Jan 28, 2013 00:47
Título: Migajas de tu amor
Autor: Lilith *osea yo XD*
Categoría: Yaoi (soft lemmon)
Protagonista: EunHyuk & DongHae / Super Junior
Tipo: one-shot
To: @MxJewels @MxELFish por sus actualizaciones que detonan estas loqueras mías!
Y ahí íbamos otra vez.
Sutiles caricias recorriendo centímetro a centímetro de esa piel que siempre se eriza ante el calor del aliento y el contacto de nuestras manos, que terminan por acelerarnos la respiración haciendo que los labios se separen de los ajenos sólo para retomar un poco de oxígeno antes de volver a acoplarse en esa danza sensual en busca de enloquecer a la persona que desesperadamente se funde entre nuestros brazos en busca de volvernos uno. Aquella sensación adictiva recorriéndonos de pies a cabeza, inundándonos los sentidos al grado de hacernos perder la razón. Esa misma sensación que siempre nos hace sentir que tocamos el cielo con tan sólo unos minutos de entrega mutua y sincera. La explosión que hace colapsar el tiempo y el espacio a nuestro alrededor cuando llegamos al punto máximo de nuestras demostraciones de amor.
Y es que aquel golpe de adrenalina fluyendo por nuestras venas le daba un toque aún más érotico a nuestras sesiones de apasionado amor secreto en lugares poco convencionales. El saber que podíamos ser atrapados en cualquier momento hacía que aquello fuera aún más intenso y excitante.
Y es que ambos sabíamos que no era nada moral lo que hacíamos, pero qué podíamos hacer para detenernos ahora que el calor del deseo se había instalado completamente entre nosotros impidiéndonos mantener la poca cordura que nos quedaba cuando comenzamos a subir de intensidad los tiernos besos que iniciaron cuando esas pequeñas migajas de pan quedaron en la comisura de sus labios, mismos que mutaron en algo mucho más apasionado cuando su lengua se escabulló dentro de mi boca buscando recuperar lo que le pertenecía y que, según él, yo le había robado.
Como resultado, habíamos iniciado una de esas tantas “peleas” por ver quién sería el que llevara el control de la situación. Una lucha a muerte por el orgullo de ser el “hombre” de la relación y, claro, saber quién tendría que aguantar la incomodidad inicial de aquella intromisión que al final, seguramente nos haría olvidar quién había “ganado” esta vez debido a la oleada de placer que acompañaría toda aquella faena que ambos amábamos tener en brazos del otro una vez que la ropa dejaba de estorbarnos.
Mi madre se desmayaría si supiera que me lo montó en la cocina de su restaurante con… mi novio. Sí, porque eso era lo que él era: MI novio.
Juro que de haber sabido que él lo había planeado todo desde un principio, no habría caído en su jueguito de seducción, pero es que, carajo! Era tan endiabladamente sexy cuando se lo proponía que no podía hacer mucho por mi alma una vez que decidía hacer de las suyas escondiéndose como siempre debajo de esa carita de niño inocente.
Todo había comenzado esa mañana cuando me llamó diciendo que me extrañaba tanto que sentía que iba a morir si no me veía. El trabajo me había mantenido realmente ocupado durante los últimos cinco o seis días; y sí, la verdad es que poco había podido hacer por darle la atención y el tiempo que se merecía; pero es que, sabía que él lo entendía y que me apoyaba, así que cuando escuché su dulce y profunda voz sonando casi al borde del llanto preguntando si estaría muy ocupado durante las fiestas, no pude negarme a invitarlo a venir a la cafetería. Para ser sinceros, yo también lo echaba mucho de menos y necesitaba tenerlo a mi lado.
Ni siquiera me sorprendí cuando lo vi entrar justo después de colgar. Y menos tenía motivos para sospechar algo ya que venía acompañado de KyuHyun y SungMin. Cuando los vi acercarse al mostrador con aquellas sonrisas radiantes, lo único que se me pasó por la mente es que pretendían que tuviéramos una cita doble, como muchas otras veces habíamos hecho para no levantar sospechas por ir a lugares a donde normalmente sólo vas con tu pareja o, en nuestro caso, con un grupo de amigos.
En cuanto los escuchó, mi madre salió corriendo para saludarlos. Aquel cuadro me hizo realmente feliz. Me encantaba ver sonriendo juntas a las personas que más amaba en el mundo. Discretamente se acercó a mí y tomó mi mano unos segundos. Los suficientes para dejar entre mis dedos un pequeño trozo de papel. Ese guiño me dejó en claro que esperaba que lo leyera cuando él no estuviera. Antes de que me diera cuenta, mi madre ya los había instalado en la zona más apartada del lugar, ahí donde un par de mamparas y macetas los mantenían fuera de la vista de los curiosos y les estaba ofreciendo ya algunas bebidas y postres.
