Callejuelas de Madrid

Oct 25, 2020 11:54


Hola, te preguntaría qué tal, pero me ha dicho un pajarito que no te gustan las preguntas tontas, esas de las que sabes la respuesta y sólo haces por compromiso.

Así que hoy voy directamente a contarte una historia, mi historia y la de las callejuelas de Madrid, esas que no sólo ahora están desiertas, porque no todo el mundo sabe encontrarlas.

Apuesto a que tú también tienes un lugar así, que sabes que poca gente conoce, y cuando paseas por él sientes que todo el universo puede concentrarse en un rincón… como me pasó a mi aquella vez.

Era media tarde, corría el aire, pero no hacía frío, y estaba sola, pero con mucha paz. Había sido un día cuanto menos intenso, de esos que te gritan que te alejes un rato, que te quedes solo con tus pensamientos, así que eso hice. Recuerdo caminar y que no hubiese apenas movimiento a mi alrededor, sólo algún coche, y ruido de fondo a través de las ventanas de los edificios, pero la calle era mía, la respiraba, la sentía.

De repente, un rumor, algo tan leve que podría haber pasado desapercibido por una pequeña distracción, pero que llegó a mis oídos, una melodía suave, delicada como la brisa, me sentí como en una película con banda sonora propia, caminé, y el volumen de la música no variaba, sólo me acompañaba, todavía hoy me pregunto si fue el aire, mi cabeza demasiado relajada o algún músico callejero que caminaba a la par que yo, pero con edificios que impedían nuestro encuentro cara a cara.

Sea como fuere, después de ese día volví, una y otra vez, a la misma calle, pero ya no había música, la tuve que encontrar en otro lugar, cuando no la estaba buscando, la magia de la incertidumbre, supongo… Nunca se repetía dos veces en el mismo lugar, pero siempre eran sitios similares, calles vacías, poco transitadas, sin jaleos, calles de paz.

Callejuelas que fui descubriendo por Madrid.

Te he dicho que esto era una historia, y como tal, debería tener un final, pero lo lamento, no lo tiene, no se le puede dar un final a un lugar infinito. Simplemente voy a finalizar diciéndote que te comparto esto para que sea como sea, y dónde sea, tú puedas continuar mi historia, encontrando tu propia callejuela, tu propia música, y tu propia paz, en esta historia eterna.

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