Troublemaker [ChanBaek] - Capítulo 4

Jan 04, 2017 13:17

Cerró de un portazo furioso y se llevó las manos al pelo, frustrado. En su mente lo único que podía escuchar era una maldición tras otra. No le importaba que tuviera varias heridas en el rostro o que le doliera las costillas y el estómago como si aún lo estuvieran pateando. No, aquello no le importaba en ese momento, sino como había dejado a BaekHyun en su casa, como este se había apartado sutilmente de su tacto.

Se apoyó contra la puerta de su apartamento y se deslizó hacia abajo, hundiendo la cara entre las rodillas al llegar al suelo. Le había costado tanto conseguir la relación que tenían ahora y tenía miedo que por ese ataque BaekHyun se alejara. Él ya le había dicho desde el principio que no le gustaba la apariencia que tenía y todo lo que se podía asociar a ella, por eso ChanYeol había mantenido en secreto todo lo relacionado con el trabajo sucio que hacía.

Había hablado con Kris dos semana después de haber conocido a BaekHyun. Estuvo pensando cuidadosamente en su vida, en el camino que estaba tomando y a pesar de que desde los diecisiete supo compaginar muy bien su vida normal con esa otra vida, se dio cuenta de que era hora de pasar página. Se dio cuenta gracias a BaekHyun.

Sin embargo, parecía que Kris no iba a dejarlo marchar tan fácilmente como supuso que haría cuando le explicó que quería dejarlo. Debería haber sabido que no iba a ser fácil, pero de todas formas lo intentó.

Lo que más le jodía de todo ese asunto era que BaekHyun hubiera estado presente. Además de que por su culpa le habían dado un puñetazo y aquello no hacía más que carcomerle por dentro.

Se levantó despacio, siseando porque le dolía todo el cuerpo. Caminó hasta el baño y se quitó la ropa con lentitud, cogiendo después el botiquín donde tenía varias gasas y desinfectante. Se palpó las costillas que ya sabía de antemano que no estaban rotas porque sino el dolor hubiera sido más intenso. De aquello solo obtendría un par de moratones bien feos.

Se curó los cortes que tenía en la cara y puso unas cuantas tiritas. Rió con nostalgia al acordarse como BaekHyun lo había acusado de chico malo por llevar una de ellas en el puente de la nariz.

Esperaba con todas sus fuerzas que BaekHyun no se alejara después de eso. No sabía si sería capaz de resistirlo, porque desde el primer momento que lo vio, sintió algo. Un algo que no hizo más que crecer y que lo obligó a no desistir a pesar de las numerosas negativas que recibió por parte del castaño.

Porque BaekHyun invadió su mente desde la primera vez.

***
Dejó la moto aparcada dónde siempre. Estiró los brazos cuando se bajó y se colocó bien la chaqueta. Caminó hacia el bar donde había quedado con JongDae y un par de colegas más. Había terminado el trámite que tenía previsto para esa noche y ya se lo había llevado a Kris, así que estaba libre hasta nueva orden.

El local estaba como de costumbre, quizá un poco más  vacío de lo habitual, pero los olores y las personas eran las mismas. Excepto por una. Nada más entrar sintió la presencia de un par de ojos sobre él y no pudo evitar mirar hacia ese lugar.

Estuvo a punto de abrir la boca, pero sus amigos estaban delante y tenía que mantener la compostura. Se acercó a la barra como si no se hubiera percatado del chico que lo miraba intensamente y pidió un whisky. Giró la cabeza para mirar al muchacho y se dio cuenta de que este lo estaba escrutando de arriba abajo. Sonrió con satisfacción al ver como sus ojos lo recorrían de forma intensa, pero su corazón empezó a latir demasiado rápido cuando sus miradas se encontraron.

El chico era muy atractivo y demasiado guapo. Tenía unos ojos de cachorro que iluminaban ese fino rostro de piel blanca y un pelo castaño que caía con delicadeza. Pero sus labios, oh, sus labios. ChanYeol se contuvo de relamerse los suyos, pero lo que sí hizo fue mirarlo atentamente él también. El muchacho estaba sentado, no obstante, pudo percibir que tenía unos muslos que serían la tentación de cualquier ser humano.

Se dio cuenta de que lo había hecho sonrojar ligeramente al analizarlo de esa manera y sonrió para sí mismo. Un golpe secó sonó delante de él y vio el vaso con su bebida. Lo recogió y le dio una última mirada al chico antes de caminar a la mesa donde estaban los demás.

Todos lo recibieron con unos saludos simples, excepto por JongDae que tenía una sonrisa maliciosa en su rostro. No hacía falta que abriera la boca para que ChanYeol supiera que lo había visto todo. Como siempre el muy observador de Kim JongDae estaba ahí para ver lo que tenía que ver y lo que no.

-Veo que ya has fichado a tu presa de esta noche -le dijo socarronamente mientras ChanYeol se sentaba a su lado y miraba la espalda del chico. El pelirrojo simplemente le dio una mirada seca-. ¿Qué? ¿Crees que no me he dado cuenta de cómo lo has mirado?

-A veces detesto que seas tan observador -se llevó el vaso a la boca y dio un trago, sintiendo el alcohol bajar con un escozor.

-Pero bien que te sirve cuando tenemos alguna misión -rió-. De todas formas me da que vas a pasar una mejor noche que el resto de nosotros.

ChanYeol bufó ante la insinuación, pero al mirar al frente y encontrarse con los ojos castaños del chico de la barra, pensó que quizás JongDae no estuviera tan equivocado. El muchacho se dio la vuelta rápidamente, como si estuviera avergonzado. ChanYeol sonrió por eso, le pareció lindo.

Sus miradas chocaron varias veces más y siempre era el otro quien cortaba el contacto. El pelirrojo ya se había acabado todo su vaso y estaba a punto de levantarse para acercarse al chico cuando vio como este se levantaba. No pudo evitar sonreír al pensar que le gustaba que tuviera iniciativa, pero la sonrisa murió cuando en vez de dirigirse hacia él, el chico caminó hacia la puerta.

