Imagine a man (9/11)

Jun 07, 2011 00:40

Masterpost

***

Well, I’ve been afraid of changing
Landslide. Fleetwood Mac, 1975.



Harry lleva tres noches sin dormir y empieza a parecer un muerto en vida. Severus sabe de insomnio, pero nunca había visto así a su amigo.

- ¿Te sientes bien?

Harry asiente, cansado.

- No te preocupes. Son problemas personales.

- ¿Tu novia de América?- pregunta Severus. No es que le interese, claro. O que acostumbre meterse en la vida personal de Harry. Pero algo le pasa y Merlín sabe que mientras no afecte su desempeño en la escoba nadie más va a darse cuenta.

Harry parpadea, como si ni siquiera se le hubiera ocurrido. Luego suspira.

- Sí… eso también, supongo.

No, ése no es el problema. Severus sabe que tiene que ver con las pesadillas y ese maldito atrapasueños que no ha quitado de la cabecera a pesar de que a estas alturas tiene que saber perfectamente lo que es. Pensó que era un regalo de la dichosa novia. Pero a lo mejor estaba equivocado.

Harry coge el libro de su mesa de noche y lo observa un rato.

- ¿Lo terminaste?

Severus asiente. Un libro de lo más interesante. Y más interesante aún es que Harry se lo haya dado precisamente ahora.

- ¿Qué te pareció?

- Interesante,- responde Severus,- para venir de un muggle.

- ¿Para venir de un muggle? Es palabra por palabra el discurso de los mortífagos. Dale al tipo una varita y un nombre pomposo…

- No pienso discutir contigo mis opiniones políticas, Harry.

Es lo más cerca que ha llegado de admitirlo en voz alta. Pero no importa, porque de alguna manera, Harry ya lo sabía.

- ¿Sabes por qué te di el libro, verdad?

- Para que viera que los mortífagos no son tan diferentes de los muggles,- responde Severus. Es obvio. También es un poco ridículo. Hace falta más que una ideología para seguir al Señor Tenebroso. Hace falta talento.

Harry lo mira un largo rato (con esos ojos verdes tan parecidos a…).

- ¿Por qué, Snape?- pregunta en un susurro.

A veces lo llama “Snape”. Como casi todo el mundo. No debería significar nada, solo que cuando Harry lo dice parece que hablara con otra persona, que exigiera respuestas de “Snape” que a Severus le es imposible ofrecer.

- ¿Por qué…?

- Por qué hacer algo tan estúpido.

- ¿Te parece estúpido aliarte con los ganadores?- pregunta Severus, fastidiado. Una cosa es que Harry piense distinto y otra que insulte sus decisiones.

- ¿Quieres leer cómo terminó para los muggles?- responde Harry.- Hay cientos de libros al respecto.

- No me interesa cómo terminó para los muggles. Son muggles. Es completamente distinto.

- Eres una persona inteligente, Severus. Has leído el libro. ¿En qué es distinto, exactamente? ¿En que llevamos varitas en vez de pistolas? Ese tipo,- dice, señalando el libro,- es uno de los más grandes asesinos de la historia. Y Voldemort no está buscando ser nada distinto. Así que, por favor, explícame cómo una persona inteligente como tú termina arrastrándose a los pies de un asesino.

Severus parpadea. Nunca ha oído a nadie llamar al Señor Tenebroso por su nombre. Harry no lo entiende. No ha crecido en Gran Bretaña. No sabe cómo son las cosas.

- Primero, deja de asumir que sabes lo que está pasando con la comunidad mágica solo porque se parece a algo que dijo un muggle hace 30 años. Segundo, si hubieras crecido aquí sabrías que las cosas no son tan simples para todos como fueron para ti. Tenemos que vivir escondidos de los muggles, avergonzados de nuestra herencia. ¿Y por qué deberíamos estarlo? ¿Por qué restringir nuestra magia?

- Restringir nuestra magia… estás hablando de artes oscuras, ¿verdad? ¿Ésa es la herencia de la que quieres sentirte orgulloso?

- ¿Y por qué no? Nacimos con estos poderes y no nos dejan usarlos. Estamos hartos, Harry. Hartos de escondernos para que los muggles, sus hijos y sus defensores puedan sentirse seguros cuando nos humillan, cuando nos golpean, cuando nos tratan como si no valiéramos nada.

- Cuando nos humillan, cuando nos golpean…- Harry lo mira como si pudiera ver mucho más allá de la superficie. La rabia le brilla en los ojos, roja y dorada.- ¿De eso se trata, Snape? ¿Vas a convertirte en un asesino porque unos idiotas te hicieron la vida imposible en la escuela?- A veces dice cosas como ésa cuando pierde los papeles. Cosas sin sentido.- ¿Vas a vender tu alma por una venganza estúpida?

- Eso no fue lo que dije.

Pero Harry ya no escucha, ya no está. Se ha ido a ese otro lugar al que va cuando dice “cosas sin sentido”.

- ¿Qué vas a hacer cuando no tengas a quién más culpar? ¿Cuándo todos los que odias estén muertos? ¿Qué vas a hacer en 20 años, Snape? ¿Te vas a convertir en una sombra en esta maldita mazmorra, masturbándote con la idea de que los hijos de tus enemigos se orinen en los pantalones cada vez que te ven? ¿Vas a revolcarte de placer mientras te burlas de un hombre que pasó 12 años en el infierno?- Harry hace una pausa. Traga saliva. Aprieta los puños.- ¿Vas a traicionar a la única persona que cree en ti para que Voldemort te deje conservar tu patética existencia?

Severus es muchas cosas, pero no es idiota.

- Un día de estos me vas a tener que decir con quién estás hablando realmente. Por ahora, te aconsejaría que duermas. La falta de sueño te está afectando.- Intenta que su tono deje perfectamente claro lo afortunado que debería sentirse Harry de salir libre con una advertencia.

