Siempre he tenido relaciones complejas. Amor-odio con matices psiquiátricos. Dependencias al punto del absurdo... Hoy he estado pensando, honestamente, que la relación más tortuosa de todas la tengo con la ciudad. Todas las cosas terribles (que odio de ella) son las que permiten las cosas maravillosas (que amo profundamente). Todas las cosas
(
Read more... )
o quizas como todos con Santiago.
porque si le preguntas a cualquiera todos te diran (o la mayoria) que es estresante y terrible, se vive apurado, jamas hay tiempo para nada y las distancias se miden en tiempo (40 minutos puede ser lo necesario para atravesar la ciudad en la linea 1 del metro, o para caminar hasta el centro comercial sin cortar por el parque) todo se mide en tiempo.
Sin embargo, cuando los Santiaguinos dejan Santiago, luego del tiempo necesario para bajar las revoluciones, se aburren de la vida monotona.
Y vuelven arrepentidos a la Madre-Santiago.
Que es un poco madre-desnaturalizada, echando a sus hijos y abrazando cada día nuevos retoños.
Aún asi, Amo a Santiago, con su mala locomocion colectiva y sus paredes pintadas.
Es como una persona que sin danrte cuenta empiezas a querer, es adictiva como la peor de las drogas y necesaria como el cafe en la mañana.
A veces yo tambien me ciento como una ciudad, de estas que se aprenden a querer de a poco y de las que nunca se sabe si ese cariño es mutuo.
Reply
Leave a comment