueles- Ese es tu verdadero amor, ¿recuerdas? No hagas esperar a tu verdadero amor.
4.
Al siguiente día, muy temprano, Rachel buscó a Tina antes de que cualquier clase empezara, pues su consejo la había ayudado mucho la última vez.
La arrastró a la sala de coro, vacía a esa hora, escondiéndose de Finn a toda costa como si en vez de su novio fuera un asesino serial que la estuviera buscando.
Tina pareció ligeramente irritada de que la llevara hasta ahí sin explicaciones, sobre todo debido a que tenia clase de historia, pero su semblante se suavizó mientras Rachel le contaba su situación.
-Entonces- susurró Rachel, nerviosa- ¿Tú que crees que debería hacer? Y por favor no me digas que es mi decisión porque eso ya me lo han dicho mis padres y George.
-¿Quién es George?
-Mi terapista.
Tina lo sopesó un segundo, en un silencio que desesperó a Rachel, su respuesta no fue de ayuda.
-Haz lo que tu corazón te diga que hagas.
Rachel chilló.
-¿Qué? ¿Ese es todo tu consejo? ¿A caso lo sacaste de “Mulan”?
Tina cruzó los brazos, a la defensiva con el comentario.
-Primero, Rachel, lo que dijiste de Mula es súper despectivo, aunque Mulan sea la mejor de las heroínas de Disney. Pero lo digo en serio, si piensas con la cabeza, la respuesta será que no, por supuesto, pero el corazón te guía a la felicidad. Dime, ¿amas a Finn?
-¡Claro que sí!- saltó Rachel, como si Tina lo estuviera poniendo en duda.
-¿Lo amas lo suficiente para casarte? Ya sabes: Hasta que la muerte los separe.
Rachel no contestó, aunque lo intentó.
-Eso pensé- Tina sonrió en un intento de transmitirle confianza- Escucha, yo amo a Mike, lo suficiente para que en el caso de tener que decidir entre que él vaya a estudiar baile o casarse conmigo, yo lo mandaría a cumplir sus sueños, porque lo amo. Para empezar, creo que Finn debió pensar en eso antes de proponerte matrimonio, pero, para acabar, no tendría nada de malo si tu no dudaras un solo segundo en decir que sí. Por lo menos eso es lo que yo pienso sobre el matrimonio, puedes tener miedo, pero si vas a decir que si debes sobreponerte a él para pasar el resto de tu vida con la persona que amas, seguro de que es lo que deseas hacer.
No hubo respuesta, Rachel procesó las palabras con lentitud, con tanta que la otra chica decidió que era mejor dejarla pensar en soledad, pero cuando estaba a punto de marcharse, Rachel la detuvo.
-¿Puedo abrazarte?
Se lo pidió porque a pesar de que no eran amigas cercanas, Tina nunca se negaba a ayudar, Tina permanecía en silencio, pero pensaba más que la mayoría.
Tina era esa amiga que todos no sabían que tenían.
5.
-Oye, Berry, espera.
En medio del corredor vacío por el que Rachel trataba de salir de la escuela también estaba Santana, siguiéndola, la más pequeña se dio vuelta de muy mala gana.
-¿Qué quieres, Santana? En serio, no estoy de humor.
Santana silbo despectivamente.
-Vaya, estas más arisca de lo que pensé con esto del matrimonio.
-Shhh- Rachel se acercó mucho a Santana, volteando a todos lados para asegurarse de que nadie más las escuchaba, pero estaba de más, al parecer solo ellas estaban fuera de clase- ¿Cómo te enteraste?
La latina se río.
-Por favor, esta escuela es como Hogwarts: secreto significa que todo el mundo lo sabe- aseguró, a Rachel le intrigó la referencia hecha.
-No sabía que te gustaba Harry Potter.
Santana bufó.
-Britt me hizo ver las películas, pero ese no es el punto. Estoy aquí para decirte que no eres fea.
-¿Qué?- cuestionó Berry, bastante confundida.
-Sí, ya sé, tienes esta nariz enorme que debe hacer más difícil besarte, pero eso no significa que no vayas a encontrar a nadie en el futuro, ¡sólo mira tus piernas! Y ni hablar de tu trase…
-¡Santana!- gritó Rachel, sintiendo sus mejillas arder- ¿Por qué estas diciéndome esto? ¿Qué clase de broma es esta?
-No es ninguna broma, mira, tú me ayudaste y es lo que trato de hacer ahora. No quiero verte caminar hacia el altar sólo porque crees que nadie más te va a querer. Eres sexy, en una manera muy, muy especifica, pero eso no te lo quita, ¿recuerdas que mencioné tus piernas…?
-Santana, para tu información, no estoy considerando decirle a Finn que sí porque no crea que vaya a encontrar a alguien en el futuro.
Santana pareció confundida y luego sonrió, aplaudiendo ligeramente.
