#1.Roce; Alec/Jane [Twilight]
Título: Roce
Comunidad: musasenelclaro | Tabla: 1/5
Fandom: Twilight (Crepúsculo) | Claim: Alec/Jane
Rating: PG-13 | Advertencias: Incesto.
Nota: Está situado antes del primer libro, cuando seguían siendo humanos.
Roce
-Me aprieta.-suspiró Jane, notando ardor en sus costillas apresadas por el corsé y el roce áspero de la tela contra su sensitiva piel, lo que la hacía revolverse incómoda.
-Ya sabes cómo es mamá.
Alec, en verdad, no sabía qué más decir o hacer. Siempre se había acostumbrado a que Jane fuese la más fuerte y dura de los dos, y él el torpe. Por eso le sorprendía tanto ver a su hermana tan vulnerable frente a una prenda de vestir.
-¿Quieres que... te traiga una copa de whiskey?
-Idiota, ¿de qué sirve emborracharme?-replicó mordaz.
Su hermano se encogió de hombros.
-Papá siempre dice que el alcohol lo cura todo.
-Papá es idiota. Y tú, y mamá.-sentenció, levantándose de los escalones de madera de pino.- ¡Y este estúpido corsé también lo es!-rugió, mientras intentaba desgarrarse la tela con violencia.
Alec, ante aquella ridícula escena de su hermana retorciéndose y luchando con el vestido, no pudo hacer otra cosa más que reír.
Se incorporó también -con más parsimonia que Jane- y la condujo hasta su habitación, lejos de la reunión de negocios de su padre, del ruido de los mayores, y del humo producido por los puros que consumían como si fueran chimeneas.
Una vez en la intimidad, Jane, sin vergüenza alguna, se despojó con un sólo movimiento del vestido de algodón, haciendo que este rodease sus pies al caer al suelo.
-Quítamelo. Rápido.
Alec creyó que el corazón le iba a salir por la nariz de tan alocada marcha que llevaba. Se acercó un poco temeroso a su hermana, vigilando que no tuviese otro de esos impulsos y le diese por mandar a volar alguna prenda más. Con cuidado, intentó desatar los cordones del corsé, enredándose en ellos los dedos un par de veces.
Cuando por fin estuvieron todos sueltos, Jane pudo respirar tranquila de nuevo.
-Sí que has tardado, estúpido. Casi me muero.
Alec rodó los ojos, llamándola exagerada en su fuero interno. La castaña, examinando con el ceño fruncido su figura, ahora sin corsé, pasó distraídamente sus dedos por unas pequeñas marcas rojas impresas en su estómago y costados, producidas por aquella pequeña cárcel en forma de prenda, de la que se había librado.
Alec vio, casi con fascinación, el movimiento hipnotizante de sus manos. Siempre se había preguntado si mirar a su hermana de aquella forma estaba bien o mal. Y siempre, siempre, llegaba a la conclusión de que era imposible que aquello pudiese hacer daño a alguien.
No cuando Jane era tan guapa. Y fascinante.
Volvió a su lado, de forma vacilante, y se arrodilló en el suelo, justo a la altura de aquellas feas marcas. Despacio, alzó la mano y la colocó sobre uno de aquellos circulitos carmesíes, que justamente quedaba encima del ombligo.
Jane, sin querer, gimió de sorpresa ante el inesperado contacto, pero fue inevitable el alivio que sintió cuando, como por arte de magia, el roce de las manos de su hermano borraron el escozor anterior.
Él sonrió, al ver en el rostro de su Jane aquella expresión tan apacible. Como un impulso -uno tan irrefrenable como respirar- inclinó su cabeza hacia delante y besó el lugar que antes ocupaba su mano.
Un tacto suave y efímero, que bastó para que Jane notase un cosquilleo extenderse justo en aquella zona. Estaba tan sumergida en aquella extraña y nueva sensación que había provocado aquel gesto tan simple, que escuchó la voz de Alec como un cántico a años luz de su propia burbuja.
-¿Te sigue doliendo?
Y Jane tuvo que sonreír.
