{x} Fanfiction: Written in the Stars
{x} Fandom: Marvel
{x} Language: Spanish
{x} Chapter: #1
{x} Rating: M
{x} Notes: ¡¡¡Al fin esta aquiiiiiiiiiii :_____________DDDD!!! Os juro que quiero llorar de la emoción T.T, aunque no estoy segura de sí me ha quedado bien pero bueno… ¡He conseguido escribirlo! En realidad lo terminé la semana pasada, pero al no tener internet no pude publicarlo… Nuevo mes, nuevo capítulo, nuevo fic (?). No quiero enredarme mucho con las notes porque ya he hablado muchas veces del fic y no quiero repetirme mucho xD. Básicamente recordar que me voy a basar más en los comics e iré adaptando cosas a mi manera, espero hacerlo bien porque estoy hasta temblando de los nervios x___________x’’’’… solo con decir que hasta sufría con las descripciones… (Si hay quejas a la Marvel Wiki, que las he sacado de ahí *?????* -esto de que en cada capítulo tengan un color de pelo u ojos diferentes es una locura-). En fin, pues espero que os guste mucho y espero también que la trama vaya mejorando a medida que siga :D (Con el hype de haber terminado este capítulo, aproveche y empecé el segundo y me dio tiempo a escribir una página, yay! *?????*). Bueno, seguro que me dejo mil cosas por decir pero ya me estoy alargando mucho… Ojala este bien y se entienda todo, y ya iréis notando inspiración de otros fandoms sci-fi, porque yo lo valgo (???). ¡Disfrutad :)!
¿Qué haría alguien si un día despertara en un lugar que no es su hogar y hubiera olvidado una parte de su vida? Había llegado a hacerse esa pregunta una y otra vez, en busca de soluciones, porque precisamente eso es lo que le había pasado a ella.
Recordaba su pequeño planeta natal Osiris. Había oído a gente llegando a compararlo tiempo atrás con otro planeta llamado Tierra, debido que tanto el planeta como sus habitantes eran bastante similares a ellos. Algunos consideraban a Osiris una versión mejorada de la Tierra debido a que, por mucho que pudieran llegar a parecerse, el ecosistema y naturaleza de los habitantes de Osiris seguían siendo más avanzados. Aunque todo aquello había dejado de tener importancia hacia años. Desde que el planeta fue atacado por un horrible titán enloquecido, la tecnología y el orden habían pasado a tener un mayor peso en los habitantes de Osiris convirtiéndolo en un planeta distinto al que había sido anteriormente.
Por otro lado recordaba a su madre Dorotea, con su cabello largo y rubio y sus grandes ojos azules, su semblante serio pero que era capaz de mostrar una gran ternura cuando quería. Nunca había conocido a su padre y había intentado dejar de darle tanta importancia hacía tiempo, por lo que prefería ignorar aquel apartado de su vida. Recordaba su infancia, su adolescencia y una gran parte de los años siguientes. Pero llegaba un punto donde ya no recordaba absolutamente nada. ¿Cuánto habría olvidado? ¿Semanas, meses, años? Lo último que recordaba, lo primero que recordó al despertar, fue un nombre: Alexander. Y sabía a quién pertenecía. Alexander, su hermano mayor.
También recordaba a su hermano bastante bien. Alto, de pelo castaño, grandes ojos azules y sonrisa encantadora. Pero su corazón se encogía de tristeza al recordarle. Le echaba tanto pero tanto de menos… y no tenía ni idea de dónde podía estar. Se mordió el labio inferior e intentó que la tristeza no la invadiera. ¿Tal vez debería volver a su planeta natal junto a su madre? No, algo le decía que no debía. Desde que se había despertado en aquel planeta, tenía la idea metida en la cabeza de que tenía que encontrar a Alexander. A lo mejor él tenía la respuesta de lo que le había podido pasar a ella… o ambos, dado al hecho que no tenía ni idea de su paradero.
.- ¿Lara? -dio un vote en la silla cuando escuchó que la llamaban.- ¿Va todo bien?
.- ¡Sí! ¡Todo va bien! -Contestó mientras se asomaba por la trampilla que daba al desván, el cual ahora utilizaba ella como su peculiar habitación, y vio a la señora Padme al pie de la escalera.- ¡Ahora bajo a desayunar!
Padme sonrió a modo de respuesta y se dirigió hacia la cocina. Lara se recogió, como de costumbre, su pelo rubio ceniza como pudo, esta vez en un moño mal hecho, dejó todo más o menos recogido (tenía pocas cosas, por lo que apenas le ocupaba mucho tiempo) y bajó para dirigirse a la cocina para encontrarse el desayuno ya preparado.
.- Haces ojeras. -Le señaló preocupada Padme mientras Lara se sentaba enfrente suyo.- ¿Te has pasado otra vez casi toda la noche despierta?
Lara Gale podía decir que había terminado teniendo bastante suerte. Tal vez una persona normal la hubiera mirado raro o llamado loca por ello, “¿Has perdido parte de tus recuerdos y no estas de los nervios?”. ¿Pero hay que mirar el lado positivo de las cosas, no? Se decía la joven, y ella definitivamente la había tenido. Obviamente al principio se había sentido asustada y desorientada, pero fue la señora Padme, una alíen humanoide de piel rosada y pelo rojo, natal de aquel planeta que debería de tener más o menos la misma edad que Dorotea, quien la había encontrado inconsciente y ella misma cuidó de la joven hasta aquel día. La había dejado hasta quedarse en su pequeña casa, ofreciéndole su desván para que usara de habitación. Básicamente había sido como una madre para ella durante aquellos meses.
