La Muralla negra
¿Esa cancioncilla tan molona de los Asia, 'Heat of the moment'? En bucle, a saber de qué y de dónde.
Llevo cinco días de vacas, así que me quedan otros cuatro. Yep. Por las mañanas leo un poco de Jane Eyre, por las noches leo otro poco de Historia de la Edad Media, de Claramount, que es en plan "y en el año tal pasó esto, y el rey tal hizo lo otro", pero es lo único que tengo medieval, y yo quería leer algo medieval, YAdeYAporquesoyasídeimpaciente; a media tarde, si las circunstancias lo permiten, ojeo el Arte e Historia de Praga, el librito que mi primo se trajo de la ciudad hará cinco o seis años cuando hizo el máster y nos trajo un regalito para cada miembro de la familia. Nunca pensé que lo diría, pero, he descubierto que me gusta el Barroco Bohemio. Habla la historiadora del arte que hay en mi, que es una tía muy poco puesta.
Creo que fue el viernes pasado, vi un documental de unos viajeros que atravesaban el continente euroasiático: desde Rusia hasta Mongolia, el país más despoblado del mundo. Tras muchas vicisitudes llegaban a una pequeña aldea, sucia y destartalada, con casitas de madera al borde de sus escasas calles, salpicadas aquí y allá de los típicos Gers. Algunos niños iban en bicicleta por los caminos de tierra, con la cara sucia y sonrosada, y grandes sonrisas al ver la cámara. Cuando he dicho casitas de madera, no me refiero a la madera noruega que sale en la televisión, o que anuncia ikea, me refiero a una madera a la que no le han echado jamás un barniz protector; que se ha secado y agrieteado por los efectos del sol y el frío, y que ha adquirido un color humo a parches desiguales. Una aldea bastante fea, en conclusión. Pues resultó ser la antigua capital mongol: Kara-korum. Tienen un monolito en medio de la plaza, por si alguien no se lo acaba de creer, que recuerda a los viandantes que ocho siglos atrás aquello fue el centro de la Tierra, y su abuelo Gengis Khan, el emperador más temido que cabalgara a lomos de un pony. Esto es lo que uno aprende en Historia, señores, que hoy estás arriba, y mañana, invariablemente, estarás abajo. O mejor: que ayer estuviste arriba, y hoy estás donde estés, así que tampoco es para tanto donde llegues mañana. La rueda siempre gira, ¡O Fortuna!.
Me hizo mucha gracia los minutos finales, en el que uno de los aventureros le pregunta a un pastor que vive al borde del Ghobi, la zona más despoblada del país más despoblado del mundo, si no le gustaría ser más libre. El pastor le contesta: 'soy más libre que tú', y le hace tragar toda la estepa y las arenas del desierto de una sola tacada. ¡Zas, en toda la boca!
Que país más desasosegante. Seguro que uno va allí y tiene una revelación mística, como mínimo. No lo dudo.
Llevo cinco días de vacas, así que me quedan otros cuatro. Yep. Por las mañanas leo un poco de Jane Eyre, por las noches leo otro poco de Historia de la Edad Media, de Claramount, que es en plan "y en el año tal pasó esto, y el rey tal hizo lo otro", pero es lo único que tengo medieval, y yo quería leer algo medieval, YAdeYAporquesoyasídeimpaciente; a media tarde, si las circunstancias lo permiten, ojeo el Arte e Historia de Praga, el librito que mi primo se trajo de la ciudad hará cinco o seis años cuando hizo el máster y nos trajo un regalito para cada miembro de la familia. Nunca pensé que lo diría, pero, he descubierto que me gusta el Barroco Bohemio. Habla la historiadora del arte que hay en mi, que es una tía muy poco puesta.
Creo que fue el viernes pasado, vi un documental de unos viajeros que atravesaban el continente euroasiático: desde Rusia hasta Mongolia, el país más despoblado del mundo. Tras muchas vicisitudes llegaban a una pequeña aldea, sucia y destartalada, con casitas de madera al borde de sus escasas calles, salpicadas aquí y allá de los típicos Gers. Algunos niños iban en bicicleta por los caminos de tierra, con la cara sucia y sonrosada, y grandes sonrisas al ver la cámara. Cuando he dicho casitas de madera, no me refiero a la madera noruega que sale en la televisión, o que anuncia ikea, me refiero a una madera a la que no le han echado jamás un barniz protector; que se ha secado y agrieteado por los efectos del sol y el frío, y que ha adquirido un color humo a parches desiguales. Una aldea bastante fea, en conclusión. Pues resultó ser la antigua capital mongol: Kara-korum. Tienen un monolito en medio de la plaza, por si alguien no se lo acaba de creer, que recuerda a los viandantes que ocho siglos atrás aquello fue el centro de la Tierra, y su abuelo Gengis Khan, el emperador más temido que cabalgara a lomos de un pony. Esto es lo que uno aprende en Historia, señores, que hoy estás arriba, y mañana, invariablemente, estarás abajo. O mejor: que ayer estuviste arriba, y hoy estás donde estés, así que tampoco es para tanto donde llegues mañana. La rueda siempre gira, ¡O Fortuna!.
Me hizo mucha gracia los minutos finales, en el que uno de los aventureros le pregunta a un pastor que vive al borde del Ghobi, la zona más despoblada del país más despoblado del mundo, si no le gustaría ser más libre. El pastor le contesta: 'soy más libre que tú', y le hace tragar toda la estepa y las arenas del desierto de una sola tacada. ¡Zas, en toda la boca!
Que país más desasosegante. Seguro que uno va allí y tiene una revelación mística, como mínimo. No lo dudo.