Mitades Imperfectas de un Perfecto Trío - Capítulo 5

Mar 26, 2013 23:54

Título: Mitades Imperfectas de un Perfecto Trío | Masterlist
Autor: mirita23

Capítulo 5
Personaje/parejas: Kurt Hummel, Blaine Anderson, Rachel Berry. Klaine.
Rating: PG-13.
Género: Drama, romance, angst.
Advertencias: Ninguna.
Palabras: 3,752
Disclaimer: Glee es de RIB y la FOX y bueno eso que ya sabemos. Yo sólo escribo a cambio de galletitas XD
Notas:El fic está contado por momentos sueltos. Los capítulos no necesariamente siguen el orden cronoógico de la historia



Celos

Rachel conoce a Brody en los vestuarios de NYADA. Se hacen amigos de a pocos, Brody es amable y de las pocas personas, sin contar a Kurt y a sus padres, que realmente la escuchan. Entonces con el paso de los días terminan ensayando pasos de baile juntos en el salón durante sus horas libres o yendo a comer helado. Rachel se siente bien por tener un amigo en la ciudad, además tiende a quedarse mirando sus ojos largo rato. Siempre había pensado que Kurt tenía un color de ojos completamente hermosos y Brody se le acerca, aunque tienen otro brillo. Rachel le habla de sus problemas con Finn, de que él quiere irse al ejercito y que no lo ha hecho aún porque Burt estratégicamente lo dejó a cargo del taller mientras él está ocupado con sus viajes a Washington, de cómo siente que tiene el corazón roto la mayor parte del tiempo pero que no quiere ser esa chica, no cuando está cumpliendo sus sueños en la ciudad.

Kurt conoce a Brody en la cafetería de NYADA. Rachel se lo presenta y lo invita a sentarse con ellos. Rachel no deja de hablar de sus problemas con su profesora de danza contemporánea y cómo no tiene los mismos problemas en ballet. Kurt no lleva clase con Cassandra July, pero la ha conocido lo suficiente como para tener su propia opinión y Brody, que es uno de los alumnos engreídos de Cassandra, trata, en vano, de hacer cambiar de opinión a Rachel. Kurt se siente cómodo con él, es un chico que sonríe y no lo trata distinto, Kurt aún vive a la defensiva con la gente y le toma tiempo recordar que ya no está en Lima, sino en New York. Kurt también piensa que los ojos de Brody son lindos, pero nunca tan lindos como los ojos de Blaine.

Brody se vuelve una presencia constante en sus vidas. Sale con Rachel a cenar y al cine en algunas ocasiones. Kurt está acostumbrado a encontrarlo en su departamento cuando vuelve de trabajar, a veces Brody lleva la cena y una botella de vino, Kurt agradece tener por lo menos un amigo con edad suficiente para comprar licor. No es que beba demasiado, pero una copa de vino es algo que ha descubierto que disfruta y bastante.

Para Kurt, Brody es un buen tipo, divertido a pesar de que no aprecia como debería una canción improvisada durante la cena y no es precisamente brillante, pero al menos pueden llevar una conversación.

Toda su percepción de Brody cambia para Kurt una noche. Vuelve tarde del atelier y encuentra el departamento a oscuras y una caja con meda pizza y copas vacías en la barra de la cocina. Supone que Rachel estuvo cenando, seguramente con Brody y ya se fue a dormir. Coge un pedazo de pizza que aún está algo tibia y camina hacia su habitación, no es demasiado tarde y tiene un par de cosas que revisar antes de ir a dormir. Su celular suena y con una sonrisa descubre que es Blaine, Kurt saca una botella de agua del refrigerador y se encierra en su cuarto a charlar con Blaine mientras revisa su trabajo en la laptop, disfrutando de las pocas noches en las que puede desvelarse con Blaine en el celular.

Kurt despierta temprano agradeciendo que sea sábado y puede remolonear en la cama sin tener que levantarse de prisa, pero su estómago gruñe recordándole que la noche anterior sólo ceno un pedazo de pizza. Así que se levanta y va a la cocina para prepararse algo rico, planea pasar la mañana leyendo en el parque las revistas que se le acumularon. Cuando se sienta en la barra de la cocina, frente a su plato con huevos y jamón es que se da cuenta que la chaqueta de Brody está sobre el sofá y se queda pensando un momento, pero no tiene que sacar conclusiones porque en ese mismo momento Brody sale de la habitación de Rachel, sólo usando sus jeans y con el torso desnudo, Kurt lo saluda con una sonrisa forzada que trata de ocultar su sorpresa. Rachel sale tras él usando una de sus batas de seda y con una sonrisa cómplice. Kurt coge su desayuno y se excusa diciendo que lo comerá en su habitación mientras habla con Blaine, pero la verdad es que ha perdido un poco el apetito.