Harry tiembla, pálido, pero se mete en la cama y cierra las cortinas. No duerme. Severus sabe que no duerme.

¿Qué te está pasando?

*

- Pettigrew…

Lestrange. Peter traga saliva.

- ¿Cómo van esos encantamientos?

Peter no responde.

- ¿Te comió la lengua el gato, Pettigrew? ¿O es el condicionamiento de tus “amigos”? No les gusta mucho que opines, ¿verdad?

- Deja de hablar de mis amigos.

- De acuerdo. No hablemos de esos perdedores. Hablemos de cosas más interesantes. Por ejemplo, ¿sabías que Dumbledore tiene un grupo clandestino que lucha contra el Señor Tenebroso?- Peter ha oído los rumores, pero no responde. Lestrange sonríe, como divertido.- Estoy seguro de que tus “queridos amigos” van a correr a unirse en cuanto terminen la escuela. Potter y Black no resisten las causas perdidas.- Hace una pausa. Lo mira de pies a cabeza.- Y tú vas a ser el próximo. Van a insistir e insistir y vas a ceder.

Peter quisiera pensar que es mentira, pero recuerda cómo lo convencieron de convertirse en animago a pesar de su resistencia. Cómo lo convencieron de pasar las lunas llenas junto a un hombre-lobo. Es imposible decirle que no a James y Sirius.

- No eres como otros gryffindors, Pettigrew,- dice Lestrange.- Puedo verlo. Sabes que no vale la pena morir por una batalla perdida.

Está intentando reclutarlo, piensa Peter de pronto. Está intentando reclutarlo como mortífago. No, no es cierto. Está intentando reclutarlo como espía. Algo se remueve en su mente ante la idea. Como en los exámenes, cuando tiene la respuesta en la punta de la lengua pero no consigue atraparla. No tiene idea de qué puede ser, pero le revuelve el estómago.

- Tengo que irme,- dice, y sale corriendo antes de darle a Lestrange la oportunidad de responder.

*

Sueña con los terrenos del castillo. Es de noche y Ginny se esconde entre los arbustos que están detrás del invernadero, buscando algo en la oscuridad. Estira el cuello y se mantiene alerta, la varita en alto, pero la sorprenden por la espalda de todos modos.

- ¿Algún motivo particular para que esté fuera de la cama a esta hora, señorita Weasley?- pregunta Snape.

- Lo estaba buscando,- dice ella. Está nerviosa, pero no parece asustada.

- Mejor dicho, me estaba siguiendo,- aclara Snape.- Cincuenta puntos menos para Gryffindor. Regrese a su dormitorio inmediatamente.

- Necesito hablar con usted,- dice sin inmutarse.

- Puede encontrarme en mi oficina en horas de clase. Pero le recuerdo que los asuntos de los alumnos los atienden las cabezas de cada casa.

- Necesito hablar de temas que no puedo tocar en su oficina,- dice. Snape alza una ceja.- Tienen a Luna Lovegood,- continúa.- Tiene que traerla de regreso.

Snape la mira un momento como si estuviera loca. La verdad es que lo parece.

- Regrese a su dormitorio, señorita Weasley, antes de que le pida a la Profesora Carrow que la escolte.

- Estuve en su pensadero,- dice Ginny. Snape se pone pálido.- No fue a propósito,- aclara Ginny inmediatamente.- Estaba buscando otra cosa. Pero no lo siento, porque ahora sé que usted no es un traidor.

- Eso depende mucho de a quién se lo pregunte,- responde él. Cada gesto de su rostro refleja rabia contenida.- ¿Qué está pensando hacer con las cosas que vio en ese pensadero, señorita Weasley? ¿Chantajearme para que rescate a su amiga?- Le apunta directo al pecho con la varita.- Me tiene usted en sus manos, sin duda.

Harry tiembla desde su no-presencia.

- Usted no es un asesino,- dice Ginny sin miedo.- Y no, claro que no. Solo… por favor. Por favor, traiga a Luna de regreso.

- ¿Ha hablado con alguien más de esto?

Ginny niega con la cabeza.

- Por favor, profesor…

- ¿Qué es lo que espera que haga, exactamente? ¿Que comprometa mi posición para salvar a una niña? ¿Sabe a cuántas personas he dejado de salvar para llegar donde estoy?- Bufa.- Gryffindors,- dice con desprecio.

- Entonces no la comprometa. Usted es una persona inteligente. Tiene que haber alguna manera.

Parece que Snape va a explotar de rabia cuando de pronto se da cuenta de algo.

- Dijo que estaba buscando “otra cosa” en mi oficina.

- La espada de Gryffindor,- dice Ginny.

- ¿La espada de Gryffindor?

- Lupin la necesita, no sé para qué. Un encargo de Harry.

Snape entrecierra los ojos.

- ¿Usted sabe dónde está Potter, verdad?

Por primera vez desde que empezó el intercambio, Ginny se queda en silencio.

- Harry está a salvo,- dice finalmente.

- Suena muy convencida.

Ginny mira a Snape directamente a los ojos. No parece desafiante. Parece estar intentando transmitirle confianza.

- Harry está a salvo.

Snape respira hondo. Cuando exhala, parece que lo hiciera con todo el cuerpo.

*

Conforme avanza el año, es más y más común que el grupo de séptimo tome posesión de la sala común. A veces es por los EXTASIS, que se acercan peligrosamente. A veces es solo por pasar una tarde en la torre, despidiéndose lentamente de la que fue su casa durante siete años.

- ¿Kerouac?- pregunta Clarisse, mirando a Lily con un gesto de asombro.- Primero aceptas a Potter y ahora lees sobre drogadictos en moto… Cada día me sorprendes más, Premio Anual.

- ¿En moto?- pregunta Sirius desde la chimenea.

