Tabla Russiamerica - Tres: Tarde
Título: Tarde
Autor: yo, megumi_asakura
Personaje(s) y/o pareja(s): América, Rusia; ligero Russiamerica.
Rating: PG por ahora. Veremos en los otros prompts.
Advertencias: mucha azúcar en esta entrega, la tercera de 12 drabbles para la Tabla Russiamerica. Uso de nombres reales.
Resumen: la tarde previa a Nochebuena. ¿Conocen gente que hace compras a último momento? Bueno, hoy conocerán a dos personas más.
Tres: Tarde
La tarde del mismo día de Nochebuena se había esfumado en corridas para hacer compras de último momento. Iván y Alfred se encontraban entre la atareada gente que buscaba el regalo perfecto para sus niños.
Ninguno sabía qué podía ser más correcto para el otro. La indecisión les ganaba territorio, pero no se dejarían vencer tan fácilmente.
Primero Alfred, quien creyendo que las tiendas abrirían solamente para él porque era el héroe de la ciudad, salió tranquilo a último momento.
Muchas tiendas ya habían cerrado, y otras estaban a punto de hacerlo. Sólo un verdadero héroe podría encontrar el regalo perfecto en las pocas que quedaban, en eso no se había equivocado.
Corrió por toda la calle comercial, pero nada le convenció (casi todo estaba cerrado ya). Corrió por la calle de los dulces, y tuvo que luchar contra la amarga tentación de no comprar nada -aunque compró caramelos y un azúcar muy dulce para el postre de esa misma noche-. Corrió y corrió, pero parecía que el regalo para su nueva obsesión no estaba en ningún lado.
“Quizá una corbata le guste.” -en un pensamiento rápido se dirigió a la sucursal de Oscar De La Renta que quedaba a dos calles de donde se encontraba.
Corrió, como no podía ser de otra forma. Llegó y milagrosamente estaban bajando las persianas del negocio; nadie sabe cómo le permitieron el paso -la carita de tristeza y a punto de lagrimear siempre era efectiva, y más en alguien tan handsome como él, la debilidad de toda mujer mayor de 35 años- y cuando estuvo dentro, pidió una corbata en color hielo.
Quien lo atendió, una señora mayor de 35 años, buscó la de mejor marca y corte. Se la trajo para que la viera, y Alfred simplemente dijo “Me la llevo” sin casi degustarla.
-Para regalo, ¿verdad? -le preguntó la mujer.
-Claro, por supuesto, no puede ser de otra manera… -estaba nervioso.
Le dieron el paquete perfectamente envuelto y una tarjeta en blanco, por si algo quería escribirle al receptor de dicha corbata. Pensó que lo mejor sería hacerlo cuando llegase a casa.
Ahora sí, caminó hasta el edificio en donde se estaba hospedando para ese evento internacional, mirando a todo el mundo con aire de esperanza y quizás envidiando a los niños que se sentían felices, caminando de la mano de sus madres y padres.
Iván, por su parte, compró el regalo casi a última hora. Se había dedicado, como nunca en su vida, a buscar un regalo lo más perfecto posible para su compañero americano.
Dulces, no, seguro que ya había comprado.
Ropa, podría ser, pero si no tenía una bandera estadounidense no serviría.
Algún juego, buena opción, pero siendo buen amigo de Kiku capaz que todos los tendría ya.
Las opciones eran cada vez menos, al igual que el tiempo. Entró en un estado algo extraño en él, un pseudo-pánico causado por el stress de no tener nada. Pero siguió caminando por el centro comercial.
Hasta que recordó algo que seguramente tendría, pero quería regalárselo de cualquier forma.
Buscó la tienda adecuada, entró y pidió lo que quería, de color marrón, con una estrella en el medio, bien grande y brillante. Preguntó si se la podía personalizar, y le dijeron que sí.
-¿Hay algo en especial que quiera escribir en la estrella, señor? -la chica rubia y aniñada le preguntó mientras preparaba la máquina para escribir sobre la susodicha.
-Sí, un nombre. Quiero que escriba Alfred Fucking Jones en ella, si es tan amable.
La muchacha rió apenas y le dijo que lo haría con mucho gusto.
Mientras escribía el pedido, Iván sonrió y creyó que era la mejor manera de demostrarle sus sentimientos. Estaba preparando el monólogo mentalmente, cuando la muchacha le dijo que ya estaba, y que solamente tendría que abonar dos dólares aparte por la personalización.
-Muchas gracias. -dijo cuando le envolvieron el regalo en el papel más chillón en infantil de todos los que tenían. Se retiró cuando anunciaban que el centro comercial cerraría sus puertas a la brevedad.
------------------------------
Notas de la autora:
Bueno, éste es mi parte favorita hasta ahora. Debo decirles que también fue escrita con un buen vaso (sí, porque no era copa, era VASO) de sidra. Quizás haya sido eso lo que le dio el toque de gracia XD Aunque con o sin alcohol soy awesome 8DDD
¿Qué será el regalo de Iván? Jojojo, los dejé así con la duda. Soy tan mala 9w9
Espero que les esté gustando cómo va quedando. Nunca había avanzado tan rápido, tal vez porque son drabbles la imaginación fluye y fluye. Me encanta escribir drabbles :DDD
Nos vemos en la próxima entrega~♥
Autor: yo, megumi_asakura
Personaje(s) y/o pareja(s): América, Rusia; ligero Russiamerica.