-No, ya no.
Comunidad: musasenelclaro | Tabla: 1/5
Fandom: Twilight (Crepúsculo) | Claim: Alec/Jane
Rating: PG-13 | Advertencias: Incesto.
Nota: Está situado antes del primer libro, cuando seguían siendo humanos.
Roce
-Me aprieta.-suspiró Jane, notando ardor en sus costillas apresadas por el corsé y el roce áspero de la tela contra su sensitiva piel, lo que la hacía revolverse incómoda.
-Ya sabes cómo es mamá.
Alec, en verdad, no sabía qué más decir o hacer. Siempre se había acostumbrado a que Jane fuese la más fuerte y dura de los dos, y él el torpe. Por eso le sorprendía tanto ver a su hermana tan vulnerable frente a una prenda de vestir.
-¿Quieres que... te traiga una copa de whiskey?
-Idiota, ¿de qué sirve emborracharme?-replicó mordaz.
Su hermano se encogió de hombros.
-Papá siempre dice que el alcohol lo cura todo.
-Papá es idiota. Y tú, y mamá.-sentenció, levantándose de los escalones de madera de pino.- ¡Y este estúpido corsé también lo es!-rugió, mientras intentaba desgarrarse la tela con violencia.
Alec, ante aquella ridícula escena de su hermana retorciéndose y luchando con el vestido, no pudo hacer otra cosa más que reír.
Se incorporó también -con más parsimonia que Jane- y la condujo hasta su habitación, lejos de la reunión de negocios de su padre, del ruido de los mayores, y del humo producido por los puros que consumían como si fueran chimeneas.
Una vez en la intimidad, Jane, sin vergüenza alguna, se despojó con un sólo movimiento del vestido de algodón, haciendo que este rodease sus pies al caer al suelo.
-Quítamelo. Rápido.
Alec creyó que el corazón le iba a salir por la nariz de tan alocada marcha que llevaba. Se acercó un poco temeroso a su hermana, vigilando que no tuviese otro de esos impulsos y le diese por mandar a volar alguna prenda más. Con cuidado, intentó desatar los cordones del corsé, enredándose en ellos los dedos un par de veces.
Cuando por fin estuvieron todos sueltos, Jane pudo respirar tranquila de nuevo.
-Sí que has tardado, estúpido. Casi me muero.
Alec rodó los ojos, llamándola exagerada en su fuero interno. La castaña, examinando con el ceño fruncido su figura, ahora sin corsé, pasó distraídamente sus dedos por unas pequeñas marcas rojas impresas en su estómago y costados, producidas por aquella pequeña cárcel en forma de prenda, de la que se había librado.
Alec vio, casi con fascinación, el movimiento hipnotizante de sus manos. Siempre se había preguntado si mirar a su hermana de aquella forma estaba bien o mal. Y siempre, siempre, llegaba a la conclusión de que era imposible que aquello pudiese hacer daño a alguien.
No cuando Jane era tan guapa. Y fascinante.
Volvió a su lado, de forma vacilante, y se arrodilló en el suelo, justo a la altura de aquellas feas marcas. Despacio, alzó la mano y la colocó sobre uno de aquellos circulitos carmesíes, que justamente quedaba encima del ombligo.
Jane, sin querer, gimió de sorpresa ante el inesperado contacto, pero fue inevitable el alivio que sintió cuando, como por arte de magia, el roce de las manos de su hermano borraron el escozor anterior.
Él sonrió, al ver en el rostro de su Jane aquella expresión tan apacible. Como un impulso -uno tan irrefrenable como respirar- inclinó su cabeza hacia delante y besó el lugar que antes ocupaba su mano.
Un tacto suave y efímero, que bastó para que Jane notase un cosquilleo extenderse justo en aquella zona. Estaba tan sumergida en aquella extraña y nueva sensación que había provocado aquel gesto tan simple, que escuchó la voz de Alec como un cántico a años luz de su propia burbuja.
-¿Te sigue doliendo?
Y Jane tuvo que sonreír.
-No, ya no.