-ChanYeol, se te escapa -recalcó lo evidente JongDae, con su tono burlón característico.

-Cállate.

Se levantó con rapidez y se apresuró a llegar a la puerta. El chico no había avanzado ni un par de metros, así que no le costó nada alcanzarlo y sujetarlo de la muñeca. El castaño se dio la vuelta con el ceño fruncido y parecía un tanto sorprendido al verlo. A ChanYeol solo le bastó un vistazo a esos ojos para sentir un calor extenderse por su interior y lanzarse sobre el chico.

Lo besó con pasión y voracidad, sintiéndose extasiado cuando los labios del otros empezaron a moverse al compás de los suyos. Movió sus manos para sujetarlo de la cintura y atraerlo más hacia él y agradeció que el muchacho colaborara rodeando su cuello con sus brazos. Cuando se apartaron, no tardó en atacar su cuello y probar la suave piel, como tampoco no tardó en preguntarle si trajo coche.

El viaje fue una tortura para ChanYeol que se sentía arder y no veía el momento de tener al chico debajo de él. El ascenso hasta el piso del otro fue un tanto tedioso porque ChanYeol no quería dejarlo ir en ningún momento, pero cuando atravesaron la puerta de la casa no dudó ni un segundo en estamparlo contra la pared y apretarse todo lo que pudo a él.

La ropa se fue volando en un santiamén y se sintió en la gloria cuando el chico le rodeó la cintura con las piernas. Sabía que esos muslos serían una maravilla, pero sentirlo de esa manera era algo exquisito. El culo del chico no se quedaba atrás, lo pudo comprobar durante el camino y una vez que estuvo en la cama enterrado bien profundo en él.

Por un momento se habían quedado sin saber qué hacer ante la falta de lubricante y condones, pero el deseo y la necesidad eran más importantes en ese momento. Fue algo muy rápido, espontáneo y erótico. ChanYeol disfrutó cada segundo y estuvo muy tentado a abrazarse al castaño cuando cayó dormido y quedarse junto a él.

Sin embargo, lo arropó y se vistió. Pero antes de salir buscó entre la ropa del chico hasta dar con su cartera. Sonrió hasta encontrar su identificación y leer su nombre: Byun BaekHyun.

Y mientras salía del edificio se dijo que aquella presa no iba a ser de una sola noche.

No obstante, BaekHyun no parecía pensar lo mismo que él. ChanYeol se sintió bastante decepcionado cuando vio al castaño llegar a su apartamento y pasar tan descaradamente de él. Y aún más cuando le dijo que lo suyo había sido cosa de una noche. Pero ChanYeol sentía una extraña conexión con el castaño que no iba a dejar pasar.

De esa forma, se plantó delante del portal de BaekHyun todos los días, recibiendo una negativa tras otra. Y debería haberse rendido, debería haberlo hecho, pero por alguna razón la palabra “no” que salía de los labios del castaño cada día simplemente lo incitaba a seguir.

El jueves, tras la cuarta negativa de BaekHyun, ChanYeol se dijo a sí mismo que tenía que abordar al castaño de otra forma. Tenía que lograr que al menos aceptase a salir una vez con él. Después de que BaekHyun entrara en su apartamento, ChanYeol se giró y se subió a su moto, poniéndose el casco para luego encender el motor.

Estuvo pensando durante todo el camino a su casa, hasta que una idea le cruzó la mente. Tal vez con un poco de presión social, BaekHyun accedería a salir con él. Entró en su pequeño piso con una sonrisa en el rostro, sabiendo a dónde tendría que buscar a BaekHyun al día siguiente y se dijo que no se iría de allí hasta que el pequeño hombrecito aceptara irse con él.

A eso de las ocho de la tarde recibió una llamada. Por el tono que estaba sonando ya sabía quién lo estaba llamando, así que se apuró en contestar para no tener problemas.

-¿Sí?

-Dentro de una hora en el Black Pearl -y cortó.

Siempre era así. No decía más de lo necesario, era lo suficiente. ChanYeol maldijo porque ese día no le apetecía nada tener una de las pequeñas misiones que Kris le mandaba. Comenzó a prepararse sabiendo que el Black Pearl quedaba bastante apartado del centro de la ciudad, así que tendría que salir en un rato si no quería llegar tarde.

Había sido así desde que tenía diecisiete años y no, no se había metido en ese mundo porque necesitara desesperadamente ganar dinero extra, no. La verdad era que había sido un accidente. ChanYeol simplemente no se encontraba en el lugar y momento adecuado y eso lo llevó a formar parte de EXODUS en contra de su voluntad.

Recuerda esa noche perfectamente. Había salido con sus amigos. Todos estaban muy emocionados porque habían abierto una nueva discoteca que decían que era fantástica y ellos necesitaban probarla y a pesar de ser menores de edad, les dejaron pasar. Sin embargo, hubo un momento en el que ChanYeol quiso salir a tomar aire. Dejó a sus compañeros en la pista y se dirigió a la puerta, donde le pusieron un sello para que pudiera volver a entrar.

Se alejó un poco de la entrada, de manera que ya no se escuchaba tanto bullicio. Las calles alrededor estaban iluminadas a intervalos gracias a las farolas, dejando el resto en el dominio de las sombras. Caminó hasta recostarse contra una pared y soltó un suspiro, dejando que el aire enfriara el sudor que se había acumulado en su frente por bailar entre tanta cantidad de gente.

Estuvo así un minuto cuando escuchó el sonido de un forcejeo y un grito ahogado. Curioso, caminó un par de pasos hasta acabar en la entrada de un callejón y al ver lo que estaba sucediendo ahí, quiso dar marcha atrás, pero era demasiado tarde, ya lo habían visto.

Había unos tres hombres vestidos con ropas oscuras, en el suelo había otro, pero no se movía. ChanYeol pudo ver el charco de sangre que se empezaba a forma en el suelo, a la altura del estómago del tipo, también como se percató de la navaja manchada que llevaba otro.