-¡Yay, Berry! ¿Así que no te vas a casar?
-Lo estoy considerando y no estas ayudándome para nada.
-¿Considerando? Pero ya te dije que…
-No, Santana, por si no lo sabes la gente se casa por amor.
Santana se echó a reír tan fuerte que Rachel se preocupó de que Finn (y todos en Mckinley High) pudiera escucharla.
-¡Baja la voz!
Santana hablo entre risas.
-Claro que no, Berry. A nuestra edad nadie se casa por amor, yo de veras pensé que tu trauma con tu nariz judía era el motivo, por eso vine a hablar contigo pero…- pareció tener una idea y abrió mucho la boca, seria- ¿Estas embarazada?
-¡NO! ¿Por qué todos piensan lo mismo?
-Ya te lo dije: nadie de nuestra edad se casa por gusto.
-Claro que sí…
-Claro que no, tantos musicales y comedias románticas te han afectado el cerebro, pero esto es la realidad y en la realidad los adolescentes se casan porque no tienen otra salida.
Rachel se recargó en uno de los casilleros, con ganas de tirarse en el suelo y no levantarse, es que no quería saber nada más del asunto, Santana bajó la voz entonces.
-Vamos, Berry, no seas cobarde, siempre hablas toda esa mierda  sobre que eres una estrella y que deseas esto más que cualquiera de nosotros. Demuéstralo.
-No es tan fácil, Santana.
6.
El día era nublado, únicamente con un poco de viento, así que Rachel se refugió de los demás en el campo de fútbol americano, totalmente vacío a esa hora.
Necesitaba pensar, acomodar todas las ideas que la acosaban, todos los consejos, los posibles escenarios de su vida.
Se sentó en lo más alto de las gradas, como si pudiendo apreciar mejor el paisaje, pudiera apreciar mejor su futuro, la brisa enredándole un poco el cabello.
Miró al cielo, de día las estrellas no se pueden ver, pero siempre están ahí. Eso estaba pensando cuando escuchó las pisadas firmes de Puckerman sobre las gradas.
-Déjame adivinar, tú también sabes que Finn me propuso matrimonio- soltó Rachel, cansada.
-Sí- respondió Puck, su voz enfada, lo que puso a Rachel alerta- ¿Y lo dices tan tranquila?
-Pues sí, ¿qué quieres? ¿Qué te lo cante?
Puckerman frunció el ceño.
-Pensé que al menos me lo dirías, no me tendría que enterar por otras personas.
-No te ofendas, Noah, pero no es realmente tu asunto.
-¿No es realmente mi asunto?- él la miraba con un enojo helado- ¿No recuerdas quien estuvo aquí contigo, en estas mismas gradas, cuando Finn no estuvo? ¿No recuerdas quien es la única persona dispuesta a escuchar tus problemas sentimentales? ¿No recuerdas quien hizo que dejaras de llorar cuando Finn terminó contigo?
Rachel elevó la voz, molesta de que Puck le restregara todo eso en la cara, todo eso que ella pensó hacía sinceramente, pensó que tenía un amigo en Noah, de una manera un poco extraña.
-¡Pues si ibas a reclamármelas mejor no hubieras hecho nada, gracias!
Él dio un gruñido profundo, paseándose por las gradas como un animal enjaulado, sin embargo, después de conocer su lado blandito, Rachel no se sintió intimidada.
-¡No es por eso, Rachel! No entiendes nada…
-¡No! Todos piensan que es así, pero sólo para que lo sepas, yo puedo cuidar muy bien de mi misma y tomar mis propias decisiones.
Puck se rio amargamente, deteniéndose por fin, para clavarle la mirada.
-Pensé que podías, a diferencia de los demás yo confiaba planamente en esto, pero es obvio que no, si supieras cuidarte a ti misma ya le habrías dicho que no a Finn.
-¡Es tu amigo, Noah! ¿Cómo puedes estar hablando así de él?
-¡Pero tú también me importas, Rachel!
Un silencio incomodo se apoderó del lugar,  luego se rompió en añicos por la voz de Puckemar que bajo la fingida calma, estaba furiosa.
-Me importas, Berry, y Finn no te trata como debería, no puedes casarte con él.
-Tú no eres quien para darme consejos sobre romance.
-¿Qué?
-Todo el tiempo que estuviste detrás de Quinn anduviste como perro con la cola entre las patas.
-¿Qué tienes esto que ver?
-Me hablas de que Finn no me trata como debería pero no soy el que persiguió a una chica que lo único que hizo cuando salió del reformatorio fue un comentario sarcástico sobre “lo buen partido que es”, la misma chica que estaba dispuesta a alejar a Beth, no soy el que anda rogándole a Shelby, ¿Oh si? ¿Soy yo?
