Porque Maiden siempre trae consecuencias

Apr 06, 2009 04:26


Maiden estuvo en Lima hace una semana y pico, y yo recién paso por aquí (lo sé, soy un desastre).

El concierto fue alucinante. Más que alucinante. No sólo porque... MAIDEN EN VIVO, sino sobretodo porque Maiden en vivo EN LIMA. Había gente en ese estadio que llevaba 20 años esperando este concierto.

Y se notaba.

Lo que más me gustó (sí, más que Eddie... tal vez solo un poquitito más que el fondo de barco fantasma de 'Children of the damned' y la chaqueta roja de Dickinson en 'The trooper') fueron los padres con sus hijos. Cantidades navegables. Con hijos de todas la edades, hasta uno peque que había cerca mío, trepado a los hombros del padre, los dos con polos Maiden y coreando xDD. La zona central de la tribuna quedó medio vacía, y los hinchas la tomaron para saltar y bailar xDDD. Lo juro, la energía de ese estadio (alucinado por la ocurrencia de lo inconcebible) podía sentirse en todas partes.

xDDDD!!!!!

So, obviamente, llegué a casa y me senté a escribir (bueno, no... llegué a casa y me tomé una cerveza con Fer y Sammy, luego me dio una migraña horrible de la cual culpo a la luna, luego dormí... y luego me senté a escribir). Y aquí lo traigo, tarde pero seguro xD.

Por supuesto (y supongo que no hace falta decirlo) va de Winchesters (¿se puede escribir sobre algo más después de ver a Maiden en concierto?). Son 3 drabbles pequeños, pero la idea es escribir más, como una especie de tabla de grupos de rock (se aceptan sugrencias, btw).

Sin spoilers, porque así salieron. (Also... vale la pena oír las canciones, así que las pego.)

 
Fear of the Dark



Tenía 9 años cuando descubrió su primera pasión. Antes de enfrentar su primera cacería y bastante después de aprender a manejar su primer rifle.

Fue en una de esas escuelas por las que pasaban a veces. Por esa época, Dean le tenía miedo a muchas cosas. No lo mostraba, claro, porque tampoco era cuestión de asustar a Sammy (que se asustaba con demasiada facilidad, en opinión de Dean). Pero lo tenía. Miedo a las habitaciones de hotel con ventanas abiertas. A las carreteras solitarias. Al fuego. A los monstruos del armario. A la oscuridad. Es algo que pasa cuando llamas a tu padre a medianoche porque creíste ver algo y él monta guardia junto a tu cama con una escopeta.

Los niños se burlan de los cobardes. Niños estúpidos, piensa Dean. Si tuvieran idea de lo que esconde la oscuridad, no se burlarían tanto. No se burlarían nada. Llorarían y se harían encima.

Nadie se burla de Dean Winchester. Porque cuando hay que avanzar, avanza. Y cuando hay que entrar, entra. Y cuando hay que golpear, golpea. El miedo está siempre allí, pero siempre adentro. Los soldados viven con el miedo, pero no lo demuestran.

I am a man who walks alone…

Cuando tenía 9 años, a veces lo demostraba. A veces los niños estúpidos se burlaban de él. Y a veces él mismo se preguntaba si tener miedo lo hacía un mal soldado. (Los malos soldados ponen en peligro a la tropa. No podía darse el lujo de ser un mal soldado.)

When the light begins to change, I sometimes feel a little strange…

Entonces, lo descubrió por primera vez. Las guitarras que energizan el aire. La batería que retumba bajo la piel. El poder subiendo desde los pies. El rock en la sangre.

La primera vez, fue Iron Maiden. Grandes, duros, intensos…

A little anxious when it’s dark…

… con miedo a la oscuridad.

Fear of the dark, fear of the dark…
I have a constant fear that something’s always near…

A pesar de los años, sigue siendo una de sus favoritas. La canción que oyó esa tarde en el patio de una escuela olvidada, en uno de muchos pueblos. La guitarra y la voz grave, y la historia de un hombre que camina solo, pero sospecha que no lo está.

Sube el volumen y enciende los faros. Ojos en la carretera solitaria, fuego en la sangre, rumbo a la siguiente habitación de hotel en que sellará las ventanas con sal.