Una vez salido del shock se dio la vuelta y empezó a echar a correr. No obstante, un brazo alrededor de su cuello le impidió avanzar. Con el corazón latiendo con fuerza a causa del miedo al sentir el aliento de uno de los hombres contra su oreja, empezó a forcejear hasta que sintió algo afilado amenazando con clavarse en su costado.

El hombre que lo retenía avanzó hacia atrás y lo obligó a sentarse en el suelo. ChanYeol se acurrucó contra la pared del callejón mirando a los tres tipos, que eran bastante grandes, mirarlo con atención. Uno de ellos sacó un teléfono móvil y se alejó, llamando a alguien.

ChanYeol no sabía qué hacer, había sido testigo de un asesinato y su cerebro no paraba de agitarse pensando en los múltiples resultados desastrosos para él que podían suceder. Notaba los latidos de su corazón en los oídos y en cada parte de su cuerpo. El hombre que se había ido a hablar por teléfono volvió.

-El Jefe ha sido informado. Está en camino -informó a sus compañeros que asintieron.

ChanYeol sintió que se congelaba cuando uno de ellos se acercó a él y empezó a tocarle todo el cuerpo. ChanYeol se tensó y cerró los ojos con miedo. Se atrevió a abrirlos cuando sintió que el tipo se retiraba y se llevaba consigo su móvil.

-Por si acaso -le dijo agitando el aparato en su mano.

Diez minutos más tarde, ChanYeol escuchó el sonido de unas pisadas acercándose y en el callejón entraron tres personas más. Sin embargo, la que iba en el medio hizo que ChanYeol se encogiera más en su sitio, deseando con todas sus fuerzas hacerse lo más pequeño posible.

El hombre de aura imponente y peligrosa se había presentado como Kris, le hizo varias preguntas a las que ChanYeol contestó con titubeo, aterrado de que le fueran hacer algo. Al final llegó su sentencia y a pesar de que ChanYeol se salvó de que no le pegaran una paliza o incluso le metieran un navajazo, había quedado unido a la pequeña mafia de Kris.

-Y no te atrevas a decir nada a nadie -le había amenazado-. Lo sabremos y no te gustará lo que puede pasar.

Y así empezó a trabajar para Kris. Al principio como el miedo aún era palpable había seguido sus órdenes lo mejor que pudo. Cuando pasó el tiempo una rabia abrasadora le invadió el pecho, pero fue en ese momento cuando se dio cuenta de que Kris no amenazaba en vano. Descubrió que Kris podía si quería hacerle mucho daño a su familia y por tanto a él. Desde ese instante, ChanYeol se convirtió en un perro obediente.

Unos meses más tarde conoció a quién sería su mejor amigo, JongDae, que también por desgracias de la vida se topó con Kris cuando no debía y había acabado junto con ChanYeol. El alto agradecía profundamente de que al menos todo lo que les mandaba Kris no implicara una violencia extrema que pudiera acabar en muerte. Sin embargo, sí que había tenido que aprender a pegar derechazos y patadas, al igual que esquivar. Sus misiones (si se podían considerar así) básicamente eran sobre tráfico de drogas, ya fuera vender o comprar mercancía. Así con el paso del tiempo se fueron especializando en aquello, y tras cinco años de experiencia, aquel tipo de trabajo caía sobre todo en los hombros de ChanYeol y JongDae como equipo.

ChanYeol no estaba orgulloso de lo que hacía, nunca lo estuvo, pero se acostumbró a ello. Puede decir que tuvo suerte y que nunca salió mal parado de nada. Las únicas veces que pensó que sería su fin fue una vez que un tipo que al que tenían que entregar un maletín lleno de mariguana se pensó que lo estaban estafando y mandó a su equipo echarse encima de ellos y los tipos iban armados. La otra fue cuando la pasma estuvo a punto de pillarlos.

Sin embargo, ahora que había aparecido un pequeño hombrecito en su vida, se volvió a replantear que no podía seguir siendo siempre el subordinado de Kris. Quería vivir una vida sin tener que estar pendiente de una llamada, sin el miedo de que alguien de repente pudiera clavarle una navaja en el estómago y también porque quería conseguir algo con BaekHyun y si no quería ponerlo en peligro o verlo envuelto de alguna manera en sus trabajos sucios, tenía que acabar con ello de una vez.

El Black Pearl estaba en las afueras de la ciudad, en una parte abandonada del polígono industrial. Por allí no pasaba mucha gente, lo que lo convertía en un buen lugar para realizar actividades que eran claramente ilegales.

El sitio por fuera parecía que estaba abandonado por lo que no levantaba muchas sospechas, Kris siempre se encargó de que fuera así. Cuando ChanYeol aparcó su moto y entró por una de las puertas laterales del edificio, JongDae ya estaba allí, esperando a que llegara.

Le lazó la misma mirada de siempre cuando el Jefe los llamaba para una misión. Ambos caminaron juntos, subiendo a la planta de arriba hasta pararse delante de una puerta de madera con manchas de humedad. Llamaron con dos golpes secos de nudillos y esperaron a recibir una señal para poder pasar. Cuando la obtuvieron, JongDae fue el que giró el pomo y abrió la puerta.

El interior de la habitación no le causaba buenas sensaciones a ChanYeol. A pesar de Kris había acumulado mucho dinero, no se esforzó en hacer que su “despacho” luciera presentable. Una bombilla colgaba del techo, siendo la única fuente de luz. A las paredes hacía tiempo que se le había caído la pintura y solo se podía ver el yeso de debajo, incluso en algunas zonas lo único que había era el cemento base. En el techo había grandes manchas de humedad, haciendo que algunos lugares se tornaran verdosos. Siempre hacía frío y el olor era bastante repugnante. Los únicos muebles que había eran un escritorio de metal y tres sillas, en una de ellas estaba su jefe sentado.

