Cuatro: Calcetines
Mientras los fuegos artificiales danzaban en el cielo, los calcetines que colgaban de la falsa chimenea del departamento E4 en el piso 12 seguían vacíos.
-Estoy seguro que Santa ya llegará y los llenará. -le comentó Alfred mientras los miraba con cierta nostalgia.
-Oh, supongo que hay niños más impacientes primero. -le respondió, volteando y mirando al mismo lugar que las orbes americanas.
-Son otras prioridades.
Caminó hacia ellos y los abrió. Intencionalmente antes les había puesto dulces, y sacó uno de allí. Una de esas graciosas galletitas de jengibre, llena de azúcar y confites de colores que la vestían. La expresión era amable.
-¿Quieres? -preguntó vagamente, mostrándole la artesanía.
-Sí, por qué no. -se acercó para aceptar el dulce.
“Demonios, el regalo no entrará en ninguno de los calcetines.” -fue la línea de pensamiento que compartieron en ese preciso momento.
El regalo de Alfred estaba delicadamente envuelto. Lo hubiera hecho entrar a la fuerza, pero no. En realidad, lo había intentado, pero al ver que la presión comenzaba a romper el calcetín, lo dejó. No funcionaría, por primera vez estaba comenzando a usar la cabeza.
Por parte de Iván, se había olvidado completamente de ello. Y aunque lo hubiera recordado, el regalo no cabría allí ni en mil años.
La mejor solución parecía ser entregarlos en manos propias.
Aunque estaba la opción de dejarlo debajo del árbol navideño, pero el yanqui era tan descuidado que seguro que lo pisaba o lo confundía con algún adorno navideño y lo colgaría por ahí.
Sí, la mejor y única opción era entregarlo en manos propias.
Recibió la galleta y la saboreó. Aunque tuviera un sabor asqueroso, él diría que estaba bien. Una navidad juntos no era algo para desperdiciar. Estar solo era demasiado triste para él, después de todo. Su casa era muy grande y fría.
-Siempre me han gustado tus tradiciones navideñas, en especial la de los calcetines. -reconoció sinceramente Iván mientras tocaba uno suavemente.
-Oh, gracias. Son esas pequeñas cosas que no sabes de dónde demonios salieron pero, sí, hacen la Navidad mucho más alegre. -elevó sus hombros, nervioso apenas, una ligera taquicardia, desvió su mirada.
Sin darse cuenta, los dulces de los calcetines los habían entretenido demasiado en conversaciones sin sentido pero divertidas. Y los calcetines les sonreían.
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Notas de la autora:
Cuarta entrega de esta tabla que me está haciendo ir a dos mil por hora, pero lo disfruto. Hacía mucho que no escribía nada, me pone a prueba y eso me gusta demasiado.
¿Se nota la tensión entre estos dos pequeños? Porque ése es el ambiente que quiero crear, para que en las próximas entregas se ablanden un poco.
De cualquier forma, este capítulo me costó escribirlo porque no se me ocurria nada con el plot de los calcetines... Así que si quedó algo estúpido y sin sentido, háganmelo saber XD
Espero que les esté gustando, de verdad~♥
¡Muchas gracias por seguir mi fic!