En realidad yo no soy el problema
Eres tú...
Siempre es el problema. Después de tanto tiempo, de tantas cosas que he vivido y de todo este tiempo bien de ánimo. Tiemblo cuando veo que la vida pasa sobre nosotros y que tú eres el que cambia, el que sigue su camino sin mirar hacia atrás, o al menos aparentemente pues las cosas nunca son como queremos que sean. Sin embargo, yo sigo atada con unas cadenas de las que no soy capaz de deshacerme. Tengo la llave, dentro de mi mente, pero no doy el brazo a torcer y sigo martirizánome de la misma manera. A pesar de que me tengas en tus brazos y de que me mires con esa cara de pena. Me miras con ojos que reflejan decepción. Me miras con unos ojos que reflejan cansancio, cansancio porque aún en tus brazos sigo siendo la misma niña de años atrás. Quiero seguir teniendo el control, pero aunque tú me dejes vivir así, en este mundo que tú has creado para mí, para que no sufra, no puedo seguir engañándome porque cuando desaparezcas, no quedará nada de mí.
Cambiaré tu llanto por caricias sin tormento
Quizá sea eso lo que tú hagas por mí, pero por mucho que me tengas engañada, la cinta que cubre mis ojos no aguanta tanto veneno. Mis manos ya no te pueden seguir, te alejas de mi vida sin remedio y yo sigo con estas esposas que no me dejan avanzar. Son como una losa que me arrastra hacia las profundidades. Aún recuerdo cómo yo era la que controlaba mi vida, hace ya años de aquello. Ahora mis pensamientos perforan mi cerebro, ese mundo que yo me edifico en la cabeza se vuelve contra mí.
Hacía ya mucho tiempo que estaba bien, que me encontraba bien de ánimo, algo que no era nada normal. Imagino que mi cerebro sólo necesitaba una excusa para volver a ser negativo y taciturno. Este año ha comenzado bastante nefasto en sentido académico. En sentido personal, los segundos pasan sin ahondar en mí misma, en mi personalidad, en mis metas y en mi pena interna. Quedan todavía muchas lágrimas por llorar, cabe ya muy poca agua en el vaso de mi alegría. No me gustaría que rebosase porque no quiero estar mal, no quiero morir día a día tras un sueño que hace tiempo expiró, que ya no entra en mis planes.
¿Por qué todos evolucionan y yo sigo aquí, anclada en un pasado que todavía me pesa? Pasan los años y mi sonrisa se arruga, se resquebraja. Ya no es tan sólida como antes, ya no te engaña, ya ha llegado el momento en que mis ojos no pueden mentirte más. Es en ese momento cuando quiero borrar de tu mente todas nuestras experiencias y volver al inicio. Volver a cuando empezábamos a conocernos y podías enamorarme con un ramo de flores. Tendría que separar mi vida imaginaria de lo que día a día voy sientiendo, voy viviendo. Quisiera cerrar esta herida porque lleva mucho tiempo sangrando. Me desangro por cada poro de mi cuerpo sin remedio, no puedo hacer nada por remediarlo porque yo misma soy la que no quiero darle fin. Porque yo misma soy el problema.
El hombre es un lobo para el hombre
Siempre es el problema. Después de tanto tiempo, de tantas cosas que he vivido y de todo este tiempo bien de ánimo. Tiemblo cuando veo que la vida pasa sobre nosotros y que tú eres el que cambia, el que sigue su camino sin mirar hacia atrás, o al menos aparentemente pues las cosas nunca son como queremos que sean. Sin embargo, yo sigo atada con unas cadenas de las que no soy capaz de deshacerme. Tengo la llave, dentro de mi mente, pero no doy el brazo a torcer y sigo martirizánome de la misma manera. A pesar de que me tengas en tus brazos y de que me mires con esa cara de pena. Me miras con ojos que reflejan decepción. Me miras con unos ojos que reflejan cansancio, cansancio porque aún en tus brazos sigo siendo la misma niña de años atrás. Quiero seguir teniendo el control, pero aunque tú me dejes vivir así, en este mundo que tú has creado para mí, para que no sufra, no puedo seguir engañándome porque cuando desaparezcas, no quedará nada de mí.
Cambiaré tu llanto por caricias sin tormento
Quizá sea eso lo que tú hagas por mí, pero por mucho que me tengas engañada, la cinta que cubre mis ojos no aguanta tanto veneno. Mis manos ya no te pueden seguir, te alejas de mi vida sin remedio y yo sigo con estas esposas que no me dejan avanzar. Son como una losa que me arrastra hacia las profundidades. Aún recuerdo cómo yo era la que controlaba mi vida, hace ya años de aquello. Ahora mis pensamientos perforan mi cerebro, ese mundo que yo me edifico en la cabeza se vuelve contra mí.
Hacía ya mucho tiempo que estaba bien, que me encontraba bien de ánimo, algo que no era nada normal. Imagino que mi cerebro sólo necesitaba una excusa para volver a ser negativo y taciturno. Este año ha comenzado bastante nefasto en sentido académico. En sentido personal, los segundos pasan sin ahondar en mí misma, en mi personalidad, en mis metas y en mi pena interna. Quedan todavía muchas lágrimas por llorar, cabe ya muy poca agua en el vaso de mi alegría. No me gustaría que rebosase porque no quiero estar mal, no quiero morir día a día tras un sueño que hace tiempo expiró, que ya no entra en mis planes.
¿Por qué todos evolucionan y yo sigo aquí, anclada en un pasado que todavía me pesa? Pasan los años y mi sonrisa se arruga, se resquebraja. Ya no es tan sólida como antes, ya no te engaña, ya ha llegado el momento en que mis ojos no pueden mentirte más. Es en ese momento cuando quiero borrar de tu mente todas nuestras experiencias y volver al inicio. Volver a cuando empezábamos a conocernos y podías enamorarme con un ramo de flores. Tendría que separar mi vida imaginaria de lo que día a día voy sientiendo, voy viviendo. Quisiera cerrar esta herida porque lleva mucho tiempo sangrando. Me desangro por cada poro de mi cuerpo sin remedio, no puedo hacer nada por remediarlo porque yo misma soy la que no quiero darle fin. Porque yo misma soy el problema.
El hombre es un lobo para el hombre