Kris hizo un además y ChanYeol y JongDae se sentaron en las dos sillas restantes que estaban situadas justo enfrente del escritorio del hombre. Antes de empezar a hablar, Kris los escrutó con una mirada dura e impenetrable, siempre hacía eso y siempre conseguía el mismo resultado: dejarlos con miedo.

Tras ese minuto de silencio, su jefe se inclinó y recogió del suelo un maletín que puso encima de la mesa. ChanYeol no tenía que preguntar para saber lo que llevaba dentro.

-A las once, al lado del almacén abandonado de Gangdong-gu. El trato son un millón de wons, ¿entendido? No acepto menos, lo sabéis.

ChanYeol y JongDae asintieron en silencio y tras un gesto de mano por parte de Kris se levantaron. El pelirrojo recogió el maletín y después salieron por la puerta. No hubo necesidad de palabras entre su compañero de equipo y él para moverse hasta el punto de encuentro.

Llegaron con media hora de antelación y se escondieron a un par de metros del punto de encuentro. Siempre hacían eso porque les daba la oportunidad de ver si la otra parte del trato hacía o montaba algo sospechoso.

-¿Y bien? -empezó JongDae en un susurro quedo-. ¿Qué tal el domingo?

ChanYeol giró levemente la cabeza para ver la sonrisa pícara de su amigo.

-Increíble. El problema es que ahora no quiere saber nada de mí.

-¿Y eso? -el alto le dio una mirada penetrante que su amigo pareció entender-. ChanYeol, acosar no es la mejor manera de acercarse a un chico.

-No lo acoso.

-Te conozco y aunque no sé exactamente que estás haciendo, me lo puedo imaginar y sí es un poco acoso.

ChanYeol hizo un gesto con la mano quitándole importancia al asunto. Él no consideraba acoso esperar a BaekHyun en su portal y preguntarle una y otra vez si quería salir con él.

-¿Y qué tal tú con tu chico? -le preguntó para desviar la atención de él.

-Todavía no es mi chico, pero queda poco -JongDae sonrió de una manera a la que ChanYeol no estaba acostumbrado y se dio cuenta lo mucho que parecía gustarle esa persona.

-¿Cuánto tiempo lleváis viéndoos?

-Unas dos semanas, creo -le brillaron los ojos.

JongDae empezó a hablar de su chico como si fuera la primera vez que lo hacía, a pesar de que muchas de las cosas que dijo, ChanYeol ya las había oído. Sin embargo, dejó que hablara porque en cierta manera entendía esa emoción que transmitía JongDae al contarle todas esas cosas, porque misteriosamente él quería hacer lo mismo de BaekHyun.

Un sonido al fondo de la calle los alertó. El alto se asomó un poco del lugar en el que estaban escondidos y vio un coche entrar por la calle, que se paró a varios metros por delante de donde ellos estaban. JongDae miró el reloj que tenía en la muñeca, llegaban diez minutos antes.

Ambos se miraron y cabecearon al unísono, iban a esperar a que diera la hora en punto para salir de su escondite, mientras se dedicaron a observar a los individuos con los que realizarían el intercambio.

Del coche, que era un Jeep negro, bajaron unas cinco personas. Tres de ellas eran hombres grandes y fornidos que ChanYeol nada más verlos supuso que serían un problema si algo llegara a salir mal. Los otros dos eran más menudos, pero aun así pudo distinguir que tenían facciones marcadas y ojos duros. No se iban a andar con chiquilladas, pero eso ellos ya lo sabían. Nada de eso era un juego de niños, era serio y podía ser peligroso.
Los tipos más bajos se situaron delante del coche, con los otros tres haciendo una especie de barrera por detrás. Al pasar los diez minutos, ChanYeol y JongDae se movieron agachados, saliendo por otro camino, haciendo un pequeño rodeo para que los contrarios se pensaran que acababan de llegar y no llevaban un buen rato observándolos.

En cuanto entraron en su campo de visión, los hombres se enderezaron y se pusieron rectos. Una vez que se pararon delante no hubo un intercambio inmediato de palabras. Primero se escrutaron detalladamente y después ChanYeol alzó la mano que agarraba el maletín que contenía la mercancía.

Uno de los tipos bajos hizo una seña y ChanYeol vio como uno de los hombres grandes se dirigía a la parte trasera del vehículo de dónde sacó un maletín muy similar al de ellos. Se lo llevó al que había hecho la señal, quién lo tomó y lo abrió, permitiéndoles ver el contenido.

Había varias maneras de comprobar que la mercancía era la correcta sin arriesgarse a que te la robaran, así que fue JongDae el que se adelantó y empezó a contar el dinero mientras el tipo seguía sujetando el maletín abierto, asegurándose de que no se lo fuera a llevar sin más.

Después de unos minutos, JongDae dio un paso hacia atrás y asintió en dirección a ChanYeol, confirmando así que la cantidad era la correcta. Luego fue el turno de los otros, el pelirrojo abrió su maletín y permitió que uno de los tipos bajos empezara a contar las bolsas de cocaína.

Sin embargo, en un momento determinado pudo ver por el rabillo del ojo como uno hacía un gesto de manera disimulada. ChanYeol cerró el maletín de inmediato, asustando ligeramente al tipo que estaba contando las bolsas, provocando que se echara hacia atrás. Y fue en ese mismo instante que los grandes hombres se echaron encima de ellos.

Empezaron a pelear, pero por muchos golpes que le cayeron, ChanYeol jamás soltó el maletín. Después de unos intensos largos minutos de puñetazos y patadas, todos retrocedieron unos pasos, mirándose fijamente, con la respiración pesada y ceños fruncidos porque ninguno de los dos bandos daba pie a torcer.

ChanYeol volvió a ver que uno hacía amago de llevarse la mano a la cadera y el pelirrojo sabía de sobra que era lo que sacaría de allí si se lo permitía. Por suerte, el siempre muy buen observador y habilidoso Kim JongDae estaba ahí para salvar ese tipo de situación.

