Orgullo nacional

Apr 07, 2009 20:27


Debo decir que, aunque lo amo, son pocas las ocasiones en que me siento orgullosa de mi país. Sí, claro... la calidez, la familia, el trabajo duro, mis amigos, la diversidad, los miles de años de historia... pero también...

Pero también está el otro lado. Ése que nos decepciona. Ese que mata, corrompe, discrimina. Ese que trata al 'otro' (cholo, pobre, mujer, niño...) como 'inferior'. Ese que nunca se calla. La corrupción. La injusticia. El poco respeto por la vida ajena. La prepotencia. Somos un país podrido por dentro, desde los megalómanos que dan las órdenes hasta los ignorantes que los apoyan. (A veces, incluso, porque les dan la razón. A veces solo porque no les importa. No sé qué sea peor.)

Hoy sucedió algo que muchos esperábamos, pero pocos "esperaban" realmente.

Hoy, por primera vez en el mundo, un ex presidente fue condenado por un tribunal imparcial en su propio país.

Y sucedió aquí, en el Perú.

Le dieron la pena máxima, 25 años. Y lo que es mucho, muchísimo mejor, se la dieron en un proceso público (televisado en directo hasta la última declaración), limpio, bien llevado. 247 fundamentos leidos en sala para declararlo culpable de todos los cargos. Nombres, hechos, documentos.

25 años por crímenes de lesa humanidad (lo que significa que no hay posibilidad de indulto). Y aunque estoy de acuerdo con la sentencia, lo que sucede hoy en el Perú va mucho más allá de ello. No es la sentencia, en realidad. Es la esperanza. La esperanza de que ese otro lado deje de decepcionarnos. De que haya luz al final del camino, integridad, justicia, reconocimiento de los errores cometidos, cambio.

Nunca he creido en el sistema ni en la justicia formal. Hoy, por primera vez, creo que podrían llegar a funcionar. Hoy me siento orgullosa de mi país. De como crece, de como avanza. No en los indicadores macroeconómicos, sino en las calles en las que la gente dice "es bueno que haya justicia" y "es terrible cómo han matado a esa gente". En los corazones de los familiares que han esperado tantos años por justicia y empiezan a sentir que pueden alcanzarla. En los pasillos del Poder Judicial, hoy menos corrupto y más valiente que ayer.

Todavía viene la apelación. El tribunal no ha aceptado que se transmita el juicio, y eso no me gusta. Dicen que podrían reducirle la pena y quitarle lo de 'lesa humanidad', para que el gobierno lo indulte. Podría ser. Pero quiero darle el beneficio de la duda al sistema. A este sistema que nunca me dio motivos para creer en él. Hasta hoy.

La hija de Fujimori se está presentando a las elecciones, y tiene seguidores. Todavía hay gente en las calles diciendo que las organizaciones de derechos humanos son "defensores de terroristas" y que "está bien que hayan matado a todos esos terrucos". Todavía hay quien dice que "no importa qué hizo, porque acabó con el terrorismo". Todavía hay quien no entiende que es necesario que exista una diferencia entre los criminales y el Estado. Que no está bien que la gente elegida para defendernos sea la que mate, torture, viole. Que es terrible cuando mueren inocentes, pero cuando alguien se mete a tu casa, te saca a rastras, te golpea, te mete una bala en la cabeza, te corta en pedazos, te quema... realmente no importa si eres culpable.

La corrupción. La injusticia. El poco respeto por la vida ajena. La prepotencia.

El otro lado nunca se calla.

Pero hoy quiero creer que puede hacerlo. Que podemos hablar más fuerte. O dejarlo sin palabras.

Hoy hay esperanza.

de las cosas serias

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