Summary: Pasó una perfecta tarde en el lago, nada podía interrumpirlo, ni siquiera su acompañante.
Necesitaba pensar y el lago era el lugar perfecto para hacerlo, ya que nadie era capaz de interrumpir la tranquilidad que me transmitía… Nadie, excepto él.
- Comadreja…- refunfuñaste, sentándote a mi lado.
- Malfoy, no estoy de humor.
- Cálmate, lo creas o no, no vengo a molestar, sólo quiero estar en paz.
Mi mirada se clavó en ti, la expresión de tu sereno rostro, tan tranquilo… era casi único.
- ¿Weasley, deseas algo o sólo me estás acosando?-reprochaste sin perder de vista al atardecer.
Sonreí ante el comentario. Nunca cambiarías. Volví a observar el paisaje, y mi mente fue absorbida de nuevo por el reflejo del atardecer en la superficie del lago. El silencio nos invadió; fue extraño, era un cómodo y agradable silencio, casi imposible de imaginar contigo. Si alguien me hubiera dicho que algún día me encontraría a tu lado disfrutando una tarde, de seguro lo molería a golpes, de eso puedo estar seguro.
La noche llegó, trayendo consigo la despedida, no tenía idea de qué pensabas, ¿Yo? Estaba demasiado confundido para pensar. Había sido una tarde perfecta, pero eras tú.
-Es tarde-anunciaste a la nada.
-Lo sé, ya es hora de que me vaya.
Me levanté y enseguida me seguiste. Comencé a sentirme incómodo, lo notaste, sé que lo hiciste.
- ¿Quién diría que en verdad sirves para algo. Weasley? Eres una aceptable compañía- Había regresado la sonrisa burlona.
-Malfoy, te juro que si no...
-Mañana volveré aquí, a las cuatro de la tarde-interrumpiste, aún mirando la Luna. ¿Por qué siempre tienes que ser tan despreciable?.
No supe qué responder, no pude entender lo que pretendías. Me quedé pasmado, sin moverme. Sonreíste. Sabías el efecto ocasionado, demasiado manipulador para mi gusto y comenzaste tu andar de regreso al castillo.