[american gods] la estafa del obispo

Apr 15, 2010 23:04

Título: La Estafa del Obispo
Fandom: American Gods
Pairing, personajes: Wednesday(Odín)/Loki; Shadow
Rating: PG-13 (¿acaso trabajo en otro?)
Palabras: 1000
Sinopsis: Wednesday rememora los días en los que tenía un compañero, en los que podía trabajar con alguien a su lado. Dulces días ya pasados...



Wednesday, mientras relataba a Shadow una de sus mejores estafas, se vio transportado hacia el pasado, hacia setenta u ochenta años antes, cuando todavía podía estafar porque todavía tenía un compañero. Mientras las palabras salían de su boca, hablando del vendedor de joyas y del obispo y del policía, recordaba los días en los que su compañero y él habían estafado a las personas codiciosas; y las pocas veces que habían fallado. Hacía que uno perdiese completamente la fe en el ser humano.

Wednesday solía ser el obispo. Había algo en su rostro que hacía que la gente de verdad que era un hombre de la iglesia. Había sido un tema de broma entre él y Loki durante bastante tiempo, cómo la gente se creía cualquier cosa con tal de que estuviese disfrazada de forma convincente. Loki era el policía, no por nada tenía la capacidad de fingir e imitar acentos.

Mientras Wednesday flirteaba con la muchacha del bar, una parte de su mente estaba muy muy lejos.

Era 1923, y en Chicago hacía frío. Los hábitos morados del obispo revoloteaban a su alrededor, y Odín no estaba, en realidad, de humor para estas cosas, no en ese momento. Aún así, Loki había insistido en que era un buen momento, cercano a la navidad, en el que nadie se atrevería a sospechar sobre la compra de un collar; ni siquiera si ese alguien era un obispo. Los billetes le pesaban en el abrigo que le protegía poco del viento, y con una mano los sujetaba para que no saliesen volando por una mala casualidad. La nieve que había caído unos días antes se acumulaba sobre las sucias calles de Chicago, más gris que blanca, con ese color sucio que disuade incluso a los niños de acercarse.

La joyería todavía estaba abierta, y la propietaria, una mujer, para sorpresa de Odín, estaba mirándose las uñas muy concentrada. Sería la mujer del verdadero propietario, pero Odín pensó que no importaba. Después de todo, las mujeres solían ser más desconfiadas que los hombres, y en ese caso le venía bien.

Entró en la joyería con un resoplido, sacudiéndose la nieve de los zapatos.

-Por Dios, que frío -sonrió anchamente a la mujer, que había parado de observarse las uñas y se había girado para llamar a su marido.

-Buenas noches, padre -respondió ella, y después se cayó, como si temiese que, si abriera la boca, algo malo podría pasarle.

Odín empezó a mirar en las vitrinas. Tenía que coger un collar caro, pero no algo excesivo o ridículo. Al final, eligió uno con perlas que costaba la modesta cantidad de diez mil dólares; y le hizo un gesto al marido, que acababa de aparecer.

La pareja le observó sospechosa un instante, hasta que el hombre dibujó una sonrisa falsa en sus labios, y asintió.

-Por supuesto, padre, ahora mismo se lo envuelvo -con rapidez y eficiencia, envolvió el paquete con cuidado, y esperó con una expresión sospechosa en el rostro a que Odín sacase el dinero. Éste se lo entregó, el paquete de billetes crujientes y recién sacados del banco… y con una pequeña mancha.

Esta había sido una modificación de Loki, que empezaba a aburrirse. Dijo que la gente era aún más desconfiada de un montón de billetes si había algo que les hiciera parecer sospechosos. Incluso si ese algo era una inocua mancha de pintura. Esa noche iban a probar a ver qué tal funcionaba, y Odín había hecho una apuesta. Tres cuartas partes del dinero a que no había ningún cambio importante.

El hombre contempló con una expresión sospechosa en el rostro los billetes, y se acercó al teléfono, sin entregarle el collar. Llamó a lo que Odín estaba seguro de que era el banco; y, efectivamente, poco después apareció un trabajador, joven e inexperto por la pinta que tenía, a comprobar si el dinero era fraudulento o no.

Odín había intentado empezar una conversación con la mujer (“¿ha comprado ya muchos regalos para sus hijos?”), pero había sido respondido con una mirada que cualificaría de asustada en todos los Estados de América. Después de eso, y de la mirada amenazadora del joyeron, Odín había optado por callarse, y había estado paseándose por entre las vitrinas, tomando nota de relojes u otras joyas que le parecieron especialmente brillantes.

El joven del banco confirmó que los billetes eran legales, y el joyero pareció relajarse bastante, aunque la mujer seguía con la misma expresión.