Fear of the dark, fear of the dark…
I have a phobia that someone’s always there…

The Children of the Damned



Cuando eran chicos, se pasaban el día viajando. De cuarto en cuarto, de pueblo en pueblo, de caso en caso. Sam sospecha que la razón por la que Dean ama el Impala de esa manera absurda es que, subconscientemente, es el único espacio que asocia a la palabra “casa”. A él le pasa algo parecido, supone. Parecido, pero distinto. El peso en el estómago que sintió esa noche, al ver el auto negro frente a la puerta del edificio (casa, se repite, y sigue intentando referirse al edificio), no se parece a la devoción con que Dean encera a su “nena” entre caso y caso.

Cuando eran chicos, se pasaban el día viajando. Pero en sus breves encuentros con el mundo normal, Sam fue descubriendo otras formas de vivir. Niños que no crecían en el asiento trasero de un Impala del 67. Que no se quedaban en un sitio diferente cada semana. Que no jugaban a probar todas las camas vibradoras, y todas las maquinitas, y todos los desayunos de todos los locales de carretera. Es cierto que su padre desaparecía por días, y eso no le gustaba. Pero Dean estaba siempre con él, y entonces no importaba tanto. A veces envidiaba la vida de otros niños. Pero a veces, otros niños envidiaban la suya. Había momentos mágicos en su pequeña familia rota, cuando caía la tarde y el próximo pueblo estaba cerca, y Dean ponía la radio y cabeceaba, y Sam intentaba seguirle los coros, y John se reía de lo mal que le salían.

Eso fue antes, claro. Antes de descubrir adónde iba John cuando desaparecía. Antes de percibir el vacío en los ojos de Dean. Antes de que los coros de las canciones empezaran a cobrar sentido (y Sam decidiera que el rock duro no era lo suyo). Antes de sospechar que más que cazar, huían.

He’s walking like a small child… but watch his eyes burn you away…

Cae la tarde y el próximo pueblo está cerca. Dean pone la radio y cabecea. Sam conoce la canción. La recuerda de cuando eran pequeños y Dean se sentaba en el asiento del copiloto, enseñándole a corear palabras que no entendía.

Dean sube el volumen. Sam no canta.

Children of the damned…
Children of the damned…
Children of the damned…
Children of the damned…

Flight of Icarus



As the sun breaks above the ground, an old man stands on the hill…

De todas las canciones de Maiden, es la única que le gusta (por supuesto, si Dean pregunta, negará conocerla). Buen innuendo, coro que llama a cantar, letra inspirada en una leyenda épica… tiene un solo defecto, hasta donde Sam puede ver. Y es que Dean la canta.

Cada vez que suena, Dean la canta.

Fly, on your way, like an eagle…

Y cada vez que Dean la canta, Sam puede oír a la maldita analogía reírse en su cara.

Fly as high as the sun…

Le hubiera gustado que Dean se rebele. Hace mucho, mucho tiempo, cuando todavía no soñaba con rebelarse él mismo.

Le hubiera gustado que toda esa energía, toda esa rabia, toda esa intensidad, un día explotaran y volaran el maldito hotel de turno y el maldito Impala, y las malditas armas, y a todos los malditos demonios del infierno.

Pero la energía explosiva de Dean, las chicas, las peleas, la música y el alcohol, son precisamente su manera de no rebelarse. De liberar frustraciones sin pensar en ellas. De transgredir sin desobedecer.

Dean es un soldado desde que Sam puede recordarlo.

As he spreads his wings and shouts to the crowd… “Sí, señor.” “Entendido, señor.” Sin preguntas, sin titubeos. Tal vez porque en su línea de trabajo titubear lleva al desastre. O tal vez solo porque así es Dean. Porque nunca supo ser de otra manera. In the name of God my father I fly… O tal vez supo, pero fue hace tanto tiempo que Sam no lo recuerda.

His eyes seem so glaze as he flies on the wings of a dream… Ícaro vuela con alas de cera, y ellos siguen recorriendo esta maldita carretera. Sin preguntas. Sin respuestas. Now he knows his father betrayed… Y a veces, lo que Sam más detesta de la obediencia de Dean, no es que cante tan tranquilo sin entender la letra, no es que no conozca el final del mito…

Now his wings burn to ashes, to ashes his grave…

… es la sospecha de que lo entiende, y acepta su destino con los brazos abiertos. (“Señor, sí señor.” “Entendido, señor.”)

sold my soul for rock'n roll, winchester love

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