May 16, 2010 03:00
Cuando estás con amigos de verdad, estás como en casa. Sabes en qué momento hablar, en qué momento debes callarte y cuál es el momento oportuno para decir la "boncaná". También sabes quién te va a escuchar, con quién vas a conversar sobre cosas que importan, con quien vas sólo a pasártelo bien, a quien vas a impresionar.
Cuando estás con amigos de verdad, sabes que el tiempo no pasa, simplemente se queda estancado en esos momentos en los que no estáis juntos y vuelve a su cauce cuando os encontráis. Sabes también que las cosas van a ir bien, te encuntras a gusto dentro de ese círculos constante, inmutable y longevo que es la amistad tratada durante mucho tiempo.
Cuando estás con amigos de verdad, ya no hay sorpresas, ya no hay afrentas ni siquiera hay cosas que te pueden sentar mal pues todo lo que hay son bromas, con más o menos sentido, con más o menos gracia pero bromas al fin y al cabo que muestran que lo que en realidad queda es la unión y la continuidad de algo que por suerte no ha acabado sino que acaba de empezar.
Cuando estás con amigos de verdad, te sorprendes al ver que el tiempo ha pasado demasiado rápido. Te ves a tí mismo surcando entre los minutos intentanto captar cada hilo de conversación. Intentando exprimir cada instante para poder recordarlo hasta que se vuelva a reunir aquel grupo de antaño que, aunque lejano, sigue siendo el mismo que era, en esencia, en núcleo, en realidad.
Cuando estás con amigos de verdad, estás como en casa. Y como en casa me ha sentido yo esta noche, conversando, hablando y escuchando a amigos de verdad.
como la vida misma