.- Nervios… -contestó en voz baja Lara sin apartar la mirada del plato con el desayuno. Dudó en si decirlo en aquel momento o no, pero la emoción ganó y acabo soltándolo de una vez.- Creo que he encontrado una pista que puede llevarme hacia Lex. -Tragó saliva al arrepentirse de no habérselo dicho el día anterior, pero no se había visto con valor.
.- ¿Lex? ¿Hablas de tu hermano? -preguntó Padme sorprendida. Lara alzó su mirada celeste y contestó asintiendo despacio con la cabeza sin poder evitar sonreír nerviosa.- ¡Oh Lara! ¡Eso es maravilloso! -dijo ilusionada mientras se levantaba para acercarse a la joven y darle un abrazo.- ¿Qué es lo que has encontrado?
.- Ayer fui a dar una vuelta por el puerto y escuché que iba a llegar una nave Reynolds. -Hizo una pausa antes de proseguir y cayó en la cuenta de que tal vez Padme no sabía de qué estaba hablando.- Reynolds es un grupo de investigación y mi hermano ha llegado a colaborar con ellos. -le explicó la joven sin poder evitar sonreír al recordar orgullosa a su hermano. Alexander trabajaba en el campo de la medicina mientras que ella se había especializado en tecnología de la información.- Ayer por la noche busqué información y es cierto, llega hoy. Quiero ir y ver si hay alguien que le conozca… o tal vez con suerte me dejen ir con ellos y pueda encontrar algo o alguien que me ayude a llegar hasta él. -concluyó esperanzada.
.- ¿Entonces te marchas? -preguntó Padme con tristeza pero aun así haciendo un esfuerzo por sonreír. Lara sintió como se le hacía un nudo en la garganta y volvió a asentir despacio con la cabeza a modo de respuesta.- Bueno, tarde o temprano iba a llegar ese momento… -murmuró para sí misma.- Sera mejor que desayunemos, ¿no crees? -le dijo con ternura mientras le acariciaba un brazo a modo maternal.- ¡Tienes que coger fuerzas! -añadió alegremente.
Desayunaron tranquilamente mientras hablaban de temas sin importancia como cada mañana. Una vez terminaron, Lara la ayudó a recoger la mesa y se dirigió rápido al desván para preparar su bolsa antes de marcharse. Una vez subió y recogió su única mochila, la que llevaba el día que despertó allí, se quedó quieta de pie y observó un par de segundos en silencio la que había sido su habitación durante aquel tiempo. El desván solo tenía una ventana, pero era lo bastante grande como para que entrara bastante luz, y tenía muy pocos muebles: un colchón que a duras penas había conseguido subir allí para usar de cama, un baúl donde guardaba la ropa que llevaba en la mochila cuando llegó y la que había conseguido después y una mesa improvisada que ella misma había hecho con trozos de madera que había encontrado donde pudiera trabajar con el ordenador. Empezó a prepararlo todo antes de que la invadiera la nostalgia y, mientras sacaba la ropa del baúl, escuchó unos pasos y vio a Padme entrando con una mochila de tela un poco más grande de la suya.
.- He pensado que tal vez necesitarías dos bolsas. -le dijo sonriéndole con dulzura. Lara sonrió agradecida a modo de respuesta y dejó que Padme la ayudara a recoger sus pocas pertenencias.- ¿Te falta mucho? -le preguntó una vez ya había metido toda la ropa en la segunda bolsa.
.- No, ya casi esta… -murmuró Lara mientras guardaba su portátil y un par de dispositivos móviles. Miró a su alrededor asegurándose de que no faltaba nada y se fijó que encima de la mesa había dejado su libro favorito, el único de su colección que tenía allí.- ¡Madre mía! ¡No podía dejarme eso! -Se levantó deprisa para ir a recogerlo y se volteó para mirar a Padme cuando ella le preguntó que era.- Es mi libro favorito, lo tengo desde pequeña. -le dio la vuelta para que lo viera y Padme hizo una mueca al ver que no lo conocía de nada.- Mi hermano me lo leía de pequeña y terminó regalándomelo… es algo así como un amuleto de la suerte. -dijo sonriendo nerviosa y volvió a posar su mirada en el libro. Lara no tenía ni idea de donde había sacado Alexander aquel libro, siempre le había dicho que sus padres lo habían conseguido en un viaje. Se trataba de una novela corta llamada ‘El principito’ de un tal Antoine de Saint-Exupéry (La joven estaba segura de que pronunciaba mal el nombre del autor, por lo que prefería no mencionarlo demasiado).
.- Pues no te lo olvides, a ver si te da suerte. -Dijo Padme volviendo a su tono de alegría habitual.- ¡Y date prisa o esa nave se ira sin ti! -añadió para animarla. Terminaron de preparar rápido las bolsas y Padme acompañó a Lara hasta la puerta.- Es como ver a una hija partir… -susurró inconscientemente en voz baja para sí misma y Lara no pudo evitar entristecerse al oírla.- ¿Me llamaras verdad? -Le preguntó mirándola con lágrimas en los ojos.- Puedes volver siempre que quieras, -continuó mientras se detenía y cogía a Lara del brazo con cuidado para que ella también se detuviera.- esta sigue siendo tu casa y serás siempre bienvenida. -le dijo intentando sonreír y no llorar.
.- Lo sé. -Dijo Lara mientras sentía que ella también empezaría a llorar.- Muchísimas gracias por todo, de corazón. No sé cómo podré llegar a agradecerte todo lo que has hecho por mi… -Lara la abrazó con fuerza y Padme le devolvió el abrazo al instante.- ¡Hasta pronto! -se despidió la joven una vez se separó de ella y se marchó de allí, sin mirar atrás, decidida a encontrar algo que la ayudara a estar más cerca de Alexander. El corazón le latía con más fuerza a cada paso que daba, lleno de emoción y nervios, y cuando menos se dio cuenta, Lara echó a correr dispuesta a no perder ni un minuto más.