Tres disparos seguidos hicieron eco en la silenciosa calle, seguido de tres aullidos de dolor. Su compañero había sido rápido en sacar su pistola y disparar los pies o piernas de uno de los tipos grandes y a los dos bajos.

Estos se tiraron al suelo sujetándose las zonas heridas que empezaron a sangrar. Los otros dos que por suerte no recibieron un balazo se quedaron quietos sin saber muy bien qué hacer porque sus jefes habían sido heridos. ChanYeol aprovechó ese momento para intercambiar los maletines y aunque podría haberse largado con los dos, prefirió no hacerlo para no causarle futuros problemas a Kris.

Los dejaron ahí tirados y antes de desaparecer por completo, el alto pudo ver como los dos hombres que no estaban heridos movían como podían los cuerpos de los otros para meterlos en el Jeep.

Al llegar al Black Pear, le entregaron el dinero a su Jefe que simplemente cabeceó en su dirección sin murmuran un mísero “bien hecho” o algo por el estilo. Tampoco era que ChanYeol estuviera esperando una respuesta. No obstante sí que se tuvieron que quedar un poco de tiempo demás para explicarle a su jefe lo que había pasado, porque claramente tenían en su cuerpo las marcas de los sucedido.

Al día siguiente se despertó con pesadez y con algo de dolor. La noche anterior se había curado los cortes y magulladuras de la pelea y nada más levantarse se cambió algunas de las vendas y tiritas que estaban manchadas de sangre, poniéndose otras nuevas.

No estaba de buen humor, pero pronto se le ocurrió una manera de que eso cambiara. Después de un poco de investigación durante la cual sí que se sintió un poco acosador, porque aquel domingo también había podido ver qué estudiaba BaekHyun mirando un poco alrededor de la casa y en internet solo le tomó unos minutos para averiguar su horario. Algo le decía que aquel día sería distinto de los demás con respecto a BaekHyun.

Y estuvo en lo correcto. A pesar del ceño fruncido del castaño y su evidente molestia, ChanYeol había conseguido que el bajito aceptara ir con él (aunque fuera un poco a la fuerza). Disfrutó de la conversación que tuvieron, agradeciendo que no fueran simples “no” del chico, aunque también se enteró de que BaekHyun no estaba muy conforme con su aspecto.

Aun así, después de eso se dijo que definitivamente no iba a rendirse con BaekHyun. Le dio el fin de semana de tregua a pesar de sus enormes ganas de ver al castaño. El lunes volvió a la carga, esperando a BaekHyun en la puerta de su facultad. Lamentablemente durante esa semana no consiguió nada, solo unos rechazos más que agregar a la lista de numerosos rechazos que le daba Byun BaekHyun.

Sin embargo, algo debió de cambiar, porque el miércoles de la semana siguiente, BaekHyun se acercó a él con paso decidido y le tendió una mano pidiendo el caso de repuesto después de devolverle el saludo. ChanYeol no pudo evitar sonreír muy amplio después de eso.

La cita (como le gustaba llamarle ChanYeol) no fue exactamente lo que esperaba, pero al menos se lo había pasado bien. BaekHyun le habló con más soltura y el alto disfrutó ver su rostro contraerse en muecas de ligero placer al comer el trozo de tarta que había pedido. Fue un momento un poco duro, en todos los sentidos.

Pero sin duda lo mejor de todo fue cuando llevó de vuelta al castaño a su facultad para que pudiera recoger su coche. Tiró de él para envolverlo con sus brazos y sintió su corazón palpitar más rápido cuando lo que hizo BaekHyun fue posar sus manos en ellos, en vez de apartarse. Luego se miraron a los ojos. Se maravilló por la manera en la que BaekHyun lo estaba mirando, con una profundidad abismal.

Durante esos minutos de ojos clavados en ojos, ChanYeol se dio cuenta de que BaekHyun le gustaba mucho, un montón. Deseó poder volver a sentir sus labios de nuevo por lo que comenzó a acercarse poco a poco. Sin embargo, cuando solo un aliento los separaba, BaekHyun giró la cabeza y sus labios aterrizaron en su mejilla. Se decepcionó un poco, pero al menos se contentó con sentir la suavidad de la piel de BaekHyun. Después de eso, el castaño se apartó y sus brazos se deslizaron por su cuerpo.

Lo vio irse y en ese momento tomó una decisión. Conquistar a BaekHyun no estaba siendo una tarea fácil, pero su empeño no iba a disminuir, no obstante necesitaba hacer un par de cambios y para eso tenía que empezar hablando con Kris.

Cuando escogió el día para ir a hablar con su jefe, ChanYeol estaba todo echo un manojo de nervios.  Eran cinco años los que llevaba trabajando para Kris, pero este aún le producía un temor profundo con su rostro impasible y sus movimientos impredecibles. La verdad es que estaba bastante acojonado por la reacción que pudiera tener su jefe.

Sin embargo, cuando se plantó en el Black Pearl y le explicó a Kris lo que pasaba, evitando los detalles de que había conocido a un chico, le sorprendió bastante cuando este solo frunció el ceño y al cabo de unos segundos aceptó. Le había pedido que obviamente hiciera unos últimos trabajos para él, pero luego fue libre.

JongDae se había cabreado un montón con él cuando se enteró y ChanYeol le propuso que hiciera lo mismo, por el bien de MinSeok (que era como se llamaba su ya novio). Las semanas que siguieron a ese suceso fueron como un sueño, en el sentido de que estaba más tranquilo que nunca.

Con respecto a BaekHyun, este seguía siendo igual de terco pero pudo percibir un ligero cambio. El castaño cada vez se comportaba con mayor naturalidad a su alrededor y su ceño fruncido disminuyó hasta desaparecer de su rostro, dando paso a las sonrisas. ChanYeol se sentía flotar cada vez que BaekHyun se giraba y le sonreía radiantemente, lo que producía que sus ojos se cerraran en forma de medialuna.

