Drabbles para mi tabla de helados de
fandom_insano, que ya era hora que la retomara xD Y ya sabéis, lo de siempre, las críticas constructivas se agradecen :D
Título: Cortesía de Cornamenta.
Autor: dark Rachel.
Fandom: Harry Potter
Desafío: #002 - Chocolate blanco.
Pairing/Personaje: Lily/Sirius.
Pote: Taza.
Resumen: Lily es la mejor alumna. Con permiso de Remus, claro. Ella lo sabe, los profesores lo saben. Y sus compañeros también. Pero hay algo que Lily nunca ha llegado a comprender del todo: Sirius.
Servilleta: No sé si los personajes están IC. No trato mucho con los Merodeadores. Y aún menos con Lily. Aunque espero que sí :D
Con Cuchara o Sin Cuchara: Sin cuchara.
Ticket: Los personajes son de Jotaká y aunque también soy rubia y a veces también se me va la olla totalmente, no soy ella. Será por eso que no cobro por esto, tsk.
Lily es la mejor alumna. Con permiso de Remus, claro. Es lista, tiene talento y es lo suficientemente responsable como para sentarse a estudiar y sacar las mejores notas. Ella lo sabe, los profesores lo saben. Y sus compañeros también. Pero hay algo que Lily nunca ha llegado a comprender del todo: Sirius. Porque es fácil calar a James cuando lleva seis años siguiéndote por los pasillos del colegio. Es fácil calar a Remus después de todas esas tardes leyendo poesía y escuchando jazz. Incluso es fácil calar a Peter, siempre callado, mirando a James y Sirius como si fueran alguien a quien adorar.
Pero Black es arena de otro costal.
Porque cuando Severus y ella están sentados junto al lago, alejados de los Merodeadores varios metros, ella se gira y le mira. Y hay algo en esos ojos negros que es incapaz de comprender. Porque siempre le ha parecido que es un estúpido y un arrogante y que se aburre demasiado y por eso le encanta molestar a los Slytherin y, sobre todo, a Severus. Pero hay veces, como esta tarde, que no lo ve así, que no puede verlo así.
Y cuando él se levanta, con ese andar seguro de sí mismo y se dirige hacia ella, siente ese nudo en la boca del estómago. Un nudo que lleva demasiado tiempo asentado y que no está segura de qué demonios es.
-Hola, pelirroja.
Lily traga saliva, mientras ve a Sirius sentarse entre ellos. Él la mira, ladeando la cabeza. Sonríe divertido y la mira a los ojos, sin pestañear. Y en ese instante, ella se pregunta si estará oyendo los latidos de su corazón, porque ese maldito corazón ha decidido rebelarse y late como si quisiera salirse del pecho.
-¿Qué… qué quieres?
Él ríe. No con la risa que le escucha en la Sala Común, potente y perruna, sino con una risa grave y suave, con la risa de un hombre más mayor. Y ella siente un cosquilleo recorriéndola de arriba abajo. Un cosquilleo que, maldita sea, no tiene ni idea de lo que puede ser.
-¿Quieres?
Le ofrece un helado, de chocolate blanco, y señala hacia atrás. “Cortesía de Cornamenta, pequeña”. Ella lo toma en sus manos y le ve marcharse. Durante unos segundos mira el helado desconcertada, consciente de que Severus la observa, seguramente con el ceño fruncido y cara de disgusto. Levanta la mirada una última vez, dirigiéndola a los Merodeadoes. Ya no la miran a ella, ya no la observan, o al menos, ella no puede apreciarlo. Remus ha apoyado la espalda contra un tronco y lee, con esa expresión concentrada que siempre usa. James le cuenta algo a Peter, algo divertido, porque ríen, alegres.
Pero Sirius no comparte esa alegría. Él está tumbado boca arriba, mirando al cielo. Y por un segundo, sólo un segundo, Lily Evans saborea el helado preguntándose si los labios de Sirius sabrán dulces también, justo igual que el chocolate.
Título: Hora de entrenar
Autor: dark Rachel
Fandom: Harry Potter
Desafío: #021 - Café
Pairing/Personaje: Katie/Oliver
Pote: Taza
Resumen: Katie sólo asintió, con la mirada puesta en la mano de Oliver. Había algo en aquel contacto que la hacía sentirse bien. Protegida, a salvo. Se sentía cómoda.
Con Cuchara o Sin Cuchara: Sin cuchara
Ticket: Los personajes son de Jotaká y aunque también soy rubia y a veces también se me va la olla totalmente, no soy ella. Será por eso que no cobro por esto, tsk.
-¿Katie?
-¿Mmm?
-Nada.
Katie se acomodó un poco mejor sobre la hierba. Extendió su mano a la derecha, asegurándose por pura inercia de que su escoba estuviese allí. Después, volvió a relajarse, aún tumbada boca arriba, con los ojos cerrados, disfrutando de la calidez del sol sobre su rostro.
-¿Oliver?
-¿Si?
-¿No es hora de entrenar?
-Sí, sí lo es.
-Eso pensaba.
Katie abrió los ojos, un tanto sorprendida. Se incorporó lentamente y miró a su capitán. Nunca pensó que fuera a verle así. Tumbado, cara al cielo, con los ojos cerrados y un amago de sonrisa en los labios. Relajado, feliz, tranquilo. Sus ojos vagaron por las formas de su rostro. Su nariz, increíblemente recta, y la línea de su mandíbula. Bajaron por el cuello y recorrieron su cuerpo, imaginando lo que no podía ver.
Sonrió levemente y se acercó un poco más. Él había abierto los ojos y la miraba. Katie se sintió expuesta. Cuando él la miraba así, con esos ojos color café, con esa intensidad, siempre se sentía expuesta. Expuesta, indefensa, como una niña. Él río y le tendió la mano mientras se incorporaba.
-Vamos a entrenar, ¿vale?
Katie sólo asintió, con la mirada puesta en la mano de Oliver. Había algo en aquel contacto que la hacía sentirse bien. Protegida, a salvo. Volvió a dirigir sus ojos a los de su capitán, pero él ya no miraba. A lo lejos, el equipo de Gryffindor entraba en el campo y Oliver, serio, se dirigió hacia ellos.
Pero no importaba, porque Katie tenía doce años, pero sabía lo suficiente para darse cuenta de que acababa de conocer a un Oliver único, al Oliver que se ocultaba tras el capitán demasiado exigente y el hincha apasionado. Y, de algún modo, sabía que era la única.