Los días pasan y Brody comienza a ir más seguido al departamento. Rachel insiste en que "no es nada serio, somos adultos Kurt. Nos divertimos sin compromisos, por ahora" y aunque una parte de él esta tranquilo de que Rachel no esté planeando su próxima boda ni escogiendo los nombres de sus talentosos futuros hijos, no puede dejar de estar incómodo con la situación. Asume que es por Finn. Que tiene la lealtad comprometida, porque hasta donde sabe las cosas nunca están del todo claras entre Rachel y su hermano. Pero los días pasan y la novedad también. Kurt se da cuenta que realmente Brody y Rachel solo lo están pasando bien, que ninguno de los dos está interesado en hacer de esa relación algo serio y no es que Kurt lo desapruebe pero no es algo que no se ve a si mismo haciendo. No juzga a Rachel, pero no logra estar feliz por ella a pesar de que la ve más contenta que cuando llegaron a NY.

Rachel continúa metiéndose a su cama algunas noches, Kurt hace mucho que dejó de pelear contra eso y aunque no lo admite, disfruta de su calor, el olor de su cabello y su corazón está tranquilo cuando Rachel está así de cerca, cuando sólo son ellos dos, a pesar de que nada de eso tenga sentido.

Una tarde están viendo una película y son interrumpidos por Brody que llega con la cena y su acostumbrado vino. Kurt se esfuerza por ser amable, por recordarse que Brody no le desagrada, pero cuando los ve besarse tiene un peso en el estómago y una pena infinita y está aterrado porque ninguno de esos sentimientos debería ser motivado en él por Rachel Berry.

Kurt está tumbado en su cama, conectado por Skype con Blaine, puede escuchar la risa de Rachel estallando en la sala y no logra evitar rodar los ojos.

-¿Todo bien? -pregunta Blaine al notar que Kurt ha dejado de prestarle atención.

-Rachel está con Brody afuera. De nuevo.

-El chico de NYADA, ¿verdad? -Kurt asiente-. No sabía que te desagradaba.

-Ese es el problema, que no lo hace. Es un buen tipo… pero, yo… no, olvídalo.

-Vamos Kurt. Completa honestidad ¿recuerdas?

Kurt suspira resignado con el acuerdo que hicieron antes de que el se fuese a New York y no es que no confíe en Blaine, es su mejor amigo y nunca a dejado de serlo, pero también es su novio y no sabe cómo explicarle que algo muy parecido a unos celos asesinos se han despertado en el nada menos que por Rachel.

-Yo… es sólo que no me gusta lo que pasa entre ellos.

Blaine lo mira fijamente con su rostro sereno y concentrado, Kurt sabe que está tratando de leer entre líneas lo que no le está diciendo.

-¿Por Finn?

-No lo sé -responde honestamente Kurt.

-Está bien si no es por Finn -dice Blaine seriamente, sabiendo que Kurt entiende lo que quiere decir aunque no lo diga claramente-. Son solo ustedes dos, viviendo juntos, siendo una familia y lo entiendo. De verdad, está bien.

-No, no lo está Blaine, es completamente ilógico -responde Kurt frustrado- y aún así no puedo evitarlo ¿Por qué no puedo evitarlo?

-Quizás no hay nada que evitar -dice Blaine sonriendo-. Estas exagerando, Kurt; es natural, ya te lo dije, de cierta forma sólo se tienen el uno al otro allá. Lo que sea que sientas siempre va a estar bien para mi -hace una pausa nervioso-. Gracias por decírmelo.

Kurt sonríe y suspira antes de cambiar de tema. No vuelven a mencionarlo por mucho tiempo, hasta que los celos dejan de ser algo lejano y confuso, hasta que los tres se celan mutuamente, en silencio, mientras que todo entre ellos estalla.

++++

Las Nacionales son en New York y Blaine ha acomodado horarios, puesto su mejor sonrisa y sacado las mejores notas para que sus padres lo dejen quedarse el fin de semana. Finalmente se sale con la suya y tiene un par de días para compartir con kurt. Blaine no puede creer que dentro de unos meses esa ciudad será su hogar. Pero la carta de aceptación a NYU, guardada en su cajón se lo asegura diariamente.

