No me lo creo...

May 18, 2006 13:58

Lo que sigue a continuación es una reflexión absolutamente personal e intransferible que, por primera vez, sin que sirva de precedente y sin que implique que me he vuelto lista de repente, versará sobre un tema que, fuera del trabajo, me he prometido a mí misma no tratar nunca (aunque, como diría Pratchett, se trata más bien de una pauta general y no de una prohibición expresa): la política.

No huyáis, quiero vuestra opinión sincera :P

Bien, este ataque de “morenez” repentina ha venido por una noticia que se publicó ayer y que podéis encontrar en este enlace…

http://www.elmundo.es/elmundo/2006/05/17/madrid/1147881086.html

Vaya por delante que estoy totalmente en contra de un sistema que permite que se le den privilegios a ciertas personas simplemente por derecho de nacimiento. En el mundo “moderno” tener que cargar con un estamento (la monarquía) formado por un grupo de individuos cuyo único mérito es haber tenido suerte a la hora de nacer me parece tan perverso como tener que cargar con un estamento (la Iglesia) que se cree con derecho a decirle a la gente cómo tiene que vivir simplemente por haber creado un sistema de creencias que, en 2.000 años, ha demostrado tener sus virtudes y defectos.
Además, no creo que a estas alturas tenga que explicar ante nadie, y menos ante mis amigos, mis creencias políticas.

Pero noticias como esta hacen que me ponga a pensar y me salga aquello de

NO ME LO CREO

Si te vas a una visita de los Príncipes de Asturias, en la que hay miles de personas en pleno ejercicio de exaltación de la Monarquía y retroalimentados por esa especie de “histerismo” que produce la “masa”, sacas una bandera de la República y empiezas a montar bronca, no lo haces para defender la libertad de expresión y las libertades públicas. Lo haces precisamente para conseguir esto, que te monten un pollo, que te detengan y poder gritar ¡¡BRUTALIDAD POLICIAL!! a pleno pulmón. Para salir en la prensa, que tus amigos te hagan un mártir de la libertad y tu partido encuentre una nueva excusa para meterse con el Gobierno. Tan casual todo que no lo parece. A lo mejor es que soy muy descreída, pero es que hace demasiado que perdí la inocencia en este tipo de cosas. He visto, a lo largo de mi carrera profesional, demasiados “numeritos” de este estilo, protagonizados por gente de todos los partidos políticos, para creer en las razones que los originan.

Y me da pena, porque consiguen justo el efecto contrario al que buscaban. Es una lástima, pero estamos acostumbrados a que bellas ideas acaben destrozadas por culpa de la gente que las defiende, que no está a la altura. Y así nos va.
Y ahora que me he desahogado, dejo para otra entrada una historia mucho más bonita :D
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