¡¡¡Yo que pensaba que buscar piso era difícil!!!, porque cuando te pones a buscar piso te pasan cosas absolutamente increíbles, indescriptibles, inefables, vives situaciones estrambóticas que rayan con una realidad alternativa sacada de un episodio de Doctor Who.
Vale que la mitad del tiempo parezco, y probablemente estoy, atontado, apijotado, obnubilado, ataráxico, confuso y ofuscado cual Matusalén Nosferatu. Vamos que parezco agilipollado... ¿pero tanto?
Como muestra unas cuantas frases de comerciales
"Como ves este piso está muy bien ubicado y está muy céntrico" - será que está más cerca del centro de la Tierra, porque he tenido que coger cuatro autobuses, caminar media hora para llegar aquí y meterme en un ascensor que parecía sacado de mina Conchita.
Está muy bien distribuido y no tiene pérdida de espacio - y tú ves un pasillo que parece el túnel bajo el Canal de la Mancha, que solo le falta un vagón del eurostar y una azafata dándote la bienvenida con unas galletas.
Y mira aquí te podemos hacer un armario empotrado - que te vamos a cobrar por él como si en vez de un armario fueran las pirámides de Egipto con un recubrimiento de pan de oro.
Vamos a ver, no puede ser tan difícil, tan complicado. Solo quiero no tener que vender mi colección de novelas gráficas de Neil Gaiman, las cinco temporadas de Babylon 5 (aunque a Seldon no le gusten), mi taza de Yoda, la maqueta del Halcón Milenario, mi colección de figuras de Marvel y la discografía entera de Mike Oldfield (incluido el Tubular Bells 2050) para pagarlo; que no sea tan pequeño que sienta impulsos incontrolables de hacer botar una pelota de goma contra las paredes mientras silbo canciones de moda; que tenga algo más de luz que las celdas de Dol Guldur, que nos podamos cruzar dos en el salón (sin ser seres bidimensionales salidos de una ilustración de Escher)... ¿es tanto pedir?
Yo pensaba que esto era difícil, pero lo realmente difícil es... ¡¡¡comprar muebles!!!. Me voy a ver si la historia de Mad y Lux continúa...