Mi 2013 en series
Llevo días dudando si hacer una entrada o no sobre lo mejor y lo peor del 2013. Quizá debería borrar lo peor y centrarme en resaltar lo bueno para que el 2014 comience de forma positiva, pero hace mucho que he dejado de creer en las supersticiones. Hoy es un día como otro cualquiera o peor aún. Para mí, es la peor noche del año porque simboliza el tiempo que pasa y no vuelve, los años que siguen sucediéndose mientras yo sigo aquí, viéndoles marcharse, de brazos cruzados y sin atreverme a hacer nada por cambiar...
Sin embargo, no puedo decir que 2013 haya sido un año nefasto, porque estaría mintiendo. No fue el mejor año de mi vida, pero ni de lejos tan horrible como el año anterior, así que después de todo creo que puedo sentirme satisfecha.
Este año tuve una pérdida muy dolorosa, pero también gané a alguien que ha cambiado mi vida por completo: hoy hace un año que mi perra Negrita llegó a mi vida y no dejo de dar gracias a Dios, el destino o quien sea, por haberla hecho llegar hasta mí.
Y este año que ya se va, ha traído novedades a mi vida seriéfila, pero también ha visto marchar aquellas series que sobraban.
The Good Wife sigue ocupando mi lista como la mejor serie jamás vista en años. Después de cinco temporadas, sus capítulos siguen siendo increíblemente buenos y los personajes tan geniales, que no puedes dejar de adorarles a todos. Y encima,s e encuentra ahora en su mejor momento, tras el giro que le han dado a la trama. Sencillamente, brillante.
En verano descubrí Hannibal, una serie que seguramente sea cancelada en su 2ª temporada, que ha cosechado críticas desiguales, pero que a mí me enamoró por el genio loco de su protagonista y la oscuridad de la trama. Quizá como aspecto negativo cabría destacar lo gore de algunas escenas y la inquietud que provoca el actor que interpreta al doctor Lecter, pero por lo demás, me ha enganchado de principio a fin y sólo espero con ansias el 28 de febrero para verla de nuevo.
Cuando terminé de ver Hannibal, cometí el error de engancharme a Homeland, aunque no lo consideré un error mientras me veía del tirón las dos primeras temporadas. ¿Qué puedo decir de esas dos temporadas? ¡Que eran increíblemente brillantes! La trama, los personajes, esa Claire Danes haciendo de bipolar con sus crisis mentales; un Brody al que en principio odié y que luego amé como pocas veces he amado a un personaje... y llega la tercera temporada y manda al carajo una serie que podría haber sido recordada como una de las mejores series de la Historia de la Televisión. Y por supuesto, un final de temporada que me rompió el corazón y me dejó tocada durante semanas. Sobra decir que no creo que siga viendo la serie porque sin mi personaje favorito, para mí deja de ser Homeland para convertirse en otra serie distinta.
Y tras lo tocada que quedé con Homeland, buscando una serie feliz, escuché la recomendación que durante años me hizo sramulder y empecé a ver Bones. No puedo decir que esté enganchada, de hecho hasta el cuarto o quinto capítulo no empezó a gustarme, pero reconozco que está teniendo casos bastante buenos y que estoy empezando a enamorarme de Booth. De momento, estoy terminando la primera temporada, así que el tiempo dirá si Bones sigue en mi lista o sale de ella, como lo ha hecho Castle.
En cuanto a True Blood, en septiembre anunciaron que la 7ª sería su última temporada, cosa de la que me alegro mucho, pues aunque la 6ª, en mi opinión, dio un salto importante con respecto a la anterior, hay que saber cuando parar. Sólo espero un gran final para mi Bill.
Y mi última adquisición seriéfila de 2013, ha sido Masters of Sex. No me parece un serión ni me engancha de la manera que está enganchando a mucha gente, pero tiene unos actores geniales, unos grandes personajes y subtramas muy interesantes, además de una estética muy cuidada. Lo que más me está gustando de esta serie, es como retrata la situación de las mujeres, los negros y los homosexuales, en la sociedad estadounidense de los años cincuenta.