-Perdóneme, padre; pero resulta que hace poco hubo varios asaltos a joyerías en el Estado, y estamos un poco paranoicos, se ve. Aquí tiene… ¿puedo preguntarle una cosa, padre? -dijo el joyero después de una breve pausa, y Odín suspiró interiormente. ¿Por qué no podía cerrar la maldita boca y terminar ya?

-Desde luego, hijo mío -dijo, con su mejor sonrisa benevolente, esperando que Loki se dignase a aparecer pronto.

-¿Para quién son las joyas? -la mirada sospechosa había vuelto a aparecer en el rostro del joyero. Como si supiera la respuesta pero quería oír la mentira de labios de Odín.

En ese momento, Loki hizo su aparición. El pelo pelirrojo y las pecas de un irlandés, con el acento que Loki disfrutaba tanto poniendo y el uniforme de policía. El joyero pareció asustado, pero Loki le ignoró.

En ese momento empezaba la mejor parte, para Odín. En otras estafas, él y Loki debían trabajar por separado, como en la del violinista, pero aquí podían interactuar y fingir y estafar de verdad. Aquí, trabajaban realmente en equipo.

-¡Soapy! -exclamó Loki, con una sonrisa un poco cruel en el rostro, poniéndole una mano en el hombro con fuerza- Ya sabía que ibas a estar por aquí, bribón… te llevo persiguiendo por varios estados -Loki se volvió a la pareja, que se habían acercado el uno al otro y parecían asustados-. Señores, ¿este hombre les ha comprado algo?

-Por supuesto que no, policía. Sólo estaba mirando -contestó Odín, y después hizo una mueca cuando la presión en su hombro aumentó.

Los joyeros, en cambio, asintieron vigorosamente.

-Sí, policía, un collar. ¡De diez mil dólares!

El policía cogió el dinero que le tendía el joyero, y lo examinó a la luz pobre de la joyería. Después soltó una risita.

-Ah, Soapy, Soapy! Estos son los mejores que has hecho jamás, si no fuera por esa tara de ahí -Odín estaba seguro de que estaba pasándose de la línea. Como si le estuviese restregando en la cara su plan. Pero ahora le tocaba a él.

Odín puso su mejor sonrisa pagada de sí mismo, que no le costó demasiado hacer, y empezó a discutir con el policía. Las mismas palabras de siempre, con el mismo intercambio de miradas entre ellos. A Odín le gustaba que pudieran decir una cosa con la boca y otra distinta con la mirada; le hacía sentirse sincronizado con su compañero.

Cuando el policía, Loki, sacó las esposas, Soapy Sylverster, comúnmente conocido como Odín, estiró las muñecas, y dejó que el frío metal las rodease.

Y después, el policía (sin tener que haber enseñado ni una placa, lo cual decía mucho de lo que él y Loki decían siempre, los humanos se cree cualquier cosa), garabateó un recibo, y los dos salieron de la tienda, Odín maniatado y Loki empujándole con rudeza. Y con un fajo de billetes de diez mil dólares, y un collar que valía lo mismo y que podrían vender más.

Cuando se alejaron lo suficiente como para no ser vistos, Odín alzó una ceja y levantó las muñecas.

-¿No crees que ya es suficiente? -preguntó, irónico. Loki sonrió de medio lado, y le cogió del brazo, instándole a seguir caminando.

-Oh, no tienes ni idea. Esto no ha hecho más que empezar -le susurró en el oído con voz un poco ronca, y Odín se dejó llevar.

Pero no le daría la tercera parte del dinero. Después de todo, la mancha no había hecho nada porque la estafa funcionase mejor o peor.

Wednesday contemplaba la ciudad desde la ventana del motel barato, abierta. El interior de la habitación apestaba a sudor y sexo, y sábanas sucias y polvo; y no tenía ganas de entrar y tener que ver otra vez a la chica, prácticamente ni siquiera una mujer, que dormía satisfecha entre ellas. No había tenido ningún sentido para él; hubiera preferido estar en cualquier otro sitio, lejos de allí. Hubiera preferido estar ochenta años antes, en Chicago. Con un compañero, uno de verdad y no simplemente un guardaespaldas contratado para acompañarle.

Desearía estar con Loki; pero no podía. Porque aún hoy seguían estafando; y este truco tenía un plan cuidadosamente trazado, que impedía que estuvieran juntos hasta el gran final. El final en el que el joyero se da cuenta de que ha perdido; solo que en este caso, no iba a ser el joyero el que se diese cuenta. Sería la humanidad.
 

fandom: american gods, pareja: odín/loki, !fanfiction, longitud: 1000-5000, rating: pg-13

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