Como era de esperarse, me mandó a la cocina por sus alimentos en lo que ella tomaba asiento a su lado para platicar de alguna cosa loca como ella solía hacer cuando se reunía con ellos, así que aproveché para leer la notita que tímidamente me habían dado. No pude evitar sonreír como tonto y sonrojarme un poco cuando ví el mensaje que contenía. Aún a pesar del tiempo y nuestra convivencia, él seguía siendo un niño dulce e inocente en muchos aspectos, y ese era parte de su encanto, pero en momentos como este, su lado provocativo y travieso era el que más me gustaba.
Una vez que me senté a su lado después de servirles lo que habían pedido, rozó suavemente mi pierna izquierda con el dorso de su mano derecha. Sabía que eso era una llamada de atención, así que lo miré. Sonreía. Pero era una sonrisa muy particular. Esa que ponía siempre que… bueno… cuando nosotros… pues éso. Sentí un escalofrío recorrerme desde la nuca hasta el coxis. Diablos! Cómo podía ponerme a tono con tan sólo una mirada coqueta y una sonrisa adorable y seductora. Carraspeé la garganta un par de veces debido al nerviosismo. Mi corazón latía ya a un ritmo anormal. Y es que no sabía cómo rayos había colado su mano hasta mi entrepierna sin que nadie más se diera cuenta... empezando por mí! Aquello era algo tan fuera de él que nunca me lo hubiera esperado. Mi novio me estaba seduciendo enfrente de mi madre y nuestros amigos. Y el muy maldito estaba gozando de torturarme de ese modo con todas esas caricias subidas de tono mientras el muy desgraciado seguía conversando como si nada pasara y poniendo sus caritas tiernas. De inocente no tenía más que la fachada! Y yo cada vez me sentía más excitado. Sin decir nada, me levanté y desaparecí de ahí. Con suerte no me topé con nadie de camino a la cocina. Necesitaba un poco de aire y un vaso de agua fría… muy fría.
Lo sé. Lo lógico hubiera sido que me fuera directo al baño y que yo mismo me encargara del “pequeño” problema que se estaba empezando a formar dentro de mis pantalones. Pero algo me decía que eso era precisamente lo que mi querido novio quería. Y no iba a caer en sus jueguitos. Maldito! Pero ya me las pagaría! Me las cobraría y con intereses la próxima vez que él quisiera estar arriba. Y en esas estaba, planeando mi venganza cuando lo vi asomar la cabeza por la puerta que daba al restaurante.
-Tú mamá me mandó a ver qué tenías…- El muy cínico me miraba con cara de cachorrito abandonado como si de verdad estuviera preocupado por mí. -…dijo que no te veías muy bien cuando te fuiste… que tenías la cara muy roja…- Entró y caminó tocando cosas por aquí y por allá sobre los estantes y mesas hasta llegar a la parte trasera, que era donde yo estaba. -Estás bien HyukJae?...- Se acercó y me susurró al oído lamiendo el lóbulo de mi oreja al terminar de hablar. -No te ves muy bien…- Sopló suavemente en el mismo lugar haciendo que mi cuerpo se estremeciera de pies a cabeza.
-Estoy bien!...- Respondí todo alterado haciéndome un paso hacia atrás. -Sólo necesitaba beber algo frío…- Le mostré el vaso que acababa de dejar sobre el fregadero.