No obstante, se tenía que haber olido que no todo sería tan fácil como parecía. Durante los primeros días de vacaciones de Navidad no pudo ver a BaekHyun, pero todo fue compensado por aquella cita tan maravillosa que tuvieron. Cuando juntaron sus labios después de tanto tiempo, ChanYeol sintió que todo estaba bien, que así debería haber sido desde el principio. Pero al igual que todo fue perfecto, el momento se rompió en un chasquear de dedos.

Cuando vio a ChanSung y JinWoon salir de ese callejón supo que Kris no le dejaría ir tan fácil. Debía haberlo sabido. Obviamente no estaba orgulloso de que BaekHyun hubiera presenciado eso, mucho menos de que el bajito hubiera intentado meterse para defenderlo.

Al dejarlo en su casa se dio cuenta de que aquello afectaría un montón a lo que se había esforzado tanto por construir, lo vio en sus ojos. ChanYeol solo pudo maldecirse una y otra vez.

***
Al día siguiente intentó llamar a BaekHyun un sin fin de veces, pero nunca consiguió que el castaño contestara, yendo a parar siempre al contestador. Se pasó todo el día en la cama sin ganas de hacer nada, ni siquiera se levantó para darse una ducha y el único esfuerzo que hizo fue el de ir a la cocina para comer algo.

Estuvo pensando. Pensó en la manera de conseguir poder hablar con BaekHyun  y explicarle qué había sido todo eso, necesitaba explicarle y así, quizás, el bajito entendiera y todo podría volver a estar como antes.

El día siguiente a ese, se esforzó por levantarse y darse al menos una ducha y cuando recibió una llamada de Kris, una furia atronadora lo invadió. Él solo, sabía que no podía hacer nada contra su Jefe, al menos no físicamente. Sin embargo, tras varios años bajo su mando, conocía bastante bien el funcionamiento de Kris, aunque este a veces era algo impredecible. Y empezó a pensar en una forma de derrotar a Kris y liberar a todos los desgraciados que había caído bajo su control sin quererlo, como él.

Fue al Black Pearl como se lo había pedido y nunca antes estuvo tan asqueado de ver aquel edificio viejo y que parecía que se caerían en cualquier momento. Al entrar lo recibió uno de la banda que lo guio por un camino que ya conocía perfectamente. El despacho de Kris también le resultó más repugnante que de costumbre.

Su jefe estaba sentado detrás de su escritorio metálico, rodeado de las paredes mugrientas con su rostro tan serio como de costumbre. ChanYeol se quedó de pie y solo se sentó cuando Kris se lo indicó. El hombre apoyó los codos sobre la mesa y entrelazó los dedos delante de su cara. Lo escrutó con la mirada como solo él sabe hacer y ChanYeol se tensó, apretando los puños, cuando lo vio sonreír fríamente.

-¿Qué tal tus vacaciones, ChanYeol? -el pelirrojo se tragó el “hijo de puta” que amenazaba con salir de su boca. Se mantuvo callado y con ojos inexpresivos, no dejando que Kris vea cuánto le afectaba.

El hombre se levantó y le dio una mirada prepotente a ChanYeol que hizo todo lo posible por no contraer su cara en una mueca de asco.
-Ay, ChanYeol. La verdad me sorprendió mucho cuando viniste a pedir si podías dejar EXODUS -empezó a caminar-. Me sentí bastante decepcionado. Cinco años trabajando juntos, pensé que ya éramos como una familia. Decidí ser bueno y darte al menos un tiempo para ti -se paró a su lado y le puso una mano en el hombro-. Pero nunca mencionaste a un chico, eso sí que me sorprendió.

El pelirrojo en ese momento sintió una súbita corriente de pánico atravesarle el cuerpo porque Kris sabía sobre BaekHyun y eso nunca podía ser algo bueno.

-Cuando me enteré no pude evitar pensar que tenía mucho sentido que fuera ahora que me pidieras esto y no antes y debo de admitir que escogiste bien, es un chico muy guapo.

-No te atrevas a hacerle algo -murmuró entre dientes. Kris sonrió amplio como si hubiera conseguido lo que quería y ahí fue cuando ChanYeol se dio cuenta de su error: demostrar que BaekHyun le importaba.

-Yo no le voy a hacer nada -dijo apartándose de él-. ¿Acaso alguna vez le he hecho algo a alguien que te importa? -el pelirrojo no contestó. Obviamente él nunca había hecho algo, al menos no directamente, pero hizo lo suficiente para que ChanYeol aprendiera que él no amenazaba en vano.

El hombre volvió a sentarse detrás de su escritorio y esta vez su rostro se tornó duro y ChanYeol supo que los juegos se habían acabado.

-No te vas a librar tan fácil de esto ChanYeol, pero voy a ser indulgente contigo y voy a dejar pasar esto como si fuera un pequeño error. Sin embargo, quiero que sea la última vez.

El pelirrojo se levantó tras esas últimas palabras sabiendo que con ellas su jefe había dado por finalizada la reunión. ChanYeol era consciente de que la amenaza estaba implícita en toda la conversación, aunque Kris no la haya pronunciado.

Mientras volvía a la ciudad su mente estaba enfrascada en idear un plan para acabar con todo el negocio mafioso que tenía Kris, pero necesitaba ayuda. Sin quererlo acabó delante del edificio de BaekHyun. Por inercia miró hacia arriba, hacia las ventanas de los apartamentos como esperando ver al castaño por una de ellas, a pesar de que las ventanas de su piso no daban a esa calle.

Suspiró y se dijo que ya que estaba ahí al menos debía intentar hablar con él. Se acercó a la puerta y agradeció a los cielos de que esta estuviera mal cerrada sino tendría que haberse vuelto por dónde había venido. Subió hasta el piso del castaño, llamó al timbre y esperó.

La puerta se abrió y le dejó ver a un BaekHyun que no parecía tener muy buen aspecto. Tenía los ojos un poco rojos y unas ligeras manchas oscuras debajo de estos. El castaño le dio una mirada sorprendida cuando lo vio y pareció quedarse estático. A ChanYeol se le aceleró y encogió el corazón a partes iguales al verlo.

