Y las penas, una a una, al mirarte caducaban

May 20, 2007 22:53

La primavera es 100% primavera en Madrid. Las tormentas te sorprenden en cada esquina; de repente relámpagos en la ventana, trueno, diluvio y parece que el sol que ayer mismo nos molestaba es parte de un pasado lejano. Anochece antes como si fuera invierno y los domingos se vuelven tele-cutre y sofá toda la tarde. Cambios de clima, catarros, dolores, modorra total.

El Sporting ha vuelto a ganar y ha conseguido alcanzar los 50 puntos; no aseguran nada, pero te dejan respirar al menos una semana. Después de la agonía del domingo pasado parece que la cosa ayer no estuvo mucho más tranquila. Ganar sufriendo siempre satisface más, pero dentro de los límites de no perder la salud. Por cierto que, desde la semana pasada, el Oviedo vuelve a ser equipo de Tercera y esta vez por méritos propios y deportivos y no económicos como la otra vez.

Mayo nos deja, como todos los años, una cantidad de días festivos que hacen que este mes parezca más corto a pesar de sus 31 días y que Junio se precipite sobre mí y mi tesina. Y,entre ellos, San Isidro: ese día en el que Madrid se convierte en un pueblo, con comida campestre, vestidos tradicionales y orquestas. Eso de día, porque de noche la cosa se reduce simplemente a alcohol en la calle (la única vez en el año que es legal) y canciones cutres que llegada cierta hora no te importa bailar. Relatar lo ocurrido es inútil, entre otras cosas porque no me acuerdo de la mayor parte de la noche y porque los hechos no son lo importante. Me gustan las fiestas de pueblo.

Los días siguen pasando y las tormentas me sientan tan mal como el resto de la primavera. Y un día te das cuenta de que quizá hayas recuperado la ilusión. Y te da tanto miedo que te escondes bajo las sábanas como lo hacías de pequeña cuando el viento soplaba con rabia contra la ventana.
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