Llegó rápido al puerto y se detuvo para recuperar aire mientras echaba un vistazo rápido a la hilera de naves espaciales que tenía al frente. No visualizó la nave Reynolds, por lo que empezó a pasearse por allí mirando atentamente a las demás. Justo cuando iba a perder la esperanza, gracias a que había dos miembros de la nave fuera, la vio entre otras dos bastante parecidas y Lara estuvo a punto de dar saltos de alegría sin creer que aún no hubiera despegado. La joven respiró hondo intentando serenarse y se acercó dando zancadas pero caminando segura de sí misma.
.- ¡Buenos días! -Saludó alegremente a los miembros de la nave que había enfrente y estos la miraron al oírla.- Disculpad, -dijo de manera educada y acercándose cautelosamente un poco más.- ¿Por casualidad no aceptareis pasajeros?
.- No aceptamos pasajeros, lo sentimos jovencita. -contestó uno de ellos. Pero Lara no pensaba darse por vencida tan fácilmente.
.- ¿Y no aceptareis más personal? -Preguntó esta vez ella mientras daba un paso al frente y, antes de que pudieran contestar, abrió rápido su mochila y sacó uno de sus dispositivos móviles.- Soy buena con los ordenadores, yo misma he modificado y mejorado este dispositivo… -explicó alardeando de sus conocimientos.- Tal vez pueda serviros de ayuda. -concluyó con una de sus sonrisas más encantadoras.
.- No necesitamos más personal… -dijo el otro hombre sin ni siquiera mirarla.- Puedes marcharte de aquí.
.- ¡Tengo dinero! -Exclamó Lara sin pensar y los dos hombres la miraron atentamente.- ¿Si os pago me dejaríais ir con vosotros? -preguntó sin poder evitar encogerse sobre si misma nerviosa.- Necesito ir en la nave… es importante. -Empezó a suplicar.- Estoy buscando a un hombre llamado Alexander Gale, ¿Le conocéis? -Ambos negaron, pero Lara intentó no perder la esperanza.- ¿Y no hay nadie en la nave que le conozca? Veréis, es médico y alguna vez ha llegado a colaborar con vos…
.- No conocemos a ningún Alexander Gale y no aceptamos más pasajeros. Lo sentimos. -Repitió uno de los dos.- Y ahora si nos disculpas, despegaremos de aquí a unos minutos y no podemos perder más el tiempo.
Lara quiso detenerles y continuar suplicando para la que dejaran ir a bordo, pero uno de los hombres se fue a revisar cargamento que traían justo en aquel momento mientras que el otro volvió dentro de la nave, dejando a la joven con la palabra en la boca. La rubia se quedó quieta anonada durante un par de segundos y después se marchó despacio de allí hasta llegar a un local cercano. Se recostó contra la pared exterior y dejó caer sus dos bolsas, cerró los ojos mientras se deslizaba hasta quedar sentada en el suelo y flexionó las rodillas para poder abrazar sus piernas. “¿Y ahora que voy a hacer?” se dijo para sus adentros sintiéndose derrotada, miró de reojo la bolsa que le había prestado Padme, “Tal vez debería volver con Padme”. Negó rápido con la cabeza. No podía hacer eso, ella ya la había ayudado durante bastante tiempo y ya iba siendo hora de que hiciera algo por su cuenta si realmente quería encontrar a Alexander. Volvió a posar su mirada en la lejanía, observando todas las naves que había en el puerto. Tenía que pensar rápidamente un plan B que pudiera servirle y abrió su mochila en busca de algo que pudiera ayudarla. Cogió su portátil, lo encendió con la esperanza de que solo haciendo eso se le ocurriese alguna idea y volvió a mirar a su alrededor. Entonces fue cuando se fijó en la pequeña central del puerto. Allí deberían controlar las llegadas e idas de las naves, las naves en sí, su cargamento, su tripulación…
¿Cómo no se le había ocurrido antes?
Empezó a teclear deprisa en el portátil. Intentando conseguir acceder al sistema de la central, donde tendrían almacenada todo tipo de información sobre las naves que se encontraban aquella mañana en el puerto. No era la primera vez que hackeaba un sistema, aquello ya era pan comido para ella. Sería inútil conseguir una identificación falsa que la ayudara a entrar en la nave Reynolds (al fin y al cabo ella no iba uniformada como ellos y los dos miembros de antes podían identificarla fácilmente), pero si podía conseguir el número de la nave, podría entrar al sistema de la nave en sí y solo sería cuestión de desactivar las posibles alarmas que podrían tener la nave y colarse.
Lo dicho, aquello no suponía un gran reto para ella.
Lara alzó los puños triunfal al ver que había conseguido el número de la nave y lo repitió un par de veces en voz baja para no olvidarlo mientras apagaba el portátil y encendía otro de sus dispositivos móviles. Introdujo el número de la nave en el radar que tenía instalado en una su Tablet, recogió sus cosas y se levantó para dirigirse hacia allí. Mientras caminaba, fue adelantando trabajo y se encargó de obtener datos sobre las entradas y alarmas de la nave. La joven decidió que lo mejor sería entrar por la puerta de seguridad de la nave y una vez estando dentro esconderse en uno de los almacenes de los que disponían. Ya estaba llegando a la nave cuando encontró fácilmente los códigos de las puertas de las salas selladas, solo quedaba desactivar la alarma de seguridad para poder abrir la puerta. Miró de un lado a otro disimuladamente, por suerte no había nadie alrededor que pudiera verla, y se situó enfrente de la salida de emergencia, que por suerte se encontraba al otro lado de la nave, lejos de la puerta principal. Respiró hondo y desactivó la alarma desde su Tablet. Lara se quedó totalmente quieta, asustada por si había metido la pata, y acercó la mano temblorosa hacia el picaporte. Contó hasta diez, cerró los ojos con fuerza y abrió la puerta sin pensárselo dos veces. Sonrió ampliamente al ver como no había sonado la alarma y guardó rápidamente el dispositivo y se asomó para comprobar que no había nadie.