Las palabras quedaron flotando en la atmosfera, se adhirieron a la piel del chico con demasiada rapidez, antes de que Rachel pudiera retractarse, pues quiso tragarse las palabras en cuanto salieron de su boca, ante la mirada herida de Puck.
-Al menos no soy la persona que necesita recurrir a los celos para que le lancen una mirada- contratacó Puck, Rachel se puso de pie, con la ira corriéndole en el cuerpo.
-¿Eso es lo que viniste a decirme? ¿Hablas de lo mal que me tratan para venir aquí y humillarme así?- chilló, las lagrimas acumulándose de golpe en sus ojos.
-¡No, Rachel, no!- parecía extremadamente frustrado- ¿Qué hay de ir a Nueva York? ¿De tus sueños?
-¡No sabes nada sobre mis sueños!
Éste se acercó a ella a toda prisa, agarrando su brazo derecho sin hacerle daño, con la única intención de mantenerla ahí, tan cerca que podía ver sus lágrimas en las pestañas.
-Sí que lo sé. Sé sobre tu Tony, sé que de niña tus padres te ponían “Marry Poppins” y por eso esperas algún día ser el estelar de ese musical, sé que conoces de memoria cada canción del Mago de Ozz y que los primeros zapatos que te regalaron para una audición son unos rojos como los del cuento, sé la metáfora de las estrellas y sé, sobre todo, que tú eres una. No puedo dejar que lo eches a perder para convertirte en la esposa de Finn.
Rachel tenía la boca abierta por escuchar todo eso, sabía que durante sus ensayos de “Need you know” conversaron mucho, al igual que en otras ocasiones, sólo que no pensó que Puck recordara todos esos detalles, la mayoría de la gente los olvidaba.
-¿Y a ti por qué te interesa? Desde el principio me seguiste el juego para llegar a Quinn, como yo quería llegar a Finn.
-¡No! Yo no iba a terminar contigo y tú lo sabes, me lo dijiste aquí mismo. Yo quería intentarlo, sabía que eras molesta y egoísta y aun así quería darnos una oportunidad. Sabía todo lo que eres, lo sé. Pero igual te quería, excepto ahora, porque no sabía que ibas a caer tan bajo como para poner a Finn por encima de tus sueños.
Rachel lo liberó de su agarre y retrocedió unos pasos, perdiendo un poco el equilibrio.
-¡Ni siquiera le he dicho que sí!
-¡No deberías ni considerarlo!
-¿Y qué quieres que haga, Noah? ¿Por qué me dices esto ahora? Yo estoy con Finn y tú, no sé, con Shelby, con quien quieras.
-Si yo sólo me acerque a Shelby porque ella luce como tú, Rachel, incluso ella se dio cuenta de que yo te quiero más, mucho más que Finn.
-¿Quieres que corra a tus brazos? ¿No lo entiendes? Tú y yo nunca tuvimos un tiempo de verdad, nunca lo vamos a tener.
Entonces la ira de Puck se desinfló, como un globo picado por un alfiler, y se convirtió en una pena genuina que se vislumbraba por sus ojos, que luego se congelaron, conteniendo una emoción.
-De acuerdo, Rachel, adelante, ve y cásate, de ahora en adelante ya no eres mi problema, esta es la última maldita vez que estuve para ti.
Se dio la vuelta, bajó por las gradas y cruzó todo el campo sin voltear la vista una sola vez, fue entonces cuando Rachel se dio cuenta, realmente se dio cuenta de que Noah se estaba marchando y no pensaba regresar a su vida. Se dio cuenta de que ya nadie le cantaría canciones inapropiadas, ni le marcaría por teléfono sólo para hablar con voz soñadora de Beth, ni la escucharía por horas interminables para terminar arreglándolo todo con un helado, ni la llamaría princesa, ni la abrazaría con fuerza y una sonrisa cuando se la encontrara en la sinagoga, ni amenazaría a los del equipo de hokey para que la dejaran en paz,  ni le compraría granizados de uva, ni haría chistes ridículos, ni nada.
Noah realmente estaba diciendo adiós.
Y Rachel estaba llorando, sollozando sobre esas gradas.
¿Por qué lloras, Rachel? Concéntrate.
Pero no pudo.
Sentía en su pecho la perdida. Y lloró, hasta que se cansó.
7.
Le dijo que no a Finn. No por sus padres, o Tina, o Santana, ni siquiera por Noah.
Lo hizo por ella, por Nueva York, por su Tony.
Sólo que no tuvo a nadie diciendo “Esa es mi pequeña princesa judío americana, no te preocupes, ¿quieres despejar tu mente con una fiesta de No-Janucá?”.
No tenía la sonrisa tonta, ni las palabras menos propias.
No tenía a Noah.

otp: puckleberry, tike, otp es otp, fanfiction, glee, paring: puck/rachel, *the beatles yay*

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