Autora:
dirtylawPalabras elegidas: trueno - castigo - cielo
Personaje: Judas Iscariote, según el Evangelio de Judas, apócrifo de los cainitas, secta gnóstica. Escrito a mediados del siglo II d.C, aporta una visión positiva de la figura de Judas, mostrándolo consciente del peso de su traición, mostrando que Jesús la habría consentido como parte de su misión entre los hombres.
Rating: PG12 - poema
Palabras: 592
Miro al cielo
tras la pesadilla,
y siento un temblor que es solamente tuyo
pedirle a mi cuerpo temblar contigo.
Caigo de rodillas,
verdad es que caigo bajo las tormentas
caigo y beso el cielo turnándose con el desierto.
Cubriendo con tus manos estos ojos
te suplico que te lleves atada al cinto
la fuerza con la que me ungieras,
pero tu voz son muros derruidos
y sus piedras hablan de Jericó.
“Todavía no. No es de día”
Suplica el sol,
suplico yo.
Mírame,
pues ahora te entrego a quienes tomarán de ti
mucho más que el remanso instigado de tus palabras:
teorías de desiertos invictos y tentaciones
por entre los olivos ungidos con sal.
Mucho más...
y los pies frescos de tu madre no supieron pisar
las cabezas de las sierpes que acecharon nuestras vigilias.
Burlándome de ellas,
siendo así, las tomo por emblema.
Porque es tu voluntad...
Y así,
heme aquí,
como la sombra escogida
de entre todos los corazones que te eran esclavos;
como la sombra que se demorará a tus pies
enroscándose en ellos y
copiando la maravilla escrita de tu nombre
por doquier. Exultante -también- cuando expiren cuantos alegatos
haya gravados en las palmas de mis manos manchadas.
Mis manos plateadas e izadas ante ti;
pues solamente a ti me debo
ante el frontal del tiempo.
Y cuantos coros
se agolpen entorno, arremolinados
y cubiertos con cada uno de tus títulos reinantes.
Gritándome, como piedras líquidas, aplastándome
esta efigie de ofidio besando al beso dado.
Porque es tu voluntad...
soy una alimaña y soy cordero;
soy el jalaf con que son degollados.
“El que esparció á Israel lo juntará y guardará,
como -buen- pastor” Fue.
Esta será mi soga,
y aquel mi juez sentado en la curva de sus negaciones.
Arquitecto y herrero de llaves.
Con ella, caeré sobre el grano de la mostaza
como una infame lluvia de langostas.
Con él, plañirán por mil años y mil más,
por la aberración de mi orín regando mis rodillas llagadas
al caer el segundo día.
Mírame,
si fui yo quien te anunciaba con címbalos
por entre los mercaderes y sus templos.
¡Gritándoles tu nombre!
En loas de bacante,
atizando a ese rebaño de morralla imposible,
tardío y hambriento de ti.
Fui así, mucho antes de acertar a cerrar el sello de mi
ignorancia a tu carne. Fue.
Sí, si fui yo quien te asía látigos y mortajas,
y descuidaba a quienes no pedían más,
pidiéndolo para mí.
En la desmedida se hizo tu voluntad...
y así redoblan los truenos.
Ceso, claudico y dejo sobre
tu siembra derramarse la que será mi llamada,
- oscura y hexagonal -
como un velo de rapaces sobre las coronas...
como una sombra vibrando en el dintel de los templos.
Arando con sus uñas de espectro mi Campo de Sangre,
mío y para siempre yermo.
...mirando al cielo...
Errante.
Esperando al verso
que diga su nombre entre retumbares de gozo,
nombrada mi sangre en el infinito canto,
nombrado por fin.
¡Mírame!
Porque fue tu voluntad
que como yo no hubiera nadie,
nadie como yo sin tribu fiel.
Mi corazón; sin magistratura en lo divino,
cimbreado y consagrado como ese otro alimento,
macado e insípido,
que se atore y crezca en el vientre de la Gran Bestia.
Que latiendo todavía vivo por los siglos de los siglos,
more en ella.
Heme aquí,
de nuevo en el calvario de verte morir,
reinando donde las fieras.
Esta es mi tierra prometida,
mi virreinato en tu santo nombre.
Porque fue tu voluntad cuanto fue de mí.
Amén.