-Hola, Baek.

-¿Qué haces aquí? -ChanYeol frunció el ceño porque su voz había sonado muy apagada.

-Yo… Venía a disculparme otra vez por lo del otro día y… Lo siento mucho, BaekHyun -el bajito asintió e hizo amago de cerrar la puerta, pero ChanYeol se lo impidió-. Baek, ¿por qué no me cogiste las llamadas? -no recibió respuesta-. Verás, todo tiene una explicación, si me dejaras…

-Baek, ¿quién es? -una voz interrumpió al pelirrojo y después una cabeza se asomó por detrás del castaño. ChanYeol arrugó el entrecejo al ver a un chico un poco más alto que BaekHyun de pelo también castaño.

El chico entrecerró los ojos y después miró alternamente de BaekHyun a ChanYeol. Posó una mano en el hombro del bajito y lo empujó levemente hacia atrás. BaekHyun empezó a caminar hacia el interior del apartamento dejando al alto ahí fuera, quién intentó seguirlo para ser detenido por una mano. Volvió a fruncir el ceño al ver a ese chico impidiéndole el paso.

-Eres ChanYeol, ¿verdad? -le preguntó mientras salía fuera y entrecerraba la puerta.

-Sí, ¿por qué?

-Soy Kim MinSeok -se presentó-, uno de los mejores amigos de BaekHyun -ChanYeol abrió la boca sorprendido al reconocer ese nombre, porque si mal no recordaba así se llamaba el novio de JongDae.

-¿Eres el novio de JongDae? -esta vez fue el turno de MinSeok de lucir sorprendido.

-¿Conoces a JongDae?

-Es mi mejor amigo -explicó.

-Vaya, ¡qué coincidencia! -rió y ChanYeol se vio tentado a seguirle, pero recordó que BaekHyun estaba al otro lado de la puerta y él de verdad necesitaba explicarle todo lo que había pasado.

-MinSeok, tengo que hablar con BaekHyun, es urgente -el chico compuso una mueca triste.

-Lo siento, pero BaekHyun necesita estar solo en estos momentos -el pelirrojo intentó refutarle, pero MinSeok se lo impidió-. Dale unos días, ¿vale? No sé qué pudo haber pasado entre vosotros porque él no nos quiere contar nada, pero dale tiempo. Si de verdad le importas, acabará volviendo a ti.

ChanYeol no pudo más que creer en las palabras del chico, y con asentimiento de cabeza a modo de agradecimiento se despidió. Al salir del edificio cogió su móvil y llamó a JongDae.

-Hola, ChanYeol -le saludó alegremente su amigo.

-En el 621 en media hora.

-¿Qué pasó?

-Te cuento allí.

Desde que se hicieron mejores amigos JongDae y ChanYeol sabían que Kris podía poner perfectamente a personas para que los siguieran, de manera que habían inventado un código para decirse información que no querían que cayera en manos de Kris. El 621 era una casa abandonada que quedaba en un barrio de Seúl. Lo bueno del lugar es que estaba rodeado de viviendas y por donde pasaba bastante gente, de manera que se podían camuflar entre la muchedumbre si se enteraban de que estaban siendo seguidos.

Dejó su moto a unas cuantas calles y dio un rodeo para comprobar que estaba libre de peligro antes de entrar por un agujero que tenía la casa. JongDae ya estaba allí y le lanzó una mirada interrogativa cuando lo vio entrar.

-¿Qué pasa?

-Tenemos que acabar con Kris como sea -su amigo abrió mucho los ojos sin esperarse aquello.

-¿¡Estás loco!? -ChanYeol sacudió la cabeza y se sentó a su lado.

-Hoy me llamó Kris, sabe sobre BaekHyun -le explicó. Se ahorró decirle que probablemente también supiera sobre MinSeok, aunque le dijo otra cosa-. Y tu novio es mejor amigo de Baek.

-¿Cómo sabes eso?

-Me lo encontré hoy en el apartamento de BaekHyun.

Se quedaron en silencio, JongDae agachó la cabeza y ChanYeol sabía que estaba pensando. Muchas veces habían querido detener a Kris de alguna manera, pero nunca se atrevieron a ni siquiera pensar un plan para hacerlo. Sin embargo ahora ChanYeol estaba más determinado que nunca a hacerlo.

-¿Qué propones? -ChanYeol sonrió.

***
Eran cerca de las doce de la noche. ChanYeol y JongDae estaban escondidos detrás de un muro derruido de aquella zona, esperando a que su jefe llegara. Les había costado casi dos semanas tener su plan a punto. Hablaron con un amigo que tenían en común para que este se pusiera en contacto con JunMyeon, otro amigo suyo que era policía. Este nunca supo de que JongDae y ChanYeol participaban en actividades ilegales hasta ese momento, pero no dudó en ayudarles.

Durante ese tiempo ChanYeol volvió a trabajar para Kris como siempre lo hacía, sin levantar ninguna sospecha de un comportamiento extraño. De esa manera se enteró de que Kris iba a tener una reunión con el jefe de otro grupo que tenía sus negocios en Seúl. Les pareció el momento perfecto para tenderles una emboscada.

Consiguieron ponerse de acuerdo entre ellos y JunMyeon, aunque fue algo tedioso por tener que usar una tercera persona para ellos. No obstante, al final lograron tenerlo todo planeado para ese momento.

ChanYeol y JongDae estaban ahí para asegurarse de que Kris llegaba y no estaba al tanto de su plan. Si veían algo extraño tenían que avisar rápidamente a JunMyeon y pasar al plan B.

Todo a su alrededor estaba bastante oscuro porque solo unas cuantas farolas funcionaban por ese lugar. JongDae se había enterado de que la reunión tendría lugar en un viejo restaurante de comida china que ahora estaba totalmente abandonado como el resto de la zona. Vieron llegar a Kris y se pusieron todavía más alerta, camuflándose lo más que pudieron entre las sombras.

