Dave ve a Thad intercambiar miradas con Sebastian antes de irse cerrando la puerta detrás de él. Dave puede sentir los nervios aflorar, pero los mantiene al borde, no más tonterías, ni meteduras de pata, no más miedos. Disfruta el intercambio de mensajes y todo lo romántico o divertido que pueden ser. Pero él, anhela más…
Sonríe al saludo, antes de caminar lentamente hasta la cama de Sebastian y sentarse.
“Mi rodilla va bien, mañana cambio mi rutina de ejercicios, voy empezar a con peso”, Dave mira brevemente la habitación, sobra decir que nunca ha entrado, puede ver el orden y la pulcritud con que Thad y Sebastian la mantienen. Sus ojos hacen un breve recorrido y regresan a Sebastian. “Vine… porque quiero escuchar tu respuesta, quiero que hablemos así, frente a frente”.
Ve como Sebastian cambia su posición y muerde ligeramente su labio. Dave puede escuchar el cerebro del más alto trabajar, quizás en una escusa, quizás en la forma de cómo explicarse.
Sebastian se muerde los labios pues es difícil para él hablar de estas cosas, es mucho más fácil escribirlas cuando no tiene en mente que alguien las leerá y por lo tanto podrá juzgarle por la verdad, pero supone que si Dave hizo el esfuerzo de salir de su habitación cuando su rodilla aún está hecha añicos, lo menos que puede hacer es responder con la verdad
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Dave besa el dorso de la mano, sabe que ninguna palabra podrá borrar el dolor en Sebastian, que el consuelo es mejor con hechos, que con frases. Le duele lo que escucha, le duele porque entiende. Él sabía que Sebastian estaba tan roto como él, pero no a que grado. Dave maldice los padres de Sebastian, a los desconocidos con los que durmió y aquellos que han ignorado el dolor que se esconde detrás del humor ácido y la fachada imperturbable; incluso, se maldice a sí mismo, por los prejuicios, por la forma en que lo trato en su casa
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"Odio esas tarjetas" dice Sebastian con una sonrisa, ríe un poco y se muerde los labios. "Es difícil para mi no alejar a la gente" dice después de un rato. "Es más fácil alejarse primero que ver como se alejan de ti. Y, bueno... Thad es un buen amigo, ser compañeros de pieza resultó ser una suerte; pero los Warblers no son tan cercanos, aún me odian un poco por lo que le pasó a Blaine, no importa cuanto diga que fue sin querer" dice, encogiéndose de hombros. "Pero sí, las peleas domésticas son lo peor para un niño, supongo... Cuando nos casemos y tengamos hijos no pelearemos frente a ellos ¿ok?" bromea, sonriendo ante la cara atónita de Dave.
Sin poder aguantarse se acerca al chico y le da un beso en los labios antes de sentarse nuevamente.
"¿Me explicarás qué es lo que pasó entre tú y Kurt ahora?" pregunta, tratando de mostrar su sinceridad en los ojos.
Eso sí que lo agarro en curva, boda… HIJOS… ¡ELLOS! No es que no haya pasado por su mente, claro que le gustaría, algún día. El beso que Sebastian le da deja una sensación de frío y calor, que incita a su lengua a salir y calmarlo. Entonces viene la pregunta, esa que tarde o temprano iba a surgir
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Sebastian mira la manera en que Dave se toca los labios, como si no se diera cuenta de lo que está haciendo, y no puede evitar imaginar qué es lo que Dave debe haber sentido en esos momentos. Su primer beso con un chico y que saliera de esa manera. Va a acercarse para darle un abrazo cuando Dave continúa, explicándole sobre sus miedos y lo que le hizo a Kurt huir a Dalton
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Cuando ve el gesto de Sebastian, duda, pues una parte de él se niega a ser consolado por ser una mala persona, pero sólo son unos segundos. Cuidando su rodilla, se acerca a Sebastian recargando su espalda contra el pecho delgado, sintiéndose en paz cuando los brazos delgados lo abrazan. Se permite cerrar los ojos, disfrutando del calor y el aroma del más alto. El cálido aliento golpea con suavidad su cuello y su mejilla mientras Sebastian habla, y también escucha el dejo de molestia que siempre tiene su voz cuando habla de Kurt.
“Se puede decir que sí. No es que ahora seamos lo grandes amigos, ni nada de eso”, Dave recarga su cabeza contra el hombro de Sebastian. “A veces pienso que lo hizo más por lastima…”.
"Al menos ya no te tiene miedo. Eso es bueno, uno no le tiene lástima a alguien de quien está aterrado" dice Sebastian, acariciando el cabello del chico y aguantándose las ganas de besarle como había hecho alguna vez en su casa. "Kurt no me caerá muy bien, para nada bien a decir verdad, pero supongo que tiene buen corazón después de todo" añade, encogiéndose de hombros.