Rating: PG por ahora. Veremos en los otros prompts.
Advertencias: mucha azúcar en esta entrega, la tercera de 12 drabbles para la Tabla Russiamerica. Uso de nombres reales.
Resumen: la tarde previa a Nochebuena. ¿Conocen gente que hace compras a último momento? Bueno, hoy conocerán a dos personas más.
Tres: Tarde
La tarde del mismo día de Nochebuena se había esfumado en corridas para hacer compras de último momento. Iván y Alfred se encontraban entre la atareada gente que buscaba el regalo perfecto para sus niños.
Ninguno sabía qué podía ser más correcto para el otro. La indecisión les ganaba territorio, pero no se dejarían vencer tan fácilmente.
Primero Alfred, quien creyendo que las tiendas abrirían solamente para él porque era el héroe de la ciudad, salió tranquilo a último momento.
Muchas tiendas ya habían cerrado, y otras estaban a punto de hacerlo. Sólo un verdadero héroe podría encontrar el regalo perfecto en las pocas que quedaban, en eso no se había equivocado.
Corrió por toda la calle comercial, pero nada le convenció (casi todo estaba cerrado ya). Corrió por la calle de los dulces, y tuvo que luchar contra la amarga tentación de no comprar nada -aunque compró caramelos y un azúcar muy dulce para el postre de esa misma noche-. Corrió y corrió, pero parecía que el regalo para su nueva obsesión no estaba en ningún lado.
“Quizá una corbata le guste.” -en un pensamiento rápido se dirigió a la sucursal de Oscar De La Renta que quedaba a dos calles de donde se encontraba.
Corrió, como no podía ser de otra forma. Llegó y milagrosamente estaban bajando las persianas del negocio; nadie sabe cómo le permitieron el paso -la carita de tristeza y a punto de lagrimear siempre era efectiva, y más en alguien tan handsome como él, la debilidad de toda mujer mayor de 35 años- y cuando estuvo dentro, pidió una corbata en color hielo.
Quien lo atendió, una señora mayor de 35 años, buscó la de mejor marca y corte. Se la trajo para que la viera, y Alfred simplemente dijo “Me la llevo” sin casi degustarla.
-Para regalo, ¿verdad? -le preguntó la mujer.
-Claro, por supuesto, no puede ser de otra manera… -estaba nervioso.
Le dieron el paquete perfectamente envuelto y una tarjeta en blanco, por si algo quería escribirle al receptor de dicha corbata. Pensó que lo mejor sería hacerlo cuando llegase a casa.
Ahora sí, caminó hasta el edificio en donde se estaba hospedando para ese evento internacional, mirando a todo el mundo con aire de esperanza y quizás envidiando a los niños que se sentían felices, caminando de la mano de sus madres y padres.
Iván, por su parte, compró el regalo casi a última hora. Se había dedicado, como nunca en su vida, a buscar un regalo lo más perfecto posible para su compañero americano.
Dulces, no, seguro que ya había comprado.
Ropa, podría ser, pero si no tenía una bandera estadounidense no serviría.
Algún juego, buena opción, pero siendo buen amigo de Kiku capaz que todos los tendría ya.
Las opciones eran cada vez menos, al igual que el tiempo. Entró en un estado algo extraño en él, un pseudo-pánico causado por el stress de no tener nada. Pero siguió caminando por el centro comercial.
Hasta que recordó algo que seguramente tendría, pero quería regalárselo de cualquier forma.
Buscó la tienda adecuada, entró y pidió lo que quería, de color marrón, con una estrella en el medio, bien grande y brillante. Preguntó si se la podía personalizar, y le dijeron que sí.
-¿Hay algo en especial que quiera escribir en la estrella, señor? -la chica rubia y aniñada le preguntó mientras preparaba la máquina para escribir sobre la susodicha.
-Sí, un nombre. Quiero que escriba Alfred Fucking Jones en ella, si es tan amable.
La muchacha rió apenas y le dijo que lo haría con mucho gusto.
Mientras escribía el pedido, Iván sonrió y creyó que era la mejor manera de demostrarle sus sentimientos. Estaba preparando el monólogo mentalmente, cuando la muchacha le dijo que ya estaba, y que solamente tendría que abonar dos dólares aparte por la personalización.
-Muchas gracias. -dijo cuando le envolvieron el regalo en el papel más chillón en infantil de todos los que tenían. Se retiró cuando anunciaban que el centro comercial cerraría sus puertas a la brevedad.
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Notas de la autora:
Bueno, éste es mi parte favorita hasta ahora. Debo decirles que también fue escrita con un buen vaso (sí, porque no era copa, era VASO) de sidra. Quizás haya sido eso lo que le dio el toque de gracia XD Aunque con o sin alcohol soy awesome 8DDD
¿Qué será el regalo de Iván? Jojojo, los dejé así con la duda. Soy tan mala 9w9
Espero que les esté gustando cómo va quedando. Nunca había avanzado tan rápido, tal vez porque son drabbles la imaginación fluye y fluye. Me encanta escribir drabbles :DDD
Nos vemos en la próxima entrega~♥