En fin, este es mi resumen de 2013, en series. Os deseo que paséis una buena noche y que 2014 también nos traiga grandes momentos televisivos y por qué no pedirlo: The X Files 3.
Gracias un año más por estar ahí.
Sin embargo, no puedo decir que 2013 haya sido un año nefasto, porque estaría mintiendo. No fue el mejor año de mi vida, pero ni de lejos tan horrible como el año anterior, así que después de todo creo que puedo sentirme satisfecha.
Este año tuve una pérdida muy dolorosa, pero también gané a alguien que ha cambiado mi vida por completo: hoy hace un año que mi perra Negrita llegó a mi vida y no dejo de dar gracias a Dios, el destino o quien sea, por haberla hecho llegar hasta mí.
Y este año que ya se va, ha traído novedades a mi vida seriéfila, pero también ha visto marchar aquellas series que sobraban.
The Good Wife sigue ocupando mi lista como la mejor serie jamás vista en años. Después de cinco temporadas, sus capítulos siguen siendo increíblemente buenos y los personajes tan geniales, que no puedes dejar de adorarles a todos. Y encima,s e encuentra ahora en su mejor momento, tras el giro que le han dado a la trama. Sencillamente, brillante.
En verano descubrí Hannibal, una serie que seguramente sea cancelada en su 2ª temporada, que ha cosechado críticas desiguales, pero que a mí me enamoró por el genio loco de su protagonista y la oscuridad de la trama. Quizá como aspecto negativo cabría destacar lo gore de algunas escenas y la inquietud que provoca el actor que interpreta al doctor Lecter, pero por lo demás, me ha enganchado de principio a fin y sólo espero con ansias el 28 de febrero para verla de nuevo.
Cuando terminé de ver Hannibal, cometí el error de engancharme a Homeland, aunque no lo consideré un error mientras me veía del tirón las dos primeras temporadas. ¿Qué puedo decir de esas dos temporadas? ¡Que eran increíblemente brillantes! La trama, los personajes, esa Claire Danes haciendo de bipolar con sus crisis mentales; un Brody al que en principio odié y que luego amé como pocas veces he amado a un personaje... y llega la tercera temporada y manda al carajo una serie que podría haber sido recordada como una de las mejores series de la Historia de la Televisión. Y por supuesto, un final de temporada que me rompió el corazón y me dejó tocada durante semanas. Sobra decir que no creo que siga viendo la serie porque sin mi personaje favorito, para mí deja de ser Homeland para convertirse en otra serie distinta.
Y tras lo tocada que quedé con Homeland, buscando una serie feliz, escuché la recomendación que durante años me hizo sramulder y empecé a ver Bones. No puedo decir que esté enganchada, de hecho hasta el cuarto o quinto capítulo no empezó a gustarme, pero reconozco que está teniendo casos bastante buenos y que estoy empezando a enamorarme de Booth. De momento, estoy terminando la primera temporada, así que el tiempo dirá si Bones sigue en mi lista o sale de ella, como lo ha hecho Castle.
En cuanto a True Blood, en septiembre anunciaron que la 7ª sería su última temporada, cosa de la que me alegro mucho, pues aunque la 6ª, en mi opinión, dio un salto importante con respecto a la anterior, hay que saber cuando parar. Sólo espero un gran final para mi Bill.
Y mi última adquisición seriéfila de 2013, ha sido Masters of Sex. No me parece un serión ni me engancha de la manera que está enganchando a mucha gente, pero tiene unos actores geniales, unos grandes personajes y subtramas muy interesantes, además de una estética muy cuidada. Lo que más me está gustando de esta serie, es como retrata la situación de las mujeres, los negros y los homosexuales, en la sociedad estadounidense de los años cincuenta.
En fin, este es mi resumen de 2013, en series. Os deseo que paséis una buena noche y que 2014 también nos traiga grandes momentos televisivos y por qué no pedirlo: The X Files 3.
Gracias un año más por estar ahí.