Bajo el sol abrasador,
o en la más densa niebla.
Repleta de personas
o abandonada a su suerte.
No importa el escenario,
ni el tiempo, ni la era,
la arena se pega a la piel,
y las olas siguen meciéndose.
Allí miles de recuerdos
y sueños por vivir,
historias perdidas en el agua,
y lágrimas enterradas en las dunas.
Es un rincón inmune al paso del
(
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