-Mmm… ya veo…- Volvió a cortar la distancia entre nosotros y se me quedó mirando. Sus labios empezaron a curvarse de nuevo hasta formar esa maldita sonrisa que tanto me descolocaba en ese momento. -…y yo que pensé que a lo mejor tenías algo de fiebre…- Descaradamente rozó mi entrepierna con su mano mientras la levantaba para ponerla en mi frente. -…pero no parece que tengas síntomas de resfriado, verdad?- Sus dedos viajaron hasta mi mejilla y luego se perdieron hacia abajo quedándose en mi cinturón. -…me pregunto qué podrá ser?...- Se pegó más a mi cuerpo. Su aliento rozando mis labios. Trataba de mantener el control de mi mismo. No podía seguirle el juego. Carajo! Estábamos en el restaurante de mi madre y cualquiera podría entrar de un momento a otro porque ya hacía un rato que se había ido a comer los empleados. -Mmm… mis favoritas…- Se inclinó sobre mí haciendo que me sentara sobre la mesa y agarró un par de galletas de la pequeña canasta que estaba en la repisa detrás de mí. Y por supuesto, que en el proceso no desaprovechó la oportunidad de rozarme por completo con su pierna, haciendo que un suave gemido se me escapara involuntariamente. Gesto ante el cual sonrió casi con perversidad mientras se llevaba la galleta a los labios y le deba un par de lamidas antes de morderla. Algunas migajas quedaron en las comisuras de sus labios. Perdí todo control de mí cuando quitó las de un lado con su lengua en un gesto por demás sugestivo y antes de que hiciera lo mismo con las del otro lado, me abalancé sobre su boca y las quité lamiendo yo mismo antes de besarlo con toda la fogosidad que el muy maldito había despertado en mí. -Hey! Por qué te robas mis morusas?!- Me miró serio y en el acto, su lengua ya se había internado dentro de mi boca buscando lo que le había sido robado. Aquello era tan alucinante. El sabor dulce se entremezclaba con el sabor del té que había estado bebiendo antes y con nuestras salivas, haciendo de aquello, algo delicioso y adictivo. Nuestras lenguas luchaban por ganar aquel “tesoro” y el sonido húmedo de esos besos sólo logró que todos mis esfuerzos por bajarme la calentura se fueran al diablo en tres segundos. Mis manos ya se habían aferrado a su trasero y lo atraían contra mi cuerpo obligándolo a ponerse de puntitas, al tiempo que sus manos se colaban por debajo de mi suéter y camisa acariciando y arañando las porciones de piel que iba “conquistando” a su paso. Retomábamos oxígeno sin dejar de besarnos. Ninguno de los dos quería perder esta vez. Pero yo necesitaba probar algo más, así que no me importó ser el primero en “ceder”.
Mi mano izquierda seguía acariciando su trasero por sobre su pantalón mientras que la derecha estaba ya en su nuca. Sin que lo esperara, tiré de su cabello, lo suficientemente fuerte como para que echara hacia atrás su cabeza y me diera acceso a su blanco y suave cuello, ese que ahora era lamido y mordisqueado haciendo que sus primeros gemidos llegaran quedito a mis oídos. Oh… sin duda esa era mi música favorita!
-Alguien necesita aprender modales…- Susurré en su oído cuando me dedicaba a lamer y morder los lóbulos de sus orejas. Sabía que eso lo hacía enloquecer.
-Y tú me los vas a enseñar?...- Jadeaba agarrándose con fuerza de mis hombros para no caer. Lo tenía sujeto por la cintura y lo había echado hacia atrás un poco mientras yo me inclinaba hacia adelante para besarlo mejor.
-Me temo que no te vas a salir con la tuya, Pececito…- Comencé a dejar picos por toda la piel que tenía a mi alcance. Por fin había podido recuperar un poco de cordura. Me esforzaba en hacer que mi respiración volviera a la normalidad.
-Ya lo veremos…- Nunca conté con sus “tácticas infalibles”.
-A-ah… DongHae! Qué haces?!...- Cuando menos lo pensé, su mano ya estaba dentro de mi pantalón masajeando con dificultades mi erección semi despierta.
-Levantando la bandera de mi territorio conquistado…- Rió divertido. Cerré los ojos debido al corrientazo de placer que sentí cuando presionó con sus dedos la punta. Volvió a recargarme contra la mesa. El maldito estaba dominando por completo la situación!
-No jodas! Alguien puede entrar…- Mis fuerzas me abandonaron por completo. Su otra mano había vuelto a colarse debajo de mi ropa, su tacto se sentía frío en comparación a mi piel, aquellos pellizcos en mis pezones hicieron que me temblaran hasta las piernas.
-Pues más nos vale terminar pronto…- Ese tono seductor contra mi oído me hizo estremecer.
-Eres un maldito pervertido!- No podía dejar de suspirar y jadear por lo bajo.
-Me pregunto de quién será la culpa?...- Ese movimiento de su mano hizo que me tuviera que morder el labio inferior para no gritar de placer. -…no fui yo quien se llenó la agenda de tantos compromisos que no se dejó ni quince minutos para hacerle el amor a su novio en semanas…- Presionó con más fuerza mis pezones. Eché la cabeza hacia atrás dándome un buen golpe que le arrancó una ligera carcajada. -Así que deja de quejarte… que tampoco es como que estés haciendo mucho por detenerme…- Sacó la mano y empezó a desabrocharme el pantalón. -Si aquí el mayor pervertido eres tú… Hyukkie…- Envolvió mi miembro con su mano y empezó a subir y bajar a todo lo largo. Inevitablemente cerré los ojos. Dios! Estábamos en la cocina de mi madre! Y ella estaba ahí afuera charlando con mis amigos!
