Jan 19, 2005 10:57
La creatividad ha vuelto a mi vida. Tras más de tres meses sin escribir un mísero relatito, ayer escribí dos -lo que hace el aburrimiento-. El primero, este, inspirado por la canción "Sleep on needles" de Sondre Lerche. Esa imagen...
Todas las noches repetía el mismo ritual. Se desnudaba despacio y respiraba hondo antes de meterse en la cama. Cerraba los ojos para no ver lo que había bajo la sábana. Y así, a tientas, se iba tumbando mientras su rostro se llenaba de arrugas y muecas. Y poco a poco iba dejando de sentir el dolor y se concentraba en los cientos de agujeritos que lo harían respirar mejor al día siguiente. Tras el pinchazo inicial -el peor momento- todo era suave y su cuerpo iba descendiendo mientras las agujas alcanzaban partes más profundas de su cuerpo. Y con la paz que deja el dolor cuando se va y el lento descenso se dormía siempre.
Las mañanas tampoco eran fáciles. Al estar ya completamente encajado en su cama de agujas, levantarse requería sobre todo decisión. Un movimiento rápido para incorporar el tronco, sin vacilaciones que pudiesen llenar su espalda de arañazos. Y de un salto salir de la cama. Notaba la sangre que empezaba a brotar de sus poros ensanchados, y en la ducha escocían y se hinchaban y se ponían rojos. Pero a partir de ahí todo iba mejor, cuando empezaba a notar que el aire circulaba sin dificultad a través de sus heridas. Y aquella transpiración era lo que hacía que valiese la pena dormir sobre agujas.
(Como cada vez que escribo un relato de estos, necesito uno tierno para compensar. En breve)