Ayer se me ocupó cinco (!) horas para ir de la casa del campo a Moscú. Todavía intento darme cuante de ¡qué he perdido allí a las 15 grados sobre cero y la lluvia torrencial!
Hace tanto frío, y hace el tiempo tan infame, que no me queda más que tomar el té y recordar lo bueno (y compartirlo :)