¡¡¡Felicidades Nottie!!! ¡¡¡Felicidades Neville!!!!

Jul 31, 2009 14:01


(sshhhhh, vosotras haced como que es hoy, venga, que nadie se ha dado cuenta)

Bueno, lo prometido es deuda. Se ve que estoy en racha o algo. REGALO DE CUMPLEAÑOS  DE
x_cursive . Pero como es muy solidaria y le quiere mucho, responde al meme del CUMPLEAÑOS DE NEVILLE.

Felicidades, guapa!!

La mano de Hannah tiembla cuando Neville abre la puerta que hay a la izquierda. San Mungo es un sitio frío para alguien que no sepa lo que es el dolor de verdad. Pero para Neville parece un hogar. Se desenvuelve por los pasillos como si fueran su propia casa. Saluda a dos o tres trabajadores, conoce los mejores atajos para ir de un sitio a otro, ayuda a dos ancianos a encontrar el departamento que buscan. Sabe que la tercer ventana del pasillo del segundo piso está atascada y hay que empujar suavemente primero y con mucha fuerza después.

Reconoce los pasos de algunos sanadores, abre las puertas que hay que abrir y cierra las que tienen que estar cerradas. Dentro de San Mungo Neville es un hombre experimentado, alguien curtido y sabio. Hannah no lo ha visto nunca antes así. Le gusta. Neville nunca dejará de sorprenderla, y eso es algo que no todo el mundo es capaz de hacer. Neville es mágico en todos los sentidos. Su valor, su mirada, su aplomo, su voz. Sus manos grandes y su espalda ancha. La faz incrédula. Neville ha visto cosas que nadie puede ni imaginarse y por su piel reptan cicatrices que nadie quiere sentir.

Un niño que fue hombre demasiado pronto. Un hombre que nunca dejará de ser un niño. Neville tiene diecisiete años y once meses cuando cruza las puertas del centro sanitario pisando tan fuerte que tiembla el agua recogida en los canalones de la casa de enfrente. Le sigue una chica rubia, admirada, sentida, agradecida. No se han despegado ni un solo momento en varios días. Hace ya mucho tiempo que Neville sabe porqué lucha, sabe lo que quiere, y sabe que puede conseguirlo. Se acabó el niño callado que sólo quería ser invisible. Ahora Neville Longbottom quiere sentir el sol en la cara, la hierba en los pies, la vida en los labios.

Todo es igual y todo es nuevo. El mundo amanece cada día de una manera y nadie quiere darse cuenta. Ahora él lo sabe. Cuando el sol se alzó por la mañana, todo a su alrededor estaba bañado de una nueva luz. Más clara, más inmensa. Infinita, eterna, total. Ya no hay puertas cerradas, persianas bajadas, buzones vacíos. Nadie quiere esconderse, ya no hay miedo sobre el asfalto ni calaveras entre las nubes.

Aprieta la mano de Hannah cuando la conduce por las escaleras que el edificio tiene en la parte de atrás. Son de hierro, dan a la calle y están desiertas. Hannah imagina ahí al Neville de dos años, sentado en el último escalón, secándose las lágrimas con la manga de la túnica. Luego lo ve con cinco, los surcos tristes bajo los ojos, las manos llenas de envoltorios de caramelos. Con once, nervioso, excitado, estrenando uniforme.

Ahora Neville está serio, pero sereno. Erguido como un castillo, su figura tranquiliza a la chica de forma tierna. Se detienen en un rellano a mirar el sol despuntando entre las casas. Neville abraza a Hannah por detrás y apoya la barbilla en lo alto de su cabeza. Cierra los ojos y aspira el aroma de su cabello. Huele a paz y a esperanza. Deposita un suave beso ahí antes de seguir subiendo.

Frank y Alice están diferentes. Neville lo sabe sólo con mirarlos. Él está de pie, mirando a una pared vacía. Los ojos recorren los surcos de la pintura. Ella canturrea con los codos apoyados en el cristal de la ventana. Vestida con el pijama del hospital, el pelo suelto y largo, pálida y delgada, a Hannah le parece una joven cuidada y guapa. No hay heridas en su piel, casi no hay arrugas en su rostro. Las uñas bien cortadas, los dientes limpios.

-Hola, papá-Neville le da un toque en el hombro a Frank y éste se vuelve a mirarle. Parpadea justo antes de volver la cabeza hacia la pared. Neville sonríe, le quita las gafas que lleva metidas en un bolsillo y las mira al trasluz-No sé cómo puedes ver con esto tan sucio.