La rubia suspiró sintiéndose aliviada, sin poder creer que estuviera teniendo tanta suerte. Sabiendo que no podía perder ni un minuto más, se adentró sin hacer ruido y se dirigió deprisa al almacén más cercano. Volvió a echar una ojeada alrededor para comprobar que no había nadie y tecleó deprisa el código de la puerta. Lara estuvo a punto de exclamar triunfal cuando la puerta se abrió, pero se contuvo y entró deprisa cerrando la puerta intentando no hacer ruido. La joven se quedó quieta un par de segundos intentando relajarse, era la primera vez que hacia algo así y ni se había dado cuenta de lo deprisa que le latía el corazón de los nervios. Se dirigió hacia un pilón de cajas que había en una esquina de la sala y se sentó detrás para esconderse. Respiró profundamente para terminar de serenarse y una vez estando tranquila, sacó de nuevo su Tablet para volver a activar las alarmas, como si nada hubiera ocurrido. Si había conseguido ser lo suficientemente rápida, ningún miembro de la nave se habría dado cuenta de que alguien había accedido a su sistema.
Pero justo cuando estaba terminando de activar las alarmas, escuchó pasos y voces en el pasillo acercándose. Lara sintió como se le helaba la sangre al oír como cada vez estaban más cerca. Miró nerviosa a los lados y por suerte vio un armario que parecía lo suficientemente grande para esconderse dentro. Recogió rápido sus cosas y se metió dentro del armario, justo a la vez que se abría la puerta, pero los pasos se habían detenido.
.- ¿Qué dices? ¿Qué crees haber visto algo? -preguntó una voz masculina. Lara se hizo un ovillo en un rincón del armario, se tapó la boca con una mano y guardó como pudo su Tablet en una de sus bolsas.- Anda, dejémonos de tonterías y vayamos a buscar lo que nos han pedido… -dijo y la joven escuchó como entraban en la sala, sin moverse ni un milímetro temiendo ser descubierta. De repente los pasos se detuvieron de nuevo.- Tenias razón Groot, hay alguien en la sala. -murmuró, pero aun así Lara fue capaz de oírle.
Empezó a temblar, sabiendo que iban a descubrirla. Lara cerró los ojos y apoyó la cabeza en la pared del armario. “Ya está, se acabó” se dijo para sus adentros, y antes de que pudiera decir o hacer algo, siquiera llorar, la puerta del armario se abrió con fuerza de repente sobresaltando a la joven. Lara no pudo evitar abrir los ojos horrorizada al ver quien, o más bien el que, había abierto la puerta. Se trataba ni más ni menos que una criatura enorme con aspecto de árbol, la cual vestía tranquilamente un uniforme azulado con detalles rojos. Lara se percató en que aquel no era el uniforme de la tripulación de Reynolds. ¿Se habría equivocado al introducir el número de la nave?
.- ¡SOY GROOT! -exclamó el árbol cabreado mientras cogía con fuerza a Lara tirándola al suelo.
La joven rodó por el suelo para evitar que volviera atraparla hasta chocar con unas cajas que había cerca. Intentó incorporarse en el suelo, pero antes de que pudiera levantarse, otra criatura saltó encima de ella, colocándose encima de sus rodillas impidiendo que la joven se moviera. Lara se apoyó sobre sus codos y abrió los ojos sin poder otra vez creer lo que veía. Si el árbol ya le había dejado a cuadros, lo que tenía ahora encima era igual de imposible de creer. Se trataba de un mapache, vestido con el mismo uniforme, y sostenía tranquilamente una pistola tan grande como su tamaño. El mapache apuntó a la cara de Lara.
.- ¿Quién eres y que estás haciendo aquí? -preguntó seriamente el mapache.
Lara fue a contestarle, pero entonces reparó en que el mapache le había hablado y reconoció su voz como la que había oído antes mientras estaba escondida dentro del armario. Aunque había abierto la boca, la rubia era incapaz de decir algo, lo único que pudo hacer fue quedarse señalando al animal y después miró de reojo a la criatura que le había sacado de su escondite, la cual se había situado muy cerca de su compañero, dispuesto a echarle una mano si era necesario. Se quedó mirando a ambos incapaz de reaccionar. ¿Un árbol con vida propia y un mapache armado que hablaba? ¿Acaso eran miembros de la nave? ¿Qué lugar era aquel? El mapache fue a hablarle otra vez, pero Lara gritó con todas sus fuerzas y empezó a tirarles las cajas que tenía al lado. Aprovechando el pequeño momento de distracción de ellos, la joven alargó su brazo hasta alcanzar una de sus bolsas que había caído fuera del armario y no dudó en usarla para quitarse al mapache de encima. Lara se levantó deprisa y le tiró la bolsa encima al árbol, antes de que este pudiera atacarla y salió corriendo de la sala.
.- ¡¡¡Que alguien la detenga!!! -escuchó como gritaba el mapache con todas sus fuerzas. Lara solo podía pensar en huir de allí y ni siquiera reparó en que alguien se acercaba deprisa a la sala y la joven chocó de pleno, cayendo al suelo ella sola.