-DongHae… Sigamos en la noche en el departamento, por favor…- Puse mi mano sobre la suya para apartarlo de mí. Si seguía así, me iba a correr en menos de 5 minutos. Sentía que se me iba a salir el corazón por la boca. Para mi sorpresa, él se detuvo. Su mano seguía asida a la mía sin oponer resistencia. Por fin pude abrir los ojos. -AAAH!- Oh Dios! Él estaba esperando justo a que lo hiciera para que viera cuando se la metía toda en la boca! Ni siquiera noté cuando se arrodilló frente a mí… Joder! Se sentía tan bien!
-En serio quieres que pare?...- Susurraba divertido mientras me hacia sufrir con esas ligeras lamidas.
-No… No pares…- Estaba a nada de terminar. El infeliz no me iba a dejar así. Sujeté su cabeza con mi mano libre y empecé a marcar el ritmo. Cielos! Me iba a correr ahí mismo! Mi madre me iba a matar si se llega a enterar! Y él se veía tan inocente ahí abajo como si estuviera comiendo caramelos! De nuevo esa maldita sonrisa perversa… más bien malvada. -Por qué paras?! Joder, Hae! Estoy a nada de terminar!- Esa risita no me gustó nada. Se levantó rápidamente y me hizo girarme dejándome con el pecho sobre la mesa. -Hae! Qué haces?!-
-Tú qué crees?...- Susurró en mi oído con su cuerpo sobre el mío. Escuché claramente el sonido de su zipper bajando.
-No me jodas! En serio?!!!-
-Ajaaaa~… Esto te enseñará a no dejarme en abstinencia, HyukJae…- Y cuando menos lo pensé, lo sentí en mi entrada, deslizándose lentamente dentro de mí hasta llegar al fondo. Shit! Estaba tan excitado que el dolor se sentía incluso placentero. Gimió ronco y se quedó quieto unos segundos. -Qué no sabes que te necesito?...- Decía entrecortadamente mientras iniciaba ese vaivén que me hacía sentir que sería partido por la mitad y que a la vez me erizaba la piel de tan bien que se sentía.
-Hae…-
-No te das cuenta, de que necesito de tus besos…- Besaba mi cuello y mi cabello mientras aumentaba un poco el ritmo. -…de tus caricias sobre mi piel…- Coló nuevamente su mano derecha dentro de mi ropa y comenzó a tocarme suavemente. -…de tu pasión…- Atrapó entre sus dedos mi pezón mientras empujaba con más fuerza al embestir y me hacía gemir un poco más alto. -…Hyukkie, odio que no duermas conmigo…- Volvió a anclar ambas manos en mi cadera. Mierda! Estaba a punto de tener el mejor orgasmo de mi vida…
-Hae! Yo… voy a…- Ni siquiera pude terminar de decirlo. Llevó una de sus manos a mi miembro y empezó a masturbarme al mismo ritmo frenético con que me penetraba. Mis sentidos colapsaron de pronto dejándome perdido en esa explosión de calor que hizo que cada célula de mi cuerpo se estremeciera y que las piernas me flaquearan. Él también terminó. Sentía la calidez de su semen inundando mi interior. Dejó su cuerpo caer sobre el mío.
-Te amo tanto, HyukJae…- Me acarició dulcemente la mejilla. -No vuelvas a dejarme solo tanto tiempo… Creí que iba a enloquecer…- De repente lo sentí tan vulnerable. Hice acopio de todas mis fuerzas para levantarme y girarme para abrazarlo. -No puedo vivir con sólo migajas de tu amor, Hyukkie...-
-Lo siento, Hae… Te juro que no volverá a pasar… Te amo…- Le di un beso. Tranquilo, tierno. Uno que le alejara todos sus miedos y le recordara que es el amor de mi vida y mi razón de existir. -Toma… será mejor que volvamos a la mesa con los demás..- Alcancé un par de servilletas de papel del estante que estaba detrás de mí y se las extendí.
-Sí…- Sonrió sin mirarme. Sus mejillas estaban sonrojadas. Me pareció tan lindo que no pude evitar volver a besarlo.
-Aún sabes a galleta…- Echó a reír por mi comentario.
-Por tu culpa no volveré a ver las galletas del mismo modo…- Terminó de limpiarse, se abrochó los pantalones, se lavó las manos, tomó otra galleta, se la echó a la boca completa y salió de ahí. Estaba tan avergonzado. Nuevamente era mi adorado e inocente Fishy. Reí también. Mierda! Me acomodé la ropa tan rápido como pude. Podía escuchar voces viniendo de la entrada trasera. Y aún tenía que limpiar el piso. Maldito DongHae! Ya me las pagará en la noche!