- ¿Qué es una moto?- pregunta James hundiéndole la nariz en el cabello, y Lily recuerda la escena que vio en el tren. Remus le dio el libro regresando de las vacaciones y para entonces ya había olvidado los detalles de la conversación (solo recordaba ese beso que parecía quemar tanto).

- Es como una bicicleta con motor,- dice, recordando las palabras de Remus.- El libro es sobre unos amigos que recorren América en moto.

- Metiéndose todas las drogas que encuentran y acostándose con todas las personas que conocen,- agrega Clarisse.

- ¿Y te lo dio Remus?- pregunta Sirius extrañado.

Lily se encoge de hombros.

- Es un buen libro.

James frunce el ceño.

- ¿Cómo supiste que se lo dio Remus?

Y entonces Lily es testigo presencial de uno de los más extraños eventos en la historia de Hogwarts. Sirius Black se queda sin palabras. Y se ruboriza. Si se lo hubieran contado, no lo hubiera creído.

- Deberías leerlo,- dice, lanzándole el libro para salvar el momento.- Es tu tipo de libro.



Y Sirius se esconde tras las páginas de “En el camino”.

Clarisse no parece darse cuenta (afortunadamente), distraída ya con una nueva víctima.

- ¿Cronomancia?- dice, espiando a Hermione sobre el hombro derecho.- ¿Sigues tratando de encontrar a Walt? Ron se va a poner celoso.

Ron levanta la cabeza del ensayo al oír su nombre y se demora un segundo en procesar las palabras. Frunce el ceño, como si algo en el mensaje no encajara.

- ¿Cronomancia?- pregunta.

- Es la ciencia de los viajes en el tiempo,- dice Clarisse.

- Sé lo que es la cronomancia.

Mira a Hermione un momento con una pregunta en los ojos y ella niega con la cabeza, mordiéndose el labio inferior como hace cuando está bajo presión. Ron suspira. Hace el ensayo a un lado y se acerca a Hermione. La coge de la barbilla y le gira el rostro con delicadeza, le da un beso suave (apenas un roce de labios) y se apoya en su frente. Con la otra mano, cierra el libro de cronomancia. Hermione asiente y respira hondo.

Ron y Hermione están (finalmente) juntos, pero es como si cargaran de pronto un peso muy grande. Cada segundo a su lado se siente como estar invadiendo un duelo privado, íntimo. Y el mensaje que recibieron de Harry en el almuerzo ha sumado tensión al duelo, como si algo terrible se estuviera decidiendo esa tarde.

Lily alcanzó a leer el mensaje de reojo. Voy a hablar con Dumbledore, decía. Se pregunta qué será eso tan importante que va a decirle.

*

Decir que la historia es surreal es decir poco. Tom Riddle vencido por un niño de un año, regresando 13 años después para iniciar una guerra todavía más violenta, horrocruxes, profecías… Pero lo más surreal, debe reconocer, es su papel en esta intriga digna de un premio literario.

Lo peor es que le cree. Se sabe perfectamente capaz de manipular a un niño para morir “por el bien común”. Pensaba que ya había superado esa etapa.

- Comprenderás que al contarme esto has liquidado la posibilidad de volver a tu propio tiempo.

- Estamos bastante seguros de que ya estaba liquidada,- dice Harry.

Albus suspira. Harry Potter, el niño-que-vivió. Suena como una carga pesada para que la lleve alguien tan joven.

- Una vez usted me dijo que el destino lo hacíamos nosotros. Que al marcarme, Voldemort me había convertido en la persona de la que hablaba la profecía y no al revés. Profesor… ¿la profecía se refiere a que soy el último horrocrux, verdad? Se refiere a que debo morir.

- Las profecías solo dicen lo que leemos en ellas, Harry.- Una persona, un niño, convertido en una de las creaciones más terribles de las artes oscuras… tiembla de pensarlo.- Las líneas temporales son realidades alternas,- dice.- Para todo fin práctico, al salir de tu línea de tiempo original, has dejado de existir en esa realidad. Eso debería haber roto el lazo que te ataba a Riddle.

- Pero sigo soñando,- dice Harry.- Sigo enlazado a Ginny.

Albus lo piensa un momento. La teoría temporal es una de las ramas más complejas de la magia. Realidades alternas, enlazadas en la esencia y desligadas de toda conexión física… es difícil saberlo.

- La conexión a través de los sueños es una conexión espiritual, pero no existe en el plano físico, como existen los horrocruxes. Una de las cosas más terribles de dividir el alma es que se convierte la esencia espiritual en algo físico, algo que puede ser roto, que puede ser destruido. De haber un pedazo de Riddle en ti, no es más que un pedazo, no se trata de un alma verdadera. Es probable que puedas seguir enlazado a tu amiga sin estar enlazado a Riddle.

Harry parece pensarlo.

- Pero no es seguro.

- No podemos saberlo con certeza, no.

Harry respira, asiente.

Albus no cree en los elegidos. Ha conocido a suficientes como para convencerse de que todos estarían mejor si nadie creyera tener un destino más importante que el de los otros. No sabe qué sucederá en los próximos veinte años para hacerlo cambiar de parecer, pero en este momento, en que el puente de retorno ha sido quemado y solo queda el camino elegido, hay una pregunta que a Albus le parece mucho más importante que todas las que se refieren a horrocruxes y profecías.

- ¿Confías en tus amigos?

- Completamente,- responde Harry sin pensarlo.

- Entonces no veo qué tienes que temer.

*

No martyr’s artificial shame
Lend your love to me tonight. Emerson, Lake & Palmer, 1977.



Son amigos, ahora Harry lo comprende (ha llegado a comprenderlo). Pero sólo son amigos en la soledad de la habitación o compartiendo mesa en el Gran Comedor. No se sientan juntos en clase, no caminan juntos en los pasillos, y es la primera vez que Harry lo busca entre la gente del castillo.

- Hey.

Severus alza una ceja y no dice nada.

- Yo… quería disculparme.