Alzó temerosa su mirada para ver quién podría ser esta vez. Se trataba de un hombre que imponía mucho solo con verle. Era muy alto y musculoso, calvo, de ojos color rojo y piel verde, la cual tenía muchos tatuajes también de color rojo que Lara pudo ver ya que el hombre iba sin camiseta.
.- ¿Se puede saber qué haces aquí? -preguntó él también hablando con voz grave. Lara no sabía qué hacer y, aunque en el fondo sabía que sería inútil, echó a correr intentando escapar. El hombre la atrapó rápidamente y la retuvo cogiéndola con fuerza de los brazos.
.- ¡Estaba escondida en el almacén! -Escuchó al mapache decir mientras salía de la sala acompañado del árbol.- ¿Qué hacemos con ella? -preguntó mientras se acercaba a su compañero.
.- No podemos dejarla ir así sin más, -Respondió el hombre que tenía atrapado a Lara mientras ella forcejeaba con tal de liberarse.- se ha colado en nuestra nave. -El mapache fue a rectificarle la lógica que había en lo que acababa de decir, pero el hombre prosiguió.- Creo que eso debería decidirlo Quill.
.- Hummm… que remedio. -Suspiró el mapache encogiéndose de hombros.- Tal vez tienes razón… -Lara cerró los ojos sintiéndose agotada e intentó dejar su mente en blanco, sin prestarles atención. “Tal vez todo esto es una pesadilla y me despierte de aquí poco” pensó la joven para sus adentros.- ¿Qué hacemos con ella mientras tanto? ¿La dejamos en alguna sala y ya hablara él con ella?
.- Me parece bien. -contestó su compañero y Lara dio un grito abriendo rápidamente los ojos cuando la alzó en el aire y la puso como si nada sobre su hombro, como si se tratara de un simple saco.- La llevaré y avisaré a Quill. -añadió y se fue de allí sin soltar a la rubia, la cual empezó a patalear en un nuevo intento inútil de liberarse. Lara resopló cansada y le echó una mirada asesina al mapache al oírle soltar una risita.
.- ¡Suéltame! -Gritó Lara volviendo a patalear.- ¡Soy inocente! ¡Lo juro! -Pero el hombre de piel verde no le hizo ni caso y continuó con su trayecto.- ¡Tengo derecho a hablar! -Lara dejó de patalear, hizo una pausa y chasqueó la lengua.- Ay no, eso era derecho a silencio… -murmuró para sí misma sintiéndose estúpida.- Da igual, ¡Déjame irme! -continuó exclamando y volviendo a patalear. Se calló cuando el tipo altote se detuvo y la dejó de pie en el suelo.- Hombre, gracias. -dijo con sarcasmo y no pudo decir nada más porque el hombre la empujó a dentro de una sala. La joven tuvo la mala suerte de tropezar con su propio pie y cayó de bruces al suelo.- ¿Pero qué…? -Murmuró y se volteó deprisa al ver como el hombre cerraba la puerta.- ¡No, no, no, no! -dijo apresurada y se levantó deprisa. Pero justo cuando consiguió ponerse en pie, la puerta ya se había cerrado.- ¡No me dejes aquí! ¡Te he dicho que soy inocente! -gritó mientras golpeaba la puerta con las dos manos. Continuó golpeando la puerta hasta que empezaron a dolerle las manos. Intentó abrirla a base de dar patadas, pero seguía siendo de lo más inútil. Echó una ojeada rápida a la sala, en la cual solo había una mesa y dos sillas, y se planteó intentar golpear la puerta con alguna de las sillas, pero sabía que también sería inútil. Suspiró agotada y se separó de la puerta.
Lara empezó a caminar de un lado a otro de la sala mientras se mordía las uñas nerviosa. No podía estar pasando, realmente aquello no podía estar pasando… Se detuvo para pellizcarse en el brazo y soltó un quejido. Efectivamente, por su desgracia, aquello era real. Dio un bote cuando creyó oír la voz del tipo de antes a lo lejos y la joven se mantuvo en silencio para escuchar mejor. Estaba segura de que era él, pero había una segunda voz también masculina y cada vez se oía más fuerte, por lo que tendrían que estar acercándose. Tragó saliva nerviosa, ¿De quién podría tratarse? Después de lo que había visto, podía esperarse cualquier cosa… Escuchó las voces justo detrás de la puerta y unos pasos alejándose. Lara procuró no mostrarse nerviosa y se puso en alerta, preparada para lo que fuera a encontrarse, pero, cuando la puerta se abrió, resultó ser alguien que no se esperaba.
Quien acababa de llegar resultaba ser un hombre joven y de pelo castaño claro, bastante alto, que rondaría los 30, con ojos azules y barba de tres días. Vestía con el mismo uniforme azulado y rojo que llevaban los otros miembros de la nave con los que Lara se había topado, pero con la diferencia que el suyo llevaba una llama amarilla grabada en medio de la chaqueta. La joven abrió la boca sin saber que decir al verle y él arqueó una ceja mientras la observaba detalladamente.
.- ¿Tú eres la que se ha colado en mi nave? -Preguntó el hombre de repente y Lara imaginó que se trataría del jefe de aquel grupo.- Siéntate. -le ordenó mientras le señalaba una de las sillas que había en la sala.
.- ¿No puedo quedarme de pie? Es que llevo bastante rato sentada y… -El castaño cerró la puerta dando un portazo sonoro y Lara se sentó de inmediato sin siquiera parpadear. La joven bajó la mirada sin atreverse a mirarle.
.- ¿Cómo te llamas? -preguntó mientras se acercaba a la silla que había al otro lado de la mesa, justo enfrente de ella.
.- Lara Gale. -contestó de inmediato.
