Fanfic: Take me, baby, or leave me. Klaine. ( 10b / 10b )

Jun 26, 2011 01:45



Título: Take me, baby, or leave me.

Capítulo: 10 /  10

Autor: Narya

Pareja: Klaine, menciones de Puck/Kurt, Puck/Rachel. Pero sólo menciones, esto es Klaine.

Resumen: Kurt y Blaine tomaron decisiones distintas, que los forjaron a ser las personas que son hoy. Lamentablemente estas les separaron durante años, pero ahora que se encuentran de nuevo se dan cuenta que donde fuego hubo, cenizas quedan.

Advertencias: Uno que otro Spoiler de RENT (Ni Rent ni Glee son mías)

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“Sin ti, la mano aprieta, el oído escucha, el pulso palpita. La vida sigue, pero yo me fui, porque yo muero sin ti” Cantó Kurt.

Kurt, no Maurice.

Kurt, abrazado a Roy e Iliana. Kurt, llorando a mares con la excusa de una escena.

Kurt, recordando el momento en que le había cantado esa canción a Blaine en el balcón de su departamento.

Las luces iluminaban el escenario mientras los hombres repetían “Yo muero sin ti” y las mujeres “No hay momento como el ahora”.

La obra había acabado.

Maurice había dejado el escenario para ser reemplazado nuevamente por el actor.

Entre lágrimas Kurt podía ver que Blaine no estaba con ellos arriba del escenario, sino en la butaca que él le había reservado tanto tiempo atrás. Aplaudía y lloraba.

Aplaudía, lloraba y le miraba con amor y algo parecido al arrepentimiento.

“No hay momento como el ahora” cantaron todos.

En un torbellino de emociones Kurt se encontró frente al público, haciendo reverencias y sonriendo. Aplaudiendo hacia Puck y sus chicos de sonido, quienes reían y aplaudían con ellos. Aplaudiendo hacia Blaine, quien se sonrojaba hasta las orejas cuando Iliana le subía al escenario, con todo y bolso, para que aceptara las ovaciones que merecía siendo el director.

El aplauso del público duró una buena cantidad de minutos antes de que el fondo musical de Seasons of Love empezara, con los músicos y sonidistas interpretándola.

Puck no perdió tiempo en dirigirse a él y abrazarle con fuerza antes de situarse junto a él y empezar a cantar con el resto del elenco. Le abrazó, jugó con su pelo, y le dijo que estaría con él pasara lo que pasara mientras la solista cantaba.

Salieron varias veces a recibir aplausos.

El telón cayó antes de que Kurt se pudiera preparar para una posible confrontación con Blaine.

El escenario estaba casi vacío, excepto por un par de chicos de sonido y Puck. Y sus pies. Y los de Blaine.

Kurt alzó sus ojos para ver al hombre frente a él antes de que ninguno de los dos pudiera hablar.

“Discúlpame. Reaccioné muy mal” dijo Blaine, tomándole una mano. Kurt se quedó callado pues no tenía idea qué decir. Sentía que su cerebro se había apagado. “Después de mi pequeña pelea con Roy, bueno… me explicó todo lo que pasó. Cómo forzó el beso debido a sus dudas, tu reacción, cómo le pediste que no lo volviera a hacer pues tenías una relación conmigo que no querías arriesgar. Me siento horrible. Ni siquiera te di la oportunidad de contarme tu lado de la historia antes de asumir que de alguna manera era algo que habías querido. Siento que lo arruiné todo y no sé cómo arreglarlo”

“Yo tampoco sé” dijo Kurt después de un rato. Se cubrió los ojos con una mano, ocultándolos de la mirada de Blaine.

“¿Puedo abrazarte?” preguntó Blaine. El castaño asintió no porque quisiera realmente, sino porque era una tentación demasiado grande como para pasarla por alto.

Los brazos del moreno se entrelazaron tras su espalda, pasando por su cintura. Su cabeza se apoyó en su hombro y un suspiro acarició su cuello.

¿Qué se suponía que tenía que hacer ahora?

¿Todo ese tiempo que había pasado llorando, todo ese dolor que había sentido, tenía que desaparecer cuando Blaine pidiera disculpas?

Aún tenía miedo. Aún estaba aterrado de que Blaine le dejara. Aún tenía la impresión de que era mejor perder al amor de su vida de una vez y para siempre que esperar a que éste se arrepintiera algún día y le volviera a dejar solo.

Pero no quería.

El calor de Blaine en sus brazos, el olor de su cabello, las palabras que murmuraba contra su cuello aunque sabía que no le estaban entendiendo, eran demasiada tentación.

No le había dejado de amar en cuatro años.

Parecía imposible pero le amaba tanto como entonces, su corazón aún se hinchaba cuando le sentía cerca, sus latidos aún se aceleraban cuando escuchaba su voz. Aún lo quería, aunque le hiciera daño a veces.