No es la primera vez que está en el departamento de Kurt y Rachel, ya se ha quedado antes algunos días, pero es la primera vez que Kurt lo lleva a pasear por medio de ese enredo de buses y calles con letreros y gente caminando a igual velocidad que los autos. Blaine se pregunta si logrará sentirse en casa en esa locura de lugar y cuando Kurt sugiere buscar un nuevo departamento, más amplio, donde ambos puedan decorar su habitación a su gusto Blaine sabe que sí, que se sentirá como en casa.

Cenan en un pequeño lugar italiano y Kurt hace uso de su nueva y mejorada identificación falsa para pedir una botella de vino. Brindan por el futuro, por la ciudad, porque finalmente estarán juntos y seguramente será maravilloso. Beben de más, caminan de la mano y suben al frío departamento sin calefacción para caer uno sobre el otro en el sofá. Blaine se siente dentro de una película, con la luz tenue y el ruido de la ciudad colándose por las ventanas y entonces la voz de Rachel que proviene de la ducha lo inunda todo en una melodía un poco aterradora, colándosele hasta lo más profundo de la mente. Kurt rueda los ojos y Blaine se ríe.

-Quedamos en que era tu noche fuera Rachel -grita Kurt desde el sofá, le da un nuevo beso a Blaine y se dirige a la cocina.

Discuten con frases incompletas que el otro entiende a la perfección, Rachel se maquilla en el baño y Kurt abre otra botella de vino para luego servir dos copas y alcanzarle una a Blaine, que lo observa con algo muy cercano a la adoración. Rachel sale radiante del baño en una de sus faldas cortísimas y aquellas botas altísimas que hacen magia para lograr que sus pequeñas piernas parezcan infinitas y a Blaine se le seca un poco la boca porque lo que Rachel ha logrado con su cabello casi podría compararse a la perfección del cabello de Kurt en sus mejores noches y bebe un largo sorbo de vino para ignorar que el corazón le bombea rápido.

Sus ideas se confunden y de pronto está en aquel sótano y el sabor dulce de los labios de Rachel invade sus recuerdos. Labios, lengua, aliento, en los que no ha pensado desde que sucedió. Es la única vez que se ha cuestionado su sexualidad, que su curiosidad por un cuerpo femenino tuvo otros matices. Pero Blaine no piensa en eso usualmente, no, porque fue algo pasajero, no, porque la sexualidad no la define una etiqueta, o al menos eso quiere creer y esta es Rachel Berry, que de entre todas las mujeres que conoce es la única a la que ha besado, así que quizás es normal que le despierte recuerdos. Blaine no piensa en eso porque es aterrador. Se maldice mentalmente porque es su fin de semana en New York y lleva media hora tratando de calmar su erección, que fue interrumpida por la voz de Rachel y no es justo que tenerla así de perfecta frente a él le esté pasando factura y haciendo que vuelva a despertarse y que sus jeans apretados comiencen a incomodarle.

De pronto esos pensamientos pasan a segundo plano, cuando otra sombra cruza por su cabeza, la que se genera al ver a Kurt arreglar la chaqueta de Rachel y hacer un gesto tonto, un poco por la euforia y otro tanto por el vino. Rachel estalla en carcajadas y su risa llena el departamento, Blaine no recuerda haberla escuchado reír de esa manera en Lima, nunca. Rachel va por el bolso y Kurt le alcanza las llaves y el abrigo y vuelven a estar en esa sincronización de quienes se han compenetrado tanto que a Blaine le den escalofríos y se aterra. De pronto vuelve a dudar si hay espacio en ese departamento para él.

Rachel se va soltando besos al aire y Blaine no tiene dudas de que algún día será una gran estrella y no le da tiempo de asimilar lo que ha pasado en los últimos minutos porque Kurt cae sobre él devorando su cuerpo con besos y manos que lo recorren mientras le quitan la ropa.

-No puedo esperar a que por fin te quedes conmigo -le dice con voz llena de deseo.

Blaine quiere responderle que aunque esté en Lima siempre están juntos, pero va a sonar extremadamente cursi, hasta para Kurt que es un adicto al romance y a los roces de los dedos, se calla porque su mente ha dejado de pensar con claridad cuando ha sentido la boca de Kurt rodeando su polla.

En cierta forma él tampoco puede esperar.