.- No tienes pinta de delincuente… -comentó él mientras se sentaba.
.- No soy una delincuente. -dijo Lara en su defensa clavando su mirada en él.
.- ¿Y cómo llamas lo de hackear? -preguntó el castaño haciéndose el divertido pero procurando no dejar de sonar serio. Lara se encogió de hombros y miró a los lados nerviosa.
.- ¿Un… hobby…? -Murmuró mirándole de nuevo y él alzó las cejas incrédulo.-… que no es mío. -añadió sin pensar y cerró los ojos con fuerza al darse cuenta de que lo había dicho no tenía sentido. El hombre dio un golpe con la mano en la mesa provocando que Lara se sobresaltara.
.- ¿Intentas tomarme el pelo? -preguntó mosqueado y Lara negó con la cabeza deprisa y nerviosa.- ¿Tienes idea de dónde estás? -preguntó despacio y muy serio después de hacer una pequeña pausa.
.- ¿En un circo? -Dijo Lara sin pensar y el hombre abrió los ojos como platos sin creer lo que acababa de oír.- ¡Oh vamos! ¿Un mapache que habla? ¿Un árbol viviente? -Continuó alzando la voz, empezando a sentirse más frustrada que nerviosa por la situación.- Si esto no es un circo, no tengo ni idea de que puede ser…
.- ¿No sabes quién soy, verdad? -Preguntó él apoyando los codos encima de la mesa y Lara negó despacio con la cabeza.- Star-Lord. -se presentó con énfasis.
.- ¿Quién? -preguntó ella parpadeando confundida.
.- Olvídalo. -Murmuró él entre dientes después de suspirar pesadamente. Lara empezaba a pensar que estaba consiguiendo, sin darse cuenta, dañar completamente su ego.- ¿Por qué estás aquí? ¿Qué es lo que buscas de nosotros? -le preguntó mosqueado y señalándola con el dedo.- ¿Trabajas para alguien?
.- ¡No quiero nada de vosotros! ¡Yo no quería estar en esta nave! ¡Me equivoqué cuando quise entrar! -Exclamó Lara defendiéndose.
.- Entonces me estás diciendo que aun así planeabas colarte en otra. -la interrumpió Star-Lord y Lara se mordió el labio inferior nerviosa.
.- Hay una explicación… de verdad que la hay… -empezó a hablar Lara mientras procuraba que no se le quebrara la voz. Star-Lord se cruzó de brazos y esperó a que se explicara.- Quería ir en la nave Reynolds que había llegado hoy, pero no me dejaron. -Los ojos claros de Lara se volvieron acuosos debido al recordar aquel malogro.- Nunca he hecho nada malo, te prometo que no hubiera pensado en colarme si no fuera por algo importante… -dijo con un hilo de voz y él se quedó unos segundos en silencio sin dejar de observarla.
.- ¿Eres de aquí? -preguntó él continuando el interrogatorio. Lara negó con la cabeza y contestó diciéndole que era de Osiris, pero, como la joven se imaginaba, el tal Star-Lord no conocía ese planeta para nada.- Bueno Lara… -suspiró pesadamente después de un pequeño silencio mientras daba golpecitos en la mesa con las yemas de los dedos. - Me temo que no puedo ayudarte. -Lara abrió los ojos horrorizada y le miró suplicante.- Y esto no parece que vaya a ir a ninguna parte… así que… -Click. La rubia bajó la mirada al oír el sonido y dio un sobresalto al ver que Star-Lord le había puesto unas esposas en las muñecas.- me toca escoger opciones más drásticas y hablaré con mis compañeros para ver que hacemos contigo.
.- ¡NO! -gritó Lara y se levantó deprisa antes de que Star-Lord la cogiera de los brazos. Él se levantó tranquilo y Lara retrocedió hasta toparse con la pared, a pesar de que sabía que no tenía escapatoria.- ¿De verdad vas a detenerme? -Preguntó con voz temblorosa mientras él se acercaba.- Por favor, no lo hagas. -suplicó esta vez. Pero él hizo oídos sordos y la cogió de uno de sus brazos.
Lara forcejeó con la esperanza de liberarse, pero al parecer el hombre tenía más fuerza de la que aparentaba y le resultaba imposible, por lo que la joven se rindió y dejó que la llevara donde fuera que quisiera llevarla. Star-Lord no dijo absolutamente nada más y no la soltó ni siquiera para cerrar la puerta al salir. Empezaron a caminar en silencio por el pasillo, Lara con la mirada puesta en el suelo y Star-Lord mirando al frente. Apenas habían pasado unos minutos cuando Lara se percató de que aquel era el pasillo por el que había pasado al colarse en la nave, con suerte aún podría escapar por la puerta de emergencia por la que había entrado. Solo tenía que encontrar una manera de distraer al tal Star-Lord o como se llamara, pero estaba más que claro que no iba a soltarla fácilmente…
.- ¿Ni siquiera alguno de tus compañeros va a interrogarme? -Preguntó la rubia sin mirarle y rompiendo así el silencio.- No sé, el típico “poli bueno-poli malo”…
.- Yo era el poli bueno. -contestó él de manera seca sin mirarla tampoco.
.- ¿Sí? -Preguntó esta vez ella haciéndose la curiosa.- ¿Y quién es el poli malo?... -añadió bajando la voz, haciendo ver que le daba miedo saber la respuesta.
.- Mi compañero el grandullón. -dijo Star-Lord sin cambiar el tono de voz.
.- ¿Cuál de ellos? -Lara observó por el rabillo del ojo como él suspiraba pesadamente y sintió como ya no la agarraba con tanta fuerza del brazo. ¿Lo estaría consiguiendo? ¿Le estaría distrayendo? Tal vez aquel era el momento de utilizar su técnica especial (y única) de combate.- ¿El árbol o el de los tatuajes?