La felicidad que le provocaba estar con él hacía que cualquier daño pareciese valer la pena.

El calor de su pecho contra el suyo era suficiente como para derretir el hielo que había creído que se apoderaba de él.

“Necesito cambiarme, Blaine. ¿Me acompañas? Tengo algo que quisiera darte” dijo Kurt, sin separarse del abrazo.

El moreno le acompañó en silencio, pero no fue silencio lo que les acompañó sino las voces de sus amigos y compañeros mientras celebraban el estreno. A muchos les había ido a ver su familia por lo que iban saliendo con ellos a cenar o esperaban que terminaran de arreglarse para poder ir con amigos a descansar por la noche. Puck seguramente había ido a buscar a Rachel a su propia producción, por lo que ya debía haber desaparecido de escena. El ruido de la gente se acababa a medida que se acercaban a su camarín, pero no dejaba de ser un sonido de fondo que les acompañaba en su silencio.

Kurt compartía camarín con Andrés y uno de los solistas. Ambos habían desaparecido, dejándole el camarín desierto pero ordenado.

Blaine entró tras él y se sentó en una de las sillas frente a los espejos, intentando darle un poco de privacidad mientras Kurt se sacaba los pantalones húmedos (debía recordar tomar algún antigripal luego si es que no quería enfermarse) y se vestía con su ropa de siempre. Cuando los vestigios de Maurice estaban bien guardados, o secándose junto a la calefacción, y el maquillaje se había ido completamente de su cara, recién ahí Kurt se sentó frente a Blaine.

“Tengo que decir algo, antes que las palabras se me escapen y pierda el valor. Si no lo digo ahora es poco probable que lo diga después” dijo el actor, con sus manos nerviosas frente a él. La espalda recta en la silla, las piernas cruzadas. Su cuerpo entero era una defensa a la tentación de lo que fuera que Blaine pudiera ofrecerle, porque podía ofrecerle cualquier cosa y Kurt estaba seguro que aceptaría. “Tú solías ser mi mejor amigo, mi novio, mi amante, la persona de la que estaba enamorado y a la que amaba. Hoy en día sólo puedo estar seguro de uno de esos roles. Yo te amo, nunca lo he dejado de hacer. Tienes en tus manos, sin saber, mi corazón y mi alma. Si te vas y me dejas te los llevarás para siempre, pero tu felicidad me importa tanto que te dejaría hacerlo mil veces si es necesario. Ya no eres mi mejor amigo, ni siquiera sé si podríamos ser amigos con mi actitud de ahora y todo ese abismo de cuatro años entre nosotros. Amantes es algo que podríamos seguir siendo, siempre y cuando ese título sea dependiente de que seamos novios o no. No me acostaré contigo si no lo somos, o al menos quisiera evitarlo. Ya de por sí me rompería el corazón que no fuéramos pareja, no necesito más dolor que ese… pero no sé si tú aún quisieras ser mi novio”

Blaine hizo el amago de comentar algo, de interrumpirle, de hablar. Kurt le silenció con una mano.

“De lo único que puedes estar seguro es que, si bien quizás ya no estamos enamorados como antes… si bien puede que el tiempo nos haya cambiado… Yo nunca he dejado de amarte” siguió Kurt, con un dejo de tristeza que permeó hasta su voz, quebrándola.

Se giró un poco en su silla hasta alcanzar su bolso, de donde sacó el pequeño paquete en el que había envuelto el regalo. Era una caja delgada, como la de los habanos. No era mucho, ni siquiera era un gran obsequio, pero era necesario. Era un símbolo.

“Hoy es Navidad, y tu debut como director. Quería darte algo que para mí es muy especial. Puede que no sea mucho, pero es algo que te pertenece” explicó Kurt, mientras le entregaba la caja para que lo abriera.

El actor no supo cómo interpretar las emociones que cruzaban el rostro del hombre frente a él mientras miraba el interior.

“Me lo traje de Lima esperando tener algo que me ayudara a recordarte y lo escondí del mundo cuando quise olvidarte… pero nunca pude botarlo. Jamás pude olvidarte y en vez de desterrarte de mi corazón como debiera haber hecho te escondí, escondí todos mis sentimientos, junto con ese disco” explicó Kurt, mientras veía que una lágrima resbalaba por la mejilla de Blaine. “A veces me es difícil creer que estás de vuelta y aún estoy aterrado de que me rompan el corazón de nuevo… pero eres tú. Es como si, con tu sola presencia, me ayudaras a salir del pánico y me ayudaras a respirar de nuevo”.

“Esto… esto tiene tantos recuerdo, tantas memorias” murmuró Blaine, limpiando la lágrima que había caído sobre la carátula del Teenage Dream.