Gira un poco su cabeza para mirar a Dave, quien se ha relajado lo suficiente como para apoyarse en su hombro, y sonríe pues un par de horas antes no se habría imaginado estar así de cerca de Dave nuevamente, mucho menos así de tranquilos. Sí, seguro, se había imaginado a Dave en su cama un montón de veces, pero esas eran fantasías que sólo se daba el lujo de tener durante las duchas o cuando Thad estaba fuera de la habitación por un buen rato. Por lo general implicaban más piel en contacto también, pero esto no estaba nada de mal.
Quién se hubiera imaginado que abrazar a Dave se sentiría tan bien.
Dave disfruta de la suave caricia, que es casi como un arrullo. La tensión que tenía acumulada poco a poco se va disipando. Sabe que tiene razón, si Kurt le tuviera miedo no le hubiese perdonado, pero cuando Sebastian admite que no le gusta Kurt para nada, no puede evitar reír, la frase sale como un bufido, como cuando un gato se eriza molesto. Entonces gira el rostro para depositar un beso en el espacio, entre el ángulo de la mandíbula y la oreja. Un ligero golpe con la punta de su nariz y su suspirar profundo, Dave nunca pensó que estaría de esa forma con alguien
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La sensación del cuerpo fibroso de Sebastian bajo el suyo no tiene comparación con nada que haya sentido jamás, es como un ¡bum!, como… ¡mierda! No sabe ni cómo explicarlo. Su mente se siente embotada, como en un sueño donde lo único que importa es el sabor de la boca de Sebastian, el tacto de sus manos, la sensación de su cuerpo, su olor todo. Dave, acaricia con sus pulgares las mejillas de Sebastian, antes de una de sus manos baje por el cuello, sus dedos acaricien el hueso de la clavícula por encima de la camiseta, antes de colarse por buscando el contacto con la piel
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Sebastian siente las manos en su pecho, en su rostro y las sigue, besando a Dave tanto como quiere, sin nada que lo controle. Los labios de Dave se tornan más rojos y sonríe al darse cuenta que él es la razón por la que están así. Que quizás Kurt había tenido su primer beso con un chico, pero que las demás ocasiones eran suyas y eso era lo que contaba
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El roce entre sus cuerpos es de lo más placentero, pero también provoca en él un hambre de algo más, de sentirse piel a piel. Pero no exige más, sabe que todavía no está preparado para ello, además, no quiere hacer el ridículo y por muy tonto que se escuche, quiere que su primera vez con Sebastian sea especial
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Las palabras de Sebastian se sienten como un duro golpe en su estomago y en su pecho, había besado a Thad, al mismo muchacho que fue y le advirtió que se alejara de Sebastian, el mismo que semanas atrás le daba estas miradas llenas de celos; como los que ahora Dave está sintiendo. Pero que podía esperar Dave, Sebastian es muy guapo, puede tener a los chicos que quiera y como lo ha dicho no está hecho para ser fiel
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Sonríe al saludo, antes de caminar lentamente hasta la cama de Sebastian y sentarse.
“Mi rodilla va bien, mañana cambio mi rutina de ejercicios, voy empezar a con peso”, Dave mira brevemente la habitación, sobra decir que nunca ha entrado, puede ver el orden y la pulcritud con que Thad y Sebastian la mantienen. Sus ojos hacen un breve recorrido y regresan a Sebastian. “Vine… porque quiero escuchar tu respuesta, quiero que hablemos así, frente a frente”.
Ve como Sebastian cambia su posición y muerde ligeramente su labio. Dave puede escuchar el cerebro del más alto trabajar, quizás en una escusa, quizás en la forma de cómo explicarse.
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Sin poder aguantarse se acerca al chico y le da un beso en los labios antes de sentarse nuevamente.
"¿Me explicarás qué es lo que pasó entre tú y Kurt ahora?" pregunta, tratando de mostrar su sinceridad en los ojos.
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“Se puede decir que sí. No es que ahora seamos lo grandes amigos, ni nada de eso”, Dave recarga su cabeza contra el hombro de Sebastian. “A veces pienso que lo hizo más por lastima…”.
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Gira un poco su cabeza para mirar a Dave, quien se ha relajado lo suficiente como para apoyarse en su hombro, y sonríe pues un par de horas antes no se habría imaginado estar así de cerca de Dave nuevamente, mucho menos así de tranquilos. Sí, seguro, se había imaginado a Dave en su cama un montón de veces, pero esas eran fantasías que sólo se daba el lujo de tener durante las duchas o cuando Thad estaba fuera de la habitación por un buen rato. Por lo general implicaban más piel en contacto también, pero esto no estaba nada de mal.
Quién se hubiera imaginado que abrazar a Dave se sentiría tan bien.
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