.- Pues…
Star-Lord no pudo acabar su contestación ya que Lara se apresuró en alzar el brazo y golpearle con el codo en la cara, aunque la joven en vez de golpearle en la mandíbula como hubiera querido, terminó golpeándole en la nariz. Pero aun así sirvió para que Star-Lord la soltara al llevarse las manos a la nariz mientras soltaba un gran quejido. Lara supo que no podía desaprovechar el momento y todo lo rápido que pudo, aunque con pasos torpes, se alejó lo suficiente para poder darle un puntapié en la entrepierna. La joven estaba segura que en aquel momento se había detenido el tiempo, y, si no lo había hecho, le parecía que estaba pasando muy muy despacio. Lara se había quedado con los brazos un poco alzados, en un gesto de protección (o eso creía ella) y lista para golpearle con los puños si era necesario, y con la rodilla de la pierna con la que le había golpeado flexionada, preparada por si tenía que darle una patada. Star-Lord abrió la boca, pero fue incapaz de hacer sonido alguno y cayó de rodillas al suelo mientras soltaba un angustioso y prolongado gemido de dolor. La rubia, sin ni siquiera pensarlo y dejándose llevar por la adrenalina, le dio un leve empujón con el pie en el pecho pero que ya sirvió para que el hombre cayera totalmente al suelo.
.- Pero serás… -murmuró él como pudo, intentando no quejarse del dolor que sentía en aquel momento. Star-Lord se mordió el labio inferior con fuerza y se llevó las manos a la entrepierna, pero antes de que pudiera hacerse un ovillo en el suelo, Lara le puso el pie en el pecho procurando no hacer presión.
.- Lo siento. -dijo ella intentando hablar de manera solemne y el castaño la miró estupefacto a mas no poder. “¿En serio esta tía se está disculpando?” se preguntó Star-Lord para sus adentros.- Pero no me has dejado otra opción… -murmuró sin atreverse a mirarle y sin saber realmente que hacer o decir, ella nunca había tenido la necesidad de amenazar a alguien. O al menos que recordara.
Lara se lo quedó mirando en silencio un par de segundos y tragó saliva nerviosa, sabiendo que había metido la pata a más no poder. Pero él no dijo o hizo nada, quedándose mirándola también en silencio… aunque aquello probablemente fuera a que simplemente estaba muriéndose de dolor debido al golpe en la entrepierna y fuera incapaz de reaccionar. Lara negó con la cabeza volviendo a la realidad, le lanzó una mirada fugaz a Star-Lord dudando en sí debería de darle algún golpe más, pero la joven sabía que ya se había pasado lo suficiente por lo que decidió que sería mejor que no. Sin pensárselo dos veces, Lara echó a correr hacia la salida de emergencia antes de que algún miembro de la nave consiguiera alcanzarla y la detuviera de nuevo. No quería imaginarse como llegarían a reaccionar con ella esta vez, dudaba que fueran a ser muy comprensivos.
La rubia se apresuró a llegar a la puerta de la salida de emergencia y la abrió sin dudarlo. En cuanto se abrió, saltó la alarma de emergencia y Lara salió de la nave y empezó a correr intentando alejarse lo más posible, procurando pasar por rincones del puerto donde no hubiera gente que pudiera verla esposada. Cuando creyó que llevaba bastante ventaja, se escondió en la esquina de un callejón solitario y se dejó caer en el suelo para recuperar aire. La joven estaba más cansada de lo que creía, le temblaban las piernas e incluso dar grandes boconadas de aire le resultaba doloroso. Intentó relajarse pensando en el siguiente movimiento. “Tal vez ahora sí que debería ir a ver a Padme…” pensó agotada, pero primero tenía que liberarse de las esposas. Alzo un poco los brazos para obsérvalas con detalle, no tenía y tampoco había alrededor algo que pudiera servirle para romperlas… sus bolsas se habían quedado dentro de la nave. Al caer en ese detalle, su corazón dio un vuelco asustada.
.- ‘El principito’… -dijo preocupada en voz baja.- ‘El principito’ estaba en una de las bolsas… Se ha quedado en la nave…
Le daba igual su portátil, le daba igual sus otros dispositivos… Pero necesitaba el libro. No podía perder el libro. Era su mayor tesoro y el recuerdo más cercano de su hermano. Lara se olvidó de las esposas, solo podía pensar en el libro. No conseguía recordar en cuál de las dos bolsas lo había guardado, ¿Y si estaba en la que había usado para golpear al mapache y al árbol y el libro se había roto? Estaba un poco viejo, era muy delicado… Lara se levantó decidida. Iría a buscar a Padme, le pediría ayuda y después recuperaría ‘El principito’ como fuera. No pensaba dejarlo en mano de aquella panda de raritos. Entonces fue cuando volvió a reparar en el primer problema: aún seguía esposada. Se apoyó en la pared y miró sus manos. Solo había un método que en aquel momento pudiera servirle para quitarse las esposas. No le hacía ni pizca de gracia pero tenía que hacerlo: debería romperse una de sus muñecas. Con una, la izquierda, ya creyó que bastaría. Lara respiró profundamente, cerró los ojos y, antes de que pudiera terminar de contar hasta diez, se mordió la lengua para no quejarse del dolor, hizo fuerza y… Crack.
