Well, I've afraid of changing

Mar 10, 2011 01:08


Glee es una de esas series que empecé a ver con mucho entusiasmo, y seguí viendo por costumbre. Que me gusta, pero llevaba mucho sin colarse bajo mi piel. Que me dio fiestas fandómicas maravillosas y de pronto empezó a poner canciones que todos bailaban menos yo (que me quedé en una esquina sintiéndome un poco rara).

Confieso algo que a muchas les parecerá terrible: no me gustan los Warbles (ni Justin Bieber, todo sea dicho; no me quejo de las canciones, porque en la variedad está el gusto... pero un poco más de variedad se agradecería). No me gustan los Warbles, y en el fondo sigo esperando el capítulo de Halloween en el que se descubre que todos son robots cuando se activa su programación secundaria y empiezan a atacar a la gente (¡en plenas Regionales!). Los últimos 3 capítulos por fin me han pintado a Blaine como un ser humano con conflictos e inseguridades, y ahora me cae bien. Muy bien, de hecho. Mejor todavía desde que no le gusta Kurt, que es algo que le da muchísima mayor relevancia como personaje, en mi opinón. Debo confesar que, antes de que besara a Rachel y se lo cuestionara todo como persona que es, me era imposible entender como alguien podía shippear a Kurt, una persona tan rica, tan compleja, tan conflictuada... con un muñeco de torta animado. Lo siento, chicas. Sé que son la sensación del momento, pero a mí los trajecitos y los peinaditos y la uniformidad me están poniendo los pelos de punta. (¿Cuándo vuelves a casa con nosotros los demás outsiders, Kurt?)

Habiendo dicho esto, confieso lo inconfesable: Yo shippeo Kurt/Karofsky. Me es inevitable. El contraste entre la seguridad Stepfordiana de Blaine-antes-de-cuestionarse y el conflicto interno de Karofsky, matón escolar aterrorizado de sí mismo que se siente atraido por "la princesita" del cole, que no se lo admite ni a sí mismo pero se muere de envidia del valor de Kurt, me puede. Es demasiado. Demasiado conflicto, demasiada UST. Hay quien dirá que me gusta el golpe. Pero lo que me gusta, en realidad, es la idea de que el amor vence todos los obstáculos (empezando por los que nos ponemos nosotros mismos). Lo que me gusta es la esperanza, el cuestionamiento (para David, de su sexualidad; para Kurt, de perdonar lo imperdonable), las segundas oportunidades. Como todos los pecadores, creo en la redención. En la mía, en la tuya, y en la de David Karofsky.

Pero ése no es el punto de esta noche. El punto de esta noche es que poco a poco, en los útlimos capítulos, Glee ha ido recuperando ese cachito de mi corazón que demasiada coreografía y poca trama le habían hecho perder.

Amo el crecimiento de Quinn a lo largo de toda la serie, y aunque su vida romántica nunca me ha interesado mucho, me gusta que haya vuelto a joder las cosas, a cuestionarse, a equivocarse... que sea tan humana.

También me gusta la historia de Puck. Jamás se me hubiera ocurrido shippearlo con Lauren, pero debo reconocer que no solo me hace gracia, sino que me gusta. Puck, que era el más superficial de todos, es capaz de ver en Lauren eso que ni ella misma ve.

Y coincido con el fandom en que Artie y Brittany son la pareja más cute del mundo...

Pero...

Pero mi OTP de la vida, desde el primer comentario que se les escapó por teléfono en la primera mitad de la primera temporada, siempre y por siempre, con la fuerza de mil soles, más allá de cualquier otra cosa que la serie pueda lanzarme... mi OPT de la vida...

Y no puedo creerlo. No puedo creerlo. Que todas las palabras que alguna vez quise poner en sus labios (y no encontré el tiempo, no encontré sus voces), todas las escenas que imaginé (una junto a la otra en los vestidores, Santana diciendo con las manos eso que no sabe decir con palabras), no hayan sido nada en comparación a esas lágrimas, a esa rabia, a ese miedo terrible de la más temeraria, a ese valor que saca "por ti, solo por ti " y ese " a él también lo quiero... pero si terminamos...", a la inocencia suprema de querer sin preferencias...

Show... ¿qué me has hecho?

Después de tanto tiempo... 

Después de tanto tiempo...

Algún día hablaré de cómo Glee es el primer show de adolescentes que habla de relaciones románticas entre parejas homosexuales como quien cuenta una historia de amor y no una historia de homosexualidad, de cómo han construido personajes que se cuestionan su sexualidad sin que ese cuestionamiento se convierta en toda su personalidad, y de Burt Hummel como el modelo de padre más genial de la historia de la televisión.

Pero no sera hoy. Hoy solo quiero que alguien vaya a buscar una chica linda para Artie (y un par de buenas canciones de rock clásico) y que me den MÁS.

glee

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