Evil Woman llegó quince minutos tarde a la consulta. No estaba segura de querer verle la cara y gastarse esos 60 soles que bien los podría aprovechar en ese libro de Dalí que tanto quería. Pese a todo, siempre llegaba. Casi siempre con unas gotas que terminaban de aparecer en el preciso momento en que D. se ponía en su delante". Aparecía a las 8:15
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