Con su mano derecha, terminó de quitarse la esposa de la muñeca rota y agradeció que sus pantalones llevaran bolsillos lo suficientemente grandes como para poder esconderla. Se metió también la mano derecha en el bolsillo para disimular mejor la muñeca aun esposada y se dirigió a casa de Padme a paso tranquilo pero procurando estar alerta por si alguien de la nave había salido a buscarla. Nunca un camino se le había hecho tan angustioso... Entre los nervios y el dolor de la muñeca rota, los minutos le parecían eternos. Cuando visualizó la casa de Padme, Lara no pudo evitar sonreír llena de esperanza otra vez y recorrió los últimos metros corriendo lo más deprisa que pudo.
.- ¡Padme! -Gritó Lara mientras llamaba a la puerta.- ¡Padme, soy yo! ¡Lara! -Hizo una pausa esperando una respuesta, pero solo había silencio.- ¡Padme! ¡Abre la puerta por favor! ¡Soy yo! -exclamó y fue a llamar a la puerta otra vez, pero esta se abrió y apareció Padme mirándola confusa.- ¡Gracias a Das’t! -Dijo la joven con alegría y no pudo evitar abrazarla con fuerza.- ¿Puedo entrar? -Preguntó y Padme se hizo a un lado para dejarla pasar.- Oh Padme… no podrás creer que me ha pasado… -empezó a explicar sintiéndose aun nerviosa pero empezando a sentirse por otro lado aliviada. Lara entró y se dirigió hacia el comedor, sin percatarse de la expresión seria de la pelirroja y de cómo la seguía con la mirada mientras cerraba la puerta despacio procurando no hacer ruido.- Encontré la nave Reynolds en el puerto, pero cuando me acerque a hablarles me dijeron que… -Lara se calló de repente al entrar al comedor y ver el aspecto que tenía.
Había objetos tirados y rotos por el suelo, como el jarrón y las fotos que tenía Padme en la mesita al lado del sofá. También había una silla tirada en el suelo y la mesa estaba movida. Allí había habido claramente una pelea y no había dado tiempo a recogerlo. La joven sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo al ver gotas de sangre seca en el suelo.
.-… ¿Padme? -preguntó Lara con miedo al ver que no estaba a su lado. Se volteó despacio sin dejar de temblar y la vio acercándose a ella a paso tranquilo, armada con una daga. Padme cambió su expresión seria por una sonrisa maliciosa al ver el miedo reflejado en el rostro de la joven.- ¿Padme? ¿Qué esta pas…? -preguntó aún más asustada que antes y retrocediendo unos pasos.
No pudo terminar su pregunta y se detuvo completamente horrorizada al ver como el rostro de Padme empezaba a cambiar. La forma de los ojos, la nariz y la boca eran completamente distintas. Padme aprovechó que Lara se había quedado en shock y se abalanzó hacia ella dispuesta a atacarla con la daga. Lara gritó asustada e intentó hacerse con algo que le sirviera para defenderse, pero Padme la empujó con fuerza y la rubia chocó de espaldas contra la mesa, a la cual se agarró como pudo para no caer al suelo. Antes de que pudiera huir de allí, Padme la agarró del cuello y la lanzó contra la pared de al lado. Lara se golpeó en la cabeza y cayó al suelo medio inconsciente. La joven intentó incorporarse en el suelo, pero todo a su alrededor daba vueltas y se sentía dolorida de pies a cabeza. Miró, lidiando contra no perder la conciencia, como Padme se acercaba a ella despacio aun armada con la daga. Aquella no podía ser Padme… se decía la joven para sus adentros, no solo porque aquella fuerza y agilidad no eran normales, Lara sabía que Padme nunca haría daño a alguien.
.- ¿Padme?... -empezó a hablar Lara con un hilo de voz.- ¿Qué estás haciendo? Soy yo, Lara… -le dijo asustada intentando hacerla entrar en razón.
Padme se situó enfrente de ella con una sonrisa triunfal en la cara, sabiendo que iba a conseguir lograr su objetivo, y alzó el brazo con el que sostenía la daga. Lara cerró los ojos derrotada, sabiendo que aquel seria su fin y no podría escapar de él. Se quedó quieta esperando en el suelo y escuchó el movimiento de un arma afilada, pero no sintió daño alguno. ¿Tan rápida habría sido su muerte? Lara dudó, una vocecita en su cabeza le decía que se arrepentiría de ello, pero decidió intentar abrir los ojos y lo que vio le dejo aún más horrorizada de lo que ya estaba.
La cabeza decapitada de Padme se encontraba delante de sus narices y pudo ver como el resto del cuerpo caía también al suelo justo en aquel momento. Lara se apoyó en el suelo con ayuda de su mano derecha para incorporarse y ver al causante de ello. Se trataba de una mujer joven de piel verdosa, excepto por los círculos amarillos que rodeaban cada uno de sus ojos dorados, con el pelo largo oscuro. Lara se fijó en que la mujer iba armada con una espada, manchada con sangre la cual probablemente sería de Padme.
.- Te lo dije, Adam. -dijo de repente la mujer mientras se volteaba para ver a un hombre que debería de tener más o menos la misma edad que ella, acercándose. Lara miró al hombre. Este, a diferencia de su compañera, tenía unos rasgos más claros. Piel dorada, ojos rojos y pelo que le llegaba hasta los hombros también de color dorado.- Un skrull.
Lara intentó levantarse y soltó un quejido al apoyar la mano izquierda en el suelo. Con el miedo había olvidado por completo que tenía la muñeca rota. La voz de Lara pareció llamar la atención de los recién llegados y posaron su mirada en ella, quedándose los tres mirándose en silencio. Lara intentó hablar, pero empezó a sentirse mareada y fue incapaz de pronunciar algo coherente. Vio como el hombre dio un paso al frente para acercarse a ella, pero antes de que pudiera decir algo, Lara cayó al suelo inconsciente.