Luego del casi exterminio del ser humano por una extraña enfermedad y la rebelión de androides, los hombres decidieron invertir todo el conocimiento, dinero y medios que tenían en hacer subsistir su especie. Los científicos más brillantes de la época y sobrevivientes fueron los únicos que pudieron crear semejante cura, haciendo que el hombre fuese impenetrable a cualquier virus, y pasado el tiempo, asustados de morir, lograron hacer que el organismo de hombres y mujeres fuese similar al de las mismas maquinas que ellos mismos habían creado. Pronto las funciones naturales del cuerpo fueron sustituidas por mecanismo artificiales, reduciendo el desgaste del cuerpo, luego con los avances casi milagrosos de la medicina, el cuerpo de los seres humanos dejo de envejecer y la humanidad dejo de reproducirse.
Las personas ya no tenían un organismo natural y regulado por sí mismos, sino que todo estaba debidamente controlado para mantenerse con vida, desde la alimentación, la actividad cerebral, la actividad sexual.
Sin embargo, pronto, ante tantos tratamientos que el hombre había hecho en sí mismo, las consecuencias llegaron en casi nada de tiempo, y así entonces los seres humanos habían dejado de controlar su cuerpo, su organismo, habían dejado de ser prácticamente seres vivos, para convertirse en organismo controlados y medicados para vivir. Su temperatura era regulada por un sol artificial, lo que comían se reducía básicamente a medicamentos y sustitutos de vitaminas y minerales, proteínas y glucosa. No existían tasas de mortalidad y natalidad, porque nadie moría y nadie nacía, ya ninguna mujer podía quedar embarazada, porque ya no existía el contacto entre hombres y mujeres; porque el hombre, el ser humano, había dejado de sentir, cualquier cosa, cualquier sensación, así mismo el hombre y la mujer habían dejado de ser fértiles.
El precio de la casi inmortalidad había sido muy alto, pero todos vivían en totales lujos y comodidades, y eso parecía bastarle a todos.
La población se había reducido a solo cerca de 5 mil personas en todo el mundo, se sabía, que solo en Europa, se había concentrado la mayor cantidad de sobrevivientes, y entonces fue allí donde se formaron cuatro grandes ciudades distribuidas en los cuatro puntos cardinales. Cada cuidad había sido construida como una verdadera fortaleza para protegerse de los androides y la muerte que había rodeado la naturaleza allá fuera. No quedaba vida en ningún lado. Nunca nadie había salido y visto aquello, pero los súper soldados, hombres aún más trabajados y medicados, casi como máquinas que seguían órdenes y que se encargaban de aniquilar androides, afirmaban aquello; el escenario más brutal y triste que se podía imaginar.
Cuando todo esto paso, ChangMin, estudiante brillante de medicina, apenas había cumplido veinte años, y su padre, reconocido científico de lo que alguna vez fuese la ONU, había ayudado a encontrar la inmunidad del hombre para dar paso a su inmortalidad. ChangMin solo había alcanzado la edad de veintiséis años, antes de que dejara de envejecer, y su padre había muerto antes de saber que lo lograría, que harían al hombre inmortal.
Las cuatro ciudades eran actualmente gobernadas un por un consejo de científicos, militares y políticos. Dentro del rubro de los científicos, como descendiente del gran Dr. Shim, ChangMin ocupaba el puesto más importante, siendo él de los más viejos, y por tanto teniendo su opinión un sumo peso en las decisiones colegiadas de consejo. ChangMin habitaba en la cuidad del Sur.
ChangMin odiaba su vida, luego de conocer lo que era vivir esos veinte años de vida pasada y real que tuvo alguna vez como un ser humano, como un ser natural, antes de convertirse en lo que ahora era.