Lo iba a matar, iba a matar a ese hijo de puta.
Chile estaba haciendo lo mejor para dormir pero, ¿¡cómo podía hacerlo si tenía a Argentina más o menos durmiendo sobre él!? Y, para empeorar la situación, el muy atrevido no sólo estaba ocupando más de tres cuartos de la cama, sino que parecía que en cualquier momento iba a tirarlo de ella, si era que no lo aplastaba.
El panorama era simple: el moreno estaba de costado, haciendo lo mejor para no caerse; mientras que el rubio, quien dormía todo despatarrado, lo corría cada vez más y más.
Trató de empujarlo con todas sus fuerzas, pero cuando lograba correrlo algunos centímetros, el argentino volvía a su lugar, bien pegadito a su cuerpo. ¿Qué tramaba este tipo? ¿Acaso no podía dejarlo en paz ni durmiendo? ¡Además tenía la parte inferior del cuerpo frío! No que Chile no lo tuviese, pero teniendo al otro encima no mejoraba las cosas.
De repente algo interrumpió sus pensamientos, algo que rozó la parte inferior de su espalda. Rápidamente supo que era: el Aconcagua. Sintió cómo un calorcito tomaba posesión de sus mejillas y orejas, haciéndolo olvidar el frío de la Patagonia argentina. Pensó en salir de la cama e ir a recostarse del otro lado que apenas era ocupado por el brazo del rubio (en serio, ¿cómo podía hacer para ocupar tanto lugar?), pero eso sería lo mismo que admitir derrota: algo que su orgullo como chileno no se lo permitiría.
Argentina, en toda su insolencia, volvió a acomodarse contra su cuerpo, bien cerca, osando colocar un brazo sobre él, dejando que el pico más alto de toda América se arrimara aún más. Chile cerró con fuerza los ojos, haciendo lo mejor para ignorarlo y dormirse, pero fue completamente inútil.
Así que dejando su orgullo de lado se levantó y fue a desayunar. Eran las siete y media, después de todo.
- Buen día -saludó el rubio todavía en pijamas al ver que el moreno estaba en la cocina, sentado a la mesa.
- Lo será para ti, aweonao -le dijo con desprecio, para luego tomar un sorbo del delicioso café que Colombia les había enviado hace poco.
- Che, si te levantaste caracúlico no te la agarres conmigo -se dirigió hacia la cafetera para servirse un poco él, mientras se pasaba la mano por el cabello, cuidando de no tocarse un pelo en particular heredado de Italia.
- Argentina, tenemos que hablar -se acomodó sobre la mesa, enojo en su voz -. Tenemos un enorme problema con los espacios.
- No, no, ya sabés muy bien que lo que dijo el Papa es ley y no podemos hacer nada para cambiarlo -lo interrumpió dándole la espalda. Sabía que esa respuesta le convenía, después de todo el beneficiado en la disputa había sido Argentina - Así que ajo y agua… ¿Chile? ¿Chile, estás bien? ¡Ey, chabón!
El otro hombre había colapsado sobre la mesa, su cabeza a escasos centímetros de aterrizar sobre una tostada. Cuando el rubio oyó un estridente ronquido, no pudo evitar preguntarse si el chileno no había pegado un ojo en toda la noche, y el por qué.
Aclaraciones:
-Argentinismos-
"Che" = "Oye"
"Caracúlio/a" = "Con cara de culo", malhumorado/a
"Ajo y Agua" = Es una frase que me decía mi papá xD. Significa "A joderse y aguantarse". O sea que por mas que no nos guste, lo tenemos que soportar.
"Chabón" = "Tipo", "Man", "Hombre", etc.
-Chile-
"Awenano": según
este diccionario y la ayuda de hagane, "huevón"