Jan 24, 2005 11:05
Hoy toca el tierno. Pero antes dos datos. Ya ha nevado de verdad, llevamos dos días blancos. Hoy tenía mi último examen pero la profe no apareció.
Y viva Tim Burton.
Era pálido y de grandes ojeras. Su pelo parecía siempre sucio y descuidado, aunque él cada día le dedicaba media hora de atención exclusiva. Su mundo era como él. Vivía en una buhardilla polvorienta en la que se amontonaban libros viejos y los dibujos que hacía cuando estaba triste. Por la ventana veía árboles sin hojas que a veces proyectaban extrañas formas en la pared. Pero no le daban miedo porque las ramas parecían querer abrazarle.
No salía mucho de casa. No le gustaba que el resto de la gente viese el mundo lleno de colores y que no entendiesen la belleza de la escala de grises. Por eso se quedaba en su habitación tumbado en el suelo mirando viejas fotografías de actores y actrices de los años veinte e imaginando cómo era el mundo antes de la aparición del color. Mucho más poético, desde luego, y sin el mareo que le provocaba el arco iris.
A veces abría la puerta y se quedaba contemplando las escaleras empinadas que bajaban al mundo. Pero la luz y los destellos de color lo asustaban y volvía rápidamente a su universo tétrico y seguro.