++++

Su nuevo departamento tiene lindas ventanas y cortinas espesas que cuando se corren no muestran precisamente la mejor vista de la ciudad, pero sí dejan entrar mucha luz, y a Rachel le encanta. Encontrar un lugar que les gustase a los tres en todo sentido no había sido tarea fácil, mucho menos por el corto tiempo que tuvieron para hacerlo. Blaine había llegado con cajas y maletas listas para instalarse en el nuevo departamento en cuanto lo encontrasen y mientras buscaban su nuevo lugar, Rachel había experimentado los momentos más tensos de toda su convivencia con Kurt, y eso es mucho decir.

Rachel no pensó que sería complicado, Blaine no es un extraño, es uno de sus amigos más cercanos y ella está emocionada por tenerlo en casa. Pero cuando Blaine llegó no apreció su entusiasmo, ni se sintió cómodo con sus esfuerzos por ayudarlo a acoplarse a su rutina con Kurt, a la rutina que ella tiene y no quiere cambiar. Blaine no es un extraño, pero toda la situación sí la fue. Rachel nunca se imaginó que en menos de cinco días Blaine y ella terminarían teniendo esa enorme pelea que desencadenó que Blaine terminase varado y cansado en una estación del subterráneo después de confundir las rutas un par de veces. Kurt había ido a buscarlo y ella se sintió mal por horas, horas que parecieron días.

Si lo piensa fríamente, Rachel cree que esos primeros días Blaine estuvo celoso. Podría ser tonto, pero ella está segura. Lo ha observado, la forma en que Blaine aún mira con recelo como Kurt y ella se pasan las tazas del desayuno, como saben cuándo el otro tiene frío y quiere una manta para ver la televisión y no deja de parecerle gracioso. Al final Rachel arregla las cosas de la forma que sabe, con un abrazo. No es fácil para ella, siempre estuvo más acostumbrada a los empujones en la primaria que a los abrazos, sin embargo ella sabe que son un arma poderosa y la usa como su as bajo la manga cuando la necesita.

Lo bueno es que todo eso quedó atrás porque ya están en su nuevo departamento, que no es muy grande y seguirán compartiendo el baño, y teniendo turnos para usar la lavadora, pero sí funciona la calefacción y tiene ventanas enormes que Rachel adora y Kurt ha comenzado a decorar con todos los cachivaches que se han cruzado en su camino y le parecen vanguardistas.

Con el paso de las semanas es Rachel la que observa a sus amigos con detalle, las caricias suaves durante el desayuno, las miradas cómplices de las cenas, lo que ni siquiera tienen que decirse con palabras porque el otro ya lo sabe y es cuando comienza a extrañar. Extraña a Kurt y sus tardes de películas con pop-corn y una caja de pañuelos, extraña las conversaciones hasta la madrugada sobre los mejores chismes de NYADA y no es que ya no se vean o que la presencia de Blaine los haya distanciado, nada de eso, simplemente han sido semanas atareadas y aún algunas cosas permanecen en sus cajas en espera de que les encuentre un lugar. Rachel también está buscando su lugar en la nueva vida de Kurt y Blaine.

Es sábado y Rachel escucha las risas que vienen de la habitación donde llevan encerrados desde que volvieron de la calle. Es sábado y Rachel no tiene con quién salir, así que se resigna y se envuelve con la manta del sofá para ver televisión. La manta huele a Blaine, que se quedó dormido en el sofá por la mañana y Kurt lo cubrió con ella. Blaine huele a masculino y delicado, a virilidad y a diva, a sexo y niño, todo eso en un solo aroma y Rachel se espanta un poco cuando se descubre oliendo la manta con más dedicación de la que debería.

La puerta se abre y Kurt sale casi corriendo, con jeans y chaqueta, seguido por Blaine que va en pijama.

-Pagarás por esto, Anderson -dice Kurt mientras coge sus llaves y billetera.

-¿Qué pasa? -pregunta Rachel.

-Le gané una apuesta a Kurt y ahora a él le toca caminar esas enormes seis cuadras y traernos la cena.