- ¿Por qué, exactamente?- Sabe perfectamente por qué. Pero va a hacer que Harry lo diga. Es una de esas muchas cosas que Severus comparte con Snape.

- Porque la persona a la que le dije todo eso la otra noche no eres tú. No debí hablarte así, lo siento.

Ahora lo entiende. Severus tiene mucho de Snape, pero no es Snape. No ha tomado las decisiones que podrían convertirlo en el hombre amargado que Harry conoció. (Por supuesto, ni siquiera ese Snape resultó ser quien Harry creía.)

Severus es solo Severus, su compañero de habitación, un chico introvertido de 17 que siempre tiene la nariz metida en un libro, que se ha endurecido a fuerza de maltrato, que ha sido rechazado lo suficiente como para venderse por aceptación. A Harry le gusta Severus, con sus bromas ácidas y su coraza de desprecio, le gusta lo que ve (lo que Severus deja que vea) debajo de la coraza.

Severus asiente. Lo observa. Siempre lo observa, con mil preguntas en los ojos negros. Harry sabe que algún día va a tener que responderlas.

- Tengo que pasar por la biblioteca,- dice. No ha aceptado las disculpas abiertamente, pero tampoco las ha rechazado. Harry supone que es buena señal.- ¿Vienes?

Nunca se sientan juntos en clase, nunca se les ve juntos fuera de las mazmorras.

Nunca hasta ahora.

*

- Snape, Hermione. Snape.

Es bueno saber que Ron puede salir de la depresión de haber perdido toda posibilidad de volver a sus vidas normales por una nimiedad como ésa.

- Llevan seis meses compartiendo habitación, Ron. Es lógico que se hayan vuelto amigos. Además, éste no es el Snape que conocemos.

- Claro. Así como Colagusano no es “Colagusano”, ¿verdad?- dice Ron con ironía.

- Sí, Ron. Exactamente así,- responde Hermione con un tono que no admite reproches.

A Ron le cuesta entender que Peter no es el Colagusano que conocen, que son nuestras decisiones quienes nos convierten en las personas que somos y que Peter todavía está a tiempo de tomar decisiones diferentes. Tal vez es porque se siente traicionado también, habiéndolo cuidado sin saber durante tantos años. Tal vez es solo porque es Ron, impulsivo y sobreprotector. Sea como sea, no le hace ninguna gracia que Hermione siga a ayudando a Peter con los cursos, o que Harry de pronto sea amigo de Snape.

Hermione no sabe cómo explicarle que por lo que ha podido ver en el Gran Comedor a lo largo del año (Ron siempre está distraído con otras cosas en el comedor) sospecha que son amigos bastante más cercanos de lo que Harry admite.

- Hablando de eso, ¿cuándo se los vamos a decir?

- ¿Decir qué?

- Ya sabes, quiénes somos, qué hacemos aquí… todo.

Hermione parpadea.

- Harry ya habló con Dumbledore.

- ¿Y qué? ¿Le vamos a mentir a los demás para siempre? James quiere conocer América. Y Gideon ya me ha preguntado tres veces si estoy seguro de que mi padre no es primo… de mi padre,- dice Ron con gesto confuso.

Tiene razón, por supuesto. Mentir para siempre no es sostenible. No pueden volver (Hermione tiene que calmar otro ataque de ansiedad ante la idea). Ésta es su vida ahora.

- No podemos decirles todo.

- ¿A qué te refieres?

- No podemos acusar a Peter de ser un traidor frente a todos sus amigos. Eso lo destruiría.

Ron alza las cejas.

- ¿Estás preocupada por Colagusano? ¡Vendió a los padres de Harry, Hermione! ¡Mandó a Sirius a Azkaban! ¿Crees que es un buen tipo porque todavía no ha tenido la oportunidad de hacerlo? ¿Porque te mira como cachorro y te manda tarjetas de San Valentín? ¿Es eso? ¿Por qué te manda…?

Lo corta con un beso. Uno de esos besos largos, que primero relajan a Ron y luego lo encienden de nuevo. Que los hacen olvidar que están en un pasillo y alguien podría doblar la esquina en cualquier momento. A Hermione todavía le cosquillean los labios cada vez que hace esto. Todavía no se hace a la idea de que puede besar a Ron cada vez que quiera.

- ¿Decías?- pregunta, separándose apenas.

- ¿Qué decía?

- Ni idea.

Ron tiene una de esas sonrisas que le ocupan toda la cara. Los ojos brillantes, como si no creyera lo que está pasando. Hermione se acerca de nuevo a sus labios. Ya habrá tiempo para preocuparse por el futuro.

*

- ¿Ése es el gramófono de Prewett?- pregunta Remus.

Sirius asiente desde la cama, sin dejar de mirarlo. Lleva meses así. Lo mira y lo mira, pero no se acerca. No lo toca.

- Me vio leyendo y dijo que si pensaba hacer un viaje de drogas y sexo, me hacía falta el rock and roll.- Sacude la cabeza.- Ese tipo es demasiado genial para enseñar en Hogwarts.

Remus se acerca y mira el libro entre sus manos. En el camino.

- ¿De dónde sacaste eso?- pregunta horrorizado.

- Me lo prestó Lily. Aparentemente, las motos no le dan tanto miedo como a ti.

Remus se queda inmóvil, sin saber qué decir. Nunca hablan de lo que pasó en el tren. Jamás hablan de lo que pasó en el tren. Abre y cierra la boca un par de veces, pero no consigue decir nada.

Sirius se ríe sin ganas, hace el libro a un lado y se para de un salto. Es como un felino, todo intimidación y elegancia innata.

- ¿Qué está pasando, Lunático?

- ¿Qué?- consigue decir Remus en un susurro.