No me extrañó para nada que todos se me quedarán viendo raro cuando volví a la mesa. Ninguno decía nada y me daba escalofríos sentir sus miradas siguiendo cada movimiento que hacía mientras me sentaba frente a mi chico. Había llevado conmigo la canastita con las galletas. La dejé en el centro de la mesa. Sus mejillas se tiñeron de rojo y agachó la mirada. Ese maldito silencio sepulcral me estaba poniendo de los nervios. Qué carajos había pasado durante esos cinco minutos que tarde en salir después de que DongHae volviera?
-QUÉ?!!!- No pude soportarlo más.
-Jajajajajajajaja!- Los dos echaron a reír como desquiciados. Acaso nos habían visto?! No, eso no podía ser… o sí? Él seguía sin mirarme, tan sólo jugaba con la cuchara que estaba en su taza de té.
-DongHae?...- Busqué su mirada en vano.
-Creo que mejor nos vamos, hyung…- SungMin reía divertido intercambiando miradas con KyuHyun.
-Por qué?!...- Los miré a ambos con semblante serio. Mi madre venía de regreso. Al parecer había ido a atender a algunos clientes.
-No creo que DongHae se vaya a conformar con recibir las “migajas de tu amor”…- Decía con malicia nuestro maknae, aguantándose las ganas de estallar a carcajadas. -No después de tantos días “a dieta”…- Ahora sí había echado a reír con todo. DongHae parecía avestruz casi escondiendo la cabeza debajo de la mesa.
-Supongo que ahora querrá comerse él solito tooooodas las galletas, verdad DongHae?!- Incluso SungMin le hacía segunda a Kyu. El rubor de mis mejillas se había encendido por completo.
-Hijo, estás bien?...- Apenas llegó hasta nosotros, me tocó la frente. -Qué raro! No parece que tengas fiebre…- Decía inocentemente mi madre. -Por qué no vas a casa un rato y descansas…-
-Hazle caso a tu mamá, EunHyuk… no queremos que ninguno caíga enfermo debido a las calenturas no atendidas…- Ese brillo perverso en los ojos de KyuHyun hizo que me apenara aún más.
-Ya nos vamos, señora, otro día vendremos a visitarla!- SungMin se despedía de mi madre, arrastrando consigo a DongHae, quien sólo le sonrió a mi madre haciendo una reverencia educada.
-Muchas gracias por sus atenciones, señora…-
-Sí, hijos, que les vaya bien… Cuiden de mi HyukJae, por favor…-
-No se preocupe… Nos aseguraremos de que permanezca en cama por el resto del día, verdad, DongHae?- El pobre ya no podía ponerse más rojo. Salió disparado fuera de ahí. Tomé mi chaqueta. Le di un beso a mi madre y salí detrás de ellos.
-Me van a explicar de qué demonios iba todo eso?!- Grité apenas subimos al coche.
-De nada Hyung…- SungMin se hacía el inocente como siempre.
-Nosotros sólo les ayudamos a entretener a tu mamá para que pudieran seguir “hablando” tranquilamente en la cocina…- De pronto lo entendí todo. Frené en seco.
-Hae… Les pediste ayuda a estos dos?!- Se cubrió el rostro con ambas manos.
-Crees que de no ser así, él se hubiera comportado como un auténtico EvilHae?!- El par en el asiento trasero sonreía de un modo que a cualquiera le hubiera provocado escalofríos.
-No es cierto! Sólo hice una de todas las cosas que me sugirieron!!!- Trató de defenderse. Mi boca casi se fue hasta el suelo y mis ojos se abrieron de par en par.
-Fuera los dos!!!- Quité los seguros de las puertas.
-Hyung?!-
-FUERA!!!- Intercambiaron miradas de confusión pero bajaron del auto.
-EunHyuk?...-
-Ya que parecen haberle “enseñado” cosas nuevas a mi inocente e ingenuo novio, corrompiéndolo al grado de que casi me viola en la cocina, se joden y no regresen a la casa hoy hasta que se me baje por completo la “calentura”, entendieron?!…-
-EH?!- Los dos se quedaron estupefactos cuando me puse en marcha y los dejé ahí a media calle.
Dios! Si aquello había sido sólo una de todas las cosas que ese par de pervertidos le habían aconsejado a DongHae para seducirme, no me iba a perder la oportunidad de probar las demás aun si no podía sentarme ni caminar cómodamente por el resto del mes! A quién demonios le importaba?! Quería disfrutar a mi EvilFishy hasta que el cuerpo no me diera para más. Además... por supuesto que me había asegurado de llevar conmigo las galletas!
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