Plantar un Bonsai
Llevo dos días sin pegar ojo, pero no porque haya tomado mucho café con leche, chocolate, té al limón o un cargamento entero de sugus de contrabando. No, vamos que sí que he comido todo eso, pero no es la causa.
La verdadera razón es que tengo pánico, ciscado de miedo estoy, lleno de congoja, atemorizado...
Hay varias cosas que todo el mundo debería hacer en su vida, leer el Quijote, escuchar a Mike Oldfield, plantar un árbol...
Y bueno, como yo tengo terraza en vez de jardín pues me dije "en vez de un árbol grande, ¿por qué no plantas un bonsai?".
Y así fue, salí corriendo a buscar unas semillas a un amigo mío, Nicolai Alexandrovich Baltinoff, traídos directamente desde Rusia me dijo. Cosa que me extrañó porque creía que la cosa de los bonsais era de origen chino, pero al parecer me equivocaba. Él me aseguró que los mejores bonsais eran rusos.
Así que cultive una semilla en una maceta y la pusé en la terraza, en un lugar con sombra para que creciese sano y fuerte.
Imaginaros mi sorpresa cuando hace dos días me di cuenta de que las semillas que me habían vendido no eran de bonsai ¡¡¡¡eran de TRÍFIDO!!!
Ahora tengo uno de esos bichos paseándose por la terraza, husmeando las puertas, las ventanas buscando el momento de entrar en casa y abalanzarse sobre mí. ¡¡¡¡Hasta Tafi tiene miedo!!!, ¡¡¡Socorro!!!