A veces me parece que camino entre sombras o, sencillamente a oscuras. Que todas las acciones que emprendo o las palabras que enuncio están equivocadas. Que mi vida ha sido siempre un cúmulo de errores, pequeños fallos que acumulo con toda la convicción del mundo en una montañita que se hace cada vez más grande, hasta que me supera, hasta que me sepulta. Y sólo entre los escombros de mis propios errores me doy cuenta del tamaño que tenían exactamente, siempre demasiado tarde. Y así, siempre que me doy cuenta, me prometo a mí mismo que la próxima vez analizaré con más frialdad y detenimiento las cosas sitúandome por encima de mis errores, contemplando desde lo alto, el abismo que se abre a mis pies.