Las frota con su propia ropa y comprueba que están limpias. Tuerce la boca, frustrado. Tienen huellas de azúcar.

-Espera-Hannah las coge de la mano de Neville y les echa un poco aliento. Luego las vuelve a frotar como ha visto hacer a Neville. Luego se las devuelve a Frank, que está mirándola muy concentrado-Seguro que así ver mucho mejor.

Frank las toma despacio, sorprendido. Las mira, desdobla una patilla, luego la otra, y sonríe.

-Buenos días, mamá-Nevile se acerca a su madre y le besa la frente. Mide una cabeza más que ella, así que el gesto es espontáneo y natural. A Hannah se le encoge primero el corazón y luego se le hincha de orgullo. No está muy segura de cómo actuar. Tiene los ojos arrasados de lágrimas que no quiere que Neville vea pero también siente que allí dentro tiene todo el derecho del mundo a llorar tranquila. Neville le tiende la mano y la acerca a él-Mira, mamá. Te voy a presentar a alguien.

Alice mira a Hannah y le acaricia el cabello liso.

-Mamá, esta es Hannah. Es mi novia.

Alice sonríe y toca la mejilla de su hijo. Urga con la otra mano en su bolsillo y Neville sonríe más abiertamente. Su madre ha descubierto el caramelo que se esconde entre los pliegues de su ropa. Siempre hay un caramelo allí para ella.

-Ven, anda, que nadie te ha peinado hoy-la sienta en la cama y busca con la mirada un cepillo. Lo encuentra Hannah, en el primer cajón de la mesita. Es un cepillo de madera pintado de azul. No hay ni un solo cabello entre sus púas y Hannah sabe porqué. Quizá Neville lo pierda todo. Pero es un detallista. Se lo tiende en silencio y luego se sienta a mirar.

Neville apoya el cepillo en lo alto de la cabeza de su madre y lo desliza hacia abajo con cuidado, sujetando el mechón de pelo por la otra cara, sobre la palma extendida. Alice cierra los ojos. Hannah baja la mirada.

-¿Sabes, papá? Harry mató a Voldemort. Fue increíble-toma otro mechón y sigue con su tarea-Tenías que haber visto a la abuela ayer...

Entonces Neville enmudece. Hannah sabe con certeza en lo que está pensando pero no puede hacer nada. Es algo por lo que Neville tiene que pasar. Esta vez no está solo.

-No pude, mamá. Lo siento-deja quieto el cepillo en alto, con la mano temblorosa-No pude matar a Lestrange.

Frank se acerca hacia ellos y se sienta en la cama de Alice, enfrente de Hannah. Alice atrapa la mano de su hijo por encima de su cabeza y la aprieta con fuerza. Se la lleva a la cara y la besa. Neville deja caer los hombros, liberándose de una carga invisible.

Ninguna madre quiere que su hijo mate a nadie.

Frank Longbottom parpadea fijando su vista en su mujer. Los dos se miran y Hannah ve un brillo enamorado y completamente cuerdo. Frank asiente despacio y entonces abandona esa actitud de niño grande. Momentáneamente se transforma en un padre adulto y sabio. Luego adopta ese aire soñador y balancea las piernas.

-Pero está muerta. Papá, está bien muerta.

Retoma el cepillado del cabello de su madre y Frank sonríe. Hannah también lo hace. Ha descubierto que los Longbottom se hablan con sonrisas, con miradas furtivas y caricias lentas. Alice cierra los ojos y hecha la cabeza hacia atrás, relajándose. Habla con sabiduría, como una madre que cuida a su hijo, y no al revés.

-Merecía morir.

Notas: Estaba claro que tu regalo, Nottie, iba a ser sobre Nev. Así que compartís regalo, que yo sé que tú a él lo quieres un montón, y yo sé que él a tí también. A veces trato de imaginar qué sintió Neville cuando murió Bellatrix. Estoy convencida de que fue alivio. Por fin ella había desaparecido del mundo, muerta para siempre. Por un momento, leyendo el DH, imaginaba que sería él quien la matara, pero también es cierto que aunque lo hiciera por venganza, ni Frank ni Alice querían eso para él. No. Neville no es capaz de hacerle daño a nadie. Por eso esa disculpa, y ese beso de su madre. Bellatrix está muerta, Neville, ahora descansa. Feliz cumpleaños.

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