Sirius solía invadir su espacio personal todo el tiempo. Lo tocaba todo el tiempo. Le olía el cabello, le hablaba al oído, se echaba a leer en su regazo. Pero desde diciembre, se acerca cada vez menos. Como si no supiera qué hacer cuando tiene a Remus cerca. Remus lo entiende. Él tampoco sabe qué hacer cuando Sirius se acerca. Quiere salir corriendo. Quiere quedarse. Quiere…

- ¿Qué está pasando?- pregunta Sirius de nuevo. Se acerca. Le mira los labios. Parece que va a tocarlo, pero no lo hace.- Necesito que me des algo, Remus. ¿Te gusto? ¿No te gusto? ¿Me tienes miedo? ¿Quieres que me acerque? ¿Que me mude de habitación?- Golpea el aire en un gesto de frustración.- Me das todas las malditas señales al mismo tiempo y no sé Qué. Quieres. Que haga. Con ellas. ¿Qué quieres, Lunático?

Remus traga saliva. Se moja los labios. Quiere.

Sirius habla a medio centímetro de sus labios. Remus puede sentir cómo su aliento se le mete en la boca.

- Dame algo, Lunático,- susurra (suplica).

Remus quiere. Quiere darle algo. Quiere darle todo. Se queda inmóvil.

- ¿De qué tienes miedo?- pregunta Sirius.- ¿De que sea hombre?- Remus se sonroja, está seguro de que se sonroja. Sirius se ríe casi contra sus labios.- ¿Tienes miedo de que la sociedad te juzgue, Lunático?

Y es ridículo, Remus sabe tan bien como Sirius lo ridículo que es. Niega apenas con la cabeza.

- ¿Tienes miedo de que no me importe?- susurra Sirius con ojos oscuros.- ¿De que todo sea un juego?

Remus no responde. ¿Cómo podría no tenerlo, cuando se trata de Sirius? ¿Por qué sería esta vez diferente de todas las otras, de todas las chicas de las que lo ha oído alardear, de los chicos de los que no ha oído nunca (pero ahora está seguro de que existen)?

Sirius sacude la cabeza despacio.

- Me conoces mejor que eso.- Se acerca. Remus puede sentir el roce de sus labios. Luego se separa y respira hondo.- No,- dice.- No. Yo sé lo que quiero, Lunático. Y ahora lo sabes tú. ¿Qué vas a hacer con eso?

Es claramente un reto, pero Remus no sabe cómo responder. Lo mira un largo rato. Va a avanzar y no avanza. Va a retroceder y no retrocede. Finalmente, Sirius vuelve a hacer ese sonido que no es una risa en absoluto, coge el libro de la cama y avanza hacia la puerta.

Remus reacciona a tiempo de cogerle la muñeca antes de que alcance la perilla.

Sirius gira despacio, lo mira a los ojos. Remus no lo había visto tan vulnerable desde la navidad de sexto, cuando se quedó sin casa y cambió de familia, y Regulus dejó de saludarlo en los pasillos. Por algún motivo, eso lo tranquiliza. La mano le quema, envuelta en la muñeca pálida. Se acerca.

Le besa los labios y es lo mismo. La misma electricidad, el mismo calor, las mismas ganas. Sirius abre la boca y lo empuja contra el poste de la cama, lo consume. Remus se desarma. Le mete los dedos en el cabello y se desarma. Gime como un niño.

- Shh…- dice Sirius contra su boca.- De mí. Cógete de mí.

Y Remus se coge de Sirius con todas sus fuerzas.

*

Gryffindor aplasta a Hufflepuff a pesar de que McKinnon pierde la snitch (por milímetros) y Ron es probablemente el héroe de la noche.

Hay fiesta en la torre de Gryffindor, con cerveza de mantequilla y empanadas de la cocina. Beben y comen y ríen y cantan y Sirius mira a Remus todo el tiempo como si estuviera a punto de saltarle encima, como si la toda la energía del ambiente la estuviera irradiando él. Remus está seguro de que si lo tocara podría ver las chispas saltar de su piel.

Al final solo quedan ellos en la sala común (Hermione a punto de dormirse en el regazo de Ron, James acariciando el cabello de Lily junto a la chimenea, Sirius sentado en el piso con la cabeza apoyada en las piernas de Remus) y todos están distraídos cuando Peter habla.

- Lestrange me ha estado buscando,- dice.

Eso parece despertar a Hermione.

- ¿Lestrange?- pregunta James.- ¿Para qué?

- No estoy seguro… Creo que quiere reclutarme,- dice con la mirada fija en su vaso.

- ¿Cómo mortífago? ¿A ti?- Sirius suelta una risa que parece un ladrido.- Tu optimismo respecto a la situación política es reconfortante, Colagusano, pero no creo que Voldemort esté tan desesperado.

Peter se pone rojo. Hermione mira a Ron.

- ¿Y qué le dijiste?- pregunta Ron.

- No… no me ofreció nada concreto. No le dije nada.

Sirius rueda los ojos.

- Si Lestrange te está molestando,- dice James,- podemos hacerle “una visita”.

Sirius levanta la cabeza, interesado en la posibilidad de una broma contra Slytherin (Peter, por supuesto, es solo una excusa).

- No creo que eso arregle nada,- dice Hermione. Se acerca a Peter y le coge una mano.- Peter… ¿sabes que puedes confiar en nosotros, verdad? Si tienes dudas, si te presionan… puedes confiar en nosotros.

Peter se pone más rojo y asiente sin decir nada.

James observa la escena con los ojos entrecerrados (siempre intenta buscarle significados ocultos a las cosas que hace Hermione).

- Colagusano, ¿está todo bien?- pregunta.

- Sí,- dice Peter.- Sí. Yo… solo sentí que era importante que supieran lo que estaba pasando.

*

Them wild-eyed boys
The boys are back in town. Thin Lizzy, 1976.



- Necesitamos una moto,- dice Sirius contra su cuello.

- ¿Qué?

- Una moto. Necesitamos una moto.

