Tiempo para escribir
Hace unos días alguien me preguntó: "¿Has estado ocupada a más no poder y aún así has tenido tiempo para escribir?" (palabras más, palabras menos). Y yo misma me pregunté: "Es cierto... ¿Cómo lo he hecho?"
La respuesta es sencilla: No he tenido tiempo. He hecho el tiempo.
Desde hace un par de meses para acá (tal vez más), he venido auto-imponiéndome un régimen de escritura constante. Escribir al menos una vez a la semana en semanas malas y todos los días en semanas buenas ¡Incluso tengo un post-it cerca del PC que me recuerda que debo escribir!
¿Y por qué? Pues porque, como ya lo dice el encabezamiento de mi blog "No soy feliz cuando estoy escribiendo, pero soy más infeliz cuando no lo estoy haciendo."
Escribir, en cierta forma, me mantiene cuerda. Cuando escribo, cuando creo mundos, historias, e imagino tramas, siento que estoy en mi elemento. La escritura es algo que puedo controlar, algo en lo que soy buena y que puedo mejorar sin tener que llorar y sufrir y penar. Escribo y luego existo, o existo escribiendo. Vivo mil vidas aunque la mía a veces parezca caerse a pedazos. Soy libre de crear y de destruir, soy libre de hacer y deshacer. Soy libre, punto.
Yo escribo mayormente historias que quiero leer, por lo que se podría decir que la escritura es un regalo hacia mi misma (y si ya no sonaba lo suficientemente egocéntrica, aquí se fue todo al garete). Pero más que un regalo, es una válvula, un escape hacia el lugar feliz en el que de verdad siento que hago algo que deseo, algo que me gusta, algo que me apasiona, algo que quiero hacer.
Entonces, ¿cómo es que consigo tiempo para escribir incluso (o mayormente, diría yo) cuando mi RL me quiere succionar entera? Fácil: Porque siempre hay tiempo para un poquito de felicidad.
La respuesta es sencilla: No he tenido tiempo. He hecho el tiempo.
Desde hace un par de meses para acá (tal vez más), he venido auto-imponiéndome un régimen de escritura constante. Escribir al menos una vez a la semana en semanas malas y todos los días en semanas buenas ¡Incluso tengo un post-it cerca del PC que me recuerda que debo escribir!
¿Y por qué? Pues porque, como ya lo dice el encabezamiento de mi blog "No soy feliz cuando estoy escribiendo, pero soy más infeliz cuando no lo estoy haciendo."
Escribir, en cierta forma, me mantiene cuerda. Cuando escribo, cuando creo mundos, historias, e imagino tramas, siento que estoy en mi elemento. La escritura es algo que puedo controlar, algo en lo que soy buena y que puedo mejorar sin tener que llorar y sufrir y penar. Escribo y luego existo, o existo escribiendo. Vivo mil vidas aunque la mía a veces parezca caerse a pedazos. Soy libre de crear y de destruir, soy libre de hacer y deshacer. Soy libre, punto.
Yo escribo mayormente historias que quiero leer, por lo que se podría decir que la escritura es un regalo hacia mi misma (y si ya no sonaba lo suficientemente egocéntrica, aquí se fue todo al garete). Pero más que un regalo, es una válvula, un escape hacia el lugar feliz en el que de verdad siento que hago algo que deseo, algo que me gusta, algo que me apasiona, algo que quiero hacer.
Entonces, ¿cómo es que consigo tiempo para escribir incluso (o mayormente, diría yo) cuando mi RL me quiere succionar entera? Fácil: Porque siempre hay tiempo para un poquito de felicidad.