Obviamente su jefe no era un hombre tonto y se trajo a un buen grupo de unos diez hombres de imponente aspecto consigo por si algo pasaba. Observaron como Kris entró en el edificio y esperaron a que todos estuvieran dentro para comunicarse con JunMyeon y darle la señal de que el objetivo estaba en su posición.

Habían tenido sus dudas de si emboscar a Kris durante la reunión con el otro jefe o antes de manera que fuera más sencillo, pero JunMyeon prefirió poner más equipo en la misión y atrapar a los dos líderes. De ese modo tuvieron que también esperar a que llegara el otro antes de dar comienzo a la siguiente fase de la misión.

En cuanto el siguiente objetivo estuvo también dentro del edificio junto a sus hombres, ChanYeol y JongDae se movieron, alcanzando el viejo restaurante y entrando por un ventana situada en la parte baja que daba a un cuarto de limpieza que se encontraba en el sótano. Ese punto de entrada ya lo habían localizado porque fueron a investigar el lugar una vez que se hubieron enterado y confirmado de que iba a tener lugar ahí la reunión.

A continuación se movieron con sigilo, caminando sin hacer ruido y lo más pegado a las sombras que podían. Llegaron al piso de arriba y se agacharon detrás de una mesa que estaba caída, viendo un poco de luz que salía por debajo de una puerta situada al otro extremo de la sala.

JongDae le mandó un mensaje a JunMyeon actualizando la posición de los dos objetivos y tras unos minutos de escaneo exhaustivo de la habitación confirmando que no había moros en la costa dio visto bueno para que JunMyeon y su equipo procediera a entrar.

Los policías entraron con sigilo a pesar de ser muchos y ellos dos los recibieron también en silencio, señalando la puerta que daba a donde estaban los líderes. JunMyeon hizo un gesto con la mano indicando que algunos del grupo avanzaran hasta esa posición. Los hombres rodearon la puerta mientras que otros se situaban detrás y a la cuenta de tres irrumpieron la habitación.

Hubo un jaleo inmediato, ChanYeol pudo oír el sonido de sillas correrse y exclamaciones ahogadas y sonrió satisfecho, el elemento sorpresa había funcionado. El grupo de policías no tardó en rodear a los mafiosos con las armas arriba, apuntándolos. El grupo de veinte hombres que conformaban los dos bandos no tuvieron más opción a dejarse apresar, aunque por un momento intentaron librarse de la situación. Sin embargo, habían previsto aquello, por lo que se aseguraron de llevar un número grande de agentes para poder neutralizarlos.

JongDae y ChanYeol se quedaron en todo momento fuera del embrollo y así continuaron mientras iban metiendo uno a uno a esos hombres en los coches de policía. Su razón de quedarse aparte era sencilla, no querían que Kris supiera que ellos estaban detrás de todo eso.

A pesar de que habían conseguido que cogieran a Kris, aún sentían un miedo de que este pudiera salir algún día de la cárcel y fuera a por ellos, también lo hicieron por si algo en el plan fallaba.

Sin embargo, el alivio que sintieron cuando vieron los vehículos alejarse fue inexplicable y se permitieron sonreír con tranquilidad, dejando escapar sonoros suspiros. ChanYeol juraba que sintió como si le hubieran quitado de los hombros una gran roca que no era consciente de que estaba llevando hasta ese momento.

Y lo siguiente que se le vino a la cabeza después de eso fue BaekHyun. Ahora podía volver acercarse a él con la conciencia totalmente tranquila. Le explicaría con calma su historia, se volvería a disculpar y si aun así BaekHyun no aceptaba volver con él, se aseguraría de conquistarlo de nuevo.

Ya lo había hecho una vez, así que una segunda no sería tan difícil.

***
Habían pasado cuatro semanas desde aquella última vez que vio a BaekHyun y MinSeok le pidió que le diera tiempo. Estuvo muy tentado de llamarlo por teléfono o incluso ir hasta su piso, pero tuvo la suficiente fuerza como para controlarse.

Sin embargo había pasado un mes y consideraba que eso era tiempo suficiente. Además él se moría por volver a ver al castaño. Por eso estaba que saltaba en su sitio esperando a que BaekHyun saliera de clase.

Las vacaciones de Navidad habían acabado, así como el espantoso periodo de exámenes que le fue tan mal como podía haberle ido habiendo simplemente echado un vistazo a los temas. Esperaba que al menos a BaekHyun le hubieran ido mejor.

Sonrió cuando vio al bajito salir por la puerta y bajar las escaleras, con su rostro cubierto por su bufanda roja y un gorro de lana, todo eso haciéndolo ver endiabladamente tierno. BaekHyun iba bastante ensimismado mirando algo en el móvil, pero como si sintiera la penetrante mirada de ChanYeol sobre él, levantó la cabeza y lo vio.

Al instante, se quedó clavado en el sitio y ChanYeol podía jurar que tenía la boca ligeramente abierta sino llevara puesta la bufanda. El alto le sonrío y se acercó a paso lento hacia él.

-¿Cómo has estado, BaekHyun? -el aludido seguía mirando a ChanYeol como si este fuera una aparición y no el verdadero ChanYeol. El pelirrojo no pudo evitar soltar una risita por eso.

Sin embargo, no se esperó que BaekHyun saliera de su estado de ensoñación y saltara hacia delante, dándole un abrazo y enterrando su rostro en el hueco de su cuello. ChanYeol lo rodeó y lo estrechó más contra sí. Fue en ese momento cuando sintió que estaba todo bien, con BaekHyun entre sus brazos y sintiendo su aliento contra su cuello.

Tras unos minutos, BaekHyun se separó y se arregló la ropa y lo miró con el ceño fruncido.

-Aunque te eché de menos, tienes que darme muchas explicaciones, Park ChanYeol.

El alto asintió, sintiéndose feliz por saber que BaekHyun lo había echado de menos, al igual que él. Lo cogió de la mano y tiró de él hacia su moto. El castaño le sonrió y cogió el casco que le tendía, como la primera vez.

-Sí, tengo mucho que contarte.

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