Con una mano lo dejó en la mesa mientras buscó algo en su bolso. Luego le extendió a Kurt una bolsa de papel de regalo del tamaño de una carpeta. Bastante pesada.

“Quiero que veas primero el regalo pequeño” dijo el moreno con una sonrisa dulce.

Kurt lo abrió con los dedos ligeros, pero temblorosos.

Adentro de un papel plateado una copia nueva de Teenage Dream le esperaba, aún dentro del plástico transparente. Sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas.

“Ese día en la disquera… cuando lo vi supe de inmediato que tenía que comprarlo. Mi copia estaba perdida pero tenía tantos recuerdos que no quería olvidar. Encontrar una copia nueva… Era un símbolo” dijo Blaine, y Kurt tuvo que ahogar el sollozo que amenazaba con salir de su boca. “Olvidemos el pasado, empecemos de nuevo. Creemos nuevos recuerdos, nuevas memorias, que no duelan tanto” pidió el moreno, levantándole el rostro con una mano bajo su barbilla.

Kurt negó con la cabeza.

“El pasado no es algo que podamos olvidar, aunque queramos. Lo que nos duele ahora, no nos dejará de doler porque lo queremos olvidar” respondió Kurt, sonriendo. “Pero sí quiero empezar algo nuevo contigo, crear nuevos recuerdos, nuevas memorias, de modo que los buenos momentos nos ayuden a tolerar el dolor, a superar los celos y el miedo”

“Quiero que abras el regalo más grande ahora” pidió Blaine, con algo de incertidumbre.

Envuelto en un papel rosado muy fuerte se encontraba un libro. O algo que parecía serlo. Bajo el envoltorio había hojas, ordenadas y anilladas. La mitad posterior del libro tenía hojas pauteadas con notas musicales, notas que a Kurt le eran completamente desconocidas. La primera mitad… tenía escrito en la letra desgreñada del moreno “Reina y Rey de almas”, más abajo tenía el nombre de Blaine. Abrió el libro, intentando entender qué era lo que tenía en sus manos.

Una nota, escrita con cuidado, le explicaba todo lo que debía saber al respecto.

‘Querido Kurt:

Lo que tienes en tus manos es la partitura, composición y libreto de una obra musical. Tú musical.

Me ha tomado un tiempo poder llegar a componerlo, pero fue por mucho tiempo lo único que me mantuvo en pie cuando creí que no podría soportar el no tenerte cerca.

Te amo.

Es algo que tienes que saber. Te amo, siempre te he amado y siempre te amaré.

Tú me inspiras a ser mejor, a ser yo mismo.

Tú me mueves con tu valentía, tu coraje, tu lealtad, tu honestidad y tu compasión.

Quien siempre te amará,

Más allá de la distancia y el tiempo,

Blaine ‘Warbler’ Anderson.

Kurt volteo hojas, dejó que sus dedos bailaran entre los papeles y miró las palabras que decoraban cada dialogo. Acarició la textura en sus manos, olió la tinta en ellos y la goma de borrar en algunas partes que parecían haber sido arregladas.

Besó la portada mientras cerraba los ojos, mientras sus lágrimas caían libres por sus mejillas.

“Lo empecé a escribir la noche de tu debut y lo he seguido componiendo, arreglando, hasta hoy. Esta es tú historia, no sólo porque me inspiré en ti para el personaje principal sino porque fuiste la razón por la que siquiera empecé a escribir. Todo lo que está en esas páginas te pertenece” decía Blaine, en el fondo de la habitación. “Necesitaba algo en qué enfocarme si es que quería mantenerme donde estaba y no correr a tus brazos como quería, porque estaba seguro que si te veía no te iba a poder dejar ir de nuevo. Incluso ahora sé que no te podría dejar ir”

Kurt a penas le escuchaba por encima del estruendo que tenía en los oídos.

Blaine… había estado pensando en él en esos años de separación, de desesperación.

Blaine… realmente había pensado en él. No le había olvidado.

Blaine le amaba.

No había nada que temer.

Con un sonido que mezclaba una risita y un sollozo Kurt dejó el libro y el disco junto a él en la superficie frente al espejo.

Estiró una mano hacia Blaine, ofreciéndosela para que la estrechara.

“Me gustaría empezar de nuevo. Hola, soy Kurt Hummel” dijo, mientras se secaba las lágrimas.

El moreno miró la mano, la estrechó.

“Blaine Anderson, gusto en conocerte” respondió, antes de tirar de su mano hasta que el castaño cayó entre sus brazos.

Kurt le abrazó con fuerza. Sonriendo. Feliz. Sin miedo al futuro.

Blaine le amaba. Cualquier otra cosa era irrelevante o superable. Juntos podrían superar cualquier cosa.

No había nada de que temer.

Así que, feliz, Kurt rió.

ª Long Fic, !fandom: glee, *fanfic, · Pareja: Klaine, / rating: nc17, *series: broadwayverse

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