Rachel tiene dos preguntas, primero qué tipo de apuesta hicieron, aunque cree que eso lo responde el desordenado cabello de Kurt que fácilmente podría ser llamado post-orgásmico y las marcas en el cuello de Blaine; lo segundo es por qué no piden la cena por teléfono como la gente normal. Rachel no hace ninguna de las dos preguntas porque se queda, como muchas veces, maravillada con la imagen de Kurt, con lo alto y perfilado que es, con sus movimientos elegantes y la forma que hasta unos jeans sencillos y zapatillas lo hacen ver casi perfecto, tan lejano del niño de mejillas redondas que conoció hace tanto. Y cuando observa a Kurt y como se ríe mientras Blaine le pasa los dedos por el cabello intentando acomodárselo, obviamente tiene que apreciar la figura de Blaine, en pantalones de algodón que resbalan un poco por sus caderas dejando ver esa piel que es de un color prefecto y las marcas de sus músculos, las venas de su cuello y por Dios, quién subió la calefacción de pronto, porque Rachel está sintiendo calor en lugares inapropiados para que esa convivencia funcione.

-Rachel -le dice Kurt mirándola con curiosidad-, te estoy preguntando si quieres lasagña o pizza.

-Sí, lasagña, gracias -contesta intentando esconder un poco el sonrojo de su rostro- y…

-Y los palitos con queso que te gustan, ya lo sé.

Ha pasado más de un año pero a Rachel la sigue conmoviendo que Kurt la conozca de esa forma.

-¡Oh! Siempre me haces querer ser tu novio.

Kurt rueda los ojos y Blaine la mira divertido, con ese gesto confuso en su rostro que a ella le parece adorable. Cuando se quedan solos, Blaine se sienta junto a ella y entonces puede observarlo más de cerca, como la ligera sombra de barba está comenzando a aparecer, como sus facciones no son las del niño que conoció en su uniforme de colegio. La forma en que los tres han cambiado pero siguen, en el fondo siendo ellos mismos, tres chicos llenos de sueños e ilusiones viviendo juntos en la ciudad. Rachel se pregunta si será demasiado inapropiado sentirse atraída por sus dos amigos gay y concluye que no. Después de todo ella no está ciega y ese par están muy buenos.

++++

El sonido de la ducha es lo único que se escucha cuando Rachel sale de su cuarto en sus pequeños pijamas azules para servirse un vaso con agua. La luz de la habitación de Kurt está encendida y sin notarlo está abriendo la puerta y colándose en su cama. Ella después de todo también es un animal de costumbres.

-¿Qué haces? -pregunta Kurt irritado cuando la melena espesa de Rachel cae sobre la revista que estaba intentando leer.

-Tengo frío -responde ella como si fuese lo más obvio del mundo, como si el que hiciese frío le permitiese irrumpir en su cama sin haber sido invitada.

-Prende la calefacción.

-A veces olvido que la tenemos.

Kurt se ríe, sabe que cuando hayan pasado veinte años y le pregunten por sus inicios, siempre tendrá que mencionar su pequeño departamento sin calefacción.

Se quedan en silencio, como perdidos en los recuerdos y en la familiaridad de sus cuerpos cobijados hasta que Blaine entra a la habitación, en pijama, con el cabello húmedo y lleno de ondas que Rachel cree es un pecado que siempre estén prisioneras bajo las capas de gel.

-Tenemos frío -dice Rachel justificando que se haya metido dejado de las mantas y esté acurrucada contra el cuerpo de Kurt.

A Blaine la escena lo toma por sorpresa y se queda congelado lo que dura un suspiro. Sonríe, este es su hogar y esta es su familia y sabe que no será fácil pero también sabe que valen la pena. Camina sin zapatos hasta el otro lado de la cama y levanta las mantas. Kurt y Rachel se arriman y se apretujan porque la cama no es tan grande y realmente hace frío.

No hace falta decir nada y nada es incómodo entre ellos. Rachel acomoda su cabeza en el hombro de Kurt y Blaine la rodea con sus brazos. Kurt se estira un poco para alcanzar el rostro de Blaine y darle un beso susurrando buenas noches y un siento que se haya arruinado nuestra noche de sexo; pero a Blaine no le importa y devuelve el beso sonriente, le planta un beso en el cabello a Rachel y aspira ese olor a moras que lo vuelve loco desde que lo descubrió por primera vez.

Para Rachel es una noche plácida, llena de sueños confusos, pero también llena de seguridad y confort. Para los chicos es una noche sin sexo, pero no importa porque ambos despiertan con una sonrisa en los labios y el alma en armonía. Después de todo ahí en medio de la ciudad está creciendo su propia familia.

♥ klainchel, ! glee, fic: mitades imperfectas, * kurt hummel, * rachel berry, * blaine anderson

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