- ¿Vamos a recorrer América?- pregunta Remus riendo. Se ríe de todo, últimamente. El mundo es brillante y caliente, y hay algo que se le escapa del cuerpo todo el tiempo. A veces como risa, a veces como esto que hacen a escondidas en los pasajes del castillo.

- No,-dice Sirius, subiendo hasta hablarle al oído.- Vamos a recorrerlo todo.- Le pasa una mano por el contorno del cuerpo, del hombro al muslo derecho, y Remus trata (sin éxito) de reírse del doble sentido, de controlar esas ganas, esa cosa nueva que le camina el cuerpo cada vez que Sirius lo toca. Es imposible (como ha sido siempre, resistirse a Sirius). Se frota contra su cuerpo, pierde la vergüenza. Deja que Sirius lo guíe hasta que terminan los dos jadeando, desgastados, en el pasaje oscuro.

- ¿Cómo pretendes… cruzar el océano?- pregunta entre jadeos, apoyado en la frente de Sirius.

- ¿Qué?- ahora es Sirius quien ríe, contento, dibujando círculos con un dedo en su cintura.

- Las motos no vuelan,- dice Remus sonriendo.

- Ya,- dice Sirius con una mirada extraña. Y lo besa de nuevo.

*

Vuelan como posesos. Una vuelta, dos vueltas, picada, giro. Sigue a Potter como su sombra. Cortan el viento como una navaja y de pronto Regulus lo adelanta, gira, empieza a marcar el paso. Una vuelta, dos vueltas, tres. Caen rendidos en la hierba fresca del campo de quidditch, las escobas abandonadas, respirando a bocanadas.

- Nada mal para un suplente,- dice Potter.

- Nada mal para un mestizo,- responde Regulus.

Potter ríe contra el aire helado del fin del invierno.

- ¿No te crees eso, verdad?- pregunta. Regulus lo mira confundido.- Lo de la sangre y los mestizos. En realidad no te lo crees.

Lo dice con voz cómplice. Como quien comparte un secreto. Regulus respira, deja que el corazón se le calme un poco. Claro que se lo cree. ¿Por qué no lo creería? ¿Sólo porque un mestizo vuela mejor que él? ¿Porque los sangresucia de Gryffindor están entre los mejores de la escuela?

- No lo digo por tu madre,- dice, en cambio. La madre de Potter es una sangresucia y Regulus sabe lo mal que se siente que alguien insulte a tu madre.

- Eso espero,- dice Potter.- Porque mi madre te vencería en duelo con los ojos cerrados.

Regulus se ríe.

- Mi madre vencería a la tuya. Te lo aseguro.- Su madre vencería al Señor Tenebroso si la coge de mal humor.

Potter le lanza una mirada extraña. Parece que va a decir algo pero cambia de opinión a última hora. Se estira en la hierba y mira al cielo.

- Eres un buen tipo,- dice.- No dejes de serlo.

Se quedan un rato mirando las nubes y a Regulus se le ocurren mil cosas que podría decir para romper el silencio. ¿Cómo está mi hermano? ¿Todavía nos odia? ¿Ha preguntado por mí alguna vez? Lo ha visto con Sirius y sus amigos, hablando en los pasillos como si no pasara nada. Regulus pasó cinco años tratando de acercarse, pero era imposible, siendo Sirius un gryffindor y él un slytherin. Era imposible hasta que llegó Harry Potter.

A veces se pregunta qué le va a decir a su padre cuando pregunte por qué un mestizo obtuvo su puesto en el equipo de quidditch. Si le dice la verdad, lo deshereda.

Recogen las escobas y vuelven a las mazmorras. Potter le cuenta cómo colarse en la cocina, le habla de pasajes secretos que están por todo el castillo. Regulus ha oído de algunos, pero no de todos.

- ¿Nunca has usado el pasaje del tapiz de Uric el Raro? ¡Te ahorras la mitad del camino a transfiguraciones! Ven aquí.

Efectivamente, hay un pasaje detrás del tapiz. Y en el pasaje está su hermano. Que parece estar comiéndose a Remus Lupin. Se separan de un salto y Sirius lo mira con ojos enormes, pero recompone su pose en un segundo. Regulus siente la rabia, el insulto, golpearle el pecho. Por lo menos ten la decencia de morirte de vergüenza…

- … hijo de…

- Cuidado con lo que dices,- dice Sirius, con burla y veneno en la voz.- Walburga tiene ojos en todas partes.

Las poses de Sirius dejaron de engañar a Regulus hace muchos años. Se está muriendo de miedo. De vergüenza, hijo de puta, tendrías que morirte de vergüenza.

- ¿Se puede saber qué crees que estás haciendo?

Habla entre dientes, tratando de controlar la rabia. Si no la controla, lo mata.

- Pensé que era bastante obvio. Pero si quieres te hago un dibujo.

Regulus coge la varita. Potter le agarra el brazo. “Tranquilo”, dice. Es obvio que no sabe qué más decir. Potter. Sirius tenía que hacer esto delante de Potter. Por supuesto.

Una idea terrible se le ocurre de pronto.

- ¿Tú sabías que esto estaba pasando?- le pregunta a Potter. Potter duda (duda), pero niega con la cabeza.

Lupin coge a Sirius del brazo, intenta sacarlo de allí. ¿Y quién maldita sea cree que es ese mestizo para llevarse a su hermano después de…?

- ¿Qué importa lo que sepa Harry?- pregunta Sirius como ladrando.- ¡¿Qué importa?! ¿Es todo lo que te preocupa? ¿Lo que piensen otros?

- ¡¿Y a ti?! ¡¿Te importa algo, Sirius?! ¿Crees que es divertido pasarte la vida haciendo el ridículo delante de todos?

- ¡Es mi puta vida!

- ¿Crees que con eso lo arreglas todo? ¿Qué tienes derecho a joder a todo el mundo porque “es tu puta vida”?

- ¿A quién, Reg? ¿A quién estoy jodiendo? ¿A quién tengo para joder?

