Vuelvo después de mucho tiempo, quizás demasiado. Oh, venga, tenía que haber aprovechado para salvar el mundo desde aquí, pero mi egoísmo y demás perversiones me lo impidieron. Y, ¿ahora qué? Ahora el malvado
myspace se expande y conquista cada rincón de nuestras vidas sin que nadie parezca darse cuenta. Y no es justo que un sitio tan mal diseñado tenga tanto éxito. Y no es justo que me miren raro cada vez que hago manifiesto mi odio. Y no es justo que a nadie le importe que myspace sea cosa de
Rupert Murdoch. Como si no le perteneciésemos lo suficiente antes.
A veces tengo destellos de felicidad. Como la primera vez que entré en el
myspace de
Jens Lekman y le oí decir que él también lo odia, que le pone nervioso el diseño. (Yo a los músicos les perdono que tengan uno, para ellos sí me parece útil). Y el pequeño hacker ha hecho no sé qué y ahora pinches en donde pinches en su myspace te llevará a su propia web. ¡Te quiero, Jens!
Y en octubre
myspace tuvo el honor de ser elegida la web peor diseñada. Hala.