Título: Convivencia
Título del capítulo: ¿Dónde está Su-san?.
Prompt: #1 "Llave"
Género: Digamos que Fluff/humor
Categoría: G / K
Palabras: 587
Sumario: Tomado de la comunidad
musa_hetaliana .
Link a la tablaTino despertó y automáticamente se desperezó, estirando sus brazos y piernas. Notó que tenía un poco más de frío de lo que solía tener y abrió los ojos para ver por qué. A sus pies estaba Hanatamago durmiendo muy tranquilamente, calentándolo. Sin embargo, ¿dónde estaba el supuesto sueco que debía acostarse a su lado? Se rascó la cabeza, buscando alguna respuesta en su mente.
La noche anterior Berwald le había comentado que debía salir a hacer algo no muy importante, que el finlandés no lo esperase despierto. Éste intentó hacerlo de todas formas, pero la noche avanzó y cuando estaba más en estado de sueño que en vigilia, hizo caso a Su-san y fue a recostarse; llevándose a su querida mascota, por supuesto.
Miró el reloj: faltaban poco para las ocho de la mañana. Comenzó a preocuparse, ¿dónde podía estar Berwald? Salió de la cama, rápidamente se puso la bata y las pantuflas y lo buscó por la casa. Lo llamó por su nombre en cada rincón, en cada habitación, pero no recibió respuesta alguna, sólo un frío silencio y la mirada curiosa de Hanatamago.
- ¿Dónde estará Su-san? -le preguntó al perrito sabiendo que éste no iba a contestarle, aunque teniendo una mínima esperanza de que lo hiciera. Sabía que Berwald era un tipo fuerte e inteligente que en cualquier situación se las ingeniaba para encontrar la solución que fuese. Sin embargo eso no tranquilizaba a Tino.
El timbre sonó de repente, haciendo que él y el animalito blanco se sobresaltaran. Finlandia dijo algo para hacer saber al que tuviese del otro lado que ya saldría y cuando abrió la puerta se encontró con la persona que había estado buscando.
- Buen’s dí’s -le dijo tranquilo como siempre. Aún así Tino no logró tranquilizare del todo, al verlo pálido, con la bufanda envuelta al cuello y a los hombros casi exageradamente y temblando.
- ¡Su-san! -se hizo a un lado para que el nuevo aspirante al hombre de las nieves pasase y se calentase - ¿Dónde habías estado?
- Aquí -volvió a responder con toda naturalidad, mientras se quitaba la bufanda.
- ¿Aquí? -repitió desconcertado - ¿Cómo que aquí? ¿No habías salido ayer a la noche para la casa de Noruega?
- Oh -se quedó pensativo dos o tres segundos - Sí, fui a lo d’ Nor’ga, pero cu’ndo volví m’ di cu’nta de que no tr’ia m’s llav’s -ante tal explicación Finlandia no pudo evitar levantar una ceja.
- ¿Por eso te quedaste afuera toda la noche? ¿Por qué no tocaste el timbre o me llamaste? -más que una pregunta, parecía que lo estaba regañando.
-… -Berwald volvió a quedarse en silencio un poco - No qu’ría d’spertart’.
Su-san, el hombre fuerte e inteligente, acababa de probar que también podía ser el país más tierno e irracional del planeta.
- Oh, ¡Su-san! -se llevó la palma de la mano a la cara y aún así una sonrisa se le dibujó en los labios - ¡Debiste despertarme de todas formas! Vamos, seguramente que estando tanto tiempo afuera se te congelaron los huesos -lo hizo girar y posando sus manos sobre la espalda del sueco comenzó a empujarlo en dirección al baño -, ve a darte una ducha caliente mientras te preparo algo para desayunar.
Asintiendo, Berwald acató la orden y desapareció del otro lado de la puerta, la cual Tino se quedó observando unos segundos, pensativo.
- Bueno Hanatamago -miró al perrito que como el buen chico que era se había quedado en silencio todo el tiempo -, ¿preparamos algo para desayunar?
Moviendo la cola, el animalito ladró en aprobación.