Se miran un largo rato, tratando de volver a embotellar la rabia. Regulus no le tiene miedo a Sirius (ya no). Sirius era grande y brillante, y luego era insoportable, y luego era un problema, y luego…

- Y por último, ¿por qué te importa?- Hay más, detrás de la rabia. Sirius tiene esos ojos, esa misma mirada. La tenía también ese día.- ¿Ya no te acuerdas, Reg? Tú no tienes hermanos.

Regulus da media vuelta y sale del pasaje, corre hacia las mazmorras.

Porque si se queda lo mata.

*

La primavera no ha traído el fin de la guerra, pero ha traído algo igual de importante.

Ha traído a Luna.

Se sienta bajo el roble, rodeada de gente. Todos quieren saber si está bien (cree que sí), dónde estuvo (no lo recuerda), cómo la dejaron libre (no sabe). Ginny la mira como si no lo creyera. Parece que no parpadeara de miedo a despertarse.

- Ha pasado algo curioso,- dice Luna.

- ¿Qué?- pregunta alguien.

- Han aparecido mis espectraespéculos. No los veía desde setiembre.

Un par de chicas de Ravenclaw se ponen rojas y desvían la mirada.

Una sombra oscurece la tarde y las voces se apagan inmediatamente.

- ¿Qué están haciendo aquí afuera?- pregunta Snape con voz agria.- Si les falta trabajo eso puede arreglarse.

El grupo se dispersa. Ginny ayuda a Luna a ponerse de pie.

- No tengo que preguntar a quién debemos este caos,- dice mirando a Ginny.- Veinte puntos menos para Gryffindor por promover el desorden.

Parece que algunos van a protestar, pero nadie lo hace. Ginny sostiene la mirada de Snape con ojos humedecidos.

*

La primavera trae muchas cosas, entre ellas las vacaciones de pascua. Harry no se olvida de lo que va a suceder en pascua.

- No vayas.

- ¿Qué?

- Dijiste que detestabas pasar las vacaciones con tu padre. No vayas. Quédate conmigo en Hogwarts.- Quédate conmigo.

Severus lo mira con esos ojos negros que siempre ven más allá.

- Me están esperando,- dice. Como si Harry no lo supiera.

- ¿Tu padre?- Severus no responde. No importa. Harry sabe quién lo está esperando.- Te vas a arrepentir,- dice. No consigue dejar fuera de su tono el rastro de rabia.

- ¿Qué?- pregunta Snape, la indignación clara en su voz.

- Dije que si vas te vas a arrepentir.- Harry nunca ha sido capaz de resistirse a las provocaciones de Snape.

- ¿Me estás amenazando?

- ¿Te estoy…?- Harry ríe, cansado.- No. No, de hecho es todo lo contrario.

Severus tiene los labios torcidos en un gesto de disgusto que traza una clara línea entre el presente y el futuro. Entre Severus y Snape. El gesto atrae los ojos de Harry hacia los labios pálidos.

- Leí la nota de Malfoy,- confiesa.- No fue a propósito, se cayó de un libro y la vi,- aclara (Severus detesta que invadan su privacidad).

Se quedan en silencio, uno frente al otro, durante demasiado tiempo.

- Ya hemos hablado de esto,-dice Severus finalmente.- No pienso discutir mis decisiones contigo.

Harry respira hondo y saca el libro de su mochila. Lo pone en las manos de Severus. Cinco chimeneas: La Historia de Auschwitz.

- ¿Te animarías a conocer el otro lado de la historia, al menos?- Prewett dice que solo conocer la historia los puede salvar de repetirla. Todo lo que Harry quiere es evitar que se repita.

Severus lo mira con gesto cansado.

- Ya te he dicho lo que pienso de la historia muggle.

- Solo…- Harry pone sus manos sobre las de Severus y guía los dedos pálidos hasta que se cierran sobre el libro. Quisiera darle más que historia ajena. Quisiera contárselo todo, darle su propia historia. Pero Severus no fue un aliado desde el principio, primero fue un mortífago. Un mortífago que apenas empieza a practicar la oclumancia. Y por mucho que deteste pensarlo, no es seguro poner tanta información al alcance de Voldemort.

Severus observa sus manos entrelazadas sobre el libro un momento. Luego, en un gesto brusco, se separa de Harry y tira el libro entre sus cosas.

- No te preocupes,- dice con voz cortante.- Sé perfectamente lo que estoy haciendo.

Harry niega con la cabeza. Se acerca.

- No tienes idea de lo que estás haciendo.

No es una agresión, pero algo tenso crece en el ambiente. Se sostienen la mirada a centímetros de distancia, los ojos negros siempre intensos, siempre buscando. A Harry se le ocurre que está pasando algo importante, algo grande, pero no entiende qué es hasta que Severus se moja los labios. Y entonces, no sabe por qué ni cómo, cruza esos centímetros y pone sus labios sobre los de Severus Snape.

Dura apenas un segundo. En el segundo siguiente, 500 preguntas pelean por un espacio en la mente de Harry (algunas son nuevas, es posible que otras hayan estado allí siempre). Da media vuelta y sale de la habitación, sale de las mazmorras, sale del castillo, camina hasta el lago, pánico y confusión en su pecho, el recuerdo de labios fríos y delgados sobre sus labios.

*

- ¡Hey, Harry!

Ron le pasa una mano frente a los ojos.

- Perdón, ¿qué?

- La verdad. ¿Lo contamos todo? ¿Dejamos cosas fuera? ¿Te sientes bien?- pregunta preocupado.

- No es nada,- dice Harry, sacudiendo la cabeza.- ¿Contarle la verdad a todos?- pregunta, todavía distraído.

- No a todos. Solo a James, Lily, Sirius y Remus.- Harry asiente. Tiene sentido.- Hermione no quiere que les contemos sobre Colagusano,- dice Ron. Es muy claro en su tono que no está de acuerdo.

