(no subject)

Aug 28, 2008 21:41

Título: Verde
Ratting: TP
Fandom: Harry Potter
Advertencias: SLASH.
Beta: Uko-chan.
Respuesta al reto de LMF
Notas: Ninguna
Summary: Porque él también tenía una adicción.
Palabras: 550

-Cedric, ¿cuál es tu color favorito? -preguntó Harry.

Si tiempo atrás le hubieran preguntado lo mismo, él hubiera contestado que su color predilecto era el de la copa de los árboles, el del rastro de hierba que te queda cuando te tumbas en ella o el color de las manzanas inmaduras. Adoraba en toda sus expresiones el color verde.

Desde que tenía uso de razón había tenido una vida verde. Su dormitorio era verde en paredes, y en muebles también. Su cartera era verde, igual que su mochila, y casi toda su ropa era de dicho color.

Sus padres por un lado estaban algo asustados por la obsesión de su hijo por el color verde, pero por otro lado se sentían muy orgullosos de que su hijo tuviera tan claro que es lo que quería.

Y no se equivocaban, su hijo quería ser un Slytherin. No por ser sangre limpia, que lo era, ni por sentir el poder de la intimidación de las serpientes. Lo único que quería era el uniforme con los colores de los Slytherin: el verde.

Tal era su obsesión por el color, que cuando el sombrero seleccionador le puso en Hufflepuff tuvo ganas de agarrar ese gorro de señora barato y tirarlo por el retrete. Pero se aguantó y aceptó, muy a su pesar, que su vida se volvería amarilla, literalmente.

Al pasar el tiempo acabó haciéndose a la idea de que el verde ya no volvería a su vida. Cambió todo lo verde de su habitación por el amarillo de su casa; sentía cierta nostalgia cada vez que veía el color de su infancia.

Los cursos en Hogwarts pasaban de una manera muy rápida, acabó haciéndose a la idea de su condición de tejón y acabó superando ver a los alumnos Slytherin con sus túnicas con los bordillos verdes.

Y no sólo eso, acabó siendo uno de los alumnos más codiciados de todo el colegio, casi tanto como ese tal Potter. El cual sólo había visto un par de veces y a lo lejos. Pero todo su mundo dio un giro de 360 grados en tan solo un momento.

Todo ocurrió el día que fue elegido como campeón de Hogwarts en el Torneo de los tres Magos. Contento como estaba por haber sido elegido por el Cáliz de Fuego, había estado esperando, junto con los otros dos campeones, las indicaciones del torneo en una sala escondida en el Gran Comedor.

Fue entonces cuando apareció él, su nueva obsesión y adicción; Harry Potter. Nada más entrar en la pequeña sala, reparó en sus ojos, tan verdes como el de la copa de los árboles, el del rastro de hierba que te queda cuando te tumbas en ella o el color de las manzanas inmaduras. Aquél verde que había dejado en el olvido.

Desde aquél preciso momento, no pudo vivir sin aquellos ojos que le encandilaban. Por eso intentó acercarse todo lo posible a Harry desde que a él también lo nombraron campeón. El Torneo fue la escusa perfecta.

Tiempo después, tras largas charlas, acabaron haciéndose algo parecido a amigos, pero ambos sabían que amistad no era lo único que sentía el uno con el otro. Finalmente y tras una vergonzosa declaración acabaron siendo pareja.

-El de tus ojos, Harry. -respondió el mayor con una sonrisa deslumbrante.
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