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Autora:
sowelu_26 (Livejournal); Sowelu (ff.net)
Personajes: Morfeo. Dios Griego de los sueños. Una de las mil personificaciones de los Oniros. Tras revelar secretos a los humanos mediante los sueños, fue fulminado por Zeus. Cuando se presentan pesadillas, Fobetor, su hermano, siempre está presente.
Palabras Elegidas: Fuego-Hielo
Palabras: 517
“La luna se esconde queriendo guardar recelosa sus secretos. Y los sueños pueden ser parte de la realidad. ¿Quién sabe? Quizás después de todo sólo sea una pesadilla.”
Una noche pasó sin frutos para el dios que ahora carga una discreta corona de adormideras, cautelosa solicitud a que esta vez la doncella no se mantenga inquieta durante tanto tiempo.
Al parecer, los cielos le han concedido una noche más a la joven cuyo padre no tiene más paciencia para ver por ella. Ha quedado al cuidado de una enfermera vieja que no tiene la mínima intención de saber de su salud.
La han dejado a merced del calor que se funde con el atardecer.
Y pareciera que es fuego quemándola lentamente, a pesar de que sus manos y píes parecieran estar sumidos en hielo.
Nadie le ha podido informar qué es exactamente lo que padece, pero es seguro que no tiene mucho tiempo más para soñar a gusto. Ha sido dejada de lado por su único familiar y las sombras comienzan a invadir su cuarto de nuevo, descendiendo sobre su cuerpo que ahora descansa en la cama.
Tiene que guardar reposo -o eso le han dicho-, así que leer es, posiblemente, la única actividad que puede realizar sin agitarse demasiado. Está tan débil que sus respiraciones son entrecortadas y su pulso cambia de ritmo constantemente. Ha estado así unas cuantas horas que, cuando el agudo pulso sobre su abdomen se presenta, ella grita de dolor.
Se estremece sobre las sábanas que ahora sirven como bálsamo y grita de nuevo. Lo hace tan fuerte que su garganta pronto comienza a arder y sus dedos se adormecen por la falta de flujo sanguíneo. Pero está siendo en vano ya que nadie de la casa vendrá en su ayuda. Todos al parecer, han decidido que es mejor dejarla morir sola.
Y de pronto todo se enmudece. Sus dolores cesan y el viento ha dejado de soplar. Una leve capa de sudor cubre su frente y a su alrededor todo se vuelve borroso. Aparece en un espacio de color blanco con paredes y techos infinitos, y ella gira hacia todos lados tratando de encontrar un defecto al cual aferrarse. Una mancha o espacio por el cual salir y respirar, porque siente que se asfixia de la desesperación.
Hasta que alguien la toca por la espalda y ella se voltea con tanta rapidez que cae de sentón. Agudiza su vista y por más que busca, sólo atina a ver la fuerte neblina que ha comenzado a salir.
El escenario cambia y ya no está más sola. La acompaña una imagen que se agranda y huele a hierba fresca conforme se acerca. El ruido de pasos secos retumbando en un piso de piedra, que se comienza a descubrir conforme el viento sopla con más fuerza. Y todo indica que ya es hora de realizar el esperado encuentro.
La joven reacciona a tiempo con las imágenes, sus oídos se agudizan, su vista se activa y su tacto parece reaccionar ante el extraño. Porque si todo va conforme su plan…
La visita ha llegado.