Hermione suspira cansada. Es obvio que ya han tenido esta discusión en privado y Harry no puede evitar sentirse (otra vez) como si lo estuvieran haciendo a un lado. Ni siquiera puede culpar a la distancia inevitable de estar en casas distintas, porque no es una sensación que haya surgido este año. Tiene que ver con eso que pasa entre ellos, supone Harry. Eso que siempre estuvo pasando. La reflexión lo lleva a pensar en cosas en las que no puede pensar en este momento y hace el esfuerzo de concentrarse en la voz de Hermione.

- Peter no ha hecho nada todavía,- dice nerviosa.- Podríamos meterlo en muchos problemas por algo que no sabemos si va a volver a hacer. Harry… yo sé que es difícil entenderlo, pero…

- No. Tienes razón. Deberíamos dejar eso fuera.

Ron lo mira con grandes ojos incrédulos.

- ¡¿Qué?! ¿Te volviste loco? ¿Vas a dejar que vuelvan a confiar en un espía?

- Podríamos decirles que hubo un espía,- dice Hermione.- Y que sabemos que no es ninguno de los cuatro. Así sabrían en quién confiar y no delatamos a nadie.

- No es mala idea,- dice Harry.

Ron respira hondo y deja salir el aire pesadamente. Sacude la cabeza en un típico gesto de “están todos locos”. Ron no lo entiende. No se pasa el día metido entre futuros mortífagos, dividido entre las ganas de que Azkaban les saque de la cabeza todas las estupideces que les dijeron sus padres y las ganas de salvarlos. No se pasa el día pensando en Regulus (un chico demasiado brillante para que su limitada visión del mundo sea sostenible), que no tiene un hermano que lo guíe porque le han repetido toda su vida que lo diferente es inaceptable. No se pasa el día preguntándose si Zabini habrá sido lo bastante listo para salvarse o es que simplemente nunca oyó de él. No se pasa el día con Severus Snape. Y ése era el tema en el que estaba intentando no pensar.

- ¿Qué les vamos a decir, entonces?- pregunta Ron, claudicando.

Y Hermione despliega la historia que (por supuesto) tiene preparada. Una historia que lo dice todo sin decir gran parte y navega alrededor de los vacíos de modo que no se noten. Harry se pregunta cómo es que el sombrero nunca vio las cualidades slytherin de Hermione.

*

- ¿Entonces?- pregunta James.

- ¿Entonces qué?

- Black… es viernes por la noche y estoy congelándome en la torre de astronomía con una botella de whisky demasiado barato hasta para mí, cuando podría estar besando a Lily Evans. Si crees que acepté venir por el alcohol, no eres tan listo como pensábamos. Empieza a hablar.

Se conocen demasiado. ¿Para qué suben solos allí, si no es para hablar de cosas que no quieren que nadie escuche? Sirius saca un cigarrillo de la cajetilla, se lo pone en la boca y aspira. Exhala lentamente una sirena de humo.

Exhibicionista.

- Me peleé con Regulus,- dice.

- ¿Con Regulus? ¿Cómo? Pensé que no se hablaban.

Sirius aspira de nuevo. Exhala un barco que persigue a la sirena. James espera un buen rato a que responda, pero se queda en silencio, aspirando y exhalando ilusiones cada vez más complejas. No es normal que tarde tanto en hablar, incluso cuando se trata de la familia Black. A menos que…

- ¿Esto tiene que ver con Lunático?- pregunta. Y Sirius se atora. Dentro de todo, James tiene que reconocer que es hilarante.

- ¿Qué?- Tose.

- Ya sabes, Lunático. Tu novio,- dice como cantando, como si no pasara nada. Se siente muy orgulloso de que suene tan poco ensayado.

- No es mi… Es… diferente... Yo… ¿cómo carajo lo sabes?

- No puedes ocultarme nada, Canuto,- dice James con gesto desenfadado, cruzando los brazos detrás de su cabeza. Sirius alza una ceja.- Lily los vio en el tren,- confiesa.- Tranquilo, ella tampoco tiene ningún problema.

- Pues punto para Evans,- dice Sirius, y vuelve a apoyarse en la pared de piedra. Es como si una muralla invisible se hubiera derrumbado de pronto entre ellos. James no recuerda por qué tenía tanto miedo de hablar de esto.

- Creo que Granger se da cuenta. Pero tampoco parece que le moleste.

Sirius apaga el cigarrillo en las lajas del suelo.

- Esa chica da miedo,- dice. James concuerda.- Puede que sea más normal en América. Tu primo me dijo algo en San Valentín…

- ¿Estuviste ligando con Harry en San Valentín?

- ¡¿Qué?! ¡No!

James lo mira con suspicacia. Sirius no es particularmente conocido por su capacidad para mantener los pantalones arriba.

- Canuto… ¿eres consciente de que Lunático no es una de tus chicas de fin de semana, verdad? Estamos hablando de uno de nuestros mejores amigos.

- ¿Qué pasa? ¿Te vas a batir conmigo por el honor de Lunático?

James lo piensa un momento.

- ¿Me vas a dar razones para hacerlo?

Sirius ríe en la noche escocesa.

- Cornamenta…- dice, como si no pudiera creerlo,- aunque me haya pasado siete años diciendo lo contrario, Lunático no es una chica. Confía en mi palabra, soy testigo presencial.- James hace un gesto de “demasiada información”.- Lunático puede cuidarse perfectamente solo.

Sí, por supuesto. Claro que puede…

- Pero no tiene por qué hacerlo,- dice James. Y solo entonces Sirius parece entender. Sonríe, desordenándole el cabello con una mano.

- No te preocupes, Potter. Prometo portarme bien con tu hermana.

Hablando de lo cual…

- ¿Qué pasó con Regulus?- pregunta James.

***

